Título III

Educación permanente de la fe:
una vía de renovación en la parroquia

Art. 22

[Educación permanente en la pequeña comunidad]

§ 1. La comunidad neocatecumenal, después de haber finalizado el itinerario de redescubrimiento de la iniciación cristiana, entra en el proceso de educación permanente de la fe, perseverando en la celebración semanal de la Palabra y de la Eucaristía dominical y en la comunión fraterna, activamente insertados en la pastoral de la comunidad parroquial, para dar los signos del amor 99 y de la unidad,100 que llaman al hombre contemporáneo a la fe: «La educación permanente de la fe –afirma el Directorio general para la Catequesis– se dirige no sólo a cada cristiano, para acompañarle en su camino hacia la santidad, sino también a la comunidad cristiana como tal, para que vaya madurando tanto en su vida interna de amor a Dios y de amor fraterno, cuanto en su apertura al mundo como comunidad misionera. El deseo y la oración de Jesús ante el Padre son una llamada incesante: "Que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros para que el mundo crea que tú me has enviado" (Jn 17,21).

Acercarse paulatinamente a este ideal requiere, en la comunidad, una fidelidad grande a la acción del Espíritu Santo, un constante alimentarse del Cuerpo y de la Sangre del Señor y una permanente educación en la fe, en la escucha de la Palabra».101

§ 2. El Camino Neocatecumenal es así un instrumento al servicio de los Obispos para realizar el proceso de educación permanente de la fe requerido por la Iglesia: la iniciación cristiana, como reafirma el Directorio general para la Catequesis, «no es el punto final en el proceso permanente de conversión. La profesión de fe bautismal se sitúa en los cimientos de un edificio espiritual destinado a crecer»;102 «la adhesión a Jesucristo, en efecto, da origen a un proceso de conversión permanente que dura toda la vida».103

Art. 23

[Una vía de renovación en la parroquia]

§ 1. De este modo el Camino Neocatecumenal contribuye a la renovación parroquial deseada por el Magisterio de la Iglesia de promover «nuevos métodos y nuevas estructuras», que eviten el anonimato y la masificación,104 y de considerar «la parroquia como comunidad de comunidades»,105 que «descentralizan y articulan la comunidad parroquial».106

§ 2. El Equipo de catequistas que ha guiado la comunidad durante el itinerario neocatecumenal, de modo análogo a los padrinos del bautismo,107 queda a disposición para las necesidades de evangelización y de educación permanente.

 

Título IV

Catecumenado bautismal

Art. 24

[Catecúmenos]

§ 1. El Camino Neocatecumenal es un instrumento al servicio de los Obispos también para la iniciación cristiana de los no bautizados.

§ 2. La participación en las catequesis iniciales y en la primera fase del itinerario neocatecumenal –según la condición que les es propia– de quienes deben recorrer el catecumenado según derecho,108 garantiza que se realice adecuadamente cuanto ordena el OICA. En especial:

1°. La iniciación cristiana de los catecúmenos se hace «en el seno de la comunidad de los fieles, quienes meditando, juntamente con los catecúmenos, sobre la importancia del misterio pascual y renovando su propia conversión, les animan con su ejemplo a corresponder con toda generosidad a la gracia del Espíritu Santo».109

2°. «El pueblo de Dios, representado por la Iglesia local, siempre debe entender y mostrar concretamente que la iniciación de los adultos es cosa suya y asunto que atañe a todos los bautizados… Todo discípulo de Cristo… debe ayudar a los candidatos y a los catecúmenos durante todo el período de la iniciación, en el precatecumenado, en el catecumenado y en el tiempo de la "mystagogia"».110

3°. «No se debe omitir… el tiempo de evangelización», de la que «brotan la fe y la conversión inicial», ni «el tiempo del precatecumenado» necesario «para que madure la verdadera voluntad de seguir a Cristo y de pedir el Bautismo».111

4°. Antes de la admisión al catecumenado, «se requiere en los candidatos… que hayan empezado a tener el sentido de la penitencia, a invocar a Dios y hacer oración, a hacer la primera experiencia de la comunidad y de la espiritualidad cristiana».112

5°. «Los catecúmenos (a los que ya abraza como suyos la santa madre Iglesia con amor y cuidado maternal, por estar vinculados a ella) son ya de la "casa de Cristo": son alimentados por la Iglesia con la Palabra de Dios y favorecidos con las ayudas litúrgicas».113 «Para ayudarles se promueven celebraciones de la Palabra y hasta pueden asistir con los fieles a la liturgia de la Palabra para prepararse mejor, poco a poco, a la futura participación en la Eucaristía».114

6°. «Cuando asisten a las asambleas litúrgicas de los fieles, antes de comenzar la celebración eucarística se les despide cortésmente».115 Esto se hace en el Camino Neocatecumenal mediante una bendición especial,116 tras la que reciben «una oportuna catequesis» preparada en base al Catecismo de la Iglesia Católica, que «lleva a los catecúmenos no sólo a un necesario conocimiento de los dogmas y de los preceptos, sino también al íntimo conocimiento del misterio de la salvación».117

7°. «Los catecúmenos deben aprender también a cooperar activamente a la evangelización y a la edificación de la Iglesia».118

§ 3. Para completar la preparación al bautismo y celebrarlo en la noche de Pascua, normalmente es conveniente esperar a la conclusión del segundo escrutinio, unos cuatro años. La decisión es tomada por el Párroco, junto con el equipo de catequistas.

Art. 25

[Neófitos]

§ 1. Terminado el período de preparación, de acuerdo con el Párroco y con la oportuna comunicación al Obispo diocesano,119 los catecúmenos reciben los sacramentos de la iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación, Eucaristía) 120 , y son así plenamente insertados en la Iglesia.

§ 2. Los que lo desean seguirán participando en la vida de la comunidad neocatecumenal con la que han caminado hasta entonces como catecúmenos, y recorrerán las otras dos fases del itinerario neocatecumenal: «la comunidad juntamente con los neófitos progresa, ya con la meditación del Evangelio, ya con la participación de la Eucaristía, ya con el ejercicio de la caridad, en la percepción más profunda del misterio pascual y en la manifestación más perfecta del mismo en su vida».121 Esto constituye para los neófitos una preciosa ayuda a fin de superar las dificultades inherentes a los primeros años de vida cristiana.
___________________
99 Cfr. Jn 13,34-35.

100 Cfr. Jn 17,21.

101 CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio general para la Catequesis, 70 (la cursiva es redaccional).

102 Ibidem, 56.

103 Ibidem; cfr. también 69-72.

104 Cfr. JUAN PABLO II, Discurso a la Conferencia de los Obispos católicos de Ontario, en L’Oss. Rom., 5 mayo 1999: «No hay que permitir que el anonimato de las ciudades invada nuestras comunidades eucarísticas. Hay que encontrar nuevos métodos y nuevas estructuras para construir puentes entre las personas, de manera que se realice realmente la experiencia de acogida recíproca y de cercanía que la fraternidad cristiana requiere. Podría ser que esta experiencia y que la catequesis que debe acompañarla se realizan mejor en comunidades más reducidas, como es precisado en la Exhortación Postsinodal: "Una vía de renovación parroquial, especialmente urgente en las parroquias de las grandes ciudades, se puede encontrar considerando la parroquia como comunidad de comunidades" (Ecclesia in America, n. 41)».

JUAN PABLO II, En la parroquia de Santa María Goretti, 31 enero 1988, en L’Oss. Rom., 1-2 febrero 1988: «Hay un modo, pienso yo, de reconstruir la parroquia basándose en la experiencia neocatecumenal… Es muy coherente con la naturaleza misma de la parroquia».

JUAN PABLO II, Mensaje a los Obispos de Europa reunidos en Viena, 12 abril 1993: «[Dichas comunidades] forman células vivas de la Iglesia, renuevan la vitalidad de la parroquia mediante cristianos maduros capaces de testimoniar la verdad con una fe radicalmente vivida».

105 JUAN PABLO II, exhort. apost. Ecclesia in America, n. 41: «Una vía de renovación parroquial, especialmente urgente en las parroquias de las grandes ciudades, se puede encontrar quizá considerando la parroquia como comunidad de comunidades».

106 JUAN PABLO II, exhort. apost. Redemptoris missio, 51.

107 Cfr. cann. 872, 892 C.I.C.; 684, 685 C.C.E.O.

108 Cfr. cann. 206, 788, 852 § 1, 865 § 1, 1183 § 1 C.I.C; 9, 30, 587, 588 C.C.E.O.

109 OICA, 4.

110 Ibidem, 41.

111 Ibidem, 9-11.

112 Ibidem, 15.

113 Ibidem, 18; cfr. can. 206 C.I.C.; 9 C.C.E.O.

114 OICA, 19, 3.

115 Ibidem.

116 Cfr. Ibidem, 119-124.

117 Ibidem, 19, 1.

118 Ibidem, 19, 4.

119 Cfr. can. 863 C.I.C.

120 Cfr. can. 866 C.I.C.; 695, 697 C.C.E.O.

121 OICA, 37.