Pecado
DPE
 

El concepto de pecado, en el cristianismo, es una categoría religiosa y moral. Esto quiere decir que, en el pensamiento antiguo, o en el no cristiano, existe el concepto de transgresión que no debe identificarse sin más con el de pecado.

Tampoco el pecado puede identificarse con un desajuste psicológico o con una falta cometida contra unas normas legales.

¿Cómo se puede definir el pecado? En un primer momento, para recoger la riqueza de la Tradición nos servimos de S. Agustín: "Pecado es algo que se hace, se dice o se desea contra la ley eterna" (Contra Faustum, 1, XXII, c. 27). Y, también, "pecado es el alejamiento de Dios y la orientación hacia las criaturas" (De libero arbitrio 1 ,I, c. 6).

Desde un punto de vista pastoral nos detenemos en algunas cuestiones de importancia:

  1. A la hora de educar pastoralmente en el tema del pecado debemos mantener una pedagogía progresiva según edades y circunstancias. Evitando crear conciencias escrupulosas y estrechas y situando en primer plano no tanto el pecado, como el perdón del Dios de la misericordia entrañable.

  2. Al realizar un enfoque pastoral del pecado, es decisivo resaltar que el pecado es siempre una falta cometida contra "alguien", es decir, una falta de una persona contra otros seres personales: o contra Dios, Ser Personal por excelencia, o contras los demás (que son personas a imagen y semejanza de Dios) o contra uno mismo (definido como persona). Al manifestar los pecados, ayuda esta triple división: pecados contra Dios, los demás y uno mismo.

  3. Además de subrayar la dimensión personal del pecado, una buena y acertada pedagogía pastoral, para educar en una sana conciencia de pecado, debe incidir en el penitente en las dimensiones individual y comunitaria del pecado, según rezamos en el "Yo pecador": Confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión". Todo pecado comporta una dimensión "social", es decir, se ofende al "cuerpo" eclesial y a la humanidad (es la llamada comunión de los santos).

  4. El pastor debe educar al penitente en la sana libertad de los hijos de Dios, es decir, en la responsabilidad del propio penitente, para evitar conciencias estrechas o deformadas.

  5. Como consejo práctico, a la hora de realizar un examen de conciencia, es bueno no sólo educar en los diez mandamientos de la ley de Dios (resumen de lo central del Antiguo Testamento), sino en el sentido de las Bienaventuranzas (centro del Nuevo Testamento).

BIBL. - R. FLECHA-F. GARCÍA, Pecado, en "Nuevo Diccionario de Catequética", San Pablo, Madrid 1999, 1760-1780.

Raúl Berzosa Martínez