El Papa envía en misión a más de doscientas familias de comunidades neocatecumenales

CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 12 enero 2006 (ZENIT.org).- Al conceder su primera audiencia como Papa a comunidades del Camino Neocatecumenal, Benedicto XVI envió a más de doscientas familias de misión a diócesis de los diferentes continentes.

En el encuentro, que tuvo lugar este jueves en el Aula Pablo VI del Vaticano, acondicionada como suele hacerse en este tipo de celebraciones, participaron unas diez mil personas, entre las que se encontraban cinco cardenales, y treinta obispos.

Además de los iniciadores del camino, Kiko Argüello, Carmen Hernández y el padre Mario Pezzi, estaban presentes 1.100 sacerdotes formados en los 63 seminarios «Redemptoris Mater» surgidos de estas comunidades, así como unos mil seminaristas, y unos setecientos catequistas itinerantes por todo el mundo.

Dirigiéndose a las familias --padres e hijos-- que dejan sus países para ir a evangelizar tierras desconocidas, el Santo Padre reconoció: «son familias que parten sin grandes apoyos humanos, pero que cuentan, antes que nada, con el apoyo de la Providencia divina».

«Testimoniad con vuestra historia que el Señor no abandona a quienes confían en Él. Seguid difundiendo el Evangelio de la vida», les recomendó.

«En un mundo que busca la certeza humana y la seguridad, mostrad que Cristo es la roca segura sobre la cual se ha de construir el edificio de la propia existencia, y que la confianza puesta en Él nunca defrauda», aclaró.

Las «familias de misión» nacieron en 1986 en respuesta al llamamiento de Juan Pablo II para emprender una nueva evangelización. Sus miembros, pertenecientes a comunidades neocatecumenales, se ofrecen voluntarios para acudir a las naciones donde es necesario ayudar a la Iglesia.

El destino de cada una de ellas es designado por los responsables del Camino, teniendo en cuenta las necesidades específicas de cada zona y en respuesta a las peticiones de los obispos que solicitan el envío de familias a sus diócesis. El mismo Juan Pablo II presidió una celebración de envío el 12 de diciembre de 1994.

En las palabras que dirigió en italiano, el Papa reconoció que en sus pocos años de existencia, las Comunidades Neocatecumenales «habéis podido hacer mucho y han surgido de vuestras comunidades numerosas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada».

Como el mismo Benedicto XVI destacó, las comunidades han pedido que sea el Papa quien cumpla en esta ocasión con este gesto, «porque vuestra acción apostólica tiende a integrarse en el corazón de la Iglesia, en plena sintonía con sus directrices y en comunión con las Iglesias particulares en las que iréis a trabajar, valorando plenamente la riqueza de los carismas que el Señor ha suscitado a través de los iniciadores del Camino».

El Papa presentó como centro de la misión a Cristo, quien «celebrado en los ritos litúrgicos constituye un camino privilegiado e indispensable para construir comunidades cristianas vivas y perseverantes».

En este contexto, explicó que para «ayudar al Camino Neocatecumenal a ser todavía más incisivo en la propia acción evangelizadora en comunión con todo el Pueblo de Dios, recientemente la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos os ha impartido, en mi nombre, algunas normas concernientes a la celebración eucarística» (Cf. Zenit, 1 de enero de 2006).

«Gracias a la adhesión fiel a todas las directrices de la Iglesia haréis todavía más eficaz vuestro apostolado, en sintonía y comunión plena con el Papa y los pastores de cada diócesis. Y de este modo el Señor seguirá bendiciéndoos con abundantes frutos pastorales», aseguró el obispo de Roma.

Actualmente hay 20.000 comunidades del Camino Neocatecumenal en más de 6.000 parroquias de 900 diócesis, que agrupan a cerca de un millón de católicos.

De su seno han surgido 3 mil sacerdotes (mil de ellos han estudiado en los seminarios «Redemptoris Mater»), 1.500 seminaristas, así como 5.000 religiosas.

El Camino Neocatecumenal, cuyos estatutos fueron aprobados por la Santa Sede el 29 de junio de 2002, está «al servicio de los obispos diocesanos y de los párrocos como una modalidad para redescubrir el sacramento del Bautismo, y de educación permanente en la fe».

El Camino comenzó en 1964, cuando Kilo Argüello, entonces joven pintor, siguiendo las huellas del padre Charles de Foucauld, dejó todo para vivir entre los más pobres, en las barracas de Palomeras Altas, en la periferia de Madrid.