III. EL COMIENZO DE LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA

(SIGLO III)

 

TEMA 10: EL NACIMIENTO DE LOS PRIMEROS CENTROS DE DOCENCIA TEOLÓGICA (SIGLO III)

 

a) La escuela de Alejandría y sus características

Precedentes

Desde su fundación en 331 a.C. por Alejandro Magno, en la ciudad de Alejandría se desarrolló una intensa vida intelectual. La mezcla de culturas (oriental, egipcia y griega) produjo el helenismo. En ese ambiente, la comunidad hebrea, que era muy importante —la tercera parte de sus habitantes (estaba instalada en dos de los cinco barrios de la ciudad)— y recibió también una seria influencia de la filosofía griega. Entre los siglos III y II a.C. se escribió la versión griega del Antiguo Testamento de los "70". Filón (25 a.C a 41 d.C) utiliza ampliamente los escritos de los filósofos griegos, especialmente los de Platón y los estoicos, así como los escritos del AT.

A finales del siglo II se puede decir que existían tres posturas fundamentales respecto a las relaciones entre fe y razón, representadas por:

En este clima surge la Escuela de Alejandría. Durante el siglo III hay relativa paz para el cristianismo que se desarrolla grandemente.

Características de la Escuela de Alejandria

Es la Escuela catequética más importante de la antigüedad cristiana.

Constituye los primeros intentos de fundar una ciencia teológica utilizando la filosofía neoplatónica. De ahí se derivan sus principales características:

Esta última es la característica más notable. Los griegos (estoicos principalmente) la utilizaban para interpretar las mitologías de Homero y Hesiodo. El primer judío que la utilizó fue Aristóbulo en el siglo II a.C. Filón la usa mucho.

El fundamento de la teología es la Sagrada Escritura: una exégesis correcta de la misma y el empleo de la filología (método alegórico utilizado ya por los filósofos griegos en sus "mitos").

Origen. Panteno

Es el fundador de la Escuela. Siciliano de origen, y estoico al principio, hizo un viaje a la India. Se establece en Alejandría en el año 180 y muere hacia el 200. Algunos opinan que es el autor de la "Epístola a Diogneto".

Representantes de la escuela de Alejandría

Exégesis

Filosofía: neoplatonismo (participación de las Ideas arquetípicas; exitus (salida de Dios) y reditus (vuelta a Dios de todo); como consecuencia: misticismo (vida ascética e intensa contemplación).

Teología: defensa de la divinidad del Verbo (consubstancialidad)

Bibliografía: Quasten I, 351-411.

 

b) Otras escuelas y centros teológicos: Cesarea, Antioquía

Escuela de Cesarea

Es una filial de la de Alejandría, fundada por Orígenes en el año 230. Tiene influencia en Palestina y en Capadocia.

Representantes

Escuela de Antioquía

Períodos

Características

Bibliografía: Quasten I, 351-411.

 

c) Diferencias principales entre la exégesis y la teología alejandrinas y antioquenas

"Al interpretar la Sagrada Escritura, los antioquenos prestaban especial atención al sentido literal, histórico (sin reducirse a él). Los alejandrinos, en cambio, cultivaban con intensidad el sentido alegórico, moral y anagógico de la Escritura; trataban de descubrir en los textos bíblicos un sentido oculto, más profundo. Ese objetivo casaba bien con su valoración del cristianismo como «gnosis verdadera» que no necesita misteriosos libros esotéricos, sino que descubre los misterios en los textos trasmitidos y reconocidos por la Iglesia. En la dogmática, los antioquenos tendían a subrayar más las diferencias en Dios y en Cristo («teología de la separación»), mientras que los alejandrinos acentuaban más la unidad de las tres personas en Dios y de las dos naturalezas en Cristo («cristología de la unidad»). Por supuesto que esta tipificación tosca de las escuelas sirve tan sólo como punto de apoyo para la orientación básica y no debe caer en el esquematismo: en concreto, hay que examinar y valorar cuidadosamente en sí misma cada aseveración de las «escuelas»" (Drobner, 146-147).

 

d) Visión general del nacimiento, desarrollo y fin de estos centros

En los apartados anteriores hemos desarrollado el tema de este último apartado del capítulo. Sin embargo, para completar esta visión, vale la pena copiar unas observaciones de Drobner (pp. 145-147), catedrático de Patrología e Historia de la Iglesia en la Facultad de Teología Católica de Paderborn, sobre los sistemas de enseñanza en las escuelas de la antigüedad.

"Cuando se habla de escuelas en la antigüedad —tanto en el ámbito cristiano como no cristiano— hay que distinguir en primer lugar, admitiendo la posibilidad de ulteriores matizaciones, entre escuela como centro docente y escuela en el sentido figurado de una determinada doctrina común".

"El sistema de enseñanza helenístico-romano constaba de tres etapas y comenzaba en el sexto o séptimo año de edad con la enseñanza elemental de la lectura, escritura y cuentas impartida p or un maestro en casa o en la escuela elemental del litterator/ludi magister (grammateV ). Venían luego las clases con el grammaticus, que enseñaba la gramática, la primera de las siete «artes liberales», es decir, los fundamentos de la lengua. Para ello se servía de las principales obras literarias de la Antigüedad; sobre todo de Homero y de Virgilio. El rethor continueba la formación en las seis materias restantes: dialéctica, retórica, aritmética, música, geometría y astronomía. Hasta entonces los fundamentos escolares eran comunes para todos los ilustrados de la Antigüedad. Aunque algunos Padres de la Iglesia (por ejemplo, Tertuliano) lamentaban que los hijos de cristianos aprendieran en esas escuelas los inútiles, incluso dañinos, mitos paganos, sin embargo, jamás existieron en la Antigüedad escuelas cristianas que impartieran la enseñanza general. La formación literaria uniforme constituía la base de todas las profesiones cultas. Todas ellas presuponían un sobresaliente dominio de la lengua: la del rethor (maestro), la del abogado y la del político. Por último, estaba la etapa superior: la «escuela superior» del pensamiento y de la comprensión del mundo, la filosofía, donde el término «escuela» tenía dos significados. Se podía asistir a las clases de un filósofo (la escuela de filosofía más famosa e importante fe desde el año 387 a.C. hasta el año 529 d.C. —y, sin duda, la escuela de más larga vida de la historia— la Academia Platónica de Atenas, en la que estudiaron también destacados Padres de la Iglesia como Basilio el Grande y Gregorio de Nacianzo), pero uno también podía adherirse a una doctrina filosófica («escuela»)".

 

TEMA 11: LOS ESCRITORES ALEJANDRINOS DEL SIGLO III

 

a) Clemente de Alejandría

Vida

Tito Flavio Clemente nace en Atenas el año 150. Sus padres eran paganos. Viaja mucho.

Es sucesor de Panteno en la Escuela catequética, del año 200 al 202. En este año Septimio Severo (193-211) desata una persecución y la escuela tiene que cerrarse. Clemente huye a Capadocia y muere el año 215. Tenía una extraordinaria cultura. Espíritu brillante, más intuitivo que sistemático. Más adelante, Demetrio, obispo de Alejandría, confía su dirección a Orígenes.

Obras

Concibe sus tres obras según un plan pedagógico: Protreptico (exhortar), Pedagogo (educar), Stromata (enseñar).

Doctrina teológica

Bibliografía: Quasten I, 351-411.

 

b) Orígenes: importancia e influjo como exégeta, teólogo y místico 

Nos centraremos en la figura principal de la Escuela. Es el escritor eclesiástico que más influyó hasta San Agustín. Es el fundador de la ciencia escriturística y de la teológica espiritual.

Tenemos muchas fuentes con datos de su vida (Eusebio de Cesarea —que escribió mucho sobre él—, Gregorio el Taumaturgo, San Jerónimo, etc.).

Vida

Hijo mayor de una familia cristiana numerosa, nace en 185. Su padre, Leónidas, murió mártir en el año 202.

A los 18 años de edad, confiscados sus bienes por el Estado, se dedica a la enseñanza para sostener económicamente a su familia. Demetrio, obispo de Alejandría, le pone al frente de la Escuela catequética que preparaba a los catecúmenos para el bautismo. Desde el año 203 hasta el 231 gobierna la Escuela con gran prestigio. Era un hombre de gran coherencia. Eusebio le llama "Adamantius" (hombre de acero) por su fortaleza y vida mortificada. Practicaba un ayuno riguroso, dormía en el duro suelo, vivía una pobreza extrema. Tomaba a la letra, cayendo a veces en el exceso, algunos consejos del Evangelios (p. ej. Mt 19,12; no llevar dos túnicas y dos sandalias).

—El método de enseñanza era el siguiente:

Compaginaba la enseñanza con la asistencia a los cursos que impartía Ammonio Saccas, fundador del neoplatonismo. Sabía matemáticas, astronomía y música.

—Durante la época alejandrina (203-231), Orígenes realizó varios viajes, gozando de gran prestigio:

En 231 tiene que trasladarse definitivamente a Palestina (Cesarea) con el beneplácito de los obispos de esa región. En 232 muere Demetrio al que sucede Heraclas, que estaba enemistado con Orígenes.

En Cesarea continúa enseñando con el mismo método de Alejandría. Hace un viaje a Arabia en 244. Durante la persecución de Decio (249-251) y sufre tormentos. Diógenes, discípulo de Orígenes, era por entonces el obispo de Alejandría y lo rehabilita con su Iglesia madre. Muere a causa de los tormentos en Tiro (253), sin que se sepa el motivo de su estancia en esa ciudad.

Pensamiento

Estudia la filosofía como cristiano. Está muy influido por el neoplatonismo; por esta razón en 543 se condenaron 15 proposiciones suyas.

Aunque considera la filosofía como sierva de la Sagrada Escritura, la influencia de Platón en toda su obra es notable. A consecuencia de ello cae en algunos errores: p. ej. la preexistencia de las almas. Por otra parte, su interpretación alegórica de la Sagrada Escritura le hace correr el peligro del subjetivismo en muchas ocasiones.

Esto dio lugar a que se suscitaran posteriormente las famosas "controversias origenistas" en los años 300 (a favor: Eusebio y Pánfilo de Cesarea; en contra: Metodio de Filipos y Pedro de Alejandría), 400 (en contra: Epifanio de Salamina, Teófilo de Alejandría y el Papa Atanasio) y 543 (en contra: Justiniano, el Concilio de Constantinopla, el Papa Vigilio).

El Concilio de Constantinopla (543), por instigación de Justiniano I, condena varias proposiciones de Orígenes, ratificadas por la firma del papa. Sin embargo no se le puede considerar hereje pues todo lo que dijo lo hiszo como una opinión. En este sentoido hay que tener en cuenta que sus sermones siempre eran sencillos y claros, no así sos escritos especulativos que, en ocasiones, eran audaces.

—Exégesis: parte de que la SE es palabra de Dios y funda toda la teología católica.

Para comprender su obra exegética, conviene tener presente la distinción que existe entre los sentidos de la Escritura:

Los principios en los que se basa la exégesis de Orígenes son los siguientes:

Su exégesis, con interpretaciones a veces demasiado forzadas de la Sagrada Escritura, es el punto de partida de las exageraciones propias del alegorismo medieval.

Práctica en la exposición de la Sagrada Escritura un misticismo que recuerda el de Bernardo de Claraval o el de Teresa de Jesús.

—Trinidad: fundamenta su sistema en la noción de Dios como Uno, Inmutable, Eterno...: son "dos Dioses y un único Poder": dos Personas y una Naturaleza; emplea el término homoousios; tiene expresiones de sabor subordinacionista (que no los son realmente).

—Cristología: theanthropos (Dios-hombre); explica la communicatio idiomatum; María es Madre de Dios (conclusión de esta doctrina).

—Origen y fin de la creación: influencia neoplatónica; los tres errores principales de Orígenes: el origen del mundo y de las almas ab aeterno, el fin del mundo y el fin de las almas (apocatástasis, sucesión de mundos, almas encerradas en el cuerpo en castigo).

—Sacramentos: enseñanza muy completa y precisa; el pecado original hace necesario el bautismo; el bautismo de los niños es de tradición apostólica; respecto a la penitencia: todo pecado es remisible.

—Mística: influye en los monasterios; imitación de Cristo, primero conociéndose a sí mismo y luchando contra el pecado; renunca de sí mismo (martirio).

Escritos

Escribió entre dos mil y seis mil tratados. Los títulos conocidos son unos 800. Tenía siete o más estenógrafos, varios copistas, varios calígrafos, etc. a su disposición.

Parta llevar a cabo toda esta obra contó con la ayuda económica de Ambrosio, un cristiano acaudalado.

Tiene los siguientes tipos de escritos:

Crítica textual

Las Exaplas constituyen una obra monumental de crítica textual en la que se contiene, dispuesto en seis columnas, el texto del Antiguo Testamento:

En la versión de los LXX añade algunos signos para señalar lo que se ha añadido (*) o los lugares donde hay lagunas ( ).

San Jerónimo pudo consultar esta obra monumental en un ejemplar conservado en Cesarea. Actualmente quedan sólo algunos fragmentos:

Obras exegéticas

Son de tres tipos:

De principiis

Es el más importante de sus escritos. Fecha de composición: 20 a 230. Es el primer tratado especulativo sistemático del dogma.

Está dividido en cuatro partes:

Tiene algunos errores que dieron luego lugar a las controversias origenistas. Sin embargo tuvo mucha influencia en la teología posterior.

Contra Celsum

Es una apología escrita hacia el año 246, crítica del "Discurso verdadero" de Celso" (año 178).

De oratione

Escrita entre el 233 y 234. Dividida en dos partes:

Es una joya llena de piedad y, a la vez, un tratado científico.

Exhortación al martirio

Escrita en el 235.

Cartas

Escribió muchísimas. Sólo se conservan dos:

Bibliografía: Quasten I, 351-411; BP-1, 7-29.

 

c) Orígenes, el origenismo y las controversias origenistas: visión general

Como hemos visto, Orígenes nace en Alejandría a fines del s. II. Fue discípulo de S. Clemente. Escribió comentarios a la Sagrada Escritura y el De principiis (apología, y amplia exposición teológica de algunos aspectos de la fe). Fue un piadoso asceta, influido por Filón. Admitió la preexistencia de las almas y la caída en pecado de estas antes de la creación. Defendió la "apocatástasis" (vuelta de los espíritus a su primitivo modo de existir). Además, afirmó que el Logos es menor que el Padre, y el Espíritu Santo menor que el Hijo.

Después de su muerte, algunos aspectos de su teología suscitaron una viva polémica. Además, se dio la circunstancia de que los arrianos se apoyaron en él para sostener su doctrina.

Obispos que repudiaron la teología de Orígenes:

Por otra parte, a principios del siglo V, San Juan Crisóstomo protegió a 50 de los 300 monjes origenistas que huyeron de la persecución que se había desatado en su contra. Son dignos de notar los cuatro "grandes hermanos" famosos por su piedad y fortaleza física. En el Sínodo de la encina (Synodus ad quercum), el 403, Teófilo (acompañado por su sobrino S. Cirilo) con 29 obispos egipcios, apoyados por Eudoxia, deponen al Crisóstomo y lo destierran a Bitinia. El pueblo lo reclama, pero fue nuevamente desterrado, y el camino muere (14-IX-407).

A principios del s. VI, los monjes de Palestina (con S. Sabas) se oponen a Orígenes. Entonces, Efren de Antioquía condena el origenismo. Pedro de Jerusalén (542) levanta una querella ante Justiniano contra los origenistas. Justiniano también se opone a los origenistas., y en un edicto de 552 condena 9 proposiciones del De Principiis y se pone entre los libros de los herejes. Esta condena se confirma en el V Concilio Ecuménico, tenido en Constantinopla (año 553)Todos se adhieren condenando a Orígenes del modo más severo; hasta Vigilio.

Bibliografía: Mondin, I, 227-230.

 

d) Seguidores y adversarios de Orígenes, en el siglo III: breves noticias sobre San Dionisio de Alejandría, San Gregorio Taumaturgo y San Metodio de Olimpo

San Dionisio de Alejandría

 Fue discípulo de Orígenes en la Escuela de Alejandría. Más tarde (c. 248) llegó a ser obispo de esa ciudad. En la persecución de Decio (249-250) se refugió, como San Cipriano. En 251 sostiene a Cornelio (obispo de Roma) contra su adversario Novaciano en la cuestión de la readmisión de los lapsi. Luego se adhiere a la postura de Cipriano, en contra de Esteban (254-257) y Sixto II (257-258), en el asunto de si había que volver a bautizar. Escribe a los obispos de la Pentápolis libia contra el obispo Tolemaidas, al que tacha de sabeliano. Dionisio de Roma (259-268) le envía una carta reprochando su postura, y Dionisio de Alejandría le envía su Refutación y apología en cuatro libros (citado por Atanasio en su De sententia Dyonisii). No puede acudir al juicio contra Pablo de Samosata, en Antioquía (a. 265), por motivos de salud y edad. Fallece poco después. Escribe un Canon pascual y varias obras perdidas entre las que se encuentra la titulada Sobre las promesas en la que niega la autoría de San Juan en el Apocalipsis,

Bibliografía: P. Nautin, en A. di Bernardino I, 609-610.

San Gregorio Taumaturgo

Nació en el Ponto de una familia pagana acomodada. Fue discípulo de Orígenes durante su estancia de cinco años en Cesarea de Palestina. Más tarde fue consagrado obispo de Neocesarea del Ponto hacia el año 240. Participó en el Concilio de Antioquía contra Pablo de Samosata (a. 264). Los padres capadocios lo consideraron como el padre de la Iglesia de Capadocia y le dirigen numerosos elogios. Escribió su Discurso de acción de gracias a Orígenes, en el cual explica con detalle el método de enseñanza de la escuela misionera de Orígenes en Palestina.

Bibliografía: H. Crouzel, en A. di Bernardino I, 998-999.

San Metodio de Olimpo

Fue obispo de Olimpo, en Licia, y murió mártir en Eubea (a. 311).Se formó en la tradición exegética de Orígenes, como muestran sus escritos, pero no aceptó la teoría de la sucesión indefinida de los mundos, la preexistencia de las almas y su interpretación de la resurrección de la carne. Aceptó en cambio, la tipología, la ascética y la mística, interpretando la historia sagrada como una revelación progresiva. Este mensaje lo expuso en sus obras exegéticas conservadas sólo en pocos fragmentos (por ejemplo, Sobre el Levítico y Proverbios). En los escritos conservados encontramos una antropología totalizante: la resurrección del justo será a imagen de Cristo resuceitado, con un cuerpo glorioso idéntico al cuerpo mortal; la libertad fue dada al hombre para pudiera merecer con sus acciones (Sobre la Resurrección, Sobre el libre albedría, Sobre la vida y la conducta razonable). La única obra que conocemos en el original griego es el Siomposio o Sobre la virginidad.

Bibliografía: C. Riggi, en A. di Bernardino II, 1436.

 

TEMA 12: LOS ESCRITORES AFRICANOS DEL SIGLO III

 

a) Características generales de la literatura y de la teología africana de este período

Copiamos algunos párrafos de Drobner (pp. 169170.)

"Desde la conquista de Grecia por los romanos (consumada en el año 147 a.C con la de Corinto), el griego se había convertido en la lingua franca (koine dialektoV ) de todo el imperio, por lo que al principio la liturgia y la literatura cristianas utilizaron el griego también en Occidente. Esto no significa que, además del griego, no se conservaran también las lenguas concretas de cada región. En el Occidente latino el latín siguió siendo la lengua oficial, la literaria y la utilizada por el vulgo. Sobre todo en el norte de África nunca llegó a grecizarse, y la población sencilla rural sin estudios rara vez aprendía una lengua que no fuera la materna del lugar. Puesto que los éxitos obtenidos por la acción misionera del siglo II alcanzaron también, y quizá de modo principal, a los pertenecientes a las clases bajas, llevaron a finales del siglo II al nacimiento de una literatura cristiana latina, comenzando por la traducción de textos fundamentales para la predicación y la praxis cristianas: liturgia y Biblia. A este respecto es significativo que los primeros testimonios de literatura cristiana conocidos provengan de la no grecizada África: las Acta Scillitanorum en el año 180 y Tertuliano a partir del año 197".

"Como les ocurrió a los cristianos de lengua griega, también los que hablaban latín cayeron en la cuenta de que el latín «clásico» (pagano) no podía cubrir del todo la necesidad del objeto cristiano. Por eso comenzó a desarrollarse desde un principio una «lengua especial» cristiano-latina en la que, debido al origen de los traductores y de los destinatarios, entraron muchas propiedades del lenguaje vulgar que siguieron siendo perceptibles en autores más tardíos de elevada cultura". Cfr. los tres fenómenos en la formación de este lenguaje en Drobner, p. 170.

 

b) Las primeras traducciones de la Biblia 

Antes de cualquier otro escrito, se tradujo la Biblia del griego al latín. Ya se mencionan, en las Acta Scillitanorum, las cartas de San Pablo. También se puede demostrar que los escritos de Tertuliano hacen referencia a versiones latinas del Nuevo Testamento. Por lo tanto, se puede afirmar que en la segunda mitad del siglo II existían, al menos en el norte de África, versiones latinas del Nuevo Testamento.

Medio siglo después, las obras de Cipriano atestiguan versiones latinas del Antiguo Testamento, que se tradujeron no del hebreo sino de la Septuaginta. Los traductores eran de un estrato social no elevado. Por eso esas traducciones produjeron al principio en San Agustín un fuerte rechazo.

Tanto Jerónimo como Agustín hablan de un número plural de traducciones latinas, pero de ellas sólo se han conservado fragmentos, principalmente en las citas de los Padres. A finales del siglo IV la Vulgata de San Jerónimo desplazó todas las otras versiones latinas. Al parecer había versiones de origen africano (Afra), italiano (Itala) e hispano (Hispana), todas relacionadas entre sí.

 

c) Tertuliano

Vida

Quinto Septimio Florencio Tertuliano nace en Cartago en el año 155. Sus padres eran paganos. Su padre era un centurión. En Roma recibe formación jurídica, practica la abogacía y adquiere renombre. Su producción como jurista aparece recogida en varias partes del Corpus Iuris Civilis. También tiene una amplia formación en letras latinas , griegas y en filosofía.

En el año 193 se produce su conversión, y se establece en Cartago. Fue ordenado sacerdote (cf Jerónimo) aunque él nunca lo menciona. De carácter apasionado y extremista, alimentó una pasión fanática por la verdad. Todos sus escritos son polémicos Es rigorista y cercano al montanismo. Sus escritos desde el año 207 (año en que pasó abiertamente al montanismo) al 212 tienen sabor montanista. En el año 213 se produce la ruptura formal con la gran Iglesia. Desde el 220 no se tienen noticias suyas.

Sus obras pueden dividirse en:

Escribe en un latín sentencioso. Se ha dicho que es el creador del latín eclesiástico. Aunque esta apreciación es exagerada, Tertuliano tiene mucha importancia en este tema pues introduce muchas palabras latinas luego empleadas en la teología.

Escritos apologéticos

Obras polémicas

Obras morales y ascéticas

Doctrina teológica

Transmisión del texto

Hay cinco "Corpus" (Trecense, Masburense, Agobardinum, Cluniacense, Ottoboniense) formados en los siglos V y VI, que nos han llegado a través de copias de épocas posteriores (siglos XIV a XVI). Sin embargo, recientemente se ha descubierto en los Países Bajos un manuscrito del siglo IX que contiene un fragmento del "De spectaculis". Este manuscrito pertenecía a la biblioteca de la Catedral de Colonia.

Bibliografía: Quasten I, 556-635.

 

d) Minucio Felix

De origen africano. Vive como abogado en Roma.

Escribió el Octavius en latín, a fines del siglo II. Es un diálogo de Minucio con Octavio (cristiano) y Cecilio (pagano), ambientada en Ostia. Cecilio habla del escepticismo y ataca el cristianismo. Octavio refuta amablemente todas las afirmaciones de Cecilio.

Se menciona la existencia de un Dios único, la inmortalidad del alma, la providencia divina.

Bibliografía: Apuntes.

 

e) San Cipriano

Vida (200-258)

Tenemos numerosas fuentes sobre su vida: tratados suyos, correspondencia, Actas proconsularia Cypriani, Vita Cypriani de su diácono Poncio (carece de valor histórico pues sólo buscaba la edificación).

Cecilio Cipriano Tascio nace en la primera década del siglo III en una familia pagana, rica, culta y bien relacionada. Estudia brillantemente y pronto logra fama en la retórica. Es maestro de elocuencia. Parece que también se dedicó a la administración pública

Se convierte al cristianismo gracias al apostolado del presbítero cartaginés Cecilio. Después de bautizarse da todo a los pobres. Al poco tiempo es ordenado sacerdote (246) y consagrado obispo de Cartago (248 o 49) por aclamación popular. Se le opone el presbítero Novato.

En 250 estalla la persecución de Decio. Cipriano huye y se refugia en un lugar seguro para poder ayudar a sus fieles. Fabián (236-250) muere en esa persecución y, los presbíteros de Roma escriben a los de Cartago alabando a Fabián y criticando a Cipriano. Cipriano decide escribir a los presbíteros de Roma para explicarles las razones que le han movido a actuar así. Se conserva esta carta con copia de otras trece escritas a los confesores, clero y comunidades de Cartago.

Durante su ausencia, en Cartago se levanta el cisma de Novato que ha ordenado de diácono a su satélite Felicísimo. Él y otros cinco presbíteros declaran a Cipriano fuera de la comunión y tratan de atraerse a los "lapsi" con una actitud de indulgencia y laxismo. Nombran a un obispo llamado Fortunato ("la fracción de Fortunato")

Surge entonces la disputa en torno a la penitencia en la que Cipriano (como también lo hará el papa Cornelio) se muestra más indulgente con la readmisión de los "lapsi", pero sin llegar al laxismo de Novato, Felicísimo, y otros cuatro presbíteros. Cipriano, por una parte reacciona contra el laxismo de Felicísimo y lo excomulga, y por otra escribe a Novaciano, que había sido cabeza del clero romano en sede vacante, el "De ecclesiae unitate", en el que defiende a Cornelio, el nuevo papa, contra el rigorismo de Novaciano. También escribe el "De lapsis". En 251 Cornelio escribe cartas a Cipriano y se reúne un sínodo en Cartago para confirmar la postura equilibrada de Cipriano y Cornelio frente a los "lapsi". Esta doctrina prevalece en Roma y en todas partes.

Una vez muerto Fabián le sucede Cornelio. Novaciano se nombra antipapa. La cuestión debatida era la reconciliación de los lapsi. Novaciano, rigorista, sostenía que no era lícito que se reconciliaran, ni siquiera en el momento de la muerte, y que no se podían remitir los pecados capitales. Se formó una secta de "cataros", rebautizados. A los novacianos los condenan un Sínodo en Italia (251), Cipriano de Cartago y Dionisio de Alejandría. Con muchos adeptos en Oriente (sobre todo, montanistas), siguen hasta el s. VII.

En los años siguientes se manifiesta el celo de Cipriano durante una gran peste que asoló el norte de Africa (253).

Más adelante surge la segunda gran disputa a la que se tiene que enfrentar Cipriano: la del bautismo recibido de manos de herejes. Siguiendo la tradición africana (Tertuliano, De baptismo; Concilio de Cartago del 220), Cipriano se inclina por negarle la validez (Concilios de Cartago del 255 y 256) y rebautizar a los herejes. Hay una disputa epistolar con el papa Esteban que afirmaba, con la tradición romana, la validez de esos bautismos. Hay relaciones tensas entre los dos, pero sin llegar a la ruptura.

Al final se cierra la disputa con la muerte de Esteban (257) y Cipriano durante la persecución de Valeriano (253-260). Cipriano es desterrado a Cuculis (30-VIII-257) y decapitado el 14-IX-258. Se conservan las actas de su martirio.

Escritos

Como teólogo depende de Tertuliano, a quien consideraba como su maestro y leía diariamente. Tertuliano es superior como escritor. Tenía mayor talento literario, fogosidad apasionada y profundidad, pero Cipriano le supera en celo pastoral, sabiduría cristiana, espiritualidad y prudencia práctica. Sus obras están provocadas por las circunstancias particulares prácticas. Es un hombre de acción un Pastor. Tiene un lenguaje y un estilo claros. Fue muy popular en la Antigüedad y en la Edad Media.

Tenemos varios catálogos de sus obras, que son siempre de cuestiones prácticas y concretas: en el cap. 7 de la Vita Cypriani de Poncio se mencionan 12 tratados; en un manuscrito del siglo X que recoge un testimonio del año 359; en un sermón de San Agustín (De Natale Cypriani):

De ecclesiae unitate

Bibliografía: Quasten I, 635-676; Fliché IV, 544-547; Fliche. IV-7, Trevijano, 125-134.

 

TEMA 13: LOS ESCRITORES ROMANOS DEL SIGLO III

 

a) Características generales de la literatura y de la teología romana de este siglo

Primera mitad del siglo III

Dos tendencias aparecen en la comunidad de Roma en la época del papa Víctor I (189-199): el montanismo (cristianismo asiático, influencia del Apocalipsis de Juan, fin del mundo, tensión Iglesia-Imperio, martirio como ideal, fue combatido por el papa Eleuterio) y el monarquianismo (basado en las doctrinas de Práxeas —venido de Asia para advertir a los romanos sobre el montanismo—, ampliado por Noeto y, en cierta manera, tolerado por Ceferino y Calixto).

Hipólito (c.170 a 235) —del cual ya hemos hablado en otra lección— aparece en este clima, y es fundamental el conocimiento de su teología para comprender el ambiente teológico romano a durante la primera mitad del siglo III. A Hipólito hemos de identificarle con un sacerdote romano desterrado junto con Ponciano a Cerdeña en 235 y sepultado cerca de la vía Tiburtina (parece que es suya la estatua cerca de esa vía, que contiene una lista de obras de Hipólito del 210 al 224).

Los escritos de Hipólito son típicamente romanos, de origen petrino (es decir, sirio y judío-palestinense), en los que se notan ecos de las Homilías clementinas, también de influencia petrina.

También tiene la influencia de Ireneo (de quien se presenta como discípulo, según Focio) y por tanto de Asia. Se nota en la estima de Hipólito por el Apocalipsis. Además, comparte el milenarismo de los asiáticos y cree en la inminencia del fin del mundo. Tiene hostilidad frente a la filosofía y preferencia por el estoicismo (como Melitón).

Es un precioso testigo de la liturgia romana.

Dos corrientes se advierten en Roma en el siglo III: 1ª) la corriente apocalíptica (que obedece a ciertas características antiguas de la Iglesia romana: cfr. el Pastor de Hermas), culto a los mártires Pedro y Pablo, favorecida por el montanismo, 2ª) la corriente de la jerarquía que se muestra favorable a la moderación, a la indulgencia, a la búsqueda de la unidad entre los grupos y al diálogo con el poder imperial.

En su Elenchos (Refutación de todas las herejías), Hipólito critica violentamente a Ceferino y a Calixto. La violencia era el tono habitual. Hipólito realmente ataca un "ambiente", el de los cristianos que pertenecen a las clases dirigentes (Marco Aurelio Carpóforo, Marcia, Minucio Felix, etc.). Calixto era un gran administrador, que dialoga con los hombres ricos del imperio. Ceferino y Calixto no son dos intelectuales, sino hombres de acción. Hipólito sueña con una Iglesia de santos en conflicto con el mundo, pobres, sin bienes.

Sin embargo, cuando Calixto intuyó el peligro del monarquianismo, no dudó en condenar a Sabelio.

Hipólito aparece como representante del viejo presbiterado romano, con su tradición catequética y sus prácticas litúrgicas. Se nota su hostilidad hacia los diáconos y a una concepción más monárquica del episcopado. Hipólito escribe en griego, aunque en Roma los cristianos hablaban en latín desde mediados del siglo II.

Hipólito, sin embargo, no es un antagonista del papa ni un cismático. Sus escritos respiran la más pura tradición. Su violencia procede, en gran parte, de un género literario. Fu el representante de un integrismo que la Iglesia hizo bien en no aceptar, pero fue también un gran doctor de la Iglesia, venerado como santo.

Segunda mitad del siglo III

El final del siglo III es el preámbulo de las controversias doctrinales del siglo IV.

Monarquianismo: Noeto de Esmirna, Epígono (en tiempo del papa Víctor), Cleomene (época de Ceferino y Calixto) y Sabelio (cirenense de la Pentápolis, que llega a Roma en tiempo de Ceferino y es discípulo de Cleomene).

Calixto condena a Sabelio el 217 (a pesar de sus innegables preferencias por el monarquianismo).

Sabelio muere en 257, pero en Cirenaica sus doctrinas cobran fuerza. Dionisio de Alejandría envía cartas a los obispos que apoyan el sabelianismo, en las que expone la distinción entre el Padre y el Hijo, punto que negaban los sabelianos. Los obispos de la Cirenaica recurren a Roma (el papa era Dionisio, sucesor de Sixto). La tradición teológica romana era monarquiana, subrayando la unidad de la sustancia divina.

Hipólito seguía la línea de Justino: subsistencia propia del Logos. Mientras que Calixto había favorecido a Cleomene. Orígenes había sostenido la inferioridad del Logos con respecto al Padre y tuvo que justificarse con el papa Fabián. Dionisio de Alejandría era discípulo de Orígenes.

Dionisio sostenía que el Hijo es creado (poiema) y un producto (geneton). Lo acusaban de decir que el Hijo no es consustancial al Padre (homoousios).

Ante una condenación de su doctrina en un sínodo romano, Dionisio de Alejandría envía una Apología al papa en la que le explica que está plenamente de acuerdo con la doctrina trinitaria de Roma, pero que prefiere utilizar su vocabulario propio (no acepta la palabra homoousios porque dice que no está en la Escritura).

Ambos obispos condenan el monarquianismo y el subordacionismo, pero mantienen las diferencias propias de las escuelas alejandrina y romana.

Otro conflicto es el de Antioquía, aunque también influye en la iglesia romana. Pablo, que era un obispo típicamente oriental, mantiene la práctica de las virgines subintroductae de la iglesia siria arcaica.

Los helenistas de Antioquía (Luciano, Malaquión) le acusan de sostener la doctrina de Artemón que prolongaba en Roma, a mediados del siglo III, el adopcionismo de Teodoto de Bizancio.

Sin embargo, su doctrina más bien se parece a la de Berilio de Bostra: subrayar la unidad de Dios y la humanidad de Cristo.

Luciano de Antioquía (partidario de Orígenes) condena a Pablo de Samosata por su modalismo, y condena la utilización de la palabra homoousios para designar la unidad de la naturaleza divina. Además, el sínodo de Antioquía afirma que el Verbo asume un cuerpo, tal como lo haría Apolinar de Laodicea, en Antioquía, un siglo más tarde.

Bibliografía: Danielou, 182-189 y 250-255.

 

b) Novaciano 

En este clima teológico y disciplinar, Novaciano llegó a desempeñar un papel muy prominente en la comunidad romana a mediados del siglo III. Sin embargo, sabemos relativamente poco acerca de su vida. Era natural de Roma. Fue bautizado estando gravemente enfermo, pero nunca recibió la confirmación. Por eso el clero y el pueblo romano se opusieron a que Fabián le ordenase sacerdote. Poseía una formación descollante. Era un "lider" nato. Vivía retirado, quizá como eremita, hasta que estalló la persecución de Decio. Al morir el papa Fabián en el verano de 250, tomo bajo su responsabilidad la comunidad de Roma. Escribe tres cartas a Cipriano, en las que le apoya en la cuestión de los lapsi. Al ser elegido Cornelio, en lugar suyo, obispo de Roma, se convirtió en el abanderado del partido rigorista y se hizo elegir obispo de Roma (antipapa).

Propugnaba una Iglesia pura y de los puros. Si se pecaba gravemente no podía seguirse perteneciendo a la Iglesia. En su postura subyacen ideas estoicas más que bíblicas.

Según el historiador Sócrates, Novaciano padeció el martirio en la persecución de Valeriano.

La obra capital de Novaciano es su De Trinitate, escrita el año 240. En su contenido y en su estructura se reflejan las numerosas discrepancias teológicas de su tiempo:

De Tertuliano toma los conceptos de una substancia, tres personae, ex substantia dei. Además, introduce los términos: incarnari y praedestinatio.

No debe extrañar que Novaciano no incluya al Espíritu Santo en la discusión sobre Dios. La doctrina de la divinidad del Espíritu Santo no llegará a ese estadio hasta mediados del siglo IV, sobre todo con Basilio el Grande. Novaciano concibe al Espíritu Santo, sobre todo, como fuente de la santidad, de la iluminación y de la inmortalidad.

Poco sabemos de la repercusión de este primer gran tratado del primer teólogo romano.

Bibliografía: Drobner, 198-199.

 

TEMA 14: OTROS AUTORES LATINOS DEL SIGLO III

 

a) Breves noticias sobre autores latinos de otras áreas geográficas

Lactancio

Lucio Cecilio Frimiano Lactancio fue el último gran padre de la Iglesia latino, que vivió en sus propias carnes la persecución de los cristianos, como delata con fuerza su obra.

Se le conoció más tarde como el "Cicerón cristiano" por su excelente estilo clásico.

Nació en África, donde le instruyó el famoso retórico Arnobio y donde él mismo ejerció como maestro de retórica. Fue llamado por Diocleciano para que diera clase de retórica en su nueva residencia de Nicomedia de Bitinia, junto al Mar Negro. Uno de sus alumnos probablemente fue el futuro emperador Constantino. Así se explica que luego lo llamara a Treveris para que fuera tutor de su hijo mayor Crispo.

Durante la persecución de Diocleciano (303) renunció a su cátedra y poco después se convirtió al cristianismo. También por entonces compuso su obra apologética De opificio hominis y entre 304 y 311 su obra principal: Divinae institutiones.

En Treveris terminó su escrito De mortibus persecutorum y De ira Dei. También compuso una versión abreviada (Epitome) de las Institutiones.

Murió hacia el año de 325.

Bibliografía: Drobner, 200-201.