Último monarca de la casa de Austria (v.) en España. N. en Madrid el 6
nov. 1661 y m. en la misma ciudad el 1 nov. 1700.
Primeros años. Hijo de Felipe IV y de su segunda esposa Mariana de
Austria, comienza su reinado a la muerte de su padre, cuando aún no había
cumplido los cuatro años de edad, bajo la regencia de su madre y el
asesoramiento de una Junta de gobierno, de carácter consultivo, creada por
testamento de Felipe IV para evitar la privanza. Su vida está marcada por
las circunstancias de su nacimiento, por su endeble naturaleza física y
por una deficiente educación de la que es responsable su madre y su
preceptor, el catedrático de la Univ. de Salamanca Francisco Ramos del
Manzano. Al engendrar a C., su padre tenía 56 años de edad. Por razones de
consanguinidad, entre otras, nace raquítico y se cría débil y enfermizo,
de escasa inteligencia y poca voluntad.
Desde los primeros momentos de su regencia, Mariana de Austria se
deja llevar por los consejos de su confesor el jesuita austriaco Juan
Everardo Nithard, que entra a formar parte del Consejo de regencia, como
primer ministro, después de haber sido nombrado inquisidor general (1666).
Su gestión al frente de los negocios de Estado, durante tres años, es
desastrosa para España. En el orden interno, contribuye a la división de
los' españoles, seguidores unos de Juan José de Austria (v.), hijo
bastardo de Felipe IV, y otros de su enemiga la reina madre; y es mal
visto en las clases populares por haber suprimido las corridas de toros y
las representaciones teatrales. Por su austeridad, su condición de
extranjero y su excesivo valimiento ante la regente, se gana también las
antipatías de la nobleza. En política exterior, España se ve envuelta en
la llamada guerra de Devolución (1667-68) contra Luis XIV de Francia (v.),
cuyas tropas conquistan el Franco Condado (v.). La paz de Aquisgrán (v.)
(2 mayo 1668), que da fin a la guerra, pone en posesión de los franceses
algunas plazas del sur de los Países Bajos (en la actual Bélgica) y
devuelve a España el Franco Condado. Ya entonces se proyecta entre el rey
francés y el emperador de Alemania Leopoldo 1 (v.), tío de C., el primer
reparto de la monarquía española (19 en. 1668), por el que Austria
recibiría España excepto Navarra y Rosas, Milán, Cerdeña, y los presidios
de Toscana y las Indias; y Francia, Navarra, Rosas, el Franco Condado,
Flandes, Nápoles, Sicilia, y las plazas de África y Filipinas.
A la caída de Nithard contribuye Juan José de Austria, que
ambicionaba el gobierno de España. Mariana de Austria accede a prescindir
de su valido, enviándole a Roma como embajador extraordinario (27 feb.
1669). La marcha sobre Madrid del ambicioso Juan José de Austria resulta
un fracaso, al detenerse éste en Torrejón de Ardoz. De 1670 a 1675,
gobierna España el nuevo valido Fernando Valenzuela y Enciso, un
caballerizo ambicioso, sin escrúpulos y de escasa inteligencia, n. en
Nápoles (1636) y casado con María Ambrosia de Uceda, camarera de la reina.
Gracias al favor de ésta, consigue Valenzuela cargos, prebendas y un
título nobiliario, encumbrándose sobre todos los nobles, entre los que
fomenta el cohecho, extendido también a los beneficios eclesiásticos, con
el apoyo de su regia protectora.
Mayoría de edad. El 6 nov. 1675 C., al cumplir los 14 años, es
declarado mayor de edad en contra de los deseos de su madre, que quería
prolongar durante dos años más la regencia. Aunque el rey pretendía
gobernar por sí mismo y con la ayuda de su hermano bastardo Juan José de
Austria, siguiendo el consejo de una camarilla de nobles contrarios a la
regente, se llega a una fórmula de compromiso, mediante la cual se
prorroga dos años la actuación de la junta de gobierno, que despacharía
juntamente con el rey y la reina madre. Juan José de Austria es alejado de
la Corte, para evitar su posible influencia en el voluble C., recibiendo
orden de retirarse a Aragón, adonde efectivamente marcha. En esta
situación, se produce un nuevo y definitivo encumbramiento de Valenzuela,
quien desde Andalucía, donde ejercía el cargo de capitán general del reino
de Granada, se dirige a Madrid para comenzar su actuación
como primer ministro (22 sept. 1676). Poco dura esta segunda fase de
su gobierno, pues el 25 dic. 1676 ha de salir secretamente hacia El
Escorial, a instancias de una junta de nobles, de la que también forma
parte el card. Aragón. Desterrado a Filipinas (1678), de donde pasa a
México, termina aquí Valenzuela sus días (1689), sin volver a intervenir
en la política española.
Gobierno de Juan José de Austria. El acceso al poder de Juan José de
Austria (1677) puede considerarse un golpe de Estado, que sigue a la caída
de Valenzuela. De Zaragoza a Hita (Guadalajara) fue acompañado de un
verdadero ejército que despidió antes de emprender la última etapa de su
viaje a Madrid, ciudad en la que hace su entrada acompañado tan sólo por
dos criados, según le aconsejara el card. Aragón. El gobierno de Juan José
de Austria, como primer ministro, dura desde su llegada a Madrid (23 en.
1677) hasta su muerte en esta capital (17 sept. 1679). Las esperanzas
puestas en él como gobernante y gobernador político, especialmente por
parte de la nobleza aragonesa y los enemigos de la reina madre, se
desvanecen ante la realidad de los hechos, demasiado decepcionantes tanto
en política interior como exterior.
Con el gobierno de Juan José de Austria comienza al mismo tiempo, de
hecho, la mayoría de edad de C., apartado ya de su madre, que desde el 17
feb. 1677 es confinada en Toledo. En el interior, continúa acelerándose la
miseria del país y la ruina de la Hacienda, a pesar de las apariencias de
ostentación y grandeza de los nobles, latifundistas en su mayor parte, y
de las fiestas de toros por la que tanta afición mostraba C. y que el
pueblo seguía con regocijo. Bajo una mediocre apariencia de fiestas y
cacerías, el país avanzaba hacia su ruina social, económica y política. A
los males económicos se intenta poner remedio a través de una junta de
Comercio y Moneda, creada en 1679 y que, como todas las realizaciones de
entonces, no acierta a conseguir los fines deseados, a pesar del amplio
programa de europeización proyectado. En el aspecto social, se da un gran
paso con la prohibición de la escandalosa venta de cargos y beneficios
eclesiásticos, pero el descontento de un pueblo que comienza ya a
protestar ante la injusta desigualdad de las cargas tributarias se
manifiesta en frecuentes distorsiones del orden, alterado también por las
protestas ante la acelerada subida de precios (cfr. J. L. Comellas,
Historia de España moderna y contemporánea (1474-1965), Madrid 1967, 271),
causa de los motines de Madrid de 25 abr. y 24 mayo 1699.
En política exterior, dirigida por el conde de Peñaranda desde el
encumbramiento de Valenzuela en 1670, se continúa la guerra contra
Francia. Desde 1673 se había formado una coalición contra los franceses
integrada principalmente por España, Holanda y el Imperio alemán. De esta
coalición permanecía ausente Inglaterra, que consentía la política
expansionista de Francia, a costa de los dominios españoles en Europa. En
1678 se firma con Francia la paz de Nimega, por la que España pierde el
Franco Condado y varias plazas en los Países Bajos. Con esta paz, Juan
José de Austria pierde la popularidad de que gozaba a su llegada al poder.
Matrimonios de Carlos I1. La boda del rey con María Luisa de Orleáns
(1662-89), sobrina de Luis XIV, fue proyectada por Juan José de Austria,
que no pudo verla realizada, pues se efectuó por poderes en Fontainebleau
y se ratificó en Quintanapalla (Burgos) el 19 nov. 1679, cuando ya había
muerto él, y le había sucedido en el cargo de primer ministro el ineficaz
duque de Medinaceli. El 12 feb. 1689 falleció en Madrid la reina, sin
dejar hijos y sin haber desempeñado papel positivo alguno en la política.
A los 10 días de su muerte, el Consejo de Estado proponía a C. que
contrajera nuevo matrimonio, pues la posibilidad de un heredero era una de
las pocas esperanzas de que España y sus dominios no fueran repartidos
entre las potencias europeas. Pocos eran también los que creían que la
monarquía española no iría a parar a manos de otra dinastía. El rey, por
supuesto, deseaba un heredero. Las negociaciones para el nuevo matrimonio
se efectuaron rápidamente, prevaleciendo sobre todo los intereses
políticos. Las gestiones del embajador alemán, conde de Mansfeld, dieron
como resultado el acercamiento de España al Imperio, concertándose la boda
de C. con Mariana de Neoburgo (1667-1740), hija del elector palatino del
Rin y cuñada del emperador alemán Leopoldo 1. Se celebró la boda por
poderes en Neoburgo, el 27 ag. 1689, y se ratificó, en Valladolid, el 4
mayo 1690. Mariana de Austria, que después de la muerte de Juan José de
Austria se había trasladado a Madrid, junto a su hijo el rey, también
influyó para que se concertase este matrimonio.
Las esperanzas de descendencia puestas en una reina joven y hermosa,
pero no demasiado sana, fracasaron. Sin embargo, tuvo bastante ascendiente
ante su esposo y se mezcló en la política (cfr. A. de Baviera, Mariana de
Neoburgo, Madrid 1938), con evidente influencia tras la muerte de Mariana
de Austria (16 mayo 1696), fingiendo incluso abortos.
Final del reinado. La política de anexiones realizada por Luis XIV
une a las principales potencias contra Francia, a fin de mantener el
equilibrio europeo. En 1686, España, el Imperio, Holanda, Suecia y algunos
países alemanes constituyen la Liga de Augsburgo, a la que en 1688 se une
Inglaterra. Al final de la guerra se llega por la paz de Ryswick, que
España firma con Francia el 21 sept. 1697, recuperando C. algunas plazas
en los Países Bajos y devolviendo los franceses las conquistas hechas en
Cataluña: Barcelona, Gerona, etc., de donde se retiran una vez concluida
la paz. Ésta es bastante ventajosa para España, cuyos dominios quiere
mantener lo más íntegramente posible Luis XIV para que los herede su nieto
Felipe de Anjou, uno de los candidatos al trono español. Muerto en 1699
José Fernando de Baviera, que había sido designado en 1698 por C. como
sucesor suyo, a instancias del card. Luis Fernández de Portocarrero
(1635-1709), sólo quedaban dos candidatos con posibilidades: Felipe de
Anjou y el archiduque Carlos de Austria, hijo éste del emperador Leopoldo
I.
La grave enfermedad de C. en 1698 motiva un nuevo proyecto de
reparto de la monarquía española entre Francia, Inglaterra y Holanda, que
firman el tratado de La Haya (11 oct: 1698). La muerte de José Fernando de
Baviera da lugar a un nuevo tratado de reparto de la monarquía española
(11 jun. 1699), al que no conceden su consentimiento Holanda y el
emperador de Alemania, que aspiraba al total de la herencia española para
su hijo el archiduque Carlos. Cuando el 25 mar. 1700 se firma un nuevo
tratado de reparto en La Haya, el emperador Leopoldo I tampoco accede,
favoreciendo así la candidatura de su hijo y al llamado partido austriaco
en España, al que en 1699 se había unido el conde de Oropesa Manuel
Joaquín Alvarez de Toledo y Portugal, sustituto del duque de Medinaceli en
el cargo de primer ministro desde 1685 a 1691, y presidente del Consejo de
Castilla desde 1697 a 1699. La definitiva caída de Oropesa, las hábiles
gestiones del embajador francés en Madrid y el auge adquirido por el
partido francés con el apoyo del cárd. Portocarrero, que hizo creer a C.
que había sido hechizado por Mariana de Neoburgo, contribuyen a que el rey
haga testamento a favor de Felipe de Anjou (2 oct. 1700). El 1 nov. 1700
fallecía C., víctima en los últimos días de su vida de inútiles prácticas
exorcistas. Tras él comienza el reinado de la casa de Borbón (v.) en
España y la guerra de Sucesión (v.) en la que Felipe V (v.) y el
archiduque Carlos de Austria, apoyado por Inglaterra, se disputan mediante
las armas el mejor derecho.
Con la muerte de C. termina el largo reinado de la casa de Austria
en España y se llega al límite de la decadencia tanto en el interior como
en el exterior, sin que las letras ni las artes lleguen a paliar los
fracasos militares, los errores financieros o la inmoralidad
administrativa de la que era responsable lo más granado de la nobleza. Rey
y reinado son puntos culminantes de una etapa de decadencia en la que ya
se escuchan las voces de protesta del pueblo, pero sin que llegue a cuajar
por entonces el ansia de reforma que se respiraba en España.
BIBL.: Además de la citada en el
texto, DUQUE DE MAURA, Vida y reinado de Carlos I1, 2 ed. Madrid 1954; L.
PFANDL, Carlos I1, Madrid 1947; V. RODRfGUEZ CASADO, De la monarquía
española del Barroco, Sevilla 1955; J. REGLÁ, La época de los dos últimos
Austrias, en Historia de España y América, dir. J. VICENS, III, Barcelona
1961.
CARLOS R. EGUIA.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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