DISCURSO
Durante la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto internacional de El Cairo, jueves 24 de febrero

Paz y armonía interreligiosa

 

Señor presidente; Su Beatitud patriarca Stéphanos; gran jeque Mohamed Sayed Tantawi; querido pueblo de Egipto: ¡La paz sea con vosotros!

1. He esperado durante muchos años celebrar el bimilenario del nacimiento de Jesucristo visitando y orando en los lugares vinculados de modo especial a las intervenciones de Dios en la historia. Mi peregrinación jubilar, me trae hoy a Egipto. Gracias, señor residente, por haberme dado la posibilidad de venir aquí y acudir al lugar donde Dios reveló su nombre a Moisés y le entregó su Ley como signo de su gran misericordia y su amor para con todas sus criaturas.

Aprecio mucho sus amables palabras de bienvenida.

Esta tierra cuenta con una civilización de cinco mil años de antigüedad; es famosa en todo el mundo por sus monumentos y su conocimiento de las matemáticas y la astronomía. En esta tierra diferentes culturas se han encontrado y mezclado, haciendo famoso a Egipto por su sabiduría y su ciencia.

Cuna de renombrados escritores cristianos

2. En tiempos cristianos, la ciudad de Alejandría, donde el evangelista san Marcos, discípulo de san Pedro y san Pablo, fundó la Iglesia, fue la cuna de renombrados escritores eclesiásticos, como Clemente y Origenes, y de grandes Padres de la iglesia, como Atanasio y Cirilo. La fama de santa Catalina de Alejandría sigue presente en la devoción cristiana y en el nombre de muchas iglesias en todo el mundo: Egipto, con san Antonio y san Pacomio, fue el lugar de nacimiento del monaquismo, que ha desempeñado un papel esencial en la salvaguardia de las tradiciones espirituales y culturales de la Iglesia.

La llegada del islam ha dado magníficas obras de arte y de cultura, que han ejercido una influencia decisiva en el mundo árabe y en África. El pueblo de Egipto ha buscado durante siglos el ideal de la unidad nacional. Las diferencias de religión jamás han constituido un obstáculo; al contrario, han sido una forma de enriquecimiento mutuo del servicio a la única comunidad nacional. Citaré las palabras del Papa Shenuda III: «Egipto no es la tierra natal donde vivimos, sino la tierra natal que vive en nosotros».

Bu$car la armonía interreligiosa

3. La unidad y la armonía de la nación son un valor fundamental que todos, ciudadanos deberían cuidar, y que los jefes políticos y religiosos deben promover continuamente con justicia y respeto a los derechos de todos. Señor presidente, su compromiso en favor de la paz en el país y en todo Oriente Medio es bien conocido. Usted ha contribuido a hacer progresar el proceso de paz en la región. Todos los hombres y mujeres sensatos aprecian los esfuerzos realizados hasta ahora, y esperan que prevalezcan la buena voluntad y la justicia, para que todos los pueblos de esta área única en el mundo vean respetados sus derechos y colmadas sus legítimas aspiraciones.

Mi visita al monasterio de Santa Catalina, al pie del monte Sinaí, será un momento de intensa oración por la paz y la armonía interreligiosa. Hacer el mal y promover la violencia y el enfrentamiento en nombre de la religión es una contradicción terrible y una gran ofensa a Dios. Sin embargo, la historia pasada y presente nos brinda muchos ejemplos de ese abuso de la religión. Todos debemos esforzarnos por fortalecer un compromiso cada vez mayor en favor del diálogo interreligioso, un gran signo de esperanza para los pueblos del mundo.

¡La paz esté con vosotros!

Así os saludo a todos vosotros. Esta es la oración que elevo por Egipto y por todo su pueblo.

Que el Altísimo bendiga vuestra tierra


 

Palabras del Santo Padre al patriarca copto ortodoxo Shenuda III

Le doy gracias por las palabras que me ha dirigido, Santidad. Estoy convencido de que Egipto es realmente un lugar sagrado. Todos los que venimos de Roma nos sentimos como en casa: la casa de san Marcos. San Marcos estuvo muy cerca de san Pedro. Escribió el evangelio para los romanos. Fue discípulo de san Pedro y fundó la Iglesia que está en Egipto. Por esto, todos los que venimos de Roma nos sentimos aquí como en casa.

Le agradezco mucho su hospitalidad, sus palabras y sus oraciones. Que Dios bendiga a Egipto. Que Dios bendiga a la Iglesia del Papa Shenuda. Muchas gracias.


 

Palabras del Papa Juan Pablo II al gran jeque de Al-Azhar Mohained Sayed Tantawi

 

Le agradezco sus amables palabras.

Permítame que desarrolle los conceptos que ha expresado usted. Dios creó a los seres humanos, al hombre y a la mujer, y les confió el mundo, la tierra, para que la cultivaran.

Hay una relación muy estrecha entre las religiones, la fe religiosa, y la cultura. El islam es una religión; y el cristianismo también es una religión. El islam se ha convertido también en una cultura. Y el cristianismo se ha transformado asimismo en una cultura. Es muy importante encontrarse con personalidades que representan a la cultura islámica en Egipto.

Expreso mi profunda gratitud por esta oportunidad y saludo a todos los eminentes estudiosos reunidos aquí. Estoy convencido de que el futuro del mundo depende de las diversas culturas y del diálogo interreligioso. En efecto, santo Tomás dijo: «Genus humanum arte et ratione vivit». La vida de la raza humana está hecha de cultura y también su futuro.

Doy las gracias a vuestra universidad, el mayor centro de cultura islámica. Doy las gracias a todos los que desarrollan la cultura islámica y os agradezco lo que estáis haciendo por mantener el diálogo con la cultura cristiana.

He dicho todo esto en nombre del futuro, no sólo de nuestras comunidades, sino también de las naciones y de la humanidad representadas en el islam y en el cristianismo.

Muchas gracias