Una de las más eminentes figuras del episcopado africano, protagonista de
los dos últimos libros de la Historia persecutinis Wandalicae de su
contemporáneo Víctor de Vita. Elegido obispo de Cartago en el a. 477,
después de 24 años de sede vacante, se impuso a la veneración pópular por
la santidad de su vida y generosidad de sus limosnas; pero la envidia del
clero arriano (V. ARRIO y ARRIANISMO) provocó la persecución de Unnerico.
En mayo del a. 483, el rey vándalo convocó en Cartago a todos los
obispos católicos, para que sostuvieran una discusión teológica con los
obispos arrianos. E. aceptó el encuentro, pero pidió que fueran también
invitados los obispos del otro lado del mar; con esta petición quería
mostrar que todo el episcopado estaba con él, y deseaba también que
asistieran obispos que no temieran las posteriores represalias de Unnerico.
Sus peticiones no fueron aceptadas, sino que, al contrario, el rey intentó
alejar también a aquellos obispos africanos que por su inteligencia y
ciencia podían estorbar sus propósitos. El 1 feb. 484 con la presencia de
466 obispos tuvo lugar la discusión querida por Unnerico. Como era de
prever se resolvió en una cruel burla a daño de los obispos católicos, los
cuales privados del derecho de libre discusión, fueron condenados a la
fustigación, y alejados de sus sedes. A E. no le quedó otra alternativa
que la de redactar una Declaración de fe, que la firmaron todos los
obispos católicos, y que fue recogida por Víctor de Vita (0.c. en bibl. II,36-101;
cfr. Genadio de Marsella, De scriptores ecclesiasticis, 97: PL
58,1116-1117).
Fueron tremendas las atrocidades cometidas entonces por los
arrianos. Fueron asesinados más de quinientos clérigos, entre los cuales
el archidiácono Salutare, los diáconos Murita, Bonifacio y Servo, el
subdiácono Rústico, los monjes Liberato, Rogato, Séptimo y Máximo, muchos
jóvenes lectores, e incluso doce niños cantores. E. fue desterrado al
desierto, siendo puesto bajo la vigilancia de un obispo arriano
particularmente despiadado. Antes de partir para el destierro dirigió a su
Iglesia una espléndida carta exhortando a sus fieles a ser fuertes en la
fe. Esta carta ha llegado a nosotros a través de Gregorio de Tours, y es
considerada como su testamento espiritual.
Más incierta es la historia de los últimos 20 años de su vida,
porque la historia de Víctor de Vita termina el a. 484. De todas formas se
da por cierto que E. fue llamado por el rey Guntamondo (484-497) y que
intentó convencer al rey para que también volviesen los demás obispos
católicos desterrados. En el 495 el papa Gelasio (v.) lo indicaba como un
admirable ejemplo de fortaleza en las persecuciones (PL 59,73).
Gregorio de Tours, (v.), que conoció también una antigua Passio de
E., hoy desaparecida (In gloria martyrurn. 57), cuenta que fue también un
confesor en la persecución de Trasamondo (497-523), y que después de una
fingida condena a la decapitación, fue desterrado a la isla de Albi, en
Aquitania, donde reinaba el arriano Alarico 11. Según Víctor de Tunnuna m.
en esta ciudad el a. 505, y su sepulcro, puesto en el Vicus Vincianus (hoy
Vieux), fue muy pronto objeto de veneración, y célebre por los milagros
que en él se obraron. Otra tradición representada por una Passio no muy
anterior al s. xi (cfr. Bibliotheca Hagiografica Latina, 2680) lo indica
sepultado en la isla de Bergeggi, junto a la costa de Liguria, donde, en
efecto, existe una iglesia dedicada a un S. Eugenio y documentada desde
finales del s. x (Kehr, Italia pontificia, VI,2,355); pero es bastante
seguro que se trata de otro E., monje, y no del obispo de Cartago.
El antiguo calendario cartaginés celebra su fiesta el 5 de enero
(Acta Sanct. Noviembre 11,1,71); el Martirologio Jeronimiano lo lleva al 1
de febrero (ib. 11,2,72); y finalmente Floro, Adón, Usuardo y el
Martirologio Romano (v. MARTIROLOGIO) lo festejan el 13 de julio, junto
con los citados mártires cartagineses, y con un elogio recogido de los
textos de Víctor de Vita (cfr. Propilaeum ad Acta Sanct. Decembris, 284).
V. t.: VÁNDALOS.
BIBL.: VÍCTOR DE VITA, Historia
persecutionis Wandalicae, II y III, en MGH, Auctores antiquissimi, III,13-58;
VÍCTOR DE TUNNUNA, Chronica, ih. XI,194; GREGORIO DE TOURS, en MGH,
SCriptores rerum Merovingicarum, 1,40-45; Bibliotheca Hagiographica
Latina, 2678-2681; Acta Saint. Julio H1,463-483; F. LANZOM, Le diocesi
d'ltalia, 689-701; P. DE LABRIOLLE, L'Église et les Barbares, en Fliche-Martin,
IV,381-384; G. LuCCHESI, Eugenio di Cartagine, en Bibl. Saint. 5,186-189.
GIOVANNI LUCCHESI.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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