La Biblia denomina generaciones a las listas de g. La palabra g. aparece
sólo dos veces en la Biblia, en 1 Tim 1,4 y en Tit 3,9, para significar
las series de emanaciones espontáneas de los eones en la filosofía
gnóstica (V. GNOSTICISMO) y en las especulaciones judías. Las g. son un
género literario (v.) muy conocido en el A. T. y en los escritos judíos no
bíblicos. Además de los testimonios de la Biblia (cfr. 1 Par 1-8; 9,1),
tenemos el de F. Josefo, que dice: «Ésta es la genealogía de nuestra
familia. La cito tal como la he encontrado escrita en los registros
públicos, y yo me río de los que intentan calumniarnos» (Vida, 1).
Las g. bíblicas de los personajes claves de la historia de la
salvación son: g. de Adán hasta Noé (Gen 5,1-32); de Noé (Gen 10,1-32); de
Sem (Gen 11,10-26); de Téraj, padre de Abraham (Gen 11,27-32); de Najor,
hermano de Abraham (Gen 22,20-24); de Abraham (Gen 25,1-4); de Ismael (Gen
25,11-18); de Jacob (Gen 35,23-29); de Esaú (Gen 36,1-43); lista de los
descendientes de Jacob que entraron en Egipto (Gen 46,8-27); lista de los
levitas (Num 3,14-39); g. de los jefes de lp 12 tribus (Num 26,1-51); g.
de David (Ruth 4,18,22); g. de Esdras (Esd 7,1-5); g. diversas (1 Par 1-9;
Esd 9 y 12), y, finalmente, la g. de Jesús (Mt 1,1-17; Le 3,23-28; v. III).
Tipos de genealogías. No todas las g. bíblicas están presentadas de
la misma forma. Normalmente se distinguen tres tipos: a) La simple lista
genealógica. Puede tener variedad de formas literarias: 1. Simple
yuxtaposición de nombres, como en 1 Par 3,10-16; los nombres no tienen más
lazo de unión que el título de hijo suyo. 2. Los nombres van enlazados por
el verbo engendrar; es la forma más común de presentar las g. de simple
lista (1 Par 5,30-40). 3. Se enumeran los nombres de la lista, pero con
una detención en cada eslabón de la cadena, para decirnos los años de vida
y los hijos que engendró, además del primogénito por el que se continúa la
g. (Gen 5); esta forma de g. lineal es propia de los documentos
sacerdotales del Pentateuco (v.); son listas esquemáticas, que pretenden
llenar un largo periodo de historia vacía. b) La genealogía ramificada. La
enumeración parte de un tronco y se va extendiendo no en línea vertical a
través de un solo descendiente, sino por todas las ramas salidas del
tronco. Así, al final, el cabeza de tribu aparece como un árbol frondoso
rodeado de ramas que se extienden hasta la cuarta y quinta generación. Un
caso clarísimo de este tipo de g. lo ofrece el cap. 10 del Gen. c) La
genealogía título. Algunos relatos del Génesis (v.) se encabezan con la
frase «éstas son las generaciones (en hebreo tólédót) de ...» (Gen 6,9;
11,27; 25,19; 35,29; 37,2; 49,33). Y a continuación nos encontramos no con
una lista genealógica, sino con una historia primitiva de un Patriarca.
Algunas traducciones de la Biblia vierten el tólédót por `historia', en
lugar de 'generaciones'. Esta misma palabra, tólédót, la hallamos
introduciendo el relato de la creación (Gen 2,4) y la historia de Adán
(Gen 5,1)- -
Estructura literaria de las genealogías. Todas las listas
genealógicas tienen un esquema literario uniforme. Los nombres van
trabados entre sí por el verbo engendrar (yadad) o por el sustantivo hijo
de (bén). Algunas, particularmente las del Gen, concentran un largo
periodo de años, vacío de tradiciones primitivas con que tejer la
historia. Otras listas agrupan alrededor de un personaje pueblos y tribus
que se relacionan entre sí no por el parentesco natural, sino por otras
afinidades: territorio, dominio, etc. (cfr. Gen 10,1-32). Otras pretenden
sólo unir a algún personaje principal de la historia de Israel con sus
antepasados; así las de David y Esdras. Otras quieren demostrar la pureza
de sangre judía de las familias de Israel: son las g. de los libros de las
Crónicas (v.) y Esdras, ya que para los que volvían del destierro era algo
esencial poder demostrar su origen israelita, y mejor aún levítico, pues
al que no podía demostrar su ascendencia judía no se le reconocía como
miembro del pueblo, ni se le admitía para el servicio del Templo (Esd
2,59-62; Neh 7,64).
Están compuestas con un esquematismo frío, numeral; pero
probablemente este esquematismo numérico era algo querido expresamente
para facilitar la memorización de las listas. Los números 10 y 70 (=10X7)
son los que más abundan en las g.: se habla de 10 Patriarcas antes del
diluvio, y 10 después (v. PATRIARCAS I): 70 son los descendientes de
Benjamín y 70 los de Judá (1 Par 2,3.55; 8,1-28), etc. Estos números,
particularmente el número 7 y sus múltiplos, tenían un simbolismo
religioso para los hebreos (V. NÚMERO II).
Estas g. están redactadas, además, con mucha libertad histórica, y
han sido retocadas, abreviadas o ampliadas, según los casos, por los
escritores posteriores. Los nombres que componen las listas genealógicas
del Gen son muchas veces nombres de pueblos, de tribus; y resulta con
frecuencia imposible situar a algunas personas nombradas en ellas. Todo
ello se entiende fácilmente si atendemos a la finalidad con que dichas
genealogías están redactadas.
Finalidad de las genealogías bíblicas. El objetivo de los autores
sagrados, particularmente de los de la escuela sacerdotal (a excepción de
1 y 2 Par, Esd y Neh, que tienen un objetivo muy particular), al
introducir las listas genealógicas en sus libros, parece ser el llenar
vacíos históricos y demostrar la unidad del género humano, destacando el
puesto preeminente que ocupa Israel en la historia mundial. Israel, para
el A. T., es el centro de toda la historia de la humanidad; ha heredado la
promesa de salvación que se expande desde él a todas las naciones (V.
SALVACIÓN II).
La historia no se ve como una sucesión de hechos más o menos
relacionados entre sí, sino como una intervención continua de Dios en el
devenir del mundo, concretada en una promesa y en una bendición. La
promesa, y la bendición se van trasmitiendo a los hombres por la misma
trasmisión de la vida, por la generación. La historia, para la Biblia, es
una cadena de generaciones, de personas que han heredado la bendición
divina y que deben conservar y trasmitir a sus descendientes.
Dentro de esta concepción, el primogénito adquiere un valor
preponderante, ya que es él el heredero de la promesa y bendición; es el
anillo por el que sigue trasmitiéndose la historia (v. PRIMOGENITURA).
El hecho fundamental en la trasmisión de la promesa y la bendición
es la generación. El verbo engendrar es el verbo de la historia religiosa
judía. Por eso, es el verbo que enlaza las personas, los pueblos, unifica
las tribus y garantiza la trasmisión auténtica de la promesa. El verbo
engendrar no significa sólo la comunicación de la vida humana, sino ante
todo, y como valor principal en la Biblia, la trasmisión de la bendición
divina. La generación para trasmitir la bendición no es necesariamente la
carnal, puede ser la del espíritu o de adopción. Lo importante en el
engendrar es que un ser (hombre, familia, tribu, pueblo, nación) entre a
participar, de la forma que sea, en la bendición de Yahwéh.
V. t.: III;>CRONOLOGÍA II.
BIBL.: 1. LIVER, Genealogías, en
Enc. Bibl. 111,749-753; F. PRAT, Généalogies, en DB 111,159-166; art.
Généalogies, en Catholicisme, IV,1811 ss., París 1956; 1. RAMOS GARCÍA,
Las genealogías genesiacas y la cronología, «Estudios bíblicos» 8 (1949),
327-353.
S. GARCÍA RODRÍGUEZ.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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