Atila


Rey de los hunos (c. 433-453), conocido en Occidente como el ‘azote de Dios’, llamado Etzel por los alemanes y Ethele por los húngaros.
      Atila nació hacia el año 405, provenía lde la familia gobernante de los hunos, un pueblo nómada de origen asiático que se abalanzó desde las estepas del Caspio, en repetidas correrías, sobre el Imperio romano. Antes de que él naciera, los hunos alcanzaron el río Danubio en incursiones contra el Imperio romano de Oriente; en torno al año 432 d.C. habían adquirido tal poder que el tío de Atila, el rey huno Roas, o Rugilas, recibía un gran tributo anual de Roma. Atila sucedió a su tío en el año 433, en un principió compartiendo el trono con su hermano, Bleda, pero le asesinó en el 445, y se quedó con el trono. En el año 447 Atila avanzó por Iliria y devastó toda la región comprendida entre el mar Negro y el Mediterráneo. Aquellos pueblos conquistados que no fueron destruidos fueron forzados a servir en su ejército. Derrotó al emperador bizantino Teodosio II, y Constantinopla se salvó por la única razón de que el ejército huno, básicamente formado por fuerzas de caballería, carecía de las técnicas de asedio a una gran ciudad. Sin embargo, Teodosio fue obligado a ceder una parte del territorio, al sur del Danubio, y pagar un tributo y un subsidio anual.
      Su ejército esta formado por un gran número de ostrogodos, o godos del este, a los que había sometido, y con él invadió la Galia en el 451 en alianza con Genserico, rey de los vándalos. Se encontró con el general romano Flavio Aecio y fue derrotado ese mismo año en la gran batalla de Châlons-sur-Marne (conocida como de los Campos Cataláunicos), que tuvo lugar cerca de la actual ciudad francesa de Troyes; según todos los relatos, esta fue una de las más terribles batallas de la antigüedad. Los romanos fueron ayudados por los visigodos, o godos del oeste, al mando de su rey Teodorico I. Los historiadores de la época estiman las pérdidas del ejército de Atila entre 200.000 y 300.000 bajas, un número que en la actualidad se cree altamente exagerado. Aecio, con gran juicio, permitió a los hunos retirarse, siguiéndoles de lejos hasta el Rin.
      Parcialmente recuperado de la derrota, Atila dirigió al año siguiente su atención hacia Italia, donde arrasó Aquilea, Milán, Padua y otras ciudades, avanzando hacia Roma. Ésta se salvó de la destrucción únicamente gracias a la mediación del papa León I, quien en una entrevista personal se dice había impresionado al rey huno con su majestuosa presencia. En el año 453 Atila de nuevo diseñó una estrategia para invadir Italia, pero murió antes de poder desempeñarla, por lo que nunca vio cumplido su cometido.
     

 

 

Cristina Soria

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991