RELIGIÓN,
PSICOLOGÍA DE LA
SaMun
 

En el conjunto de las ciencias la p. de la r. puede entenderse, o bien como rama del estudio comparado de las -> religiones, o bien como rama de la psicología científica. El que incluye la p. de la r. en el estudio comparado de las -> religiones, da a entender que él se interesa por la investigación del facturo religiosum y que para esta finalidad usa, entre otros, los medios de la -> psicología científica. Aquel que, por el contrario, asigna a la p. de la r. su lugar adecuado en la psicología, muestra que él investiga el problema del alma y que, para ser más completo en su investigación, estudia también el campo de la piedad (el alma en sus formas de vivencia religiosa). Las dos cosas pueden defenderse, aunque el desarrollo histórico de la p. de la r. prueba claramente que ella es una rama del estudio comparado de las religiones.

La p. de la r. se entiende a sí misma como ciencia empirica, y se distingue tanto de la fenomenología de la -> religión, que estudia la cuestión del sentido de la misma, como de la filosofía de la -> religión, que aborda el problema de la verdad de la religión (fundamentación de ésta en la naturaleza del hombre). Evidentemente la limitación a la experiencia no sólo no excluye la exigencia de aprehender en su propio sentido la vivencia religiosa en su ordenación a la «-> trascendencia» como ámbito objetivo de valor y de ser, sino que precisamente la incluye, puesto que la religiosidad como hecho psíquico se da precisamente bajo esta peculiaridad. La p. de la r. investiga la religión en sentido subjetivo, o sea la religiosidad o la piedad, la religión como acto y la conducta del hombre en la vivencia religiosa. Ella pregunta: ¿Qué sucede en el hombre cuando éste tiene una vivencia religiosa? La respuesta se apoya exclusivamente en la realidad experimentada o experimentable. El material que la p. de la r. investiga es estudiado por ella con los mismos métodos que la psicología usa en otros campos, si bien adaptando el procedimiento a la peculiaridad del objeto que ha de investigarse. Por esto último el cuadro conjunto de la investigación de la p. de la r. recibe sus rasgos específicos.

La p. de la r. es una ciencia relativamente reciente. Cierto que ya en los escritos de Agustín, de Teresa de Avila, de Juan de la Cruz y de muchos otros (especialmente místicos) encontramos descripciones altamente impresionantes de hechos psíquicos; pero la investigación científica metódica de vivencias religiosas comienza hacia finales del siglo xtx. Gran expectación despertaron en América los trabajos de investigación psicológico-religiosa de James H. Leuba, Edwin Diller Starbuck (1866-1947) y William James (1842-1910). Starbuck desarrolló un procedimiento de encuesta, y fue consciente de los límites de su punto de apoyo (número y peculiaridad de los interrogados). Pero elmaterial obtenido por camino inductivo experimentó una parcial interpretación inmanentístico-biologista, la cual muestra en qué grado Starbuck partía de un apriorismo. Leuba y James se atuvieron al método de los casos ideales (extraordinarios). Quisieron limitarse a juicios de realidades y prescindir totalmente de juicios de valor. Pero en realidad, bajo su perspectiva filosófica, ofrecieron una interpretación naturalista y pragmatista del acto de la vivencia religiosa. Su objeto de investigación fue fundamentalmente el fenómeno de la conversión.

En la Suiza de habla francesa Théodore Flournay (1854-1920) desarrolló un procedimiento de observación dirigido a la experiencia religiosa interna, el cual buscó su objeto en el ámbito de lo enfermizo, y en la interpretación del mismo estaba dominado por tendencias positivistas y patológicas. Así resulta comprensible que él tuviera la experiencia mística por un fenómeno hermano de la epilepsia y de la histeria y que, además, cautivaran su interés los fenómenos parapsíquicos.

En el ámbito lingüístico alemán, el primero en despertar expectación fue Wilhelm Wundt (1832-1920), con su gran colección de material para una historia del desarrollo psicológico de la humanidad. Pero su procedimiento, designado como «método de psicología de los pueblos», se había formado bajo la influencia del evolucionismo de entonces, y, con su ley de los cuatro estadios (la época del hombre primitivo, la del totemismo, la de dioses y héroes, y la de la humanización), era un esquema preconcebido. Lo que Wundt expuso como surgimiento de la religión fue calificado por W. Koepp de «violación especulativa del empirismo puro, sin esperar previamente a sus resultados puros» (Einführung in das Studium der Religionspsychologie [T 1920] 67). A principios de nuestro siglo aparecieron los trabajos de Starbuck y James en traducción alemana, y al mismo tiempo algunos de los escritos de Flournay. El teólogo protestante G. Vorbrodt se puso muy particularmente a favor de estos escritos, pero dio la impresión de un peligro de «psicologización» de la teología. Entonces, como debilitación de este peligro y en cierto modo como solución de compromiso, Georg Wobbermin (1869-1943) presentó su Systematische Theologie nach religionspsychologischer Methode (L 1913-1921, 219254926). Pero ya el concepto aquí usado de «psicología trascendental de la religión», delata que la filosofía toma todavía parte muy activa. También la p. de la r. de Ernst Troeltsch (1965-1923), surgida del intento de delimitar la p. de la r. frente a la teología, todavía estaba ampliamente en el camino de la fiosofía.

Por primera vez Wilhelm Stählin (* 1883) y Kurt Koffka (1886-1941), en la revista fundada por ellos: ARPs (1 [1914] 1-9), exigieron enérgicamente que la p. de la r. fuera estricta ciencia de hechos. Pasan por metodológicamente ejemplares como realización de esta exigencia, las obras — surgidas sobre una base experimental y bajo el espíritu de la escuela de la psicología del pensamiento — de Karl Girgensohn (1875-1925); Der seelische Aufbau des religiösen Erlebens (L 1921, Gü 21930), y de Werner Gruehn (1887-1961): Das Werterlebnis (L 1924). Ambos investigaron la vivencia religiosa fundamental y pudieron manifestar unánimemente que un sentimiento religioso elemental no existe, y que la vivencia religiosa es más bien un hecho complejo, el cual incluye como factor dominante un momento intelectual y acentúa siempre la totalidad (= función del yo); con ello se refutó empírica y científicamente la tesis de Schleiermacher sobre el sentimiento de absoluta dependencia.

Simultáneamente con este desarrollo, el psicoanálisis de Sigmund Freud (1856-1939), la psicología individual de Alfred Adler (1870-1937) y la psicología analítica o compleja de Carl Gustav Jung (1875-1961) condujeron a especiales enfoques psicológico-religiosos. De todos modos se produjeron violaciones de fronteras, lo cual tuvo que despertar desconfianza frente a la -> psicología profunda. Freud metió a la fuerza el fenómeno religioso en una teoría filosófica de la vida psíquica, y designó la religión como «neurosis compulsiva universalmente humana»; y supuso que un día ésta llegaría a desaparecer como una «neurosis de la niñez». Adler vio en Dios una fuerza fundamental, la cual no está infinitamente por encima de nosotros (trascendencia), sino que (como un impulso) se halla profundamente inmersa en nosotros (inmanencia exclusiva). Jung concibió a Dios y la religión como arquetipos (imágenes originarias), que pertenecen congénitamente al estado originario del hombre; pero los entendió de tal modo que lo importante en ellos no es el contenido, sino solamente lo funcional.

Si se distingue en las doctrinas expuestas entre lo elaborado a partir de la experiencia, por un camino sostenible en el plano de las ciencias naturales y con un respeto absoluto a los hechos, de un lado, y lo proyectado en los hechos como consecuencia de una teoría metafísica apriorística, de otro, sin duda pueden lograrse aquí algunos conocimientos útiles. Mucho se ha hecho ya en esta dirección. De todos modos, ha de advertirse que en el encuentro entre la psicología profunda y la teología se atiende casi exclusivamente al momento terapéutico-pastoral, mientras que el momento psicológico-religioso se diluye o pasa totalmente desapercibido. Ahora bien, las cuestiones de p. de la r. y las de psicología pastoral son fundamentalmente distintas. La p. de la r. busca el esclarecimiento psíquico de lo que es la religión o la piedad. La psicología pastoral, por el contrario, muestra la medida en que la psicología actual como ciencia puede ser útil al sacerdote en su tarea pastoral.

Los métodos, como caminos y diseños de una realidad compleja y confusa, tienen sus propios límites; sus resultados han de complementarse. No hay ningún método que pueda abarcarlo todo con su mirada. Por eso también la p. de la r. debe permanecer abierta para nuevos métodos desarrollados en su propio campo y en las distintas ramas de la psicología. Por ej., de la psicología de la personalidad están saliendo nuevos impulsos, los cuales incitan a ver y valorar en la vivencia religiosa no tanto el fenómeno cuanto la persona misma en que éste se sustenta. La psicología de los roles, una combinación de psicología de la percepción y del concepto de rol (procedente de la psicología social), promete esclarecer hechos descuidados hasta ahora: el rol puede ser «marco de referencia» para percepciones y, con ello, posibilita la anticipación de la conducta del interlocutor (en el ámbito religioso: Dios). La elaboración de muchos datos de investigación mediante sistemas programados de computadores posibilita una penetración ulterior en hechos e interdependencias de p. de la r., todo ello en conexión con el método de las ciencias naturales. Análisis factorial, diferencial semántico (perfil de polaridad), métodos proyectivos, tests de percepción temática y exploración taráctica, son métodos que en la p. de la r. todavía han sido poco usados. Puesto que con la ayuda de fármacos se pueden suscitar estados peculiares de vivencia, y puesto que en concreto la mescalina y el adrenocromo producen visiones, se plantea la cuestión de la importancia de las drogas alucinógenas para la vivencia religiosa, o sea, para la «religión de rebotica», así como para los intentos de manipulación en materia religiosa (cf. W ARNOLD, Die Religionspsychologie auf neuen Wegen: MThZ 19 [1968] 46-49). Qué intentos se han dado, ya lo muestran las aportaciones de los tres últimos volúmenes de ARPs, editados por W. Keilbach (v11 [1962], VIII [1964], Ix [1967], y los estudios en De l'expérience d l'attitude religieuse, editados por A. Godin (Bru 1964).

La inclusión, defendida por Willy Hellpach (1877-1955) y Wolfgang Trillhaas (* 1903), de la cuestión del sentido en la p. de la r. se basa en un malentendido y, en interés de la claridad metódica, debe ser rechazada. Insostenible es también la objeción, formulada una y otra vez desde el campo de la teología, de que la auténtica vivencia religiosa es en último término obra de la «gracia» y, como realidad «sobrenatural», escapa al examen de la ciencia experimental. En los efectos sobrenaturales de la gracia no está excluida simplemente la naturaleza, sino que allí ésta queda conservada, transformada y elevada. Precisamente (y sólo) estos componentes naturales del –> acto religioso, que tiene su sujeto en la persona humana, constituyen el objeto de investigación de la p. de la religión.

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Wilhelm Keilbach