LIBRO DE LA ALIANZA
Exodo 19-24


Carlos Mesters oc


Contenido:

Introducción: EL LIBRO DE LA ALIANZA 
- UNA VENTANA ABIERTA SOBRE LA BIBLIA

Capítulo 1: EL LIBRO DE LA ALIANZA 
- GUIA DE UNA GRAN CELEBRACIÓN
Celebrar para recordar y renovar
Una guía que orienta la celebración de la alianza
Los cinco pasos de la celebración de la alianza

Capítulo 2: PASO 1· 
- INICIO DE LA CELEBRACIÓN
RECORDAR LA HISTORIA DEL PEREGRINAJE
"¡También soy tu pueblo, Señor...!"
La secuencia del primer paso de la celebración de la alianza
Para esclarecer y profundizar

Capítulo 3: PASO 2· - LOS DIEZ MANDAMIENTOS -
OÍR LO QUE DIOS NOS QUIERE DECIR
La llave que nos abre el sentido de los Diez Mandamientos
Tres pensamientos que nos ayudan a entender mejor los Mandamientos
Primer Mandamiento
Segundo Mandamiento
Tercer Mandamiento
Cuarto Mandamiento
Quinto Mandamiento
Sexto Mandamiento
Séptimo Mandamiento
Octavo Mandamiento
Noveno y Décimo Mandamientos
Un resumen del ideal de los Diez Mandamientos
Breve información final

Capítulo 4: PASO 3· 
- EL CODIGO DE LA ALIANZA
1a PARTE - CONOCER AL PUEBLO QUE RECIBE LA LEY DE DIOS
Una historia de hoy como telón de fondo para entender el Código de la Alianza
La situación del pueblo para el cual fue hecho el Código de la Alianza
La época en que fue hecho el Código de la Alianza
La historia del pueblo que dio origen al Código de la Alianza

Capítulo 5: PASO 3· 
- EL CODIGO DE LA ALIANZA
2ª. PARTE - APLICAR LA LEY DE DIOS EN LA VIDA DEL PUEBLO
Primera Clave: El Código de la Alianza retoma el ideal del los Diez 
Mandamientos
Segunda Clave: El Código de la Alianza toma partido dentro de los 
conflictos
Tercera Clave: El Código de la Alianza no da todo; falta completar la 
justicia
Cuarta Clave: La división del Código de la Alianza nos esclarece su 
objetivo
Observación final con relación al estudio del Código de la Alianza

Capítulo 6: PASO 4· 
- ¡VOZ DE DIOS, LEY DEL PUEBLO!
PAZ EN LA TIERRA, TIEMPO NUEVO
La vida nueva del pueblo, garantizada por la promesa de Dios
El ángel del Señor
La condición para que la promesa de Dios se realice
La memoria del pueblo: el telón de fondo de la promesa de Dios

Capítulo 7: PASO 5· 
- RENOVAR LA ALIANZA CON DIOS
La solemnidad y la seriedad del ambiente de la celebración
La ceremonia de la renovación de la alianza
Nace la esperanza de una nueva alianza

Conclusión: JESUS 
- EL LIBRO DE LA NUEVA ALIANZA 
La antigua alianza estaba rota
La nueva alianza en marcha
"Este cáliz es la Nueva Alianza de mi Señor"

Apéndice: SIETE CONSEJOS DE COMO LEER LA BIBLIA


**********



Introducción

EL LIBRO DE LA ALIANZA
UNA VENTANA ABIERTA SOBRE LA BIBLIA

El Libro de la Alianza del que vamos a hablar, ocupa los capítulos 
19 a 24 del Libro del Exodo. Estos capítulos hablan de la Alianza que 
Dios hizo con su pueblo. El momento solemne de la Alianza es 
descrito así: "Moisés tomó el Libro de la Alianza y lo leyó en presencia 
del pueblo, que respondió: 'Obedeceremos y haremos todo lo que 
pide Yavé'. Entonces Moisés tomó la sangre y la derramó sobre el 
pueblo, diciendo: 'Esta es la sangre de la Alianza que Yavé ha hecho 
con ustedes, conforme a todos estos compromisos'" (Ex 24,7-8).
En el momento exacto de derramar la sangre se hizo la alianza: el 
grupo de esclavos liberados de Egipto comenzó a ser el Pueblo de 
Dios y Dios comenzó a cumplir su promesa: "A ustedes los tomaré 
para pueblo mío y seré Dios para ustedes" (Ex 6,7).
La Alianza es el corazón que mueve al pueblo y la semilla de la 
Biblia. Plantada en el suelo de la vida de aquel pequeño grupo que 
salió de Egipto, la alianza fue echando raíces bien profundas, fue 
produciendo tronco y ramas, hojas y frutos. Nació y creció el pueblo. Y 
junto con el pueblo, en el transcurso del camino, nació y creció la 
Biblia que hasta hoy, ilumina y alienta al pueblo en su compromiso y 
va recordándole las exigencias de la alianza.
El Libro de la Alianza está en el origen de la organización del 
Pueblo de Dios. Contiene su Constitución. En él están los Diez 
Mandamientos y el Código de la Alianza. Aquel grupo de esclavos 
conducidos por Moisés fue el constituyente del pueblo de Dios.
Dentro de la Biblia, el Libro de la Alianza es como una montaña 
bien alta en medio de una planicie. Quien llega allá a la cima, tiene 
una visión de conjunto. Muchos asuntos de la Biblia se esclarecen por 
el estudio del Libro de la Alianza. El Libro de la Alianza es, por así 
decir, una llave de lectura para toda la Biblia. Por eso, vamos a subir 
la montaña.


CAPITULO 1
EL LIBRO DE LA ALIANZA GUIA DE UNA GRAN CELEBRACION 
Ex 19-24

CELEBRAR PARA RECORDAR Y RENOVAR
Todos los años, en la Semana Santa, los cristianos se reúnen en 
sus comunidades para celebrar la memoria de la muerte y 
resurrección de Jesús. Todos los años el día 16 de septiembre, el 
pueblo mexicano se reúne en las plazas de las ciudades para celebrar 
su independencia.
Del mismo modo, todos los años el pueblo de la Biblia peregrinaba 
y se reunía en el santuario para celebrar su independencia, la 
liberación del yugo de los egipcios. Juntos, los peregrinos recordaban 
los grandes hechos del pasado. Era como si ellos mismos estuviesen 
saliendo de Egipto, andando por el desierto, llegando al pie del Monte 
Sinaí, para renovar la alianza. Era como si ellos fuesen parte del 
grupo de Moisés que, siglos atrás, hiciera, por primera vez, la alianza 
con Yavé, el Dios del pueblo.
Esta celebración anual de la alianza ya era muy antigua. Nació 
poco a poco. A lo largo de los años, el grupo de Moisés fue creciendo. 
Gente nueva se fue agregando, queriendo hacer el mismo peregrinar. 
Gente nueva que no había participado del éxodo; que no conocía el 
comienzo de la historia del pueblo. Por eso mismo, la celebración 
anual nació precisamente para que las nuevas generaciones tuviesen 
una oportunidad para conocer y asumir la alianza codeándose con las 
generaciones más antiguas. ¡Y el Libro de la Alianza (Ex 19-24) fue 
hecho para servir de guía en esta celebración!

UNA GUIA QUE ORIENTA LA CELEBRACION DE LA ALIANZA
Una celebración en la que participa mucha gente no puede ser 
improvisada. Debe ser preparada; necesita una guía. Una guía es 
como una colcha de retazos. Tiene de todo. Así es el Libro de la 
Alianza! En él hay historias y leyes, promesas y amenazas; tiene 
trozos de varias épocas y lugares y trozos de otras guías; tiene 
normas para la liturgia de la penitencia y avisos para la procesión; 
tiene reglas para la renovación de la alianza.
A pesar de esta gran variedad, todas las partes de la guía tienen 
una misma finalidad: animar al pueblo de Dios, orientarlo en su 
caminar, ayudarlo en la revisión de sus errores y mantenerlo en la 
fidelidad a la alianza con Dios.
La guía de una celebración tiene de todo, pero no dice todo, ni 
informa todo. En la hora misma de la celebración, se hacen muchas 
cosas que no están escritas en la guía: gestos, avisos, silencio, 
cantos, homilías, etc... O ¿no es así? Lo mismo vale para la guía de la 
celebración de la alianza. Ella solamente da el esqueleto de aquella 
celebración. La carne, el corazón y la vida eran dadas por el 
entusiasmo del pueblo que participaba y por la animación de quien 
presidía.
El Libro de la Alianza parece una pared nueva hecha con ladrillos 
viejos. Propiamente son cinco ladrillos, de tamaños y épocas 
diferentes, puestos en esta pared de la guía por un maestro de obras 
de gran categoría: 
1) Historia: Ex 19, 1-25
2) Ley: Ex 20,1-21
3) Código: Ex 20,22-23,19
4) Promesa: Ex 23,20-33
5) Rito e Historia: Ex 24,1-18
Estas cinco partes indican los cinco pasos de la celebración anual 
de la alianza.


LOS CINCO PASOS DE LA CELEBRACION DE LA ALIANZA
Primer paso: Recordar la historia y traerla para hoy (Ex 19,1-25)
La celebración comienza recordando a los peregrinos la historia del 
peregrinaje del pueblo por el desierto, desde la salida de Egipto hasta 
la manifestación de Dios en el Monte Sinaí. Oyendo la historia de su 
propio pasado, los peregrinos se unían al pueblo del desierto y se 
preparaban con ellos para oír la palabra de Dios.

Segundo paso: Oír la palabra que Dios va a pronunciar (Ex 
20,1-21)
La segunda parte trae la ley de los Diez Mandamientos, el ideal a 
ser realizado y muestra las exigencias de Dios para que el pueblo 
llegue a ser Pueblo de Dios. Recuerda también cómo fue la reacción 
del pueblo: quedó con miedo y pidió que Moisés fuera el 
intermediario. Moisés aceptó y oyó de Dios cómo aplicar la Ley en la 
vida del pueblo.

Tercer paso: Aplicar la ley de Dios en la vida del pueblo (Ex 
20,22-23,19)
La tercera parte es la más larga de todas. Se llama Código de la 
Alianza. Enseña cómo los Diez Mandamientos deben ser aplicados en 
las situaciones concretas de la vida. Aquí es donde aparecen los 
conflictos y las tensiones. El Código se pone del lado de los débiles. 
El indica el camino a través del terreno accidentado de la historia, en 
busca de la promesa.

Cuarto paso: Oír la promesa que incita a fidelidad (Ex 23,20-33)
La cuarta parte trae las promesas de Dios para los que fueron 
fieles. Son promesas muy concretas que tienen que ver con el día a 
día de la vida del pueblo: salud, tierra, producción, familia, religión. 
Las promesas revelan la certeza del compromiso de Dios para con su 
pueblo. En la base, en la raíz de la alianza, está la gratuidad de Dios.

Quinto paso: Renovar la alianza con Dios y hacer fiesta (Ex 
24,1-18)
La quinta parte es el punto alto de la celebración. Describe cómo se 
hizo la conclusión de la alianza de Dios con su pueblo al pie del Monte 
Sinaí y así enseña cómo la alianza debe ser renovada entre Dios y los 
peregrinos, durante la propia celebración. Finalmente, todo termina 
en una gran fiesta: "Comieron y bebieron" (Ex 24,11). A continuación, 
en un apéndice, se da el fundamento de la autoridad de Moisés en 
medio del pueblo (Ex 24,12-18).

Lo que nos enseña la historia
1. ¿Qué es lo que más te llamó la atención en la celebración anual 
de la Alianza? ¿Por qué?
2. ¿Qué podemos nosotros aprender de ellos?
3. ¿Qué podrían ellos aprender de nosotros?
4. Ellos celebraban la historia de ese peregrinaje. ¿Ustedes ya 
intentaron alguna vez celebrar la historia del peregrinaje de su 
comunidad? ¿Cómo fue? 

Ahora vamos a estudiar la guía más de cerca. Vamos a ver uno por 
uno, los cinco pasos de la celebración anual de la alianza.


CAPITULO 2
Paso 1·
INICIO DE LA CELEBRACION 
RECORDAR LA HISTORIA DEL PEREGRINAJE 
Ex 19,1-25


"¡TAMBIEN SOY TU PUEBLO, SEÑOR...!"
"El pueblo de Dios en el desierto andaba", así se llama un canto 
que gusta mucho al pueblo en Brasil y cantan mucho las 
comunidades. Cada estrofa recuerda un hecho de la historia del 
peregrinar del pueblo de la Biblia: 
1) "el pueblo de Dios en el desierto andaba"
2) "el pueblo de Dios también vacilaba"
3) "el pueblo de Dios también tuvo hambre"
4) "el pueblo de Dios vislumbró a lo lejos..."
En seguida, el refrán canta y repite:
"También soy tu pueblo, Señor, y estoy en este camino".
Canto especial. En las estrofas, él hace al pueblo de hoy volver la 
vista al pasado. Y en el refrán él trae al pasado hacia dentro de 
nuestro hoy. Une al pueblo de hoy con el pueblo del pasado. Todo se 
vuelve un solo pueblo que anda por el desierto, vacila, siente hambre 
y a lo lejos vislumbra "la tierra querida que el amor preparó".
Lo mismo acontecía con el pueblo de la Biblia. Cada año en la 
celebración de la alianza, al oir la historia, los peregrinos volvían su 
corazón al pasado: andaban por el desierto (Ex 19,1), se reunían al 
pie del Monte Sinaí (Ex 19,2) y se preparaban para renovar la alianza 
(Ex 19,8). Y al mismo tiempo, traían el pasado hacia el hoy que ellos 
vivían (Ex 19,5; Sal. 95,7). Ellos decían: "Yavé no hizo alianza 
solamente con nuestros padres, sino también con nosotros que hoy 
estamos aquí, todos vivos: (Deut 5,3). ¡Eran todos un solo pueblo, los 
del pasado y los del presente!
Por eso, la Biblia no tuvo miedo de aumentar el número del 
pequeño grupo que salió de Egipto. Ella dice que sólo de hombres, 
aptos para la guerra, de veinte años para arriba, el grupo tenía más 
de 600.000 (Núm 1, 45-46; Ex 12,37;38,26). Ahora bien, si sumamos 
las mujeres, los niños, los jóvenes menores de veinte años, los viejos 
y los que no eran aptos para la guerra, ¿cuántos más serían? ¡Por lo 
menos unos tres millones! ¡Es mucha gente! Ni cabría en aquel 
desierto del Monte Sinaí. Pero esa era la manera con la que ellos 
expresaban que el pueblo de ayer y el de hoy era un solo pueblo. 
¿Quiénes son los seiscientos mil? Son los peregrinos de todos los 
tiempos, nosotros también, andando por el desierto de la vida en 
busca de la tierra prometida, cantando: "También soy tu pueblo, 
Señor, y estoy en este camino. Cada día más cerca de la tierra 
esperada".

Sugerencias para el estudio de la primera parte de la guía
1. Ahora vamos a ver de cerca el primer paso de la celebración de 
la alianza (Ex 19,1-25). Por eso, conviene abrir la Biblia y cotejar las 
cosas directamente en el texto bíblico, conforme las indicaciones que 
se irán dando. 2. Durante el estudio de la guía, conviene recordar lo 
que ya fue dicho: una guía tiene de todo, pero no dice todo. Por 
ejemplo, la guía de la celebración de la alianza usa apenas dos 
versículos para recordar toda la historia de los tres meses de 
peregrinación en el desierto (Ex 19,1-2). En la hora de la celebración, 
el narrador tenía que completar y actualizar la historia. La guía 
apenas si indicaba el rumbo. Dejaba mucha libertad; despertaba la 
creatividad. Ellos no repetían el pasado, sino que lo rodeaban como si 
fuera nuevo; como si fuera hoy, ahora.
3. Un canto sólo se entiende cantándolo. Una celebración sólo se 
entiende celebrándola. Por eso no basta solamente el estudio. 
Durante el estudio los grupos deben saber inventar alguna forma de 
celebración: celebrar aquello que están leyendo, estudiando, 
viviendo.

LA SECUENCIA DEL PRIMER PASO DE LA CELEBRACION DE LA 
ALIANZA
1. El pueblo está llegando (Ex 19,1-2)
Los peregrinos vinieron de lejos, de todos los lugares de Palestina. 
Vinieron sobre todo los representantes de las comunidades, de los 
clanes familiares, los "ancianos" (Ex 19, 7). Muchos tuvieron que 
andar varios días hasta llegar al santuario, punto final de la 
peregrinación. La celebración comienza recordando a los peregrinos 
el peregrinar del pueblo, desde la salida de Egipto hasta la llegada al 
desierto del Sinaí (Ex 19,1). Al mismo tiempo, en cuanto recuerda este 
pasado del pueblo, cada uno recuerda su propio peregrinar.
Y ahora, todos ellos, tanto los que vinieron de Egipto como los 
peregrinos que vinieron de sus casas, todos unidos, están allí 
acampados al pie de la montaña, a la espera de la llegada de Dios: 
"Israel acampó allí delante de la montaña" (Ex 19,2).
"También soy tu pueblo, Señor, y estoy en este camino, al pie de la 
montaña para tu llegada"
Y nosotros, ¿cuál fue el peregrinar que hicimos para llegar hasta 
aquí al pie de la montaña?

2. Dios hace la propuesta de la alianza (Ex 19,3-6)
Por medio de Moisés, Dios recuerda lo que El hizo por el pueblo: 
"Ustedes vieron lo que hice a los egipcios y que a ustedes los he 
llevado sobre las alas del águila y los he traído hacia Mí" (Ex 19,4). 
¡La iniciativa partió de Dios! La alianza no es mérito del pueblo. Es 
gracia de Dios, puro don de su amor. Su objetivo es hacer que el 
pueblo llegue hasta Dios:
"Yo los traje hasta Mí" (Ex 19,4). En seguida Dios esclarece su 
propuesta y dice: "Ahora pues, si ustedes me escuchan atentamente y 
respetan mi alianza, los tendré por mi pueblo entre todos los pueblos, 
serán para Mí una propiedad personal entre todos los pueblos, pues 
toda la tierra es mía. Serán para Mí un reino de sacerdotes y una 
nación santa" (Ex 19,5-6).
¡Propiedad personal de Dios! ¡Reino de sacerdotes! ¡Nación santa! 
El sentido de estas tres palabras tan importantes va a aparecer poco 
a poco, a lo largo de la celebración, como flor que se va abriendo en 
su botón. La condición para que esto suceda es: "Oir Mi voz y guardar 
Mi alianza" (Ex 19,5). Así desde el inicio de la celebración, los 
peregrinos son convidados a estar bien atentos a lo que Dios va a 
hablar.
"También soy tu pueblo, Señor, y estoy en este camino, atento a la 
Palabra por Ti proclamada".
Y nosotros, ¿qué hace Dios por nosotros? ¿Cómo fue que El nos 
llevó sobre alas de águila hasta El?

3. El pueblo acepta la propuesta de Dios (Ex 19,7-8)
Moisés relata las palabras de Dios al pueblo a través de sus 
representantes, los ancianos (Ex 19,7). El pueblo acepta la propuesta 
y promete fidelidad: "Todo lo que Yavé dijo, nosotros lo haremos" (Ex 
19,8).
Los peregrinos, al oir estas palabras del pueblo del pasado, deben 
crear dentro de sí la misma disposición de fidelidad a la palabra de 
Dios y decir: "Todo lo que Yavé dijo, nosotros lo haremos". Así, el 
pasado da luz a lo que debe suceder en el presente.
"También soy tu pueblo, Señor, y estoy en este camino, acepto la 
propuesta del largo peregrinar".
Y nosotros, ¿cuál es nuestra disposición delante de aquello que 
Dios y el pueblo hoy nos están pidiendo?

4. El pueblo se prepara y se purifica (Ex 19,9-15)
Moisés es el intermediario (Ex 19,9). A través de él Dios decreta dos 
días de preparación, hoy y mañana (Ex 19,10), para que el pueblo se 
purifique. (La celebración anual de la alianza no es una celebración 
de pocas horas, sino una fiesta popular de varios días). En estos 
días, los peregrinos se preparan para el encuentro con Dios. La 
preparación consiste en lavar la ropa (Ex 19,10), marcar bien los 
límites de la aparición de Dios (Ex 19,12), no aproximarse ni tocar la 
montaña sagrada (Ex 19,12-13), abstenerse de relaciones sexuales 
(Ex 19,15), estar atento al toque de la trompeta (Ex 19,13). Así, poco 
a poco, los peregrinos van entrando en el espíritu de la alianza que 
Dios va a hacer con ellos.
En el tercer día, "después de la mañana" (Ex 19,11), los peregrinos 
deben estar listos para asistir a la manifestación de Yavé sobre la 
montaña (Ex 19,11) y para participar de la gran procesión que va al 
encuentro de Dios (Ex 19,13).
"También soy tu pueblo, Señor, y estoy en este camino. Ya estoy 
preparado, no tengo otra cosa".
Y nosotros, ¿cómo preparamos la renovación de la alianza con 
Dios, con el pueblo, entre nosotros?

5. Dios se hace presente en medio del pueblo (Ex 19,16-25)
Llega el tercer día (Ex 19,16). El día del gran encuentro. El pueblo 
está preparado, de ropa lavada. Ambiente de fiesta. ¡Todo es 
solemne! La propia naturaleza se reviste de solemnidad: truenos, 
relámpagos, nubes obscuras (Ex 19,16), con humo, fuego y temblor 
de tierra (Ex 19,18). ¡Señales de la presencia de Dios! ¡Testigos de la 
alianza que va a realizarse entre Dios y el pueblo!
Un toque prolongado de trompeta se hace oir (Ex 19,16) y va 
aumentando en volumen, poco a poco (Ex 19,19). Era la señal. Todos 
juntos, en procesión, Moisés al frente, salen del campamento al 
encuentro de Dios (Ex 19,17). Dios desciende, el pueblo sube (Ex 
19,20). El lugar del encuentro es la montaña, la montaña de Dios (I 
Rey. 19,8).
En cuanto la procesión va avanzando, una voz repite sin cesar: 
"Nadie rebase los límites, bajo pena de muerte" (Ex 
19,12.13.21.23.24). El clima de la celebración es de gran seriedad. 
Así, a través de esos ritos solemnes, los peregrinos van abriendo 
dentro de sí, en su interior, un espacio para escuchar la palabra de 
Dios que va a ser proclamada.
"También soy tu pueblo, Señor, y estoy en este camino. Tu palabra 
será escuchada".
Y hoy, ¿nuestras celebraciones consiguen crear en nosotros una 
actitud de escucha de la palabra de Dios presente en la vida? Ellos 
tenían los signos propios de su cultura: trueno, relámpagos, 
terremoto. ¿Cuáles son los signos propios de nuestra cultura que nos 
hablan de Dios?


PARA ESCLARECER Y PROFUNDIZAR
1. Dios hace sentir su presencia: presencia amorosa, que carga al 
pueblo sobre alas de águila para llevarlo junto a El (Ex 19,4); 
presencia exigente, que quema con fuego (Ex 19,18) y provoca la 
muerte de quien no sabe respetarla (Ex 19,12.13.21.24). Lidiar con 
Dios es cosa muy seria. Por eso, la vida de los que creen en Yavé, 
Dios amoroso y exigente, no puede ser una vida mediocre y 
superficial, sino que deberá ser organizada conforme a las exigencias 
que van a aparecer en los Diez Mandamientos de la Ley de Dios.
2. Fijar los límites de la montaña y declararla sagrada (Ex 19,12.23); 
pena de muerte para quien tocase la montaña sagrada (Ex 
19,12.13.21.24); prohibición de tener relaciones sexuales entre 
marido y mujer en la víspera del encuentro con Dios (Ex 19,15); lavar 
ropa como condición para poder encontrarse con Dios (Ex 19,10-14). 
Estas normas y prescripciones pertenecen a una cultura que ya pasó. 
No nos obligan más. Pero transmiten un mensaje que vale hasta el día 
de hoy: un respeto profundo debe marcar toda relación del ser 
humano con Dios. ¡Con Dios no se juega! (Gál. 6,7). (Sobre este 
tema, ver el Quinto Paso).
3. Propiedad personal de Dios, Reino de Sacerdotes, Nación Santa, 
Alas de Aguila, Nube obscura, Montaña de Dios, Alianza. Esta 
imágenes están regadas por toda la Biblia. Su fuente, sin embargo, 
está aquí, en la celebración anual de la alianza. Son imágenes con 
una carga de vivencia muy grande. Es difícil definir todo su sentido 
sólo con la inteligencia. Su sentido se nos abre y aparece más claro 
en la participación de la celebración y en la observancia de la alianza. 
Sólo así se comunica su sentido, tanto a la inteligencia como al 
corazón. 

Conviene comparar la manera como ellos celebraban la alianza, con 
nuestra manera de celebrar las grandes fechas de nuestro 
peregrinar: 1. ¿Qué hay de semejante entre estas dos celebraciones? 
2. ¿Qué hay de diferente entre estas dos celebraciones?


CAPITULO 3
Paso 2· 
LOS DIEZ MANDAMIENTOS 
OIR LO QUE DIOS NOS QUIERE DECIR
Ex 20,1-21

Preparados y purificados, damos vuelta a una página de la guía y 
pasamos a una segunda parte de la celebración. Entramos en el 
corazón del Libro de la Alianza. Vamos a oir la solemne proclamación 
de los Diez Mandamientos, expresión de la voluntad de Dios para su 
pueblo.


LA LLAVE QUE NOS ABRE EL SENTIDO DE LOS DIEZ 
MANDAMIENTOS
MDTS/ALIANZA: Los Diez Mandamientos son como un gran cuadro 
colgado en la pared de la vida. El clavo que lo sustenta, es la 
afirmación de Dios que dice: "Yo soy Yavé, tu Dios, que te hizo salir 
de la tierra de Egipto, de la 'casa de la esclavitud'" (Ex 20,2). (Nuestro 
catecismo muchas veces olvida esta frase inicial de los Diez 
Mandamientos). Sin el clavo, el cuadro cae al piso y se quiebra. Sin 
esta afirmación de Dios, los Diez Mandamientos caen en el vacío y 
pierden su sentido. Esta frase inicial es como el título, la llave. En ella, 
Dios declara la autoridad y el motivo de la nueva ley.

1. La autoridad de los Diez Mandamientos
No cualquiera puede decretar una ley, sino solamente aquel que 
tiene autoridad para eso. Dios tiene autoridad para decretar leyes 
para todos los hombres, pues El es el Creador de todos. Al decretar 
los Diez Mandamientos, sin embargo, El no invocó su autoridad como 
Creador. El no dijo: "Yo soy el Creador que te dio existencia y vida", 
sino más bien dijo: "Yo soy Yavé, tu Dios, que te hizo salir de la tierra 
de Egipto, de la casa de la esclavitud" (Ex 20,2). Invocó su autoridad 
como libertador. El Creador, viendo a su pueblo oprimido, decidió ser 
libertador. Liberando al pueblo de Egipto, Dios conquistó un título de 
"propiedad personal" sobre él (Ex 19,5). Conquistó el derecho de 
poder declarar su voluntad al pueblo liberado. Este derecho divino es 
la fuente permanente de la autoridad que emana de la ley de los Diez 
Mandamientos.

2. El motivo de los Diez Mandamientos
Dios oyó el clamor del pueblo (Ex 2,24;3,7), vio su miseria, conoció 
de cerca sus angustias (Ex 3,7), descendió para liberarlo (Ex 3,8) y le 
entregó los Diez Mandamientos. Los Diez Mandamientos indican el 
camino que el pueblo debe recorrer desde la "casa de la esclavitud", 
hasta la plena libertad junto a Dios (Ex 19,4). Son una ayuda para el 
peregrinar, una herramienta para el trabajo. Pues la libertad no se 
conquista en un día. Es un largo proceso, una lucha penosa. Por la 
ley de los Diez Mandamientos, Dios ofrece el camino cierto para:
1) que el pueblo nunca más vuelva a vivir en la esclavitud;
2) que el pueblo conserve la libertad que conquistó saliendo de 
Egipto;
3) que el pueblo viva en la justicia y la fraternidad;
4) que el pueblo sea un pueblo organizado, signo de Dios en el 
mundo; 
5) que el pueblo organizado en comunidad, sea una respuesta al 
clamor de toda la humanidad;
6) que el pueblo sea una muestra y una respuesta de aquello que 
Dios quiere para todos;
7) que el pueblo llegue a la práctica perfecta del amor a Dios y al 
prójimo.

TRES PENSAMIENTOS QUE NOS AYUDAN A ENTENDER MEJOR 
LOS MANDAMIENTOS
1. Oir el clamor del pueblo, conocer sus causas
Con relación a cada Mandamiento, la gente puede preguntarse: 
¿qué mal quiere combatir y qué bien quiere realizar? El mal que tiene 
que ser combatido, va a tener que ver con el clamor del pueblo que 
brota desde "la casa de la esclavitud". Dios escuchó el clamor y 
descubrió en él sus angustias (Ex 3,7); en cada angustia descubrió 
una causa; para cada causa colocó un Mandamiento. Así, cada 
Mandamiento combate una de las muchas causas que hacían al 
pueblo llorar y gritar en Egipto. La observancia fiel de los 
Mandamientos impide al pueblo volver a la "casa de la esclavitud". En 
otras palabras, quien no escucha el clamor, ni ve la situación del 
pueblo en la "casa de la esclavitud", no es capaz de entender el 
verdadero sentido de los Diez Mandamientos.

2. Los malos fariseos vaciaban la Ley, Jesús le devuelve el sentido
Los malos fariseos y algunos doctores de la Ley enseñaban los 
Diez Mandamientos al pueblo, pero ellos mismos no los observaban 
(Mt. 23,4; Mc. 7,8-13; Jn. 7,19). Repetían solamente la letra y 
mataban el espíritu de la ley (Lc. 11,39-44). Olvidaron que la ley 
había sido dada para liberar y educar (Gál. 3,24). Transformaron la 
ley en un instrumento de opresión (II Cor. 3,6; Lc. 11,46; Mt. 11,28). 
Jesús conocía los Diez Mandamientos (Mc. 10,19). El criticó la 
interpretación de los fariseos y de los doctores (Mt. 5,20;23,1-35) y 
trajo una nueva explicación de la ley (Mt. 5,17). Por eso, para poder 
entender todo el sentido de los Diez Mandamientos, es necesario ver 
cómo Jesús observó y explicó la ley.

3. Los Diez Mandamientos se dirigen en primer lugar al pueblo
A primera vista, los Diez Mandamientos se dirigen a cada individuo 
en particular: "No matarás", "No robarás", etc. En realidad, ellos se 
destinan en primer lugar, al pueblo. Es el pueblo como un todo, el que 
debe observar los Diez Mandamientos. Y por ser miembro del pueblo, 
cada uno está obligado a observarlos. El catecismo acostumbraba 
explicar los Diez Mandamientos como destinados solamente a los 
individuos. Contemplaba la mejora del comportamiento individual. Y 
está en lo cierto. Pero olvidaba mirar la situación del pueblo como un 
todo. Olvidaba mirar la importancia de los Diez Mandamientos para las 
instituciones, para las organizaciones, para la Constitución y para el 
propio sistema económico, social y político del país.

Siete preguntas para orientar el estudio de cada Mandamiento. 
Siguen siete preguntas para cada Mandamiento. Son una ayuda 
para poder conocer más de cerca los Diez Mandamientos (Ex 34-28) y 
percibir toda su importancia para nuestra vida. A continuación, para 
ayudar en este estudio, presentamos un breve pensamiento para 
cada Mandamiento.
1. ¿Cuál es el clamor o la opresión que este Mandamiento quiere 
combatir?
2. ¿Cuál es el bien o el valor que este Mandamiento quiere 
introducir en la vida del pueblo?
3. ¿Cómo los malos fariseos del tiempo de Jesús observaban este 
Mandamiento?
4. ¿Cómo observó Jesús y completó este Mandamiento?
5. ¿Cómo es observado este Mandamiento por cada uno de 
nosotros? 
6. ¿Cómo está siendo observado este Mandamiento en nuestro 
país?
7. ¿Cómo puede iluminar este Mandamiento el caminar de la 
población?


1· ¡Sólo Yavé es Dios! /Ex/20/03-06
MDT-01
1. En Egipto, en la "casa de la esclavitud", la religión de los dioses 
era usada para reforzar el sistema y el poder del faraón. El faraón 
hacía grandes imágenes, estatuas y templos para dar al pueblo la 
impresión de majestad. Llevaba al pueblo a doblar las rodillas delante 
de su poder, como si fuese un poder divino. El se consideraba hijo de 
Dios.

2. El Primer Mandamiento pide tres cosas: "No tener otros dioses 
además de Yavé. No hacer imágenes. No doblar la rodilla delante de 
estos dioses e imágenes" (20,3-5). O sea, el Primer Mandamiento 
manda escoger entre Yavé y otros dioses, esto es, entre la libertad y 
la opresión, entre la vida y la muerte. Quien quiera ser de la 
comunidad del pueblo de Dios, debe aceptar a Yavé como único Dios 
y dedicar a El todo su amor (Deut 6,4-5), pues Yavé es un Dios 
apasionado por el pueblo (20,5-6). Quien quiera ser del pueblo de 
Dios, debe romper con el sistema del faraón y de los reyes, que usa la 
religión para oprimir y explotar.

3. Jesús y sus seguidores Jesús cumplió el Primer Mandamiento: 
dejó a Dios reinar en su vida, haciendo siempre la voluntad del Padre 
(Jn. 4,34; 5,19-20; 6,38). El pide romper con el sistema de los dioses 
falsos: "Nadie puede servir a dos señores. Ustedes no pueden servir a 
Dios y al dinero" (Mt. 6,24). Jesús combatió la imagen falsa de Dios, 
divulgada por los malos fariseos. Imagen pesada, que oprimía al 
pueblo (Mt. 23,4; 11,28-29). Jesús rescató la única imagen verdadera 
de Dios, que el propio ser humano, el prójimo, creado a imagen y 
semejanza de Dios (Gen. 1,27). El mandó amar al prójimo (Mt. 22,39) 
y dar la vida por el hermano (Jn. 15,13). Jesús no dobló la rodilla 
delante de los poderes ni delante de las imágenes del poder (Mt. 
4,10; Lc. 13,31-32; 23,8-9; Jn. 19,10-11). El sirvió sólo al Padre y 
solamente a El adoró (Mt. 4,10).

2· ¡No usar el nombre de Dios en vano! /Ex/20/07
MDT-02
1. En Egipto, en la "casa de la esclavitud", el faraón y los reyes 
hacían todo en nombre de sus dioses. La invocación en nombre de 
los dioses encubría el robo, la injusticia, las extorsiones, las mentiras. 
Decían que era "el derecho de los reyes" (I Sam 8,11-18).

2. El Segundo Mandamiento dice: el nombre de Dios es Yavé. Dios 
lo reveló en el momento en que comenzó a liberar a su pueblo de 
Egipto (3,13). Yavé quiere decir Emmanuel, Dios con nosotros, 
presencia liberadora. Es el resumen de la garantía dada a Moisés en 
su misión de liberar al pueblo: "Yo estaré contigo" (3,12). Ahora bien, 
la peor cosa que se puede hacer es invocar el nombre libertador de 
Yavé para justificar y reforzar la opresión y la explotación del pueblo. 
Quien hace eso invierte el orden de las cosas. Usa el nombre de Dios 
para lo que es vano.

3. Jesús y sus seguidores. Jesús es Emmanuel, Dios con nosotros 
(Mt. 1,23). El es la nueva manera como Dios está presente en medio 
de nosotros, para realizar la liberación (Lc. 4,18). Después de su 
resurrección, Jesús recibió un nuevo nombre que está por encima de 
todo nombre (Fil. 2,11; He. 2,36). Señor es la manera como los 
seguidores de Jesús, los primeros cristianos, a ejemplo de la Biblia 
griega, traducían el nombre de Yavé. Es invocando el nombre de 
Jesús, como seremos salvados (He. 4,10). Pero no basta decir 
"Señor, Señor", es necesario practicar la voluntad del Padre (Mt. 
7-21).

3· ¡Santificar el día de sábado! /Ex/20/08-11
MDT-03
1. En Egipto, en la "casa de la esclavitud", el faraón no daba 
descanso al pueblo (5,7). No dejaba al pueblo hacer fiesta, ni 
procesiones (5,1-5). Sólo quería producción (5,18). El pueblo era 
continuamente atropellado y golpeado (5,14.17). No era respetado 
como gente. Sólo valía en cuanto producía para el faraón y para los 
reyes, pagando el tributo y haciendo trabajo pesado de esclavo.

2. El tercer mandamiento establece un día de descanso o de 
vacación por semana (20,8-11). El motivo es doble: 
a) imitar al Dios Creador que trabajó seis días y descansó al 
séptimo día (20,11);
b) recordar las maravillas que Dios hizo para liberar a su pueblo de 
Egipto (Deut 5,15). 
En otras palabras, el descanso semanal es para recordar lo que 
Dios hizo en el pasado y continúa haciendo hasta hoy para liberar a 
su pueblo. Es para pensar en el proyecto que Dios quiere realizar en 
el futuro, el proyecto de la creación. Es para recordar nuestra misión 
de ser creativos como Dios es creativo y creador y de ser libertadores 
como Dios fue y continúa siendo libertador. Es para pensar en el valor 
del trabajo humano.
El descanso y el placer de la vacación, consagrados a Dios, 
deberían ser una muestra del futuro que esperamos y preparamos: 
vivir y experimentar ya desde ahora, la alegría de la convivencia 
humana, la presencia creadora y libertadora de Yavé en medio de su 
pueblo.

3. Jesús y sus seguidores. Jesús fue acusado de ser un ateo, un 
hombre sin Dios, por no observar el sábado (Jn. 9,6). Es que en el 
tiempo de Jesús, los malos escribas y fariseos transformaron la ley 
faraónica, esto es, en una ley opresora, pues en vez de servir a la 
vida, la ley del sábado servía a la muerte (Mc. 3,4). Jesús denuncia el 
desvío de la ley y pone el sábado nuevamente al servicio de la vida y 
del ser humano (Mc. 2,27). Las necesidades del pueblo están por 
encima de la ley del sábado (Mt. 12,1-8; Lc. 13,10-17; Jn. 5,1-11). 
Jesús imita a Dios creador (Jn. 5,17) y a Dios libertador (Lc. 13,12) al 
enfrentar la doctrina de aquellos escribas y fariseos sobre la 
observancia del sábado. El defiende la vida contra la muerte.

4· ¡Honrar Padre y Madre! /Ex/20/12
MDT-04
1. En Egipto, en la "casa de la esclavitud" todo el poder venía del 
faraón. El faraón comunicaba su poder a los capataces (1,11). Estos 
se imponían al pueblo por la fuerza (5,6-14). Era un sistema 
autoritario, no fraterno, hecho desde arriba para los de abajo. Gracias 
a este sistema, el faraón y los reyes podían mandar y mantener al 
pueblo en la esclavitud.

2. El Cuarto Mandamiento quiere lo contrario. El dice: "Honra a tu 
padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días en la tierra que 
Yavé, tu Dios, te dará" (20,12). La autoridad básica no está en el rey, 
sino en nuestros padres, en la familia.
La familia era la pequeña familia y también era la gran familia 
patriarcal, la comunidad. Los padres eran papá y mamá y también los 
patriarcas de la gran familia, los coordinadores de la comunidad. 
Varias familias formaban un clan. El jefe del clan se llamaba "anciano". 
Varios clanes formaban una tribu. El jefe de la tribu se llamaba 
príncipe o jefe. Pues bien, el cuarto Mandamiento no manda honrar a 
los ancianos, ni a los príncipes, ni a los reyes, sino solamente a los 
padres.
El poder está descentralizado (18,13-22), fundamentado en la 
menor unidad de la convivencia social, que es la gran familia, la 
comunidad. Los príncipes, esto es, los jefes de las tribus, se imponían 
no por la fuerza, sino por el testimonio (Jos 24,14-15) y daban cuenta 
al pueblo (I Sam 12,1-5). Los representantes de los clanes y de las 
tribus hacían sus asambleas para discutir y decidir los rumbos y la 
organización del pueblo. El libro de Josué trae una relación más 
detallada de una de estas asambleas (Jos 24,1-25).

3. Jesús y sus seguidores. Jesús observó el cuarto Mandamiento. 
Fue obediente a sus padres (Lc. 2,51) y, durante treinta años, 
participó de la vida de la comunidad local de Nazaret. Criticó a los 
malos fariseos y a los escribas que quitaban la autoridad de los 
padres en favor de la autoridad del templo (Mc. 7,9-13). Jesús reforzó 
el poder de la comunidad en la solución de los problemas, pues dijo 
que aquello que la comunidad decide, queda como siendo decidido 
por el propio Dios (Mt. 18,15-18). Confirió el mismo poder a los 
apóstoles que iban a coordinar las comunidades (Jn. 20,21-23) y a 
Pedro que iba a ser el fundamento de la Iglesia, de la Comunidad (Mt. 
16,18; Jn. 21,15-17).

5· ¡No matar! /Ex/20/13
MDT-05
1. En Egipto, en la "casa de la esclavitud", el sistema del faraón no 
respetaba la vida de los otros: decretaba la muerte de los recién 
nacidos (1,15), esclavizaba al pueblo (1,11;5-6), mantenía grandes 
ejércitos para aplastar las revueltas y mantener a los pueblos en 
sumisión (14,9). El sistema del faraón servía a la muerte y no a la vida 
del pueblo.

2. El Quinto Mandamiento dice "No matarás" (20,13). Defiende el 
derecho que todos tienen a la vida. Este derecho es tan sagrado que 
quien lo pisotee matando a otro, ya no merece vivir (21,12). La vida 
del otro debe ser respetada como se respeta al propio Dios: 
"Cualquiera que derrame sangre humana, su sangre será derramada, 
porque Dios creó al hombre a imagen suya" (Gen. 9,6). 
En cuanto salió de Egipto, el pueblo comenzó a organizarse de tal 
manera que la vida fuese respetada y ya no se matasen. Pero ellos 
violaron muchas veces esta disposición. Identificaban muchas veces 
la voluntad de Dios con sus propios intereses y mataron a mucha 
gente en nombre de Dios (Jos 6,17-21;8,24). 
Sin mentir, la Biblia cuenta los errores y los engaños del pueblo, y 
así, nos enseña a no fallar donde ellos fallaron (I Cor. 10,6). Hasta 
hoy, los cristianos matan en nombre de Dios, en nombre de la así 
llamada "civilización cristiana". Fallamos mucho, como fallaron 
nuestros antepasados en el Antiguo Testamento.

3. Jesús y sus seguidores. Jesús vino a completar el sentido del 
quinto Mandamiento (Mt. 5,21-22). El señala un ideal más alto: pide 
combatir la venganza con el perdón (Mt. 18,22); pide imitar al Padre 
que hace llover sobre buenos y malos (Mt. 5,45); en vez de "ojo por 
ojo y diente por diente" (21,24), El pide amar al enemigo (Mt. 5,38- 
44).
Jesús define su misión: "Yo vine para que todos tengan vida y la 
tengan en abundancia" (Jn. 10,10). El mismo observó el quinto 
Mandamiento, el respeto por la vida, poniéndose de lado de aquellos 
que eran privados de los derechos más elementales que la vida 
ofrece a todos: pobres, enfermos, prostitutas, pecadores, publicanos, 
leprosos, mujeres, niños, samaritanos, extranjeros, poseídos, etc. 
Criticaba a los que causaban la marginación de este pueblo. Jesús 
muere asesinado por el sistema de muerte, perdonando a sus propios 
asesinos (Lc. 23,34).

6· ¡No cometer adulterio! /Ex/20/14
MDT-09
1. En Egipto, en la "casa de la esclavitud", una de las causas que 
alimentaban el sistema del faraón y de los reyes, era la dominación de 
la mujer por el hombre. Cada familia era una pequeña pirámide: el 
hombre, el jefe absoluto, como pequeño faraón, gobernando 
autoritariamente a la mujer y a los hijos. La mujer era explotada, 
privada de sus derechos más elementales y de su identidad propia 
como mujer.

2. El Sexto Mandamiento procura ir a la raíz de la opresión. Quiere 
que la libertad y la igualdad lleguen hasta el núcleo más íntimo de la 
vida humana, que es la relación de amor entre el hombre y la mujer. 
Un paso concreto en esta dirección es el Mandamiento: "No 
cometerás adulterio". Este Mandamiento no hace distinción entre el 
hombre y la mujer. Vale de la misma manera para los dos. Quita el 
eterno privilegio del hombre frente a la mujer. La ley de Dios muestra 
aquí toda su profundidad.
Mandamiento difícil, que nunca llegó a ser observado plenamente. 
Pero el ideal de igualdad y complementariedad entre el hombre y la 
mujer continuaba vivo y renacía siempre. Pues es el ideal del 
Creador: "Dios creó al ser humano a su imagen. A la imagen de Dios 
lo creó: hombre y mujer los creó" (Gen. 1,27).

3. Jesús y sus seguidores. Jesús retoma el ideal del Creador (Mt. 
19,4.8). Retira todos los privilegios del hombre frente a la mujer: no 
permite al hombre usar o desear a la mujer como si fuese un objeto a 
su disposición (Mt. 5,27); no permite que él despida a su mujer y se 
case con otra (Mt. 19,9). 
La exigencia de Jesús fue tan grande, que los discípulos mismos 
quedaron con miedo del casamiento: "Si es así la condición del 
hombre frente a la mujer, entonces no vale la pena casarse" (Mt. 
19,10). San Pablo retoma el ideal de igualdad entre hombre y mujer 
(Gál. 3,28); pero su práctica quedó muy por abajo del ideal (I Cor. 
11,6). Realmente se trata de una raíz muy profunda, difícil de ser 
arrancada.

7· ¡No robar! /Ex/20/15
MDT-07
1. En Egipto, en la "casa de la esclavitud", el sistema del faraón y 
de los reyes estaba basado en el robo. Era un derecho del rey ser 
propietario del robo (I Sam 8,11-18). Así, después que fue introducida 
la monarquía en Israel, el rey Salomón recibía anualmente a través de 
los impuestos, más de 666 talentos de oro (I Re. 10,14). Son más de 
22 toneladas. Nunca nadie lo llamó de ladrón, pues era un derecho 
que el sistema le daba como rey.

2. El Séptimo Mandamiento dice: "No robarás". No es solamente el 
individuo quien no puede robar. Es el sistema que no puede robar al 
pueblo. El Séptimo Mandamiento exige una organización diferente del 
sistema de los reyes. Su observancia produjo leyes que impedían los 
grandes robos, como la acumulación de bienes y de tierras (Lev. 
25,8- 34; Ex 16,16-20), y leyes que impedían los robos menores 
(22,1-14). Los profetas denunciaban las muchas formas de robar 
practicadas por los reyes (Jer 22,13.17).
El Séptimo Mandamiento quiere una sociedad donde la seguridad 
sea total; donde cada uno sea respetado en sus medios de vida. La 
providencia divina está y pide la organización justa y fraterna del 
pueblo.

3. Jesús y sus seguidores. Jesús condena la acumulación de bienes 
(Lc. 12,13-21) y dice que no es posible servir a Dios y al dinero (Mt. 
6,24). Tira las mesas de los que cambiaban dinero en el templo y los 
llama de ladrones (Mc. 11,17). Critica a los fariseos que son amigos 
del dinero (Lc. 16,14) y a los doctores de la ley que roban a las viudas 
(Mc. 12,38). El dice: "Ay de ustedes, ricos" (Lc. 6,24). El mismo es 
pobre, no posee nada (Lc. 9,58) y vive de la caja común y del 
compartir con sus discípulos, que es el ideal antiguo del pueblo de 
Dios (Jn. 12,6; 13,29).

8· ¡No levantar falso testimonio! /Ex/20/16
MDT-08
1. En Egipto, en la "casa de la esclavitud", el sistema del faraón y 
de los reyes estaba basado en una gran mentira: ellos decían que 
eran hijos de Dios y pedían la adoración y la obediencia del pueblo. 
La mentira y la deshonestidad penetraban las instituciones. Los 
responsables por la justicia transformaban las leyes en instrumentos 
de mentira (Jer 8,8). Nadie defendía el derecho de los pobres en los 
tribunales (Is. 1,23; Jer 2,8; Am. 2,6; 5,7;6,12; Mi. 3,1-4;7,1-3). El 
sistema jurídico estaba podrido. Desapareció el amor a la verdad. 

2. El Octavo Mandamiento dice: "No dirás falso testimonio contra tu 
hermano". Este Mandamiento se fija en dos cosas: 
a) no imitar a los corruptos y tener la valentía de defender al 
hermano pobre en el tribunal;
b) luchar para crear una nueva manera de administrar la justicia, 
que pueda garantizar todos sus derechos e impida el falso 
testimonio.

3. Jesús y sus seguidores. Jesús vino a completar el Octavo 
Mandamiento (Mt. 5,33-37). El pide que toda relación sea basada en 
el amor a la verdad: "Que tu sí, sea sí, y el no, no" (Mt. 5,37). 
Condena la mentalidad mentirosa de algunos escribas y llega a decir: 
"Ustedes tienen al diablo por padre, que es mentiroso y padre de la 
mentira" (Jn. 8,44). Jesús vivió en la total honestidad, reconocida 
hasta por sus propios enemigos (Mt. 22,16). Definió su misión así: "Yo 
vine al mundo para dar testimonio de la verdad. Quien está a favor de 
la verdad, escuchará mi voz" (Jn. 18,37). Llamado para ser juez, El no 
condenó a la mujer, más bien dijo: "¿Nadie te condenó? Yo tampoco 
te condeno. Vete en paz y no peques más" (Jn. 8,11).

9· y 10· ¡No codiciar nada de lo que pertenece al prójimo! 
/Ex/20/17
MDT-09-10
1. En Egipto, en la "casa de la esclavitud", en la raíz del sistema del 
faraón y de los reyes, estaba la ganancia. En los grandes, ella se 
manifiesta en la acumulación de bienes y de tierras (Is. 5,8; I Re. 
21,1-16), en el gran número de mujeres (I Re. 11,1-8). (Eran en su 
mayor parte casamientos políticos con hijas de reyes y de otras 
personalidades influyentes, para poder ampliar el dominio y la 
riqueza). En los pequeños, la ganancia se manifestaba en el deseo de 
poseer, en la envidia, en la ambición. Eran "pobres con cabeza de 
rico". A la hora de luchar, ellos se acobardaban, se quejaban y 
volvían atrás (5,21; 14,11;16,3). La ganancia, alimentada por el 
sistema, impedía al pueblo tener una visión más clara de la vida.

2. Los últimos Mandamientos procuran ir a la raíz. Piden que nadie 
codicie nada de lo que pertenece al prójimo. O sea, piden expulsar de 
dentro de sí la mentalidad del sistema del faraón. Quieren librar del 
vicio de la posesión; de la ideología que sustentan el faraón y los 
reyes. Combaten el "derecho de los reyes" (I Sam 8,11-18), que 
defendía exactamente lo contrario. 
Estos Mandamientos no pueden ser invocados para defender la 
propiedad privada de los grandes contra la legítima aspiración de los 
pobres que, a lo largo de los siglos, fueron privados de todo por la 
ganancia de los grandes. esto sería transformar la ley en instrumento 
de mentira (Jer 8,8). Sería lo mismo que mantener la letra y negar el 
espíritu de la ley. El sistema del faraón no puede ser defendido por 
una ley que quiere exactamente lo contrario.

3. Jesús y sus seguidores. Jesús condena la ganancia de los 
grandes que sólo quieren acumular bienes (Lc. 12,16-21). Vivió libre 
de la posesión y, en vez de poseer, se volvió El mismo posesión de 
Dios. Se vuelve El, Reino de Dios, a través de su obediencia radical al 
Padre (Fil. 2,8; Heb. 5,8). Jesús propone el ejemplo de las flores y de 
los pajaritos (Lc. 12,22-31). Dondequiera que haya una organización 
fraterna de compartir de acuerdo con los Diez Mandamientos, esto es, 
donde se busca primero el Reino de Dios y su justicia, allí, todas las 
otras cosas vendrán por añadidura (Mt. 6,33) y las personas podrán 
vivir como las flores del campo y los pájaros del cielo. Los primeros 
cristianos realizaron este ideal durante algún tiempo: dividían sus 
bienes con alegría y no había necesitados entre ellos (He. 4,32). Pero 
la ganancia renació y Santiago tuvo palabras duras de condenación 
(Stgo. 5,1-6).


UN RESUMEN DEL IDEAL DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS
Los Diez Mandamientos revelan los grandes valores de la vida 
humana; defienden los derechos y los deberes básicos de las 
personas, de los grupos y de los pueblos:
1· Sólo Yavé como Dios
Religión y fe como fuerza liberadora
2· No usar el nombre de Dios en vano
No manipular la fe a favor de la explotación
3· Observar el sábado
El descanso semanal y el valor del trabajo
4· Honrar padre y madre
El uso correcto de la autoridad y del poder
5· No matar
El valor de la vida y el respeto que le es debido
6· No cometer adulterio
El amor como fuente de libertad y no de opresión
7· No robar
El derecho a los bienes necesarios para la vida
8· No levantar falso testimonio
La verdad como fundamento de las relaciones humanas
9· y 10· No desear nada del otro
El combate a la ideología del sistema opresor

¿Cómo hacer para realizar hoy en nuestras comunidades el ideal 
de los Diez Mandamientos?


BREVE INFORMACION FINAL
Al inicio, los Diez Mandamientos eran más bien cortos. Eran, por así 
decir, apenas "Diez Palabras" (Ex 34,28; Deut 4,13; 10,4) fáciles para 
repetir y memorizar. Con el tiempo, de acuerdo con las necesidades 
del peregrinar del pueblo, algunos Mandamientos fueron recibiendo 
formulaciones más largas, sobre todo el primero (Ex 20,3- 6) y el 
tercero (Ex 20,8-11). Ahora bien, fueron exactamente estos dos 
Mandamientos los que tuvieron gran importancia para la vida del 
pueblo en la época que sigue al cautiverio, cuando fue hecha la 
redacción final del Libro de la Alianza. Modificaciones menores 
ocurrieron en el segundo (Ex 20,7) y en el cuarto Mandamiento (Ex 
20,12).

NOTA: Los capítulos 4 y 5 que siguen a continuación tratan del 
tercer paso de la celebración de la alianza. Son capítulos un poco 
más difíciles y más complicados. Por eso, cada grupo juzgue si es 
oportuno saltarse hasta el capítulo 6, en que se trata del cuarto paso 
de la celebración de la alianza. Sin embargo, recomendamos que 
alguien del grupo lea y estudie los dos capítulos y los resuma para 
sus compañeros, sobre todo el capítulo 4.