INTEGRISMO
SaMun

Se llama i. a la tendencia más o menos manifiesta que pretende orientar la actividad creyente de la Iglesia y de cada uno de los fieles en este mundo exclusivamente o al menos en principio de acuerdo con los criterios de la fe. Responde esta tendencia a la convicción de que a la autoridad eclesiástica le compete el poder fundamental y exclusivo de enseñar y regir en lo que respecta a las relaciones del mundo con la Iglesia, de la inmanencia con la transcendencia, y de que, consecuentemente, la configuración del mundo sólo puede darse por encargo directo o indirecto de la misma (—> Iglesia y Estado). En esta concepción se entiende que la Iglesia es autónoma en todos los sectores que tienen alguna relación con la fe y la moral; de manera que tales sectores, de acuerdo con las leyes que Dios les ha señalado, sólo se ordenan adecuadamente teniendo en cuenta la fe expuesta por la Iglesia como norma positiva. Por tanto, el i. consiste en el intento de explicar y dominar la realidad sólo a partir de la fe, en lugar de considerar a ésta como lave para entender o dominar el mundo, cosas que la fe hace posibles sin realizarlas por sí misma. El i. trata de entender la fe y su práctica desde un sistema doctrinal ahistórico e inmutable, en lugar de explicar el edificio dogmático desde la Iglesia regida por el Espíritu Santo; o bien, trata ante todo de asegurar la posición de la Iglesia en el poder político y social, para anunciar así el evangelio, en lugar de influir en la configuración de la sociedad mediante una predicación del evangelio sin armas terrenas. En el i. se trata, pues, de un problema no sólo teológico, sino también sociológico: la integración de la predicación eclesiástica en la sociedad correspondiente. El i. intenta resolver este problema unilateralmente, de manera estática y metafísica, en lugar de hacerlo también de una forma dinámica e histórica.

En la historia de la Iglesia esa tendencia se manifestó especialmente al alborear la edad media en conexión con la -> reforma gregoriana: los esfuerzos legítimos por liberar la vida eclesiástica de las intromisiones temporales se apoyaban en las ideas relativas al dominio de la Iglesia sobre el mundo y de la jerarquía dentro de la Iglesia. Entre otras cosas, ese clima mental se manifiesta en los siguientes pensamientos: filosofía como criada de la teología; potestad directa o indirecta del papa sobre el poder temporal, de modo que su tarea es la aplicación de las instrucciones eclesiásticas o de los principios teológicos al ámbito de la soberanía temporal; -> obediencia ciega como expresión de la virtud, más alta, etc. Del pensamiento integrista proceden igualmente la interpretación de la Escritura que pretende descalificar afirmaciones científicas en virtud de argumentos bíblicos, así como las ideas teológicas que adoptan una postura semejante frente a las realidades económicas, políticas y culturales. El problema del i. se halla también presente en la discusión actual acerca del alcance de la autoridad eclesiástica en cuestiones del -> derecho natural, acerca de la relativa autonomía de las cosas terrenas respecto a la fe, y acerca de la misión independiente del laico en la Iglesia y el mundo.

A comienzos del s. xx el término i. se lo aplicaron los representantes de la orientación «integrista» en su enfrentamiento con el -> modernismo, -> liberalismo, -> laicismo e -> indiferentismo; entre otros se contaba monseñor Umberto Benigni, que tuvo gran influencia bajo el pontificado de Pío x y que convirtió en una intransigente organización del i. el Sodalitium Pianum (así llamado en honor de Pío v), dirigido por él y aprobado por el papa. El primer plano de las discusiones lo ocupaban los esfuerzos por la creación y organización de asociaciones, partidos y gremios supraconfesionales y preterepiscopales, dirigidos por laicos; así, en Alemania, la disputa en torno al centro, el movimiento sindical cristiano y el Volksverein für das katholische Deutschland; en Francia, el movimiento cristiano-demócrata del Sillon, la Action franÇaise de tipo nacionalista; en Italia, la «acción social» de Romulo Murri; y, en Estados Unidos, el ->. americanismo. Pronto la lucha adquirió tales formas y proporciones que Pío x se vio obligado en su encíclica Singulari quadam (24-9-1912) a aceptar expresamente «la colaboración con los no católicos para lograr el bien común»; y que Benedicto xv disolvió el Sodalitium Pianum, el cual había llegado a ser una especie de sociedad secreta.

Sobre la base de las nuevas ideas acerca de la sociedad (-> pluralismo), de una interpretación más reflexiva del conocimiento científico (-> ciencia) y del desarrollo de la teología de las realidades terrenas, la cual ha encontrado su expresión oficial eclesiástica en la constitución pastoral Gaudium et spes del Vaticano u, el i. en cuanto tendencia teórica del pensamiento teológico puede considerarse como ya superado. Con todo, todavía se encuentra presente en los sectores donde los datos de la revelación se consideran suficientes para explicar la realidad, con un abuso ideológico de los mismos (-> ideología, -> Iglesia y mundo). Este i. se puede manifestar tanto en el pensamiento triunfalista (la Iglesia puede resolver todos los problemas) como, negativamente, en el pensamiento derrotista (la Iglesia no es capaz de cumplir su tarea de resolver todos los problemas). Como actitud práctica el i. se manifiesta además en la tendencia a retirarse a la vida «que procede sólo de la fe», en el ámbito exclusivo de la comunidad edesial, en lugar de la disposición a aceptar con fe la acción temporal en este mundo y a actualizar la propia profesión con una responsabilidad creyente de cara a las exigencias de integración (en medio de la autonomía y libertad) entre fe y razón, Iglesia y sociedad. Tal integración sólo puede alcanzarse de una manera imperfecta a causa de la limitación y debilidad del hombre, y a causa de su vinculación a la realidad categorial y a cada situación histórica. Pero el i. se da también cuando una determinada configuración de la fe en una forma específica del catolicismo, la cual está necesariamente condicionada por las personas y tiempo, y en consecuencia es unilateral, se considera injustamente como la característica del catolicismo creyente. En tal caso se desconoce la referencia de la fe a la experiencia como realidad que no se puede derivar de aquélla; y se menosprecia la referencia del ministerio al carisma, que no sólo actúa en unión con el oficio, o la referencia de la sociedad a la insustituible iniciativa del individuo.

BIBLIOGRAFÍA: -> Autoridad, -> Iglesia y mundo.
StL5 II 1496-1499, V 1373-1377; K. Bachem, Vorgeschichte, Geschichte und Politik der Zentrumspartei VII (K6 1930); LThK1 V 431 s; W. Sucker, Zur inneren Lage der kath. Kirche: Materialdienst des konfessionskundlichen Instituts (Bensheim 1952) (bibl.); K. Buchheim, Geschichte der christlichen Parteien in Deutschland (Mn 1953); Der Christ in der modernen Welt (Kii 1955) (con trabajos de R. Grosche, A. Süsterhenn, O. B. Roegele); W. v. Loewenich, Der modeme Katholizismus (Witten 1955); E. Przywara, In und Gegen (Nü 1955); Der Weg aus dem Ghetto (KS 1956) (con trabajos de R. Grosche, F. Heer, W. Bekker, K. Schmidthüs); EKL II 346 s; G. E. Kafka, Die Katholiken vor der Politik (Fr 1958); StL6 IV 338-341; LThK2 V 717s; Th. Schweizer, Rechts- und Linkskatholizismus?: Schweizer Rundschau 59 (Z 1959-60) 417-426; C. Amery, Die Kapitulation oder Deutscher Katholizismus heute (H 1963); H. U. v. Balthasar, 1.: Wort und Wahrheit 18 (W 1963) 737-744; K. Buchheim, Ultramontanismus und Demokratie. Der Weg der deutschen Katholiken im 19. Jh. (Mn 1963); Christliche Parteien in Europa (Osnabrück 1964); K. Rahner, Grenzen der Kirche: Wort und Wahrheit 19 (1964) 249-262; A. Schardt, 1. oder Offenheit im politischen Engagement: Civitas III (Mannheim 1964) 133-156; J. O. Zóller, 1. heute?: Wort und Wahrheit 19 (1964) 463ss.

Waldemar Molinski