JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ

El 8 de diciembre de 1967, exactamente dos años después de la clausura del Concilio Vaticano II, el papa Pablo VI enviaba un mensaje a todos los hombres de buena voluntad, invitando a celebrar el Día de la Paz en todo el mundo, el primer día del año civil, 1 de enero de 1968. Sería nuestro deseo que después, cada año, esta celebración se repitiese como presagio y como promesa, al principio del calendario que mide y describe el camino de la vida en el tiempo, de que sea la paz, con su justo y benéfico equilibrio, la que domine el desarrollo de la historia futura... La propuesta de dedicar a la paz el primer día del año nuevo no intenta calificarse como exclusivamente nuestra, religiosa, es decir, católica; querría encontrar la adhesión de todos los amigos de la paz... La Iglesia católica procurará llamar a sus fieles a celebrar la Jornada de la Paz con las expresiones religiosas y morales de la fe cristiana; pero considera necesario recordar, a todos los que quieran compartir la oportunidad de tal Jornada, algunos puntos que deben caracterizarla, y el primero es la necesidad de defenderla paz frente a los peligros que la amenazan...

Esta celebración no debe alterar el calendario litúrgico que reserva el primer día del año al culto de la maternidad divina de María y al nombre de Jesús. Antes bien, estas santas y suaves memorias religiosas deben proyectar su luz de bondad, de sabiduría y de esperanza sobre la imploración, la meditación, la promoción del grande y deseado don de la paz de que el mundo tiene necesidad.

Así nacía, el 1 de enero de 1968, la Jornada Mundial de la Paz. El cardenal Roger Etchegaray, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, decía en 1998 que la feliz iniciativa de Pablo VI, treinta años antes, fue como una botella con un mensaje lanzada al mar por Pablo VI. Todos estos mensajes están al alcance tanto de los pequeños como de los jefes de Estado, de los sencillos como de los políticos expertos; en definitiva, al alcance del corazón aún más que de la razón, de la razón aún más que de la fe... Estos mensajes tienen un eco extraordinario incluso en los países en los que los católicos son minoría. Son los textos pontificios citados más frecuentemente en los ámbitos internacionales, y contribuyen así a difundir por todas partes la doctrina social de la Iglesia.

A lo largo de estos 34 años, el conjunto de los mensajes pontificios para la Jornada Mundial de la Paz, en los pontificados de Pablo VI y de Juan Pablo II, constituyen todo un cuerpo de doctrina católica sobre la paz y la convivencia humana internacional. Basta con evocar los lemas de cada año para conocer el sentido y la evolución de esos mensajes.

Pablo VI

1968 Primero de enero, Jornada Mundial de la Paz.

1969 La promoción de los Derechos del Hombre, camino hacia la paz.

1970 Educarse para la paz a través de la reconciliación.

1971 Todo hombre es mi hermano.

1972 Si quieres la paz, trabaja por la justicia.

1973 La paz es posible.

1974 La paz depende también de ti.

1975 La reconciliación, camino hacia la paz.

1976 Las verdaderas armas de la paz.

1977 Si quieres la paz, defiende la vida.

1978 No a la violencia, sí a la paz.

Juan Pablo II

1979 Para lograr la paz, educar para la paz.

1980 La verdad, fuerza de la paz.

1981 Para servir a la paz, respeta la libertad.

1982 La paz, don de Dios confiado a los hombres.

1983 El diálogo por la paz, una urgencia para nuestro tiempo.

1984 La paz nace de un corazón nuevo.

1985 La paz y los jóvenes caminan juntos.

1986 Norte-Sur, Este-Oeste: una sola paz.

1987 Desarrollo y solidaridad: claves de la paz.

1988 La libertad religiosa, condición para la pacífica convivencia.

1989 Para construir la paz, respeta las minorias.

1990 Paz con Dios Creador, paz con toda la creación.

1991 Si quieres la paz, respeta la conciencia de cada hombre.

1992 Creyentes unidos en la construcción de la paz.

1993 Si quieres la paz, sal al encuentro del pobre.

1994 De la familia nace la paz de la familia humana.

1995 La mujer, educadora para la paz.

1996 ¡Demos a los niños un futuro de paz!

1997 Ofrece perdón, recibe la paz.

1998 De la justicia de cada uno nace la paz para todos.

1999 El secreto de la paz verdadera reside en el respeto de los derechos humanos.

2000 Paz en la tierra a los hombres que Dios ama.

2001 Diálogo entre las culturas: para una civilización del amor y de la paz.

2002 No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón.

Fue una genial iniciativa de Pablo VI proponer comenzar el año civil con aspiraciones de paz en todos los ámbitos: desde el interior del corazón de cada uno hasta el más universal de las relaciones internacionales, pasando por la convivencia en familia, en comunidad, en el trabajo... Juan Pablo II, que asumió la iniciativa de Pablo VI, decía en su primer mensaje: A todos, cristianos, creyentes, hombres de buena voluntad, os digo: no tengáis miedo de apostar por la paz, de educar para la paz. La aspiración a la paz no quedará nunca decepcionada. El trabajo por la paz, inspirado por la caridad que no pasa, dará sus frutos. La paz será la última palabra de la Historia.

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ