Religioso jesuita francés, afamado orador sagrado, llamado por sus
contemporáneos «predicador del rey y rey de los predicadores». Forma con
Bossuet y Fénelon el trinomio de la elocuencia sagrada de Francia. Sus
piezas oratorias se distinguen por la solidez ideológica, facilidad,
variedad, perfección y nitidez de su dicción, y el don de revestir su
pensamiento de elevación y sublimidad. Hombre sencillo, e incluso ingenuo,
se acreditó como director espiritual lleno de sensatez y de madurez de
criterio. Religioso de virtudes sólidas, supo conservar su espíritu libre,
recto y humilde en medio de los esplendores de una corte fastuosa como la
de Luis XIV, y en medio de los aplausos y la admiración de sus
contemporáneos.
N. en Bourges el 20 ag. 1632 y m. en París el 13 mayo 1704. Estudió
en el colegio de los jesuitas de su ciudad natal. A los 16 años ingresó en
el noviciado de la Compañía de Jesús, en París. Acabados sus estudios, fue
nombrado sucesivamente profesor de Filosofía y de Teología moral en Amiens,
Orleáns y Rouen; mientras ejercía un fecundo apostolado como director
espiritual y como predicador. Pronto su elocuencia se hizo proverbial. Sus
superiores le enviaron a París en 1669, donde permaneció 34 años, hasta el
fin de su vida. En 1670 predicó por primera vez en la corte de Luis XIV
los sermones de Adviento, y en 1672, los de Cuaresma. Finalmente, en 1679,
fue nombrado predicador ordinario del rey. Se ha podido resumir su vida en
esta frase: «Predicó, confesó, consoló». La compilación de sus sermones es
obra póstuma. Varían algo de sus piezas oratorias en el momento de la
pronunciación, pues B. hablaba con fuego y con espontaneidad, y las
reacciones de sus oyentes hacían fluir de su boca improvisaciones felices,
inimitables, que no han pasado a las páginas de sus esquemas escritos.
La fuerza de su oratoria descansa en gran parte en la estructuración
perfecta de sus piezas, concebidas con el poder de una lógica monolítica y
de una ordenación exacta: la concatenación de sus ideas es fluida, la
fuerza de su razonamiento sólida, la elección de los argumentos
extraordinariamente feliz. Dentro de la artificiosidad y grandilocuencia
imperante en el estilo oratorio de su época, B. destaca por su sobriedad y
desprecio de la forma. Se le achaca la escasa utilización de las fuentes
bíblicas y patrísticas, excepto S. Pablo y S. Agustín. En cambio, hay dos
autores que han marcado sensiblemente su obra: el P. Lidel, su gran
inspirador en cuestiones de la Gracia, y el P. De Machault, utilizado
ampliamente en sus temas referentes a la Eucaristía. En sus sermones ha
tratado con luminosidad y exactitud teológica, todas las verdades de la
fe. El P. Bretonneau califica su obra como «tesoro de toda la doctrina
cristiana». Sus temas, sin embargo, son preferentemente morales: ha
analizado como pocos las profundidades del corazón humano y es un experto
conocedor de sus flaquezas. Su norma moral se fundamenta en dos principios
que vienen a cada paso en la temática de sus sermones: la sumisión del
hombre a los designios del Creador, y la santidad de la ley de Cristo. No
descuida, sin embargo, otros temas más atractivos: la dulzura de la fe, la
gracia, «recompensa de los santos», la paz del corazón. Muchas veces tuvo
que habérselas con los errores de su tiempo: protestantismo, jansenismo,
quietismo, galicanismo. No tuvo miedo de acusar el libertinaje de
costumbres de su tiempo y la frivolidad. La primera parte de su Passion es
considerada como pieza maestra de la oratoria de todos los tiempos.
BIBL. : Obras: la ed. príncipe es
de F. BRETONNEAU, Sérmons du pere Bourdaloue, 14 vol. París 1707-21 y 2
vol. de Pensées, París 1734; hay otra ed. considerada príncipe en 15 vol.
París 1708-21 y 3 vol. París 1735; las demás ed. de sus obras son poco
seguras, salvo la ed. crítica de M. E. GRISELLE, Oeuvres completes de
Bourdaloue, 2 vol. París 1909 y 1922 (trad. al español: Obras completas de
Bourdaloue, 16 vol. 2 ed. Madrid 1780-89). Estudios: A. FEUGERE,
Bourdaloue, sa prédication et son temps, 2 ed. París 1874; A. LEZAT,
Bourdaloue; théologien et orateur, París 1874; E. BYRNE, Bourdaloue
moraliste, París 1929; R. DAESCHLER, Bourdaloue: Doctrine spiritue/1e,
París 1932; F. CAY- RÉ, Bourdaloue, en Patrologie et Histoire de la
Théologie catholique, III, París 1944, 241-246.
CARLOS MARÍA LÓPEZ.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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