ARABI DE MURCIA, Ibn
Místico y
literato arábigo-andaluz. Su nombre completo era Abú Bakr Muhammad
b. 'Ali b. 'Arabi (o Ibn al-'Arabi). Fue apodado Muhyi al-Din
(vivificador de la religión) e lbn Aflátiin (hijo de Platón).
Formación religiosa. N. en Murcia en 1164, en el seno de una
familia muy religiosa, noble y rica. A la edad de ocho años pasó a
Sevilla con sus padres y en esta ciudad recibió una formación muy
completa y se adscribió al rito zahiri, al cual también había
pertenecido Ibn lazm. Su afición en la adolescencia se centró en
el cultivo de las letras y de la caza. Trabajó como funcionario de
la administración almohade de la ciudad. Muy joven se casó con la
asceta Maryam - de la familia de los Bani 'Abdíin de Bugía- y ésta
debió influir en su posterior evolución religiosa. En esos años
sufrió una grave enfermedad, durante la cual tuvo visiones del
infierno. Más o menos por esas mismas fechas y, en todo caso antes
de 1184, empezaron a manifestarse en él ansias místicas. Averroes,
que era amigo de su padre y había oído hablar de las aficiones del
muchacho, se las ingenió para conocerle sin aparentar interés en
ello. El relato de la entrevista, tal y como nos lo da A., es
sumamente pintoresco.
A. amplió sus conocimientos esotéricos siguiendo las
enseñanzas de los maestros y maestras más famosos cuyos nombres
enumera en su Risalat al-quds (Epístola de santidad), siendo los
que mayor influjo ejercieron en él Abu-I-'Abbas al-'Uryani y Abu
Hayyay Yusuf de Subarbol, quien tenía la virtud de andar sobre las
aguas. En esta época entró en relación mística con al-jidr o jádir
«personaje mítico (Corán 18, 62) en quien el 'esoterismo musulmán
ha encarnado las tradiciones rabínicas y cristianas relativas a
Elías y a S. Jorge, fundidas con la leyenda del judío errante».
Vida de peregrinación. Terminada la formación ascética o de
sufi inició una vida de peregrinación que sólo debía terminar con
la muerte. Pasó a Motón, donde escribió su primera obra, Tadbírat
ilahiyya (Política divina); siguió por Marchena, Medina Azara,
Córdoba, Cabrafigo y antes de 1193 cruzó el estrecho de Gibraltar
rumbo a África. Visitó Bugía, Túnez - donde recibió una visita de
al-jidr, quien esta vez llegó hasta él andando sobre las aguas del
Mediterráneo, Tremecén y, por Tarifa, regresó a Sevilla. En 1194
pasó a Fez, donde empezó a aficionarse por la cábala cuando vio
realizarse la predicción de un amigo suyo, quien profetizó que en
el a. 591 de la Hégira (1194), los almohades alcanzarían sonadas
victorias en España, ya que la suma del valor numérico de las
letras que componen el versículo 48, 1 del Corán -«Nosotros hemos
logrado para ti una victoria brillante»- arrojaba el valor 591. Al
año siguiente (1195) estaba de nuevo en Sevilla; regresó poco
después a Fez donde tuvo sus primeros éxtasis. Como a pesar de la
gran fama de que gozaba entre el vulgo el sultán almohade Ya'qub
al-MansZir no le hiciera caso y, lo que es peor, le menospreciara,
decidió emigrar a Oriente, pero visitando antes, por última vez,
España. Pasó por Salé, siguió por Ceuta, desembarcó en Beca y fue
a visitar la Rápita de Rota. Mientras realizaba el viaje recibió
por tercera vez la visita de al-jidr, a quien ahora contempló
volando por los aires encima de una estera. Estuvo en Granada,
Murcia y Almería - foco de la escuela sufí de lbn al-'Aríf- y en
esta ciudad redactó Mawaqi' al-nuyum (Posiciones de los astros).
Luego lo encontramos en Fez, más tarde en Treinecén, y luego en
Bugía - en ella, una noche, en sueños, contrajo matrimonio místico
con todas las estrellas del cielo y con todas las letras del
alfabeto, en Túnez - en donde redactó el libro Insa' al-dawa'ir wa-l-yadawil
(Formación de círculos y cuadrados)-, en Alejandría, en El Cairo y
en La Meca.
En esta última ciudad (1201) conoció a la hermosísima y
joven asceta de 14 años Nizám (Armonía), apodada 'Ayn Sams. A. le
dedicó un libro de poemas eróticos, el Taryuman al-aswaq
(Intérprete de amores), cuyos versos están destinados, conforme
advierte el autor, a cantar la dulzura del amor divino bajo la
forma del amor humano. Poco después la cofradía de místicos de La
Meca le admitió en su seno y recibió la investidura del hábito de
Al-Jidr. Siguió luego viaje a Mosul, Iraq y desde aquí a El Cairo
(1206), en donde realizó milagros portentosos en la comunidad de
sufíes que vivía en la calle de los Candiles. Pero sus teorías de
carácter panteísta despertaron el recelo de los alfaquíes y fue
encarcelado, aunque pronto recuperó la libertad tal y como él
sabía que debía ocurrir por haberlo previsto en sueños y ser
imposible que permaneciera en la mazmorra. «¿Cómo ha de ser
encarcelado aquel en cuya humanidad reside la divinidad?» De nuevo
en La Meca y luego, en Konya, intimó con su soberano Kay Ká'us I
(1210), escribió la Risalat al-anwar (Epístola de las luces) y fue
luego a Bagdad para conocer al místico liháb al-Dín al-Suhrawardí,
Desde esta ciudad escribió una carta a Kay Ká'us, aconsejándole
que tratase a los cristianos con la máxima dureza, medida
propugnada, posiblemente, por considerarlos como una quinta
columna de los cruzados que en tanto aprieto habían puesto al
Islam. Pasó otra vez a La Meca (1214) donde redactó un comentario
al Taryuman al-aswaq, con el cual intentó hacer callar a los
alfaquíes que no cesaban de criticar el contenido erótico de sus
versos, y luego marchó a reunirse con Kay Ká'us, a quien
previamente escribió profetizándole que conquistaría Antioquía.
últimos años. Los últimos años de la vida de A. debieron ser
muy incómodos, dado lo delicado de su salud. M. Asín (El Islam
cristianizado, o. c. en bibl. 101) hace notar que «los
innumerables fenómenos anormales que experimentó en su vida y que
él describe minuciosamente en su Futúhat, interpretándolos
siempre, según hemos visto, como efectos sobrenaturales de la
unión mística, tienen todos los caracteres patológicos de cierto
desequilibrio mental». En este sentido abunda la confesión de A.
de que la obra titulada al-Hikma al-ilhamiyya (Sabiduría
inspirada), fue compuesta* en estado* de debilidad cerebral. Para
rehacer su quebrantada salud pasó a vivir en Damasco (1223) y en
esta ciudad permaneció - salvo pequeñas ausencias en retiros
espirituales- hasta su muerte. Esta última fase de su vida la
dedicó a la enseñanza - los sultanes de la ciudad fueron sus
discípulos- y a terminar sus grandes obras Fusús al-hikam (Gemas
de las ciencias), que según él recibió de manos de Mahoma en 1229
y el Diwún (1232). Alrededor de 1237 puso fin a sus Futuhát al-makkiyya
(Revelaciones mequíes). M. en 1240 y fue enterrado en el monte
Qasiyyun.
Las polémicas que había suscitado en vida acerca de su
ortodoxia continuaron después de su muerte y su tumba fue
profanada. Sin embargo, el cadáver fue hallado y vuelto a
enterrar. Dos siglos después el sultán turco Selim Yawuz mandó
construir encima del lugar en que reposaba un mausoleo y poco a
poco las discusiones en torno de su obra cesaron y terminó siendo
considerado por todos los musulmanes como modelo de santidad e
incluso algunos autores cristianos le tienen por un verdadero
místico gracias a los elementos que el Islam heredó de la
Cristiandad y que están subyacentes en toda la obra de A.
Principales obras. Escribió un gran número de libros, no
menos de 417, entre los cuales descuellan los siguientes:
Milkat al-anwar (Lámpara de luces) compilación de 40 hadices
que a través de una serie ininterrumpida de transmisores se hacen
remontar hasta Dios.
Futúhat al-makkiyya fi- ma'rifat al-asrar al-malakiyya wa-l-mulkiyya
(Las revelaciones de La Meca acerca del conocimiento de los
misterios divinos y del mundo). Obra destinada a dar a conocer a
sus amigos Abli Muhammad b. 'Abd al-'Aziz de Túnez y el abisinio 'Abd
All-ah Badr los éxtasis, visiones y demás gracias que Dios le
había concedido mientras daba las vueltas rituales al santuario de
la Ka'aba. El prólogo se lo inspiró un sueño en que vio a «Mahoma
rodeado de todos los profetas, ángeles, santos Y doctores del
Islam. El Profeta le invita a que ocupe su propio almimbar o
púlpito, invístelo con blanca túnica y A. pronuncia un largo
sermón que supone inspirado por el Espíritu Santo. Este sermón es
el prólogo del Futuhaít» (Asín, El Islam cristianizado, 108). La
obra tiene cerca de 4.000 p., M. Asín la describe así: «Imposible
es dar idea sintética del inmenso contenido de esta biblia del
esoterismo musulmán, porque así como en los libros peripatéticos y
escolásticos del Islam existe un plan rigurosamente lógico, en las
obras sufíes y especialmente en las de A. los temas menos
homogéneos encuéntranse unidos dentro de un mismo capítulo sin
obedecer a trabazón sistemática exigida por la naturaleza de las
materias, sino exclusivamente a razones esotéricas, sin fundamento
filosófico ni aun teológico». De esta obra existe un comentario de
Abd al-Karim al-'Iiláni (m. en 1417) y en ella figura (I, 715) la
opinión del autor sobre la religión verdadera: «Yo creo todo lo
que el judío y el cristiano creen y todo lo que de verdad hay en
sus religiones respectivas y en sus libros revelados, en cuanto
que creo en mi libro revelado (Corán 2, 285)... Y a la verdad, mi
libro contiene su libro y mi religión su religión. Por tanto, su
religión y su libro están implícitos en mi libro y en mi
religión.» Igualmente se encuentra un poema que recuerda el soneto
a Cristo Crucificado No me mueve, mi Dios, para quererte...
Son para mí del cielo las delicias
Igual que los suplicios de tu infierno.
El amor que me tienes no se amengua
Con el castigo, ni lo aumenta el premio.
Todo aquello que Tú de mí prefieras,
Eso sólo amaré, tan sólo eso.
Porque el amor que Tú, Señor, me tienes,
Lejos de marchitarse con el tiempo,
Es, cual la creación con que me animas,
Acto de amor eternamente nuevo.
Fusus al-hikam (Gemas de las ciencias). Expone su doctrina
panteística a base de las revelaciones que dice haber recibido de
los 27 profetas que admite el Islam. lañarat al'kawn (Árbol del
Universo). Trata de la doctrina islámica acerca de Mahoma. Al-Tadbíra-t
al-ilahiyya fi--islah al-mamlaka al insaniyya (Directrices divinas
para mejorar los reinos humanos), obra escrita para emular el Se
retum secretorum (Sirr al-asrár) del seudo Aristóteles. Fue
escrita en cuatro días y tiene una extensión de tres a cuatro
veces más que el libro que le sirvió de inspiración. Mawaqi' al-nugúm
(Posiciones de los astros), destinado a los que quieren iniciarse
en el sufismo sin necesidad de maestro. «Bajo el velo de símbolos
astronómicos expone las luces sobrenaturales que Dios otorga al
sufí en las tres etapas de su camino. La etapa de novicio,
puramente exotérico y material, que consiste en la práctica
externa del Islam, es simbolizada por A. con las estrellas, cuyo
brillo queda ofuscado tan pronto sale la luna en las otras dos
etapas, durante las cuales el síífí interpreta los ritos externos
en un sentido místico o esotérico» (M. Asín, El Islam
cristianizado, 75). Insa; al-dawa'ir wa-l-Ñadawil (Formación de
los círculos y de los cuadrados). Explica, mediante figuras
geométricas, su complicada y cabalística cosmología. Risalat al-quds
(Epístola de santidad), donde da las biografías de sus maestros.
Risalat al-anwúr (Epístola de las luces), donde expone las
visiones con que Dios premia al místico que vive en la soledad.
Taryuman al-aáwaq (Intérprete de amores). Es su mejor colección de
poesías que tienen más aspecto persa que árabe. Se muestra buen
paisajista y liga íntimamente el amor y la naturaleza. Todo ello
para expresar de modo alegórico el amor divino con símiles
humanos. Este sistema tiene ya sus precedentes en la Biblia
(recuérdese la interpretación que se hace del Cantar de los
Cantares) y en el neoplatonismo cristiano; es, en fin, algo
semejante a lo que harán Dante en el Convivió y S. Juan de la Cruz
en el Cántico espiritual. El valor doctrinal puede ser crecido. El
propio autor escribió un comentario titulado al-daia'ir wa-I-aglaq,
en el que figura la siguiente poesía:
«Hubo un tiempo en que yo reprochaba a mi prójimo si su
religión no estaba cercana a la mía. Pero ya mi corazón acoge toda
forma: es una pradera para las gacelas; un claustro para los
monjes; Un templo para los ídolos; una Ka'aba para el peregrino;
las tablas de la Torá y el volumen del Alcorán. Yo profeso la
religión del amor y sea cualquiera la dirección que tome su
cabalgadura ésa es mi religión y mi fe.»
Díwa-n, Colección de poesías frías y amaneradas. Risdla fi
ma'rifat al-nafs wal-riih (Epístola sobre el conocimiento del alma
y del espíritu, en la que sigue en buena parte a Algacel. El
ideario de A. penetró profundamente en el pensamiento y en la
literatura turca y persa y aún hoy influye de modo notable en todo
el mundo islámico, Por otra parte, muchas de sus doctrinas pasaron
a Occidente a través de Raimundo Lulio (nombres de Dios,
simbologías arbórea, geométrico y cabalística) y de Dante (Divina
Comedia).
BIBL.: M. CRUZ HERNÁNDEZ, Historia de la filosofía hispanomusulmana, Il, Madrid 1957, 267-294; M. ASÍN, El místico mui-ciano Abenarabí, «Bol. de la Real Academia de la Historia» 1925-28; M. ASÍN, El Islam cristianizado. Estudio del «sufismo) a través de las obras de Abeizarabz de Murcia, Madrid 1931; CA. BADAWI, Autobibliografía de Ibn carabi, «Al-Andalus» (1955) 107-128; G. VAJDA, En map-ge de l'«Autobibliographie» d'lbiz al-cArabT, «Arábica» III (1956) 93; H. CORBIN, L'imagination créatrice dans le soufisme d'lbn cArab7, París 1958; M. ASÍN, La psicología según Mohidin Abenarabí, París 1906; La sagesse des prophétes (Fusús al-hikam), trad. francesa de T. BURCKHARDT, París 1955; Shaiarat al-kawn, trad. inglesa de A. JEFFERY, «Studia Islamica» X-XI (1959) 43-77 y 113-160; M. ASÍN, Vidas de santones andaluces, La «Epístola de la Santidad» de.., Madrid 1933; The Tariumán al-ashwaq. A collection of mystical odes by.... trad. A. NICHOLSON, Londres 1911.
J. VERNET GINÉS.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991