EDUCACIÓN ESTÉTICA Y ARTISTICA.


Conceptos. La Estética (v.) es una rama de la ciencia de los valores que trata de lo bello en su más amplio sentido. Lo bello, junto con lo bueno y lo verdadero, son categorías esenciales que, como es obvio, deben ser consideradas en cualquier desarrollo educativo. Dar un concepto bastante acertado de lo que es e. estética será tanto como averiguar qué lugar debe corresponder al desarrollo del sentimiento estético en el proceso perfectivo integral humano. La formación estética no debe darse separada de la e. intelectual, volitiva o sentimental, ya que de éstas precisamente depende el conocimiento, la apreciación y el sentimiento de lo bello. Concretando más, e. estética es, por un lado, la formación del buen gusto para la feliz percepción y enjuiciamiento de la excelencia de las cosas, y, por otro, la preparación para la creación de los objetos bellos. «Cualquiera que sea el concepto que se tenga de una educación estética, siempre puede afirmarse que toca a un orden elevado y noble de la vida y supone un grado de perfección superior a la de la cultura general» (R. Blanco, Teoría de la educación, II). No debe ser confundida con la e. artística, ya que ésta queda comprendida dentro de aquélla. La e. estética abarca todo lo bello, bien sea natural o artificial, mientras que la e. artística se ocupa solamente de la belleza artificial.
     
      La belleza (v.), pues, categoría esencial, conduce a la consideración del sentimiento estético, «sentimiento del absoluto aplauso o desagrado, según Nahlowsky, libre de todo extraño interés; conforme a ese sentimiento, el objeto se llama hermoso o feo». Es una reacción de matiz afectivo ocasionada por medio de la contemplación, sea ésta visual, auditiva, etc. El sentimiento estético cubre muchas formas: lo bello, lo elegante, lo bonito, lo interesante, lo trágico, lo gracioso, etc. Además, puede cambiar con el tiempo, con el grado de cultura, con las razas y con otros factores. La pintura y la música, p. ej., se han desarrollado de tal modo hoy, que para apreciar y encontrar deleite en algunas obras se precisan conocimientos específicos muy profundos. Los efectos de la e. estética, dentro de la complejidad de una e. integral, son muchos y muy valiosos. Produce una formación armonizada, salvando el peligro de una e. en exceso intelectualizada o sentimental. El sentimiento estético, sentimiento elevado y noble, puede favorecer la oposición personal frente a un ambiente inferior. La e. estética imprime una elegancia y un buen gusto característicos. «La formación estética, además, siempre encamina al alma a la hermosura de la virtud y ayuda a las ideas y sentimientos religiosos» (C. Sánchez Buchón). «No hay más camino para hacer racional al hombre sensitivo que hacerlo antes estético» (Schiller). Sin llegar al extremo de algunos autores (Reád afirmaba que la e. estética no deberá ser una materia más del programa escolar, sino el alma de todo el proceso formativo), sí debemos hacer capaces a nuestros alumnos de percibir y gustar el arte y de apreciar la hermosura de la Naturaleza.
     
      Fue a finales del siglo pasado, en algunas ciudades alemanas, donde parece ser que empezó el movimiento de preocupación por la formación estética de los niños. Se editaron revistas, manuales ilustrados, láminas para decorar las aulas, se celebraron congresos y se prepararon exposiciones con realizaciones artísticas infantiles. El movimiento fue pronto extendiéndose por los demás países y hoy es difícil encontrar uno que no haya incluido el aspecto estético en sus cuestionarios educativos. Ha sido, en efecto, general el reconocimiento de la trascendencia del factor estético dentro de la e. integral, pero ello no ha supuesto ni mucho menos la misma igualdad de criterio a la hora de asignar un papel u otro a lo estético en esa e. Junto a las dos tendencias que-ordinariamente han destacado los autores especializados, e. para el arte y e. por él arte, se ha señalado una tercera, e. a través del arte, que no se opone a las anteriores (J. Costa Ribas, Educación estética, en Diccionario de Pedagogía, Barcelona 1964, 302).
     
      La e. estética y artística sigue obteniendo en los más recientes planeamientos educativos plenas garantías de continuidad. Han afirmado recientemente los teóricos de la e. que el objetivo esencial de ésta debe ser el perfeccionamiento de la capacidad de expresión y de comprensión verbal, matemática, plástica y dinámica. La capacidad de, comprensión y de expresión plástica se desarrolla a través de la actividad técnica y artística y la capacidad de comprensión y de expresión dinámica, principalmente por la actividad musical, dramática y rítmica en general. El dominio de estas diferentes formas de lenguaje parece constituir hoy el elemento más general y necesario de la enseñanza, mientras ocupan un lugar opcional o profesional los contenidos referentes al mundo circundante, las materias científicas y las técnicas. Ciertamente, «el valor educativo de la expresión radica en ser la culminación de un proceso intelectual que desemboca en un conocimiento o en una habilidad» (V. García Hoz, La educación en el mundo actual. La actividad expresiva, «Rev. Española de Pedagogía» 107, Madrid 1969, 227).
     
      Medios de la educación estética. No puede ponerse en duda que el gusto estético se consigue por medio de la e. Si no -es de un modo provocado y sistemático, la capacidad del hombre para la apreciación y la realización de la belleza en la Naturaleza y en el Arte no llega a desarrollarse convenientemente. ¿Cómo lograr este desarrollo? ¿Qué medios utilizar? Puede lograrse el desarrollo de la capacidad estética con estos medios: a) Buscando en el hogar, lo mismo que en la escuela, un ambiente favorable que transpire orden, limpieza, gusto y belleza. Las investigaciones que se han hecho sobre la evolución del factor estético concluyeron que la verdadera comprensión del arte casi nunca tiene lugar antes de la pubertad; pero ello no debe ser obstáculo para que en etapas anteriores se realice esta iniciación a que hemos aludido y otras que despertarán sin duda el gusto estético de los educandos. Si el hogar en que el alumno vive está ordenado y limpio, si el edificio escolar es atractivo y es bella la decoración de sus paredes, se lleva ya un buen trecho adelantado para que en los educandos pueda desarrollarse eficazmente la capacidad estética. La escuela debe luchar muchas veces contra la vulgaridad del medio, erigiéndose como modelos de buen gusto. b) Habituando a los jóvenes a contemplar y apreciar acertadamente las bellezas naturales y las reproducciones de los hombres. El estudio directo (no en los libros ni siquiera en las láminas) de la Geografía y las Ciencias naturales, puede provocar fácilmente el goce de las bellezas naturales; las oportunas indicaciones y la selección de los focos de interés estético serán cometidos del educador. En las poblaciones importantes, la existencia de monumentos, museos, exposiciones y otras oportunidades facilitan considerablemente al docente su tarea. En las primeras fases de este proceso educativo el maestro hará que los alumnos reparen en las características más notables de las obras y en los pormenores o conjuntos que con más nitidez delatan lo estético. El proceso seguirá más tarde su cauce normal; el encanto de lo bello y la emoción artística irán posándose en los educandos cada vez con más facilidad y el autocultivo puede ser aquí un hecho real.
     
      Aparte las oportunidades que ofrecen las bellezas naturales y las manifestaciones artísticas, también en las distintas disciplinas que forman el contenido educativo escolar se pueden encontrar ocasiones o materias que ayuden en la formación del sentimiento estético. Recordemos, p. ej., el magnífico efecto que puede producir la Literatura. El objetivo de la e. literaria (dentro del área de «expresión verbal») es desarrollar en el educando el goce estético, el cual se origina de la expresión bella de las propias ideas o de la captación de la obra que realizara otro. La expresión literaria elegante es difícil de lograr en la primera enseñanza; sin embargo, el niño capta la belleza muy pronto, y puede, por lo menos, apreciar con acierto el airoso lenguaje de las obras literarias. En la enseñanza media la percepción de esta belleza debe ir acompañada del conocimiento de las obras más notables de la Literatura nacional y universal y de la expresión de un estilo personal con algún valor artístico. En la enseñanza superior habrá que añadir el conocimiento histórico de las obras, su estudio filológico, experiencias de crítica literaria, dramatizaciones libres, recitales, etc. Asimismo, con referencia p. ej., a la e. musical (capítulo esencialmente formativo, dentro del área de «expresión dinámica»), advertiremos que sus objetivos, en una primera fase, son preparar el espíritu del alumno para que adquiera conocimiento y gusto de la buena música y lograr que aprenda la ejecución (palabra, ritmo y melodía) de determinadas creaciones musicales: canciones populares, patrióticas, artísticas, etc., y hasta que «cree» su música. Se ha comprobado que todos los niños sienten una natural inclinación por la música. La e., pues, debe saber encauzar esa afición y no anularla ni menguarla. Lo conseguirá con una formación rítmico-vocal-tonal adecuada.
     
      Educación artística. Como ya se ha dicho, queda comprendida dentro de la e. estética y se interesa por la belleza artificial, realizada por el hombre, prescindiendo de lo bello natural. Para Paulsen su incumbencia es «desarrollar la inteligencia y el interés por las obras de arte y de la poesía». El arte y la poesía no deben considerarse solamente como distracción o pasatiempo de unos cuantos privilegiados, sino que, como medio idóneo de elevación espiritual, deben hacerse llegar a la gran masa que vive marginada de todo goce que no sea sensual. Son tareas de la escuela en este sentido, tanto el desarrollo de la actitud pasiva (e. por el arte), en la que cabría la formación del gusto artístico (apreciación y sensibilidad estéticas), cuanto el desarrollo de la actitud activa, (e. para el arte) en orden a la creación artística y a la estimulación de vocaciones. Y ello con referencia a las áreas de expresión verbal, plástica y dinámica, en las que queda enmarcada la educación artística.
     
      La naturaleza de los diferentes dominios artísticos (palabra, sonido, forma y movimiento) conducirá a otros tantos planteamientos educativos; sin embargo, es posible dar unos principios docentes de carácter general y evolutivo: 1) Durante la fase de la formación artística que podemos llamar preparatoria (hasta los 10 años) se atenderá fundamentalmente a inculcar en los alumnos los hábitos de limpieza, porte correcto, buenos modales y trato cortés con las personas. Con esto los alumnos irán tendiendo poco a poco hacia el arte. Preparan también, para poder entender más afinadamente la obra de arte, los ejercicios de tipo sensorial (distinción de colores, de formas y de sonidos). Debe también practicarse el modelado, juegos de construcción, dibujo con muestra y libre, cantos, danzas y otras muestras parecidas de arte elemental. 2) Desde los 10 a los 14 años se practicará ya la declamación, la composición escrita, el dibujo artístico en lápiz y en color (con modelos y del natural), etc. En una palabra, las actividades artísticas de las áreas verbal, plástica y dinámica. Las técnicas artísticas aún no tienen cabida en la escuela a esta edad. El Arte deberá estar en contacto con la Naturaleza y con la misma vida. La espontaneidad de los alumnos deberá respetarse siempre, pues el Arte es ante todo personal y libre. 3) Normalmente, es a partir de los 14 años cuando los alumnos están ya bien dispuestos para poder gustar de una obra literaria en prosa o en verso, disfrutar ante un lienzo valioso de museo, una escultura clásica, una creación musical, o ante la fachada de algún artístico edificio. Resulta sumamente conveniente la representación de obras de teatro, la declamación y la interpretación de piezas musicales por los alumnos. Y aquí ya tienen plena cabida las técnicas artísticas aplicadas a las actividades expresivas de tipo verbal, plástico y dinámico que tengan matiz artístico. El contacto con las obras bellas o con la reproducción de las mismas resulta necesario y muy positivo. En cualquier caso debe aparecer el oportuno comentario histórico y crítico del profesor respectivo.
     
      V. t.: ESTÉTICA; ARTE.
     
     

BIBL.: R. J. CLOT, La educación artística, Barcelona 1961; J. GARCÍA YAGÜE, Educación artística, en Diccionario de Pedagogía, Barcelona 1964; Cuestionarios de Arte, «Rev. Española de Pedagogía» 41, Madrid 1953; H. READ, Educación por el arte, Buenos Aires 1955; R. HUBERT, La educación estética, en Tratado de Pedagogía general, Buenos Aires 1965; E. MARTíNEz, Derecho del niño a la educación estética, «Rev. Bordón» 147, Madrid 1967J. RODRíGUEZ, El arte del niño, Madrid 1959; G. DOBBELAERE, Pedagogía de la expresión, Hospitalet 1964; M. MARANGONI, Para saber ver. Cómo se mira una obra de arte, Madrid 1945; A. STERN, Comprensión del arte infantil, Buenos Aires 1962; J, MARITAIN, Arte y Escolástica, Buenos Aires 1945; E. MEUMANN, Sistema de estética, Buenos Aires 1947; 1. WOINAR, Esthétique et Pédagogie, París 1963; M. CASOM, L'arte e 1'educazione all'arte, Brescia 1961.

 

D. DEL RÍO SADORNIL.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991