NTRA. SRA. DE LA CANDELARIA
PATRONA DE
SANTA CRUZ DE TENERIFE


Antes de que las tropas españolas ondeasen el pendón de los Reyes Católicos en la isla de Tenerife, la más importante del archipielago canario, en una playa del Sur, en Chimisay, perteneciente al territorio de Güímar, apareció en el año 1391, de manera prodigiosa, una imagen de la Madre de Dios, escultura que representa el misterio de la Purificación.

Los historiadores - con ellos el P. Espinosa que oyó narrar la aparición de boca de los mismos guanches - nos dicen que una tarde de estío, cuando dos pastores iban con el ganado cabrío por la playa de Chimisay y se disponían a encerrarlo en una de las cuevas del barranco de Chinguaro, vieron con asombro que el ganado retrocedía asustado. Extrañados del hecho, corre uno de ellos hasta el recodo que da acceso al barranco y, con gran sorpresa, ve sobre unas piedras una mujer que tiene un Niño en el brazo derecho y una vela en el izquierdo, en actitud de alumbrar.

Era ley de los guanches que ningún hombre, bajo pena de muerte, podía hablar con mujer alguna en descampado. Al ver a la que creía mujer, ataviada con ropas distintas a las que se usaban en el país, hácele señas para que se aparte; pero como, a pesar de las señas, permaneciera inmóvil, toma una piedra para arrojársela, y en el instante del alzar el brazo, siente que éste se le queda rígido. Retrocede aterrado para referir a su compañero lo ocurrido, quien con gesto de valentía y de audacia, se adelanta hasta la imagen, trata de agredirla con la tabona o cuchillo de pedernal que usaban los guanches, pero no consigue sino lisiarse a sí mismo. Sobrecogidos por el miedo y el terror que les infunde la presencia de la Extranjera y el verse de aquella manera tan malparados, corren a notificar el hecho a Acaymo, mencey o rey del territorio de Güímar. Este, seguido de toda su corte y de los heridos pastores, desciende hasta la playa. Comprueba que se trata de una Extranjera, mujer de paz, y ordena - señor de vida y muerte - sean los pastores lisiados los que trasladen la imagen hasta la cueva de Chinguaro, donde el mencey tenía sus habitaciones. Tocar la santa imagen y quedar sanos los desgraciados pastores, fue todo uno.

Ante tan patente milagro se suceden las explosiones de júbilo y son los antes recelosos sigoñes o nobles del menceyato los que se disputan el honor de llevar a hombros para rendirle honores y pleiteisía a la pacífica y milagrosa Extranjera. El agradecimiento y piedad de Acaymo le inspiran colocar en su propia habitación y sobre rústico altar de piedra cubierta de pieles gamuzadas a la veneranda imagen, venida para alumbrar en la fe de su Divino Hijo a los guanches que dormían aun en las tinieblas del paganismo.

La Señora vino acompañada con señalados beneficios, como fueron exuberantes cosechas, fecundidad extraordinaria en el ganado, curación de muchas enfermedades y cesación de epidemias que asolaban los distintos territorios de la isla.

En la cueva de Chinguaro estuvo hasta el año 1445 en que Antón, guanche de Gúímar apresado por los españoles en una de sus incursiones y vuelto a Tenerife años después, revela a Añaterve, hijo del mencey difunto, el nombre de la Señora: María Santísima, la "Madre del Sustentador de cielos y tierra". Antón elige para rendir culto a la Señora la cueva de Achbinico - hoy llamada de San Blas - no muy distante de Chinguaro y junto a la playa, donde nacería un pueblo que guarda como su más preciado relicario y tesoro la Virgen "Morenita" que le dió su nombre: Candelaria.

Son tantos los favores que la Virgen de la Candelaria alcanzó para sus devotos en la tierra y en el mar que testigos de ello son las historias repletas de milagros y la multitud de ex votos que ha ido acumulando la piedad de los fieles y que guardan en el santuario los Padres Dominicos, custodios y capellanes de la Patrona.

Fue declarada Patrona Principal del Archipiélago canario por Decreto de la Sagrada Congregación de Ritos el día 12 de diciembre de 1867.

Fue coronada canónicamente el 13 de octubre de 1889.

Actualmente están finalizando las obras de la magna basílica que el fervor y entusiasmo de nuestro queridísimo Prelado junto con la decidida colaboración del Excmo. Cabildo Insular y del mariano pueblo tinerfeño han levantado a la Patrona, a la que fue su "Adelantada" en la fe, mucho antes de que el Adelantado Fernández de Lugo, en el año 1494, ganase para la corona de Castilla la isla de Tenerife.

P. FR. RAMÓN SÁNCHEZ RAMÍREZ, O. P.