HOMILIA DEL I DOMINGO DE ADVIENTO.- CICLO C

 

COMIENZO DEL AÑO LITÚRGICO

 

En este día la Iglesia nos pone el evangelio de la venida de Cristo en Gloria y poder, para enseñarnos que todo el año litúrgico que hoy comienza está orientado hacia esa venida de Cristo.

Esta no es una segunda venida; su venida en gloria no es más que la consumación de la vida de Dios en nosotros establecida en el mundo por el acontecimiento de Cristo.

La venida de Cristo al mundo y su venida en gloria son dos aspectos o fases del único misterio de salvación.

 

Comenzamos hoy el tiempo de Adviento y a la vez el Año litúrgico.

 

I.- EL AÑO LITURGICO

 

    El año litúrgico no es más que el modo de participar los hombres en el misterio pascual desplegado por la Iglesia en el curso de un año, mediante la celebración de los misterios de la vida, muerte y resurrección de Cristo que culmina con la venida de Cristo en Gloria.

     I. 1 EN LA RESURRECCIÓN

           No sólo el acto de donación total de sí en su muerte es eternizado en Cristo resucitado, también todos los actos de su vida de amor, pues pertenecen al ser de Cristo, su YO auténtico.

           En ellos Cristo asumió toda la vida humana para redimirla y por tanto tienen una virtud divina redentora-salvífica.

           La resurrección recoge y perenniza lo más profundo de la vida y de la muerte de       Jesús: Su entrega radical por los hombres.

           El resucitado será siempre el crucificado y el entregado en su vida en obediencia filial al  Padre.

     I.2  EN LA LITURGIA EUCARÍSTICA DOMINICAL

 

           Se actualiza el misterio pascual, Cristo se hace realmente presente como entregado por nosotros; y al celebrar cada uno de los misterios, además de entrar en comunión con la muerte y resurrección de Cristo asociándonos a Cristo resucitado, se nos ofrece la virtud redentora salvífica propia de cada uno de ellos, mediante la sacramentalidad de la Iglesia con sus ritos, lecturas y oraciones propias en cada uno de ellos.

           Hoy debemos hacer el propósito de acudir los domingos a Misa para asimilar el pan  de la palabra de Dios  que nos comunica uno de los misterios de la vida de Cristo para que la comunión real con Cristo produzca su fruto en nosotros recibiendo la virtud salvífica del misterio que en ese día celebramos.

           El pan eucarístico no nos alimenta si no asimilamos antes el pan de la palabra.

I.3   PERO ENTRE LOS MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO HAY DOS QUE SON EL FUNDAMENTO Y EL NÚCLEO DE LOS DEMÁS.

 

      Que están unidos a ellos en dos ciclos:

            -  El ciclo de Navidad que culmina con la Epifanía.

            -  El ciclo de Pascua que culmina en Pentecostés.

           Por eso la Iglesia dedica un tiempo para su preparación:

           - Tiempo de Cuaresma para la Pascua de Resurrección

           - Tiempo de Adviento para la Navidad

 

II.- PARA CONOCER EN QUE CONSISTE EL TIEMPO DE ADVIENTO

     Debemos conocer:

     II. 1 QUE CELEBRAMOS EN LA NAVIDAD

             Celebramos tres cosas

     II.1.1  El acontecimiento histórico del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo,

               (El más importante de toda la Historia).

     II.1.2  La Buena Noticia de que con Cristo ha llegado la salvación para todos.

               (Anteriormente la Salvación  era solo para los iniciados).

     II.1 3  La celebración del rito litúrgico de la fiesta de Navidad por el cual el Hijo de Dios nace de nuevo en nosotros.

                      Esta es la gracia especialísima de estas fiestas.

 

    II. 2 ¿EN QUE CONSISTE ESTE NUEVO NACIMIENTO?

En que el Padre nos introduce en el misterio de la generación eterna del Hijo por la acción del Espíritu Santo poniendo en nosotros el amor que en su Hijo tiene y

           CADA VEZ MAYOR SEGÚN SEA  EL GRADO DE NUESTRA CONVERSIÓN.

           Esta es la gracia especialísima que se recibe en esta Fiesta y el motivo de la   gran alegría y esperanza del Adviento.

           En esta gracia debe estar fijo nuestro pensamiento durante todo el Adviento.

 

    II. 3 EL ADVIENTO ES TIEMPOTE ALEGRÍA, ESPERANZA Y DE PAZ 

           De alegría que procede del gran anhelo de que llegue la celebración del Nacimiento de nuestro Salvador, Nuestro señor Jesucristo, Salvador de todos los hombres.

           De esperanza porque ese día Cristo va a nacer de nuevo en nosotros, trayéndonos la liberación y la paz.

           De paz, con Dios, con el prójimo y con nosotros mismos.

    II. 4 NUESTRA PREPARACIÓN DEBE CONSISTIR

  II.4.1 Primero y principalmente en dar un paso adelante en nuestra conversión continua para avanzar en el camino de la santidad, los místicos hablan de tres conversiones fundamentales.

               Para esto, primeramente hay que hacer examen de conciencia sobre cual es el apego desordenado a las criaturas el que nos impide dar ese paso en nuestra siguiente conversión.

      II.4.2 Después contemplar el misterio del anonadamiento del hijo de Dios que siendo Dios se hizo hombre y ver el contraste con nuestra mezquina correspondencia.

      II.4.3 Debemos vivir las enseñanzas que la Iglesia nos da con las lecturas de los domingos de Adviento ayudados con la explicación de la Homilía.

      II.4.4 Es necesaria también la oración de meditación todos los días al menos durante un cuarto de Hora.

               Sin ella no es posible llevar una vida espiritual porque la meditación es como la respiración del alma.

      II.4.5 Debemos ejercitarnos en actos de ayuda al prójimo necesitado pero también crear un ambiente de amor y de paz con las personas que nos rodean, con nuestros amigos y en las relaciones familiares.

      II.4.6 Orar al Espíritu Santo que nos abra los ojos del alma y nos atraiga hacia el amor de Cristo.

               Orar a la Virgen que le esperó con inefable amor de Madre.

               Orar a San José que fue el custodio del Misterio y por eso es el mejor maestro de la vida espiritual. 

III.- LA CORONA DE ADVIENTO

  El símbolo del Adviento, sobre todo en los países nórdicos y en América del Norte es una corona de ramas verdes (abeto) con cuatro velas, cada domingo se enciende una vela, cuando se enciende una vela se dice:

  “Otra oscuridad ha pasadohasta que arden las cuatro, símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera hasta el amanecer del Sol de justicia, Cristo. (Malaq. 3, 20; Luc 1, 78)

   Ojala se cumpla este simbolismo en nosotros durante este Adviento y que podamos decir después de la Misa de cada domingo de Adviento, otra oscuridad de mi alma ha pasado, una nueva luz  me ha iluminado, hasta que llegue la iluminación total el día de Navidad.