RELIGIÓN,
SOCIOLOGÍA DE LA
SaMun


I. Historia y concepto

1. Para los antiguos sociólogos, de tendencia evolucionista, la -> religión era un sistema primitivo de adaptación al medio (A. Comte, H. Spencer, L.F. Ward). En su opinión, a la religión sucedería la ciencia, con lo que aquélla se paralizaría como un residuo sin función. Tampoco según el -> marxismo tiene porvenir la religión, que sería un epifenómeno determinado por las relaciones de producción y un medio ilusorio de domesticación en manos de la clase posesora, a fin de apartar al proletariado de la revolución. Estos modos de ver fueron superados por M. Weber, E. Troeltsch y E. Durkheim, los verdaderos fundadores de la s. de la r. Sus teorías forman aún hoy el núcleo. de esta disciplina. Prescindiendo de las discusiones en torno a Weber y Troeltsch (R.H. Tawney, H.R. Niebuhr, etc.) y de los trabajos sistemáticos de algunos científicos de la religión (J. Wach), la s. de la r. pasó por una baja coyuntura después de la primera guerra mundial. Esta situación está actualmente superada, gracias al florecimiento de la s. americana de la r., condicionado por el religious revival y los estudios de teóricos eminentes (T. Parsons, R.K. Merton). Efectivamente, la s. americana de la r. se ha puesto claramente a la cabeza y ofrece las mejores exposiciones de conjunto O.M. Yinger, D.O. Moberg, L. Schneider, Ch.Y. Glock, R. Stark, etc.).

2. La s. de la r. tiene por objeto aclarar hasta qué punto contribuyen los fenómenos religiosos a la integración, a la continuidad y al cambio de la sociedad, o se oponen a ello. Para cumplir estos cometidos, tiene que estudiar además la estructura interna de las instituciones religiosas y la influencia que la -a sociedad ejerce en ellas. Para ello se sustituye la consideración unicausal del siglo xix por el principio de la acción recíproca, y en lugar de la cuestión del origen se pone en primer plano la de las funciones sociales de la religión.

II. La religión y la integración social

1. Para Durkheim, la función capital de la religión consistía en transmitir normas éticas uniformes a los miembros de la sociedad. A esta tesis de la integración se oponen hoy los hechos siguientes: la pluralidad ideológica, incluso en una misma cultura religiosa (norte y sur de Europa), la aconfesionalidad de importantes minorías (EE.UU., Países Bajos, Inglaterra, Francia, Suecia), el distanciamiento de muchos miembros frente a las Iglesias, la heterogeneidad confesional y los conflictos entre confesiones (noroeste de Europa, EE.UU.), las divergentes interpretaciones de las Iglesias en lo que se refiere a Estado, economía, matrimonio, familia, educación, etc. La tesis de la integración se torna particularmente problemática cuando se intenta imponer efectivamente los propios ideales por el confesionalismo de los partidos, sindicatos, escuelas, etc.

Sin embargo, la s. americana de la r. cuenta la religión entre las exigencias funcionales de la sociedad moderna. Pues también ésta supone un consentimiento general sobre valores fundamentales, los cuales superan los principios de la eficiencia técnica, de la racionalidad económica y del poder. Las confesiones contribuyen a ello por las normas fundamentales que les son comunes. Además, predican a todos fines sobrenaturales alcanzables, y, al procurar un «equilibrio», evitan conflictos y contrarrestan tendencias aislacionistas.

2. La religión y el cambio social. Según la teoría de Weber, el proceso de racionalización religiosa o «desencantamiento del mundo» culminó en el -3 calvinismo del siglo xvii y en muchas otras sectas. Desde ese momento se procuró asegurarse la salvación (temporal y eterna) no por medio de ritos, por una fuga mística del mundo o por una ascética trascendente, sino acreditándose en el mundo por el trabajo y la profesión. Esta ascética inmanentista fue de importancia decisiva para la disolución del orden social medieval y el nacimiento del capitalismo moderno. Hoy día, la fuerza social renovadora de la religión es sólo de orden secundario; las decisiones se toman primariamente en el terreno económico y político. Las Iglesias, por lo general, van rezagadas tras los procesos de cambios, y los restos tenaces de doctrina social orgánica, de matiz religioso, ofrecen un obstáculo sobre todo allí donde los cambios son más necesarios.

3. Estructura interna. Es fundamental la dicotomia: Iglesia-secta, propuesta por Weber y Troeltsch. La Iglesia es una institución con pretensiones universalistas, que administra la salvación eterna por medio de ritos. La secta es la asociación libre de una minoría selecta, y resalta la conducta ética. Frente al oficio o ministerio, la jerarquía, el influjo sobre instituciones profanas y la intolerancia de la Iglesia, está el carisma, la religiosidad de los laicos, la autonomía de la comunidad, la reserva social, y la tolerancia de la secta. La secta, a la larga, tiende a la eclesialización (EE. W.: baptistas, metodistas). La Iglesia intenta asimilar y aprovechar para sí los movimientos carismáticos y proféticos (función apostólico-misionera y centralizadora del monacato).

Por otra parte, la Iglesia tiene que defenderse de las tergiversaciones de utilitarismo terreno en la religiosidad de masas; si cede demasiado a ellas se inicia, dentro de la Iglesia, un proceso de secularización. A ello hay que atribuir en parte el religious revival en los EE.UU. Cuanto más estructurada está la jerarquía ministerial, tanto más se unifican la teología y los ritos, y más fuerte es la tendencia a la dogmatización. Las estructuras eclesiales de un centralismo burocrático son extraordinariamente resistentes a los ataques de fuera y contra las tendencias al cambio. Mas ello conduce a la petrificación de doctrina, ritos y organización, de donde se derivan a su vez problemas de adaptación y pérdidas de eficacia funcional.

4. Sociedad y religión. La función social y la estructura interna de la religión están determinadas en parte por la constelación social y cultural vigente. Así, p. ej., la filosofía social orgánica. (-> sociedad) y el principio parroquial están marcados, respectivamente, por el orden de estamentos y por el asentamiento en pequeños núcleos urbanos y agrarios de la edad media. Los problemas de integración dentro de la Iglesia hacen de la religiosidad de estratos específicos de sus miembros. La actitud de la Iglesia en la cuestión obrera y la formación de sectas en los estratos inferiores han de explicarse en parte por la vinculación de la Iglesia y del clero al medio burgués. La resistencia de mayorías confesionales contra minorías que se emancipan está inspirada, entre otras cosas, por el miedo a perder posiciones privilegiadas en la sociedad. En general puede decirse que la alianza de la Iglesia con los poderes tradicionales, así como la perpetuación así producida de modelos sociales anticuados, ha conducido a que la religión haya quedado socialmente al margen.

III. Investigación social eclesiástica

Ésta se ha desarrollado junto a la s. de la r. propiamente dicha. Aquí no se trata de la problemática social en su totalidad, sino de la buena marcha de la institución eclesiástica en la sociedad moderna. Los estudios se refieren sobre todo al estado de la práctica religiosa, a la mentalidad religiosa, a la comunidad eclesial, a las asociaciones eclesiásticas, al número de clérigos, así como a la conexión de estos fenómenos con procesos sociales como la industrialización (-> industrialización), el crecimiento de las ciudades, las emigraciones, etc. Los primeros ensayos en los estudios sociales eclesiásticos proceden de los años 20, y son de origen protestante en EE.UU. (E. de S. Brunner, H.P. Douglass, R.W. Sanderson). Ensayos independientes hubo también en Francia (G. Le Bras) en los años 30, y después de la segunda guerra mundial en los Países Bajos (W. Banning, J.P. Kruijt, G.H.L. Zeegers). De Francia y de los Países Bajos se propagan los estudios de sociología eclesiástica a toda Europa y a ultramar.

La sociología religiosa de los países latinos es de fuerte inspiración teeológico-misional y trata de llegar con la mayor rapidez posible a conclusiones pastorales. La investigación holandesa y americana es más bien de orientación descriptiva y planificante, y trata de establecer el enlace con la sociología general. En sectores protestantes alemanes el análisis sociológico se aplica sobre todo a la crítica de la -> religión y de la teología. Sólo la combinación de estas tendencias dará madurez a los estudios de sociología eclesiástica, creará una base a la sociología pastoral — que es hoy un puro nombre — y pondrá con ello en manos de la Iglesia un instrumento indispensable para su propia crítica y reforma.

BIBLIOGRAFÍA: E. Durkheim, Les formes élbmentaires de la vie religieuse (1912, P41960); E. Troeltsch, Die Soziallehren der christlichen Kirchen und Gruppen (1912, T 31923); M. Weber, Gesammelte Aufsätze zur Religionssoziologie, 3 vols. (T 1920-21), I (51963), II-II1 (31963); idem, Wirtschaft und Gesellschaft, 4 vols. (T 1921-22), Studienausgabe, bajo la dir. de J. Winckelmann, 2 vols. (T - Kö - B 1964); idem, Die protestantische Ethik, bajo la dir. de J. Winckelmann (Mn - H 1965); R. H. Tawney, Religion and the Rise of Capitalism (Lo - NY 1926. nueva ed. Hermondsworth 1938, 21947); H. R. Niebuhr, The Social Sources of Denominationalism (1929, NY 31959); J. H. Fichter, Social Relations in the Urban Parish (Ch 1954); J. Larraz López, Sociología y religión (Ma 1965); W. Herberg, Protestant, Catholic, Jew. An Essay in American Religious Sociology (Garden City [N. Y.] 1955, 21960); G. le Bras, Études de sociologie religieuse, 2 vols. (1955, P 21966); E. Pin, Pratique religieuse et classes sociales dans une paroisse urbaine, Saint-Pothin á Lyon (P 1956); J. M. Yinger, Religion, Society, and the Individual. An Introduction to the Sociology of Religion (NY 1957); D. Goldschmidt-F. Greiner - H. Schelsky (dir.), Soziologie der Kirchengemeinde (St 1960); G. Lenski, The Religious Factor. A Sociological Study of Religion's Impact an Politics, Economics, and Family Life (1961, Garden City [N. Y.] 21963); W. L. Warner, The Family of God. A Symbolic Study of Christian Life in America (NH [Conn.] 1961); B. R. Wilson, Sects and Society. A Sociological Study of Three Religious Groups in Britain (Lo 1961); R. Lee (dir.), Readings of the Urban Church (Philadelphia 1962); D. O. Moberg, The Church as a Social Institution. The Sociology of American Religion (Englewood Cliffs [N. J.] 1962); J. L. Thomas, Religion and the American People (Westminster [Md.] 1963); A. Burger, Religionszugehörigkeit und soziales Verhalten. Untersuchungen und Statistiken der neueren Zeit in Deutschland (Gö 1964); W. W. Schroeder-Y. Obenhaus, Religion in American Culture. Unity and University in a Midwestem County (Glencoe [I11.] - Lo 1964).

REVISTAS: The American Catholic Sociological Revue (Wa 1940 ss), continuada como Sociological Analysis (Bronx [N. Y.] 1964 ss); Social Compass (La Haya - Bru 1953 ss); Archives de Sociologie des Religions (P 1956 ss); Sociologia Religiosa (Padua 1957 ss) ; Review of Religious Research (NY 1959 ss); Journal for the Scientific Study of Religion (NY 1961 ss); Religionssoziologie. Internationale Forschungsberichte (Jena 1966 ss) (marxista).

BIBLIOGRAFÍAS: International Bibliography of the Social Sciences: International Bibliography of Sociology, Vol. 11952, Section D 13: Religion (P 1952 ss, Lo 1962 ss); Sociology of Religions; A Trend Report and Bibliography: Current Sociology (Paris), 5 (0 1956) 1-87; H. Carrier - E. Pin (dir.), Sociologie du Christianisme (R 1964).

Osmund Schreuder