Pueblo de Dios
DPE
 

Es una expresión con gran raigambre bíblica de mucha riqueza teológica. El concilio Vaticano II en la constitución L.G. sitúa el tema del pueblo de Dios después de tratar el misterio de la Iglesia y antes del capítulo dedicado a la jerarquía.

1.° "Os adoptaré como pueblo mío y seré vuestro Dios" (Ex. 3,7). La revelación de Dios en el A.T. corre pareja a la elección de Israel, al éxodo, a la formación del pueblo, a la alianza y al camino hacia la tierra prometida. El pueblo de Israel sólo conseguirá su plena realización siendo el pueblo de Dios. Este pueblo esta llamado a encarnar en la historia "los proyectos de corazón de Dios"; los profetas reavivan en el pueblo las exigencias de la alianza, la justicia y el derecho en favor de lo huérfano, el pobre y la viuda, y despiertan en el pueblo la conciencia de ser un pueblo universal. El pueblo de Dios está llamado a hacer presente el Reino de Dios que historiza en las relaciones y en el estilo de vida la relación de Dios con el hombre; en consecuencia, ninguna realidad histórica se confunde con el Reino de Dios, que actúa como instancia crítica, dinámica y escatológica.

Jesús de Nazaret anuncia el Reino y convoca a una nueva experiencia de pueblo que se constituye sobre la Alianza nueva y definitiva de su entrega personal; el nuevo pueblo de Dios tiene como referencia fundamental a Cristo muerto y resucitado y al don del Espíritu Santo. Cristo resucitado es la cabeza del nuevo pueblo de Dios.

2.° La comunidad de los que tienen el Espíritu de Jesucristo. Jesús llamó personalmente a los discípulos (Mc. 3,14) para que estando con Él conocieran el corazón de Dios Padre, aprendieran una nueva vida y continuaran su misión en el mundo. Todo lo que viven con Jesús de Nazaret adquiere una dimensión definitiva en la experiencia Pascual. Los apóstoles proclaman al mundo entero la buena noticia de que somos hijos de Dios y hermanos en Jesucristo (Mt. 23, 8-11), que lo importante es compartir (Mc. 10, 22-27) y servir (Lc. 22,26). que ha surgido una comunidad de fe y de vida (Hech. 2, 42-45; 4, 32-35) y que hay que anunciar el Evangelio hasta los confines de la tierra (Mt. 28, 18-20).

La constitución Lumen Gentium dice que el pueblo de Dios es el pueblo que cree en Jesucristo encarnado, muerto y resucitado, que permanece unido en la comunión y en el servicio, y que "tiene como fin el dilatar más y más el Reino de Dios en la tierra" (L.G. 9). El pueblo de Dios es universal, pues todos estamos llamados a formar parte de él, y todos los hombres, en diferentes grados, pertenecen al pueblo de Dios (L.G. 13). "Así, pues, la Iglesia ora y trabaja para que la totalidad del mundo se integre en el pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo, y en Cristo, Cabeza de todos, se rinde al Creador Universal y Padre todo honor y gloria" (L.G. 17).

Es necesario entender la Iglesia desde el horizonte del pueblo de Dios y, al mismo tiempo, ver qué elementos del pueblo de Dios sólo se conocen y viven desde el mensaje salvador que constituye el ser y la misión de la Iglesia. La Iglesia es el medio y el ámbito que hace posible el que toda la humanidad llegue a ser pueblo de Dios. "Cuando este pueblo de los más pobres reciba la plenitud de la obra de Dios, mediante el servicio de la Iglesia y que mediante otros métodos que Dios se ha reservado para hacer eficaz su gracia y su presencia, se convertirá en el verdadero pueblo de Dios que va haciendo cada vez más próximo el reino de Dios entre nosotros" (1. ELLACURÍA, Pueblo de Dios, en C. FLORISTÁN y J. J. TAMAYO, Conceptos fundamentales de Pastoral, Cristiandad 1983, 858).

3.° "Buscad primero el Reino de Dios y su justicia". El Reino de Dios es para el pueblo. En los Evangelios los preferidos de Jesús son los enfermos, los marginados y los pecadores. Dios ama a los pobres de una manera especial, no porque sean mejores, sino porque son pobres; y son los elegidos por Dios para llamar a la humanidad entera a la salvación. La Iglesia como pueblo de Dios es y está llamada a ser comunidad de hermanos en favor de los más necesitados. Creyente convertido es el que entiende, interpreta y proyecta desde este compromiso la vida entera.

Esta opción preferencial por los más pobres se desarrolla históricamente a través de procesos de liberación que expresan la acción salvadora de Dios. El pueblo de Dios se alimenta de la vida trinitaria, para poder construir el Reino y en las virtudes teologales encuentra la fuerza para enfrentarse a los conflictos históricos y a los egoísmos humanos. Pecado es todo aquello que impide que el Reino de Dios avance en la historia humana.

4.° La eclesiología del Vaticano II. Es una eclesiología profundamente trinitaria, de comunión y de servicio; parte de la categoría de pueblo de Dios y de la opción preferencial por los más necesitados. "El Espíritu de Jesús está en los pobres y, desde ellos recrea la totalidad de la Iglesia" (J. SOBRINO, Resurrección de la verdadera Iglesia, Santander 1981, 109). La Iglesia, pueblo de Dios, no puede olvidar nunca que es la Iglesia del crucificado, la Iglesia del Espíritu, la Iglesia de los pobres y la Iglesia que vive para el Reino. Somos pueblo sacerdotal (1 Pe 2, 4-10; Ap. 1,6; 5, 9-10; L.G. 10) que se entrega como Jesús. Y es llevada por el Espíritu para ser buena noticia para los más pobres.

- Reino, pueblo de Dios, Iglesia. Son tres realidades indisolublemente relacionadas. Habrá Reino cuando haya pueblo de Dios y viceversa. El Reino tiene que ver con la Iglesia, pero es una realidad más amplia. La Iglesia como sacramento universal de salvación vive en referencia al Reino y al pueblo, y el Reino de Dios no se da en plenitud hasta que llega a constituirse un verdadero pueblo de Dios. Por esto la Iglesia es instrumento excepional, cuya misión consiste en instaurar el Reino entre los hombres. Dios ha querido salvar a los hombres haciendo de ellos "un pueblo que le conociera de verdad y le sirviera con una vida tanta" (CEC 781)

- Características del pueblo de Dios (CEC 782):

- Dios no pertenece a ningún pueblo; ha hecho un pueblo de los que no eran pueblo y los ha constituido como "una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa" (1 Pe 2,9).

- Se llega a ser pueblo por la fe en Cristo y por la recepción del Bautismo.

- El pueblo de Dios tiene por cabeza a Cristo y participa de su misión mesiánica.

- La dignidad y la libertad de los hijos de Dios viene dada por el Espíritu Santo que habita en sus corazones.

- Su ley es el mandamiento nuevo: amar como Cristo nos amó (Jn.13,34). Es la ley nueva de los que viven guiados por el Espíritu Santo (Rom. 8,2; Gál 5,25).

- La misión del pueblo de Dios consiste en ser sal, luz, germen y anticipo de la salvación de Cristo para todo el género humano. El Reino de Dios que Jesús comenzó ha de ser llevado hasta a todos los pueblos de la tierra hasta que llegue la plenitud escatológica. (L.G. 9).

- Es un pueblo sacerdotal, profético y real; todo el pueblo participa de estas tres funciones y tiene las responsabilidades de misión y servicio que se derivan de ellas (R. H. 18-21). Cristo ha hecho del nuevo pueblo "un reino de sacerdotes para Dios su Padre" (L.G. 10); es profético porque se adhiere indefectiblemente a la fe (L.G. 12) y es testigo de Cristo en medio del mundo; y es un pueblo regio porque Cristo por su muerte y resurrección atrae a todos los hombres hacia sí (Jn, 12,32) al presentarse como servidor de todos, y dar la vida en rescate por muchos (Mt. 20,28); los cristianos al servir a los que sufren y a los pobres reconoce en ellos a Cristo. (L.G. 8).

En la Iglesia, pueblo de Dios, todos los miembros están unidos entre sí por la unión con Cristo; el Espíritu Santo es el principio de unión y de acción del pueblo de Dios; pues está plenamente en la Cabeza, Cristo, y en los miembros (M.C.; D.S. 3808).

Jesús Sastre