HOMILIA DOMINGO II – ORDINARIO CICLO C

DEL MATRIMONIO

 

El matrimonio es el corazón de la humanidad, si éste marcha bien la humanidad funcionará correctamente bien, pero el alma del matrimonio es el amor rectamente entendido, de ahí la necesidad de conocer la doctrina católica sobre el amor.

Dios quiso crear al hombre a imagen y semejanza suya: hombre y mujer los creó:

1º.- Con una esencial referencia recíproca (del uno al otro).

2º.- Con capacidad de amor verdadero, que es una participación del espíritu de Dios.

3º.- Con facultad para transmitir la vida que es una participación de su poder creador, siendo cooperadores en la creación del nuevo ser.

Así esa comunicación de vida y amor que es el matrimonio es una imagen de la comunidad de amor que es la Trinidad.

Para que esto fuera posible Dios creó el mundo no como si fuera un simple pedestal donde colocar al hombre, sino como un árbol cuyo fruto fuera él, con un dinamismo de amorización, una evolución amorizante, cuya ley básica es la polaridad a fin de hacer posible la polaridad de la pareja humana.

La diferencia de la pareja humana sexualmente, no consiste solamente en los órganos de reproducción sino, en todo su ser: en los cromosomas, en las hormonas, en el cerebro, en su rostro, en sus ojos, etc. Todo lo cual expresa una intimidad peculiar de cada sexo que constituye dos modos de ser humano totalmente distintos, en el pensar, en el sentir y en el querer.

Mas aun el hombre, a diferencia del animal, tiene un mundo interior, que constituye una riqueza siempre acrecentable y que tiene su peculiaridad en cada sexo y por ello, es un mundo misterioso por ser insondable: La mujer siempre será un misterio para el hombre y el hombre un misterio para la mujer.

La mujer es para el hombre como la presencia universal en todo su ser.

El hombre es para la mujer, el poder vivificador de lo mejor de su ser, de esta maravillosa atracción, Dios la creó para que fueran complementarios en su realización psicológica.

Más no solo complementarios sino recíprocos, cada persona humana está constituida por un si mismo que constituye el núcleo de su ser y que es la fuente de su expresión corpórea fisiognómica a través de la cual la persona que ama capta el ser profundo de la otra.

Cuando las personas se aman de verdad se da como una especie de sintonización del núcleo mas profundo de su ser, en virtud de la cual sienten la impresión de que el uno ha estado destinado para el otro desde siempre y para siempre, con el fin de constituir una unidad de dos, por eso hay algo que los transciende y experimentan una de las mas excelsas experiencias de eternidad y de lo absoluto. Los creyentes decimos que ha sido DIOS que les ha unido. Por eso cuando deciden constituir una comunidad de VIDA y AMOR, insertándose así en el dinamismo del amor que mueve al mundo, experimentan que es DIOS mismo quien les muestra su amor por medio del otro. Concretando:

  1. Cuando la mujer muestra al hombre su amor verdadero que es un amor tierno es como si fuera la ternura de DIOS manifestada al hombre, por eso le sabe a cielo y le lleva a la fe en el amor de Dios.

  2. Cuando un hombre muestra su amor verdadero a una mujer que es un amor acogedor y protector, sustentador, es el amor de DIOS acogedor y protector para ella, por eso le llena tanto.

En esto consiste su semejanza con DIOS, en esa unidad de reciprocidad que es una comunión de AMOR.

Esta unidad es como un germen de una vida nueva, que se puede hacer malograr por actos de egoísmo y es preciso cultivarlo con actos sencillos cotidianos que sean expresión del amor que se profesan.

El amor matrimonial no debe reducirse a un mero afecto pasivo, debe ser la práctica de un poder activo, es un estar amando continuado y no una súbita espontaneidad. El carácter activo del amor se puede expresar en dos palabras: DAR Y DARSE.

Dar sin medida, darlo todo, dar sin resentimiento, de que da mas que el otro, al contrario, dar con alegría, en este caso de que puede aportar mas, es una expresión de su riqueza, de su potencia, de su fuerza, así dar produce mas felicidad que recibir, pues se experimenta la gran alegría de llevar a cabo su voluntad de hacer feliz a la persona amada.

Lo mas importante es darse uno mismo, es decir su alegría, su interés, su comprensión, su conocimiento, su buen humor, sentimiento de que desea encontrase y proyectarse en la persona amada.

Al darse así se enriquece la otra persona, acrecentando su sentimiento de vida y haciendo de ella un dador, porque al darse enteramente el amor se enriquece y se llena del ser de la otra persona.

Algo nuevo nace en el acto de darse y ambos comparten la alegría de un mundo nuevo que se está creando. Cuanto más se ama mas se está dando pero esto no empobrece, porque se recibe a cambio lo mejor del ser querido, el don esencial que es el AMOR.

Este darse se refleja en unas actitudes fundamentales del Amor:

  1. Hay que partir de una comprensión esencial, el amor no es ciego lo que es ciego es el falso enamoramiento. El amor es clarividente, porque conoce el núcleo mas profundo del ser de la persona amada que ha captado por medio de la sintonización. Ve lo que la persona amada es en sí y lo que promete ser, por eso se ama a la persona amada de verdad por lo que es ella y no por lo que tiene.

  2. Respeto: no en el sentido del temor, el temor es lo más alejado del amor, sino en el sentido de reconocer su dignidad personal y no tratarla como un objeto. Permitir su libertad para sus gustos y diversiones y no querer hacerla como tu eres y que se acomode a tus caprichos y vanidades. Sobre todo hay que permitir que siga su vocación.

  3. Hay que tener cuidado y preocupación activa para que llegue a ser lo que está llamada a ser, y esto se consigue principalmente:

    1.- Con fidelidad en el amor

    2.- Con perseverancia en el amor

    El amor transforma a la persona amada y desencadena en ella sus fuerzas creativas. Todos los grandes hombres han atribuido su poder creativo al amor de su mujer.

  4. Lo cual demuestra la especial responsabilidad que tiene cada cónyuge respecto al otro.

  5. La transcendencia que esto tiene para la vida eterna, pues en la tarde de la vida te examinarán en el amor y quedarás definido eternamente por tu responsabilidad ante la historia y ante los demás, en especial ante la persona amada.

  6. Dado que somos pecadores, débiles ante las tentaciones del egoísmo, es el perdón una de las condiciones indispensables para la conservación del amor entre los esposos, es saber pedir perdón con arrepentimiento y saber perdonar sin guardar rencor, también ayuda que el marido esté siempre dispuesto a cargar con la culpa. Una de las maravillas del amor es que el amor perdona, también son necesarias la paciencia, la tolerancia y el dominio de si mismo, el saber ceder y sobre todo cortar de antemano todas las ocasiones de disgustos y molestias.

  7. El amor no consiste en contemplarse frente a frente y dejarse caer en el vértigo, que produce el sentimiento de constituir entre los dos un mundo, sino en mirar los dos juntos en la misma dirección, en un éxtasis que es una salida de sí hacia un horizonte que les transciende y que consolide y acreciente la fuerza unitiva de su amor. Debe transcenderse hacia DIOS y los hijos.

1.- Hacia DIOS que sale ahora a su encuentro con una llamada especial, a la cual hay que responder con la fe en el amor de DIOS que se manifiesta a través del otro cónyuge. Es esta fe, la que da carácter "sacramental" al matrimonio, porque al insertarse consciente y libremente en el dinamismo de amor del Espíritu de DIOS, se hace signo del amor de DIOS a la humanidad y del amor de CRISTO a su Iglesia e instrumento de ese amor.

2.- El amor matrimonial debe transcenderse en los hijos, no solo sintiéndose colaboradores con DIOS en la creación de nuevas vidas, sino también en la cocreación con DIOS, transmitiendo la llama del amor. El amor de los padres forja en los hijos el centro neurálgico del amor, situado en el cerebro prefrontal, pues cada acto de amor parental activa la conexión de las neuronas de ese centro.

Nuestra personalidad depende en gran parte del amor que hemos recibido de nuestros padres, de tal manera que los que no lo han recibido constituyen la masa principal de personas frustradas y fracasadas para saber amar, pues no se pude dar lo que no se ha recibido en tu proyecto de vida, pues les incapacita para un amor auténtico.

DIOS revela el amor a todo hombre de una manera ordinaria a través del amor de nuestros padres, que es un amor auténtico y amor sacrificado y además por ello se transmite la fe, ese es el modo como DIOS revela el amor a toda persona.

Los padres tienen la misión de ser testigos del amor ante sus hijos y, sin este testimonio no es posible construir una civilización del amor. La familia es indispensable como estructura para la maduración y la realización del hombre y la mujer, para el desarrollo de los hijos en el plano natural, sino se orienta, desde una norma religiosa, pues a los intereses egoístas de cada uno, se rompe como institución, se hace daño a la prole en lo mas profundo de su ser y se hace imposible la paz familiar y se imposibilita la construcción de la civilización del AMOR.