CASIODORO


Acumuló el saber profano y el teológico, la cultura latina y la helénica, la actividad civil, la científica y la religioso-monástica; junto con Boecio (v.) y, sobre todo, Isidoro de Sevilla (v.), integra la tríada más representativa del espíritu del s. VI.
      Vida. Magnus Aurelius Cassiodorus Senator n. ca. 485 en Squillace (Calabria) en una familia de origen sirio. «Muy joven» (Casiodoro, Variae, 9,25) inició el cursus honorum con el cargo de consiliarius praefecti, para recorrer después todos los peldaños: cuestor (506), cónsul (514), magister officiorum (523), prefecto del pretorio (533) y, tras la dimisión, patricius (Variae, 6,5; 9,24; 10,28; etc.). Aunque siempre profesó la fe católica, desde la muerte de Teodorico el Grande (v.), con quien había colaborado estrechamente, se intensificó un proceso de conversión que se manifiesta con todas sus consecuencias al retirarse de la vida política; desengañado de la vida mundana tras la muerte de Amalasunta, madre de Atalarico, las intrigas palaciegas y las intromisiones de Justiniano en los asuntos del gobierno de Rávena, pasará el resto de su vida dedicado a la oración y al estudio en Vivarium, monasterio fundado y ricamente dotado por él en su pueblo natal, si bien no fue sacerdote, ni probablemente, tampoco monje. Después de su muerte a los 93 años, recibió culto de alcance regional. Su nombre figura inscrito en la hagiografía itálica; Beda el Venerable (In Esdram, 2,7) y Alcuino (Versus de Sanctis Eborae, 1545) le proclaman doctor Ecclesiae, título de resonancia literaria más que litúrgica.
      Escritos. Antes de su conversión escribió las siguientes obras, que podemos catalogar como escritos del hombre de Estado: De origine actibusque Getarum, panegírico de los reyes godos Teodorico, Eutarico y Atalarico. Chronica, lista consular precedida de una cronología mundial. Historia Gothica, en 12 libroS. Variae, colección de diversos documentos oficiales: 1) edictos dirigidos a todo el pueblo o a una provincia, y rescriptos, respuestas a cuestiones jurídicas planteadas por magistrados (libros 1-V; VIII-XII); 2) cartas de nombramiento de funcionarios y de recomendación escritas al Senado (libros 1-VI); 3) correspondencia diplomática entre los ostrogodos y la corte bizantina (comienzo de los libros VIII y X). Componen la única colección de cartas oficiales (litterae), o más exactamente epistolae, oficiales que merecen un puesto en la historia de la literatura.
      Como libro 13 de esta obra figura un tratado, De anima, resumen conciliatorio de las doctrinas anteriores (Platón, estoicos, Tertuliano, S. Agustín, Claudiano, etc.) sobre el alma. Este libro señala el tránsito de C. del género literario al espiritual, de su periodo político al monacal. A éste pertenecen: Institutiones, en dos libros, introducción al estudio de la teología y S. E. el primero, y compendio-introducción de las siete artes liberales el último; con esta obra, la más importante de las suyas, trata de compensar el fracaso de su proyecto de abrir en Roma una escuela superior de Teología en colaboración con el papa Agapito (535-536). Un Comentario gramatical, literario, ascético y teológico de orientación alegórica sobre los salmos, cuya fuente primera son las Enarrationes agustinianas. Historia ecclesiastica tripartita, resumen de los historiadores griegos Sócrates, Sozómeno y Teodoreto. Numerosos comentarios a los libros bíblicos (Complexiones in epistolis apostolorum: todo el N. T., excepto los Evangelios; Expositio epistolae ad Romanos, Librorum Regum, etc.); se le viene atribuyendo un Comentario al Cantar de los Cantares, pero, al parecer, es de origen hispano, probablemente isidoriano (cfr. A. C. Vega en bibl.); Hagiografias, Florilegios dogmáticos, Regula monasterii y, poco antes de su muerte, De orthographia, compendio de las reglas ortográficas de nueve gramáticos latinos (Cornuto, Velio Longo, Papiriano, Curcio Valerio, etc.).
      Personalidad humana, política y literaria. C. es de espíritu práctico. Puede definirse como conciliador, mediador, puente entre: 1) cultura clásica y cristiana. Así lo demuestran las traducciones, comentarios, resúmenes o, por lo menos, las citas de las obras de autores clásicos grecolatinos (Platón, Aristóteles, estoicos, Hipócrates, Galeno, Cicerón, Varrón, Tito Livio, Columela, Quintiliano, los gramáticos, etc.) y de los libros bíblicos y patrísticos (Agustín, Orígenes, Tertuliano, Jerónimo, Epifanio, Ambrosio, Padres apostólicos, etc.). Tenía sus obras completas o parciales en su Bibliotheca Romae (Institutiones saec. Litt. 6,10), la bibliotheca mea o nostra o su biblioteca personal y en la del monasterio (ib., 2,10); Institutiones divinarum et humanarum lectionum, 3,8; 4,4; 8,1,8,14,15; 11,3; 13;3; 15,6,11; 27,2; etc.). Conciliador y coleccionador enciclopédico, abarca todas las ramas del saber: S. E., teología, historia, gramática, ortografía, dialéctica, aritmética, música, geometría y astrología.
      2) Mundo romano y godo. Afanoso de llegar a su conciliación, con rectitud de apreciación o por conveniencias políticas, no ve la ruptura, sino que se empeña en resaltar la continuidad entre el Imperio romano, sus instituciones, etc., y el reino ostrogodo (v.). Para ello enlaza las tribus godas con las familias romanas por medio de una genealogía de los nobles godos (Historia Gothica, 14-15), de suerte que pudo afirmar: «originem gothicam historiam fecit romanam» (Variae, 9,25). Los fastos consulares de Roma le sirven para facilitar una genealogía y parentesco político a un cónsul del a. 519 (Chronica).
      3) Cristianismo y arrianismo. No se trata de insinuar que C. intentara llegar a un sincretismo religioso incompatible con su fe católica, sino que practicó en su vida política la convivencia amistosa y la total colaboración con los reyes ostrogodos arrianos, de ordinario también tolerantes con la religión católica: «religionem imperare non possumus» (Variae, 2,27; 10,26). Casi todos los documentos de su obra Variae dan fe de esta postura suya de cooperación con la potestad civil arriana, si bien su preocupación por los asuntos eclesiásticos, antes de la conversión, no fue muy profunda según se deduce, p. ej., de las actas de su cuestura (506-511) y de su actuación como mágister officiorum (523-527) (Variae, 1,9; 2,18; 3,14 y 27; 4,31; etc.).
      4) Mundo antiguo y medieval. El mérito principal de C. consiste, sin duda, en su influjo en el Medievo. Cuando se leen sus Variae salta a la vista cómo consiguió fijar el vocabulario de las actas medievales privadas y públicas o de las cancillerías. Muy por encima de esta influencia estilística, está su acierto en dar contenido cultural a las instituciones monásticas con sus múltiples tareas: escuela de Teología, de artes liberales, de copistas, de traductores, de autores de nuevas obras, etc. Junto al ideal cristiano del mártir y del asceta (eremitas, etc.), C. protagonizó la aparición del doctor, especialista en S. E. y en cultura general. Influyó en los tres principales polígrafos medievales: Isidoro de Sevilla (v.), Beda el Venerable (v.) y Alcuino (v.). A C. se debió, más que a nadie, el hecho decisivo de que los monasterios se convirtieran en reductos de la ciencia en medio de la incultura circundante y del desentendimiento de los Estados respecto de la enseñanza.
     
      V. t.: ERUDITOS FILÓSOFOS DE LA ALTA EDAD MEDIA.
     
     

BIBL.: Obras: Opera omnia, en PL 69 y 70.-Estudios: A. C. VEGA, ¿El Comentario al Cantar de los Cantares atribuido a Casiodoro, es español?, «Ciudad de Dios» 154 (1942) 143-55; A. J. FRIDH, Terminologie et formules dans les Variae de Cassiodore, Estocolmo 1956; A. VAN DER VYVER, Cassiodore et son oeuvre, «Speculum» 6 (1931) 244-292; B. GLADYSZ, Cassiodore et 1'organisation des écoles théologiques, «Collectanea theologica» 17 (1936) 51-69; D. M. CAPUYNS, Cassiodore, en DHGE 11, 13491406; G. BARDY, Cassiodore et la fin du monde ancien, «L'année théologique» 6 (1945) 383-425; P. LEHMANN, Cassiodorstudien, «Philologus. Zeitschrift für das klassische Altertum» 71 (1912) 278-99; 72 (1913) 303-317; 73 (1914-16) 253-273; 74 (1917) 351383; R. HELM, Cassiodorus, en RAC 2, 915-926; V. ROBERTI, Cassiodoro, en Bibl. Sanct. 3, 924-927.

 

M. GUERRA GÓMEZ.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991