CISTERCIENSE, ESTILO


A la muerte de S. Bernardo (1153), eXIstían 393 fundaciones de la reciente reforma benedictina, llamada de los Monjes Blancos o Bernardos. Su entusiasta devoción hacia la Virgen, unida muy de cerca a su finura espiritual y férrea disciplina, impusieron cambios radicales en las formas arquitectónicas y, más de lejos, en las escultóricas, visibles en el siglo siguiente; pues de momento la escultura sufre una regresión, por la prohibición de tallas figuradas en capiteles y portadas, condenables a su modo de ver, tanto por impúdicas e inmorales como por incomprensibles: «Si no os avergonzáis de semejantes inepcias, doleos del dinero que malgastáis en tallarlas»; curioso cambio de una simbología útil, hasta su desconocimiento perfecto, comprobable por la enumeración despectiva de cuerpos varios con una cabeza y otros únicos con cabezas múltiples; animales mixtos de varias especies, como los centauros, serpientes y avichuchos dañinos y molestos, leones feroces, tigres manchados, «sólo aptos para distraer a los monjes, que leen en los claustros». Vegetales, en los capiteles, alguna vez cabezas, en las ménsulas, arquillos entrelazados o dientes de sierra, en las arquivoltas, y canes de rollos, en los tejaroces, constituyen la decoración; muchos templos quedaron sin talla ninguna. La consecuencia es un estilo esencialmente arquitectónico, en contraposición de la precedente reforma clunicense (v.), sin pinturas murales ni vidrieras coloreadas. Sin embargo, difundieron ciertas imágenes: la Virgen Nodriza, la Asunción y la más típica de la Virgen Protectora o de Misericordia. De clausura cerrada y abadías autónomas, encierra en cada una cuanto necesita, y utiliza sus monjes como tracistas, constructores y tallistas, con pauta prefijada y ordenación rígida: claustro de un solo piso (después agregan otro); a un costado se tiende la iglesia; llenan la crujía contigua la sacristía, la sala capitular y la biblioteca; en el ala frontera de la iglesia están el calejactorio, único lugar caldeado, el refectorio (perpendicular al claustro) y la cocina con sus dependencias; llenando el ala última la cillería, conjunto de locales de bodega y almacén de frutos, todo encerrado y aun encastillado. Sobre la crujía de la sala capitular y biblioteca va el dormitorio, en comunicación con la iglesia, por la oración nocturna de los monjes.
     
      Se inspiran todos los templos en su primera fundación, Citeaux (v.) (Cistercium), que tuvo iglesia de tres naves y cabecera plana, o en Clairvaux (Clara Vallis), fundada por S. Bernardo en 1115, con girola y capillas radiales (v. GóTICO). En principio, la nave central tuvo cañón apuntado y aristas las laterales, como era usual en Borgoña, pero sin tribuna encima (v. ROMÁNICO). Pronto aceptan la novedad de las crucerías y abundan los monasterios comenzados en una forma y terminados en otra, por coincidir la construcción con los primeros ensayos góticos; por ello son los principales propagadores del estilo. Consiguen concepciones grandiosas en sus templos; así Poblet (v.) (Tarragona), con cañón apuntado en la nave, o Veruela (Zaragoza), de crucerías atrevidas y simples nervios sin molduras, ambas con girola, o La Oliva (Navarra) de cabecera recta.
     
      Quizá más importantes son los claustros, abovedados en gótico y con múltiples ensayos de crucerías en los ventanales; está cuidada la sala capitular, con pilares o columnas, como soportes de las bóvedas, y puerta y ventanas hacia el claustro (con un apoyo el femenino de Cañas, en Logroño; dos tiene Rueda de Ebro, en Zaragoza; cuatro, Veruela); la biblioteca tiene siempre doble nave, cubierta por crucerías, como la sala capitular; el refectorio lleva cañón en Poblet, Rueda de Ebro... o crucería en Huerta (Soria); la cocina es central y cuadrada, rodeada en los tipos más ricos por una especie de pasillo, con boveditas góticas; la cillería y el dormitorio llevan techos de madera sobre arcos: todo ello tan perfecto y fino, cuando la proporción está lograda, que vale de modelo a los grandes templos: catedrales de Lérida, Burgo de Osma, Sigüenza; comienzo de las de Burgos y Cuenca... y a los grandes salones civiles de los castillos y palacios, que por entonces comienzan a ser suntuosos. Eligen para emplazamiento lugares húmedos, mejor pantanosos (Bernardus valles, colles Benedictus amabat), que desecan y están próXImos a canteras, lo que define su geografía española en derredor de la Meseta de Castilla y de la depresión del Ebro. La construcción comenzó siempre por una pequeña capilla (muchas veces conservada) y un albergue provisional; seguida de la gran construcción, pausada y lenta.
     
      Además de las casas matrices francesas fueron famosas La Ferté (1113), Fontenay (1119), Fontfroide (1146); en Bélgica, Villers (1146) y Aulne (1147); en Italia, Fossanova (1135), Chiaravalle (1136), Casamari, en Subiaco (v. SUBIACO, MONASTERIO DE) (1140, S. Pablo delle tre Fontane, de Roma (1137); en España compiten para la primera fundación Moreruela (1131 con iglesia existente, 1168, en Zamora) y la Oliva (1134, iglesia comenzada, 1164); a más de las citadas Fitero e Iranzu (Navarra), Santes Creus (v.) (Tarragona); los femeninos de Las Huelgas (v.), en Burgos, S. Andrés del Arroyo (Palencia), en Inglaterra, Fountains Abbey (1135), Waverley (1128); en Alemania son típicos los nombres Marienburg, Marienfeld, Mariental, de lugares de la Virgen, añadiéndose otros muchos más; Irlanda, Suiza, Bohemia, Polonia, Hungría, Países Bálticos y Austria «incontables como las estrellas» y en ruinas la mayoría. Fundada en España (1157) la Orden Militar de Calatrava por S. Raimundo de Fitero (v. ÓRDENES MILITARES), debemos incluir los castillos de la frontera del Tajo, a ellos encomendada: Calatrava la Nueva (1217), Alcañiz, Zorita de los Canes (sobre otro musulmán), Guadalerzas, Alarcos, Las Navas de Tolosa, etc., todos del s. XIII.
     
      V. t.: CISTERCIENSES; ROMÁNICO, ARTE.
     
     

BIBL.: P. ANSELME DIMIER y 1. PORCHER, L'Art Cistercien-France, París 1962; L. TORRES BALBÁS, Arquitectura Gótica, en Ars, Madrid 1952; L. RIÉAU, L'Art du Moyen Age, en L'évolution de 1'Humanité, sec. II, vol. IV París 1951; E. LAMBERT, L'art gothique en Espagne aux XII et XIII siécles, París 1931.

 

F. INIGUEZ ALMECH.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991