GREGORIO BARBARIGO, SAN


N. en Venecia (16 sept. 1625), recibió una esmerada formación humanística y científica. A los 18 años fue a Münster como secretario del embajador de Venecia, Contarini, ganándose la amistad del Nuncio Fabio Chigi, más tarde Alejandro VII. Alcanzó el doctorado in utroque jure en Padua, ampliando sus conocimientos en Anatomía, Matemáticas, griego y Teología. Inclinado al sacerdocio, fue ordenado en 1655. Alejandro VII lo llamó a Roma, donde cultivó la amistad de grandes sabios y se distinguió por su caridad en la epidemia de peste. Fue nombrado obispo de Bérgamo (1657), cardenal (1660) y obispo de Padua (1664). Su actividad pastoral estuvo inspirada en la de S. Carlos Borromeo (v.). La renovación espiritual y cultural del clero y la instrucción del pueblo cristiano fueron los dos polos de su celo pastoral. Celebró un sínodo en Bérgamo y dos en Padua. Con excepción del periodo 1676-70, en que Inocencio XI lo retuvo en Roma para la reforma de monasterios y como miembro de varias S. Congregaciones, permaneció constantemente al servicio de sus diócesis, visitando varias veces todas sus parroquias. Para la reforma del clero promovió los ejercicios espirituales y las asociaciones sacerdotales, amplió y renovó los seminarios elevando su nivel de estudios y dándole una directa proyección pastoral; en el de Padua, suscitó un clima misionero respecto al Oriente, creando para ello cátedras de griego y árabe. Asimismo se ocupó de dotarlo de selectos profesores y biblioteca, de un observatorio astronómico y cuidó mucho de la selección de los candidatos a las órdenes. En ambas diócesis se preocupó de la catequización del pueblo, creando centenares de escuelas de doctrina cristiana y diversas academias.
     
      La visita pastoral, ejercida hasta una semana antes de su muerte, fue el instrumento de animación y control de toda la pastoral. La caridad pastoral, la sencillez y la humildad, fueron sus virtudes más relevantes. Participó en cuatro cónclaves y en los dos últimos, 1689 y 1691, estuvo a punto de ser elegido Papa, impidiéndolo las cancillerías de Viena, París y Madrid. M. santamente el 18 jun. de 1697, con un pensamiento de S. Carlos Borromeo en sus labios: «El obispo debe morir trabajando por su Iglesia». Iniciado su proceso en 1724, fue beatificado por Clemente XIII el 16 jul. 1701. Reanudada la causa por S. Pío X, e interesado vivamente en ella Juan XXIV, fue canonizado el 26 mayo 1960. Su fiesta, incluida en el calendario universal, se anticipó al 17 de junio. Quedan en Bérgamo y Padua abundantes documentos y escritos inéditos, que actualmente van siendo publicados.
     
     

BIBL.: I. DANIELE, Gregorio Barbarigo, en Bibl. Sanct. 7,387403; Lettere pastorali..., Padua 1690; Sunin:aria de sus procesos de beatificación, Roma 1721-49; Scritti inediti, Parma 1877; S. SERENA, San Gregorio Barbarigo. Lettere e saggi, Padua 1963.

 

J. I. TELLECHEA IDÍGORAS.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991