Laborem Exercens
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A los noventa años de la encíclica R.N. Juan Pablo II escribe la primera encíclica de contenido social el 14-9-1981. El atentado del Papa en la plaza de San Pedro retrasó unos meses la publicación de esta encíclica. Para comprender esta encíclica y las restantes de Juan Pablo II hay que remitirse a Redemptor Hominis, encíclica programática de lo que quería fuese su pontificado; esta intencionalidad se podría resumir en dos afirmaciones: el hombre sólo se entiende plenamente desde la persona de Jesucristo, y el hombre es el camino de la Iglesia.

Partes de que consta L.E. El texto tiene cuatro partes y una introducción. 1° parte: el trabajo y el hombre a la luz de la Palabra de Dios (Génesis). 2° parte: el conflicto entre trabajo y capital en la presente fase histórica. 3° parte: los derechos de los hombres trabajadores. 4° parte: los elementos para una espiritualidad del trabajo.

Contenidos de L.E.:

- Estamos ante una encíclica dedicada monográficamente a reflexionar sobre el trabajo. Desde el primer momento el Papa sitúa el hombre y el trabajo como el trabajo como las dos claves para reflexionar sobre la cuestión social.

- El trabajo humano es colaboración con Dios creador e identificación con Cristo encarnado que asumió la condición social e histórica hasta dar la vida. La resurrección de Cristo aporta un sentido nuevo a la existencia; el trabajo nos ayuda a crecer como personas, es un bien para los demás, y tiene una dimensión religiosa.

- En el sistema socialista y en el sistema capitalista, de diferente forma y justificación, el trabajo se considera una mercancía y el trabajador un instrumento de la producción. El Papa denuncia esta situación y proclama la primacía del ser humano sobre cualquier otro medio productivo.

- Para la mayoría de los trabajadores el salario justo y las prestaciones sociales son el baremo que manifiesta la justicia del sistema socioeconómico. El contrato social y el accionario obrero es lo que puede ayudar más a que el obrero sienta que trabaja en algo propio. La encíclica L.E. insiste en la participación real y activa del trabajador en la empresa por la toma de decisiones.

- El salario para que sea justo debe ser familiar; esto significa que el salario pueda cubrir las necesidades de una familia de tipo medio en una sociedad concreta.

- La realidad del trabajo de la mujer se ve como positiva; Juan Pablo II recuerda la importancia de asegurar la educación de los hijos y las prestaciones sociales por parte del empresario indirecto (Estado o sociedad).

- En la situación actual el pleno empleo es más una aspiración que una realidad. El desempleo que padecen muchas personas pide una reflexión especial llena de consideraciones morales. Como el trabajo es un bien escaso y hay personas que nunca conseguirán empleo, es un deber moral el reparto del trabajo existente, así como la creación de puestos de trabajo. Para asegurar el destino universal de los bienes, el objetivo de las inversiones debe ser la ampliación de puestos de trabajo. Los parados necesitan una atención prioritaria; hay que asegurarles el subsidio básico para que puedan vivir él y su familia. Por su parte, los parados no deben practicar la economía sumergida y, psicológicamente, es recomendable que estén ocupados aunque estas actividades no produzcan bienes económicos.

Principales aportaciones de L.E. Esta encíclica aborda un solo tema, el del trabajo humano; Juan Pablo II reflexiona sobre este tema teniendo conocimiento de los dos sistemas, el capitalista y el socialista. Cuestiona a los dos sistemas para ver en qué medida buscan realmente la realización personal del trabajador. El Papa pondera la importancia de la Doctrina Social de la Iglesia al abordar las cuestiones sociales, y las citas que pone son en su mayoría de la Biblia y del Magisterio. En este documento se perfilan los rasgos básicos de una espiritualidad del trabajo desde la teología de la creación y de la redención. La antropología cristiana al ver en cada ser humano la "imagen de Dios", enriquece grandemente la consideración de todo el quehacer humano y, especialmente, el sentido y condiciones del trabajo.

Jesús Sastre