HOMILIA DEL DOMINGO XXVI.- CICLO C-2.010

EL RICO EPULÓN Y EL POBRE LÁZARO

Los versículos anteriores a esta parábola, no son frases aisladas introducidas aquí con se sabe cómo; son continuación de la parábola anterior, El mayordomo Infiel y al mismo tiempo introducción a la parábola de este domingo, El rico Epulón y el pobre Lázaro.

El primer versículo (v14) dice: que los fariseos que eran ricos, al oír la parábola del mayordomo infiel, se burlaban de él, como si hubiera mandado cosas contrarias a la Ley y a los Profetas porque en ellos se lee que muchos ricos agradaban a Dios y en ellos también se prometen bienes temporales a los que guardan sus mandamientos.

Los fariseos no tenían en cuenta que las cosas temporales no se prometían para mal uso, como hacían ellos, para defender su avaricia sino para el bien, como hicieron Noé, Abraham y otros ricos para quienes las riquezas eran ayudas para la virtud.

Por eso Jesús los recriminó, acusándolos de avaricia y vanagloria:

"Vosotros sois los que presumís de justos ante los hombres, pero Dios conoce vuestro corazón, porque lo encumbrado delante de los hombres, es cosa abominable a los ojos de Dios". Hacéis vuestras obras para que os vean los hombres, pero Dios ve la maldad oculta; lo que es elevado ante los hombres que ven lo exterior es santidad fingida ante los ojos de Dios.

A continuación Cristo combate los dos puntos que son la base de su comportamiento:

1) Contra que los pecadores no tienen derecho a entrar en el Reino

Les dijo "La Ley los Profetas duraron hasta Juan, desde entonces comienza a anunciarse la Buena Nueva del Reinado de Dios y cada uno se esfuerza por entrar en él.

Porque ya no es coto cerrado para un solo pueblo sino que está patente a todos, pues ya no se da por herencia sino por el esfuerzo de entrar en el por la virtud y la perseverancia.

2) Contra que ellos eran los custodios y observadores de la Ley

Cristo reprueba su enseñanza y práctica del divorcio, diciéndoles:

"Quién repudia a una mujer y se casa con otra comete adulterio y quien se casa con una mujer repudiada comete adulterio"

Después de rechazar el divorcio como incumplimiento de la ley por parte de los fariseos, Cristo propone la parábola del Rico Epulón y el pobre Lázaro, para reprobarles un incumplimiento más de la ley, pero contra la ley fundamental. Es una parábola que se acomoda al pensar popular del pueblo judío sobre la otra vida.

Por lo cual no deben ser explotados los pormenores de la misma, ni derivar de ella doctrinas:

  1. Respecto al carácter del otro mundo, o a la cuestión de la duración de los castigos futuros.

  2. Ni a la posible mejoría de los que están en el lugar de la condenación.

Otra razón más de lo que acabo de decir es que la parábola está dirigida a los fariseos y es de suponer que Cristo no querría comunicarles detalles sobre el otro mundo sobre los cuales era él, reticente en la enseñanza a sus propios discípulos.

El relato solo tiene como fin ilustrar con una parábola:

"Que no puede ser amigo de Dios en la eternidad quién deja morir a una persona humana, por hambre, enfermedad o frío"

Además de esta intención principal hay otros elementos que nos pueden hacer reflexionar.

Dos son las enseñanzas fundamentales:

1ª) Es que nuestra vida eterna la preparamos en nuestra vida terrena.

La razón es que el hombre es un ser temporal; tiene que hacer su vida en el tiempo, con su cuerpo animado por un espíritu.

Al hombre se le ha dado la vida, pero no se le ha dado la vida hecha, tiene él que ir haciéndola, el hombre ha sido creado por amor y para el amor a Dios y al prójimo para que realizando su vida en el amor pueda participar de la vida de Dios que es amor.

Los cristianos sabemos que el amor de Dios se ha manifestado en Cristo para que unidos a Cristo por su Espíritu podamos participar de la vida trinitaria de amor.

Por tanto el criterio que decide el valor del hombre en la otra vida, su grado de gloria, es el amor a Dios y al prójimo, sobre todo al necesitado.

Así lo ha revelado Cristo en el evangelio de San Mateo sobre le juicio final:

"Venid benditos de mi Padre porque tuve hambre y me distéis de comer, tuve sed y me distéis de beber, estuve desnudo y me vestisteis, etc. Cada vez que los hicisteis con el más humilde de los hombres conmigo lo hicisteis"

Con la muerte termina el tiempo de querer y de obrar, en ese momento ha terminado el tiempo en el que se puede realizar las obras por amor, por las que se convierte la vida en una existencia definitiva y perdurable.

"Y tu serás definido eternamente por tu responsabilidad ante la historia y ante los demás" (Vat.II)

Mortales mientras hay tiempo haced el bien que es lo que importa.

2ª) Es que para evitar la condenación hay que hacer caso a Moisés y a los profetas, a los mensajeros elegidos por Dios.

Con ellos se sabe lo que hay que hacer para evitarla. Un texto de Isaías dice concretamente lo que hay que hacer:

"Practicar la caridad con el prójimo" (Is 58,7)

a) No sería solución que se apareciera un muerto

Pensarían que era un fantasma, así pensaron muchos ante la Resurrección de Cristo. Nuestro mundo sería un mundo fantasmagórico.

Recordemos lo que sucedió en la resurrección de Lázaro, los fariseos se cerraron a la evidencia e incluso convocaron al Sanedrín el cual consideró peligrosos que un milagro así llegase a oídos de la gente y decidieron matar a Lázaro.

b) Tampoco basta un milagro

Este demostraría sólo el poder de Dios pero no su amor, lo cual es necesario para que el hombre se convierta al amor de Dios y al prójimo necesitado. Muchos judíos vieron los milagros de Cristo y fueron pocos los que se convirtieron, pensaban que solo Dios podía mandar en los astros que ellos consideraban divinos.

Cristo se lo negó y les dijo que no se les daría más signo que el de su Resurrección en la cual además, de su poder se manifiesta el amor de Dios en Cristo, lo cual fue necesario hacer conocer a los apóstoles en las apariciones y en Pentecostés.

Así pues Dios nos ha manifestado la verdad por medio de Moisés y los profetas y de un modo definitivo por medio de Cristo a través de sus apóstoles.

II.- PERO ¿ PORQUÉ DIOS NO NOS HABLA DIRECTAMENTE A CADA UNO?

Es difícil contestar a esto. En última instancia la única respuesta es sencillamente que Dios así lo quiere, pero también se pueden entrever otras razones.

Dios habla ciertamente en todo y a todos, también a mí.

Todas las cosas lo revelan y todo acontecer está sujeto a su designio que mueve mi conciencia y da testimonio de sí en mi interior de modo inexplicable.

Pero esto es algo indeterminado y necesita una concreción última que viene únicamente de la palabra de Dios. Si Dios dijera esta palabra a cada uno viviríamos en un mundo fantasmagórico, pero Él no dice esta palabra a cada uno en particular.

La revelación "expresa" de la realidad y de la voluntad de Dios sólo me llega a través de los hombres o por el profeta o por el apóstol.

Si nos dejamos instruir por este camino que Dios ha elegido, vemos que en el fondo es el único que se adapta a lo que es el hombre, porque:

1º) En primer lugar, ningún hombre construye su vida por sí solo, sino con otros hombres.

2º) Del mismo modo el hombre cristiano es un camino que conduce a Dios, y de un modo especial el hombre elegido por Dios el profeta, el apóstol o el sacerdote es el que nos transmite la palabra de Dios.

Y al mismo tiempo nos sirve de ayuda con su fe, pues el mensajero no trae una simple palabra sino, algo que se ha hecho vida en él por la fe.

En su fe enciende la fe del otro.

Cristo no es solo el mensajero.

III.- EN LA PRIMERA LECTURA EL PROFETA AMÓS DENUNCIA

A los que viven su vida hedonísticamente sin preocuparse del desastre que está sucediendo a su alrededor, como hacían los habitantes de Samaría, capital del Reino del Norte de Israel hacia el año 750 A.C.

Intenta concienciar que el no preocuparse de los demás no solo conduce a cada uno a la perdición eterna, sino también al desastre colectivo como sucedió en este caso, tal como lo había profetizado Amós.

"Se acabó la orgía de los disolutos" irán al destierro bajo los asirios, encabezando la caravana de cautivos. Hecho que sucedió 30 años después.

¿Sucederá algo semejante con este mundo en que vivimos?

 

IV.- ORACIÓN FINAL

Ayúdanos Señor a vencer nuestro egoísmo, liberándonos del afán de tener más y más, y abandonar nuestro hedonismo consumista y a seguir tus enseñanzas transmitidas por tus mensajeros.

 

 

 

 

ASI SEA