Palabras al 31° escuadrón de la Aeronáutica militar italiana, 28 de agosto
El Santo Padre recibió en audiencia, el lunes 28 de agosto, en la sala del Consistorio del palacio pontificio de Castelgandolfo, a cien oficiales y suboficiales del 31° escuadrón de la Aeronáutica militar italiana, que se encarga de los desplazamientos del Papa en Italia. Juan Pablo II les agradeció sus servicios, concedió distinciones y condecoraciones pontificias a algunos de ellos y les dirigió las palabras que ofrecemos a continuación.
Señores oficiales y suboficiales; amadísimos hermanos y hermanas:
1. Aprovecho de buen grado la ocasión de este encuentro anual para
expresaros mi gratitud a vosotros, amables miembros del 31° escuadrón de la
Aeronáutica militar italiana, que, con competencia y generosidad, me acompañáis
a los lugares adonde me lleva mi ministerio pastoral. Os saludo con gran alegría.
Vuestra presencia me recuerda los múltiples desplazamientos en helicóptero o
en avión realizados gracias a vuestra gentil disponibilidad. Recuerdo uno de
los más recientes, el de Tor Vergata, que me permitió admirar desde las
alturas el inolvidable espectáculo de los jóvenes participantes en la
ceremonia conclusiva de la XV Jornada mundial de la juventud.
Asimismo, conozco muy bien la responsabilidad y la generosidad que animan el
servicio que prestáis con gran preparación técnica y profesional. Ojalá que
los valores humanos y cristianos sigan siendo la fuente que inspire todas
vuestras actividades, y pido al Señor que no falte jamás entre vosotros la
solidaridad y la búsqueda de objetivos cada vez más nobles.
Por todo ello, siguiendo una tradición consolidada, me alegra conferir, en esta
circunstancia, especiales distinciones y condecoraciones pontificias a algunos
de vosotros. Este es un modo tangible de demostrar la constante gratitud, mía y
de la Sede apostólica, por la ejemplar disponibilidad con que contribuís al
ministerio apostólico del Sucesor de Pedro. Es, también, un signo de afectuosa
estima hacia el 31° escuadrón.
2. La comunidad cristiana, inundada por la gracia del Año santo, está
llamada a vivir con fervor el extraordinario don jubilar, para contribuir a la
consolidación de la nueva civilización del amor. Tiene su mirada fija en
Cristo, para encontrarse con él personalmente, consciente de que debe
esforzarse por realizar diariamente gestos de perdón y amor fraterno.
Esta invitación se dirige a todos, y os deseo que cada uno de vosotros la acoja
con adhesión convencida en su vida personal, en su familia y en su trabajo.
Que la Virgen de Loreto, patrona de la Aeronáutica militar, vele sobre vuestra
difícil actividad y os acompañe en el cielo y en la tierra; que ella custodie
vuestros propósitos y os ayude a seguir siendo, cada día, servidores
apasionados del bien común.
Con estos sentimientos, a la vez que invoco sobre vosotros y sobre vuestras
familias la protección divina, os imparto con afecto una especial bendición
apostólica.