PEDRO, CARTAS DE
SaMun


I. Primera carta de Pedro

1. Cuestiones histórico-literarias

El autor de la carta es, según indicación propia, el apóstol Pedro (1, 1), que ahora es «anciano», o sea, ministro de la Iglesia (5, 1). Los destinatarios son las Iglesias del Asia Menor (1, 1). La carta está escrita en Babilonia (5, 13), es decir, sin duda Roma. Babilonia, que en los profetas es la gran capital, voluptuosa e impía (Is 13; 43, 14; Jer 50ss), constituye una figura de Roma (igualmente en Ap 14, 8-18, 2; Sib 5, 143 159ss; ApBar [sir] 11, 1; 4 Esd 3, 1). Esto está de acuerdo con otras noticias según las cuales Pedro vivió y murió en Roma.

Sin embargo, la paternidad petrina de la carta no deja de discutirse. Ésta se halla escrita con seguro sentido estilístico griego. En ella se cita frecuentemente el AT y siempre según los LXX. ¿Disponía Pedro de ese conocimiento de la lengua griega? Ciertos rasgos de contenido y lenguaje unen 1 Pe con las cartas paulinas (respecto de la teología de la pasión: 1, 19; 2, 24; 3, 18 21; 4, 13; sobre la subordinación al poder civil: 2, 13-17; la fórmula paulina «en Cristo» se halla en 3, 16, etc.). ¿Se subordinó Pedro de este modo a la teología de Pablo? Al tiempo de la carta la Iglesia aguarda persecuciones amenazadoras tanto en Roma como en Asia (2, 12; 3, 13-17; 4, 16ss). ¿Se refiere esto a la persecución neroniana? ¿Pero no fue ésta un caso particular limitado a Roma? ¿Habrá, pues, que pensar en las primeras persecuciones cristianas generales bajo Domiciano? En tal caso, habría que fechar el escrito en el año 90. La carta misma indica en 5, 12 que fue escrita por Silvano. Éste acompañó a Pablo en el Asia Menor (Act 15, 40; 18, 5; 1 Tes 1, 1). ¿Escribió Silvano la carta por mandato de Pedro con alguna independencia y estableció el enlace con las Iglesias del Asia Menor? En caso extremo, Silvano (o un desconocido) pudo haber escrito la carta aun después de la muerte del apóstol, persuadido de que servia a la intención de éste, o por mandato de la comunidad romana, que se sentía una con Pedro. Una parte de los exegetas tiene a 1 Pe por un pseudoepígrafe; en tal caso la carta debería ser entendida como testimonio del espíritu y herencia del apóstol Pedro.

2. Contenido y teología

La carta es un precioso escrito de la primitiva parénesis cristiana, testimonio de la fe, liturgia y doctrina de la iglesia más antigua. La Iglesia está escogida de entre el mundo (1, 2) y por eso se halla en el mundo como en tierra extraña (1, 1). No tiene derecho ni voluntad de dominar aquí con poder. La tribulación de entonces es comprendida como su situación esencial y permanente (4, 17). La Iglesia sigue siempre a su Señor en la pasión camino de la gloria (3, 13 - 4, 6; 4, 12-19). Es «sacerdocio regio» (2, 5-9; según Éx 19, 6; Is 61, 6; 62, 3), y como tal tiene el mandato de la predicación (2, 9) y del sacrificio (2, 5). Juntamente con Ap 1, 6;5, 10, la carta atestigua la conciencia del sacerdocio universal de todos los fieles. Difícilmente puede tenerse por una homilía bautismal, contra lo que se ha supuesto a veces, pero alude con frecuencia al bautismo (3, 21) como regeneración (1, 3 23; 2, 2).

La santificación y la gracia experimentadas en el sacramento deben realizarse en la vida (2, 1-10; 3, 21ss). Un compendio de deberes para uso familiar (2, 13; 3, 12), junto con series semejantes (Ef 5, 22; 6, 9; 1 Tim 2, 8-15; Tit 2, 1-15, etc.), constituye un primer ensayo de resumir las obligaciones cristianas sociales. Estos compendios unen motivos de la ética griega, de la tradición judía y de la moralidad neotestamentaria. Los grupos 1, 18-21; 2, 21-25; 3, 18-22 se destacan por el estilo preciso y el paralelismo rítmico, así como por un mismo contenido: el kerygma cristológico. Son comienzos de la formación del símbolo de la fe y ejemplos también de los más antiguos himnos a Cristo (cf. Flp 2, 6-11; 1 Tim 3, 16). En 3, 19ss el descenso de Jesús a los infiernos es sin duda expresión figurada de su plena muerte humana. Los «espíritus encarcelados» son, según una concepción actual muy difundida, los hijos rebeldes de Dios mencionados en Gén 6, 1-6, que en el midras judaico tardío, lo mismo que en la tradición neotestamentaria (Jds 6ss; 2 Pe 2, 4), eran tenidos por ángeles caídos. Siendo así, mediante una fórmula mítica se expresaría que el poder regio de Cristo es universal y redime toda culpa.

II. Segunda carta de Pedro

1. Contenido y teología

De acuerdo con su inscripción (1, 1), la carta está dirigida a todos los fieles. Se trata de un escrito doctrinal en forma epistolar. Frente a peligrosas herejías, su objeto es fortalecer a la Iglesia en la fe (1, 12ss; 3, 2). Esas doctrinas sin duda se relacionan con la -> gnosis. Como quiera que ésta en parte negaba el canon de la sagrada escritura y en parte quería extenderlo indebidamente, y en todo caso abusaba de ella para sus fines (3, 16), la carta dirige su interés a la Escritura. Ésta requiere una recta exposición, que se hace por el espíritu que hay en la Iglesia (1, 19ss). Los apócrifos y relatos mitológicos empleados en la carta de Judas (6 7 9) se omiten intencionadamente en 2 Pe. Así, pues, se delimita el canon del AT. Ello quiere decir que, dentro del NT, un libro es criticado y hasta «desmitizado» por otro. Los burlones se mofan de la esperanza escatológica. A pesar de todas las cuestiones que la Iglesia misma tiene que soportar, mantiene, sin embargo, la fe de que han llegado los últimos tiempos (3, 3). Para describir los acontecimientos escatológicos la carta se sirve de expresiones judaicas veterotestamentarias, así como de imaginaciones históricas de su tiempo sobre la conflagración universal (3, 10-13). Pero si la nueva creación es descrita con la frase, carente en absoluto de plasticidad, de que en ella habita la justicia (3, 13), resulta dudoso que la carta quiera mantener la literalidad de las descripciones apocalípticas. La 2 Pe inicia una apología y sistematización de la escatología cristiana. Sus problemas acucian a la Iglesia y a la teología hasta el dfa de hoy.

En la Iglesia aparecen herejes soberbios (2, 18), que confunden y permutan la libertad por el desenfreno (2, 19). Niegan el poder y la santidad de los ángeles (2, lOss), y niegan a Cristo como Señor (2, 2). La herejía a la que se alude ostenta rasgos de un libertinismo gnóstico. La carta no desarrolla la discusión con la herejía como lo hacen Pablo o Juan, que tratan de mostrar y superar dialécticamente un error, sino que la ataca con violentos reproches. La intención de la carta es apremiar al orden moral, a la medida y al rigor. Un cristianismo que sólo fuera gnosis y espíritu, sería una mentira. Es siempre esencial también la ética o vida práctica. La carta permite entender que la Iglesia, desde los tiempos neotestamentarios, no pudo realizar el ideal de una única Iglesia santa. Ella está ya cargada con el pecado de sus miembros, amenazada en su unidad y debilitada por doctrinas particulares y por escisiones (2, 1). La Iglesia conoce ya la necesidad y los problemas de la exposición de la Escritura (3, 15ss). La carta nos muestra a la Iglesia en su transición al catolicismo primitivo. La doctrina de los apóstoles es ya posesión firmemente transmitida (2, 21; 3, 2). Se forma el canon del NT (3, 15ss). La doctrina de la fe (sobre todo la cristología) ha avanzado terminológicamente y se ha esclarecido por la reflexión (1, 1; 1, 11; 3, 2). La fe no es ya tanto la actitud personal de creer, cuando la suma de las verdades creídas (1, 1). Se recalca la exigencia de la propia prestación humana (2, 21; 3, 2). La doctrina de la fe está ya determinada por el lenguaje y los conceptos de la filosofía griega (1, 3-7).

2. Circunstancias en que se escribió la carta. Ésta lleva el nombre de Pedro como su autor (1, 1). El autor dice haber estado presente en el monte de la transfiguración (1, 16ss ), como Pedro (Mc 9, 2). Pero la carta no puede ser escrita por Pedro. Las circunstancias de la Iglesia y de su doctrina que en ella se suponen o describen, apuntan a un tiempo posterior. El escrito puede fecharse hacia fines del siglo i. La carta es un ejemplo de pseudoepigrafía, posible en la Biblia y en la Iglesia primitiva, como en la antigüedad en general; el procedimiento puede compararse a los escritos actuales bajo un pseudónimo. El autor quiere que su tiempo escuche la predicación de los apóstoles. Por eso pone su carta bajo el nombre del apóstol Pedro (1, 1). Admite en su escrito la epístola de Judas como carta de otro apóstol (Jds 4-16 = 2 Pe 2). Se refiere también al apóstol Pablo, a quien llama su hermano (3, 15ss). Pedro y Pablo están últimamente juntos en Roma — donde sin duda se escribe la carta (3, 1) — y desde allí enseñan a la Iglesia y al mundo (cf. 1 Clem 5, 3-7; IgnRom 4, 3; IRENEO, Haer. III 1, 1; EusEBio, Hist. Eccl. ir 25, 8). Dentro del NT, aquí comienza la Iglesia católica romana, cuyos maestros y columnas son Pedro y Pablo como príncipes de los apóstoles.

BIBLIOGRAFIA: 1. SOBRE LA 1 PETR: a) Comentarlos: U. Holzmeister: CSs (1937); E. G. Selwyn (Lo 21949); H. Windisch - H. Preisker: HNT 15 (31951); J. Mich!: RNT 8 Herder Ba (1975); J. Schneider: NTD (91961); K. H. Schelkle: HThK 13/2 (21963); Fr. Wright Beare, The First Epistle of Peter (o 1963); B. Schwank, Primera carta de san Pedro (Herder Ba 1970). — b) Trabajos de investigación: W. I. Dalton, Christ's Proclamation to the Spirits (R 1965); C. H. Hunzinger, Babylon als Deckname fiar Rom und die Datierung des 1. Petrusbriefes: homenaje a H. W. Hertzberg (GB 1965) 67-77; M.-E. Boismard: DBS VII 1415-1455; R. Bultmann, Bekenntnis- und Liedfragmente im 1. Petrusbrief: Exegetica (T 1967) 285-297. — 2. SOBRE LA 2 PETR: a) Comentarios H.: Windisch - H. Preisker; J. Michl; K. H. Schelkle; J. Schneider cf. la; J. Chame: $tB (1939); A. Stäger: Carta de san Judas. Segunda carta de San Pedro (Herder Ba 1967). — b) Trabajos de investigación: J. Schmitt: DBS VII 1455-1463; D. v. Allmen, L'apocalyptique juive et le retard de la parousie en II Pierre 3, 1-13: RThPh 99 (1966) 255-274.

Karl Hermann Schelkle