9na. Estación.

JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

 

Levántate y anda.

(Mt. 9,5)

 

Triplicaste tu caída

entre sollozos y lágrimas.

 

La magnolia de tu veste yace en tierra,

deshojada y el caudal de tus cabellos

hontanar de limpias aguas

sobre las piedras desnudas

dormido se desparrama...

 

¡Qué desfallecer del cuerpo,

qué desaliento en el alma!

¡Cuánta sed de abandonarse

y no proseguir la marcha,

suspender eternamente

el ritmo de las pisadas!

 

¿Por qué un grito se me sube

tembloroso a la garganta

un grito para gritarte:

“Jesús, levántate y anda”?

 

Porque otras muchas caídas

tus tres caídas retratan:

el azoro de los niños

caídos de madrugada;

 

el derrumbe de los jóvenes

desde las cumbres nevadas;

las caídas de los viejos

tan negras y tan amargas...

 

Porque mil negras pupilas

ansiosas en Tí se clavan

por ver si quedas caído

o mirar sí te levantas

por eso mi voz te grita:

“Jesús, levántate y anda.

 

Levántate aunque el cansancio

se desploma en tus entrañas

Levántate, aunque el suplicio

con vivas lumbres te aguarda.

 

Levántate, que la meta

se mira ya muy cercana”

 

Enséñales a los hombres

esa ciencia necesaria

de resurgir varoniles

cuando en el camino caigan.

 

Si Tú te quedas caído

derrumbas nuestra esperanza.

 

Somos flores de los campos

que hasta un soplo desarraiga,

y ¡es tan fácil que en la vida

se quede caída el alma,

cuando ha sentido el abrazo

cenagoso de las charcas

que ofrecen lotos de oro

y víboras anidadas!

 

¡Y es tan duro levantarse

para proseguir la marcha

cuando en las venas hay frío

y anochece en las entrañas...!

 

Jesús, por los pecadores

mi voz te grita angustiada,

por nosotros pecadores,

Jesús, ¡levántate y anda!



 
 
Romancero de la vía dolorosa
   9na. Estación. JESÚS CAE POR TERCERA VEZ. Arte Francisco Ros Gascóns