La Santa Sede, sobre la clonación
humana
Documento enviado a los Estados miembros de la ONU
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 26 octubre 2004 (ZENIT.org).-
Publicamos el documento que preparó la Santa Sede sobre la clonación humana ante
el debate que ha tenido lugar en el VI Comité de la 59ª Asamblea General de las
Naciones Unidas entre el 21 y el 22 de octubre.
El texto es una traducción realizada por Zenit del original inglés, publicado en
«L’Osservatore Romano» el pasado 17 de octubre.
* * *
1. La Santa Sede está convencida de la necesidad de sostener y promover la
investigación científica para el beneficio de la humanidad. Por esto, la Santa
Sede alienta con solicitud aquellas investigaciones que están siendo realizadas
en los campos de la medicina y de la biología con el objetivo de curar
enfermedades y mejorar la calidad de vida de todos, con tal de que sean
respetuosas con la dignidad del ser humano. Este respeto exige que toda
investigación que sea contradictoria con la dignidad del ser humano sea
moralmente excluida.
2. Hay dos fuentes potenciales de células estaminales para la investigación
humana: en primer lugar las células estaminales «adultas», que derivan de las
sangre del cordón umbilical, de la médula ósea y otros tejidos, y en segundo
lugar las células estaminales «embrionales», que son obtenidas de la
desagregación de embriones humanos. La Santa Sede se opone a la clonación de los
embriones humanos con el propósito de su destrucción para obtener de ahí sus
células estaminales, incluso por un noble objetivo, porque es incompatible con
el fundamento y el motivo de la investigación biomédica humana, esto es, el
respeto por la dignidad de los seres humanos. Sin embargo, la Santa Sede aplaude
y alienta la investigación que utiliza las células estaminales adultas, porque
es completamente compatible con el respeto de la dignidad de los seres humanos.
La inesperada plasticidad de las células estaminales adultas ha hecho posible
usar con éxito este tipo de célula indiferenciada y autoregeneradora en la
curación de distintos tejidos y órganos humanos, [1] en particular en los
corazones dañados después de infartos de miocardio. Los múltiples logros
terapéuticos que han sido demostrados utilizando células estaminales adultas, y
la promesa que éstas constituyen para otras enfermedades, tales como desórdenes
neurodegenerativos o diabetes, hacen de los esfuerzos por respaldar esta
fructífera vía de investigación una cuestión urgente [3]. Sobre todo, está
universalmente acordado que el uso de las células estaminales adultas no implica
problema ético alguno.
3. En cambio, la investigación que utiliza células estaminales embrionales ha
sido obstaculizada por importantes dificultades técnicas [4]. Los experimentos
en células estaminales embrionales no han producido aún un solo éxito
terapéutico claro, ni siquiera en animales [5]. Además las células estaminales
embrionales han causado tumores en los animales [6] y podían generar cáncer si
se administraran a pacientes humanos [7]. A menos que estos graves riesgos se
eliminen, los experimentos en células estaminales embrionales no tendrán ninguna
aplicación clínica [8]. Dejando a un lado los problemas técnicos, la necesidad
de extraer estas células de embriones humanos vivos suscita cuestiones éticas de
la máxima importancia.
4. La llamada «clonación terapéutica», que sería mejor llamar «clonación de
investigación» puesto que estamos aún lejos de las aplicaciones terapéuticas, ha
sido propuesta a fin de evitar el potencial rechazo inmunitario de las células
estaminales embrionales derivado del donante distinto del receptor. En cualquier
caso, el uso de células estaminales embrionales implica un alto riesgo de
introducir en los pacientes células de embriones anormales. Ha sido bien probado
que la mayoría de los embriones no-humanos producidos por clonación con
transferencia nuclear son anómalos, con una deficiencia en muchos genes
(marcados y no marcados) necesarios para el desarrollo de un embrión precoz. [9]
Las células estaminales embrionales extraídas de embriones anómalos y no aptos
llevarán sus «defectos epigenéticos» y transmitirán al menos parte de ellos a
sus células hijas. La transferencia de tales células estaminales embrionales
clonadas sería por lo tanto extremadamente peligroso: estas células podrían
provocar desórdenes genéticos, o iniciar leucemias u otros cánceres. Además,
debe desarrollarse aún un modelo primario no-humano de clonación, que sería
necesario a fin de llevar a cabo experimentos para establecer en ellos la
seguridad antes de intentar experimentos terapéuticos en seres humanos [10].
5. Los beneficios de la clonación terapéutica para la salud son hipotéticos,
mientras que el método mismo siga siendo principalmente una hipótesis. Por eso
el crescendo de hipérboles que ensalzan la promesa de este tipo de investigación
podrían al final minar la misma causa que pretende servir [11]. De hecho, hasta
poniendo a un lado las consideraciones éticas fundamentales además de las
expectativas del paciente, el estado actual de la «clonación terapéutica»
excluye, ahora y en el futuro cercano, cualquier aplicación clínica.
6. Científicos, filósofos, políticos y humanistas están de acuerdo en la
necesidad de una prohibición internacional de la clonación reproductiva. Desde
un punto de vista biológico, llevar al nacimiento a embriones humanos clonados
sería peligroso para la especie humana. Esta forma asexual de reproducción
evitaría la usual «mezcla» de genes que hace a cada individuo único en su genoma
y fijaría arbitrariamente el genotipo en una particular configuración, [12] con
previsibles consecuencias genéticas negativas para la reserva genética humana.
Sería además prohibitivamente peligroso para el clon individual. [13] Desde un
punto antropológico, la mayoría de las personas reconocen que la clonación es
ofensiva a la dignidad humana. La clonación de hecho daría vida a una persona,
pero a través de una manipulación de laboratorio en orden de pura zootecnología.
Esta persona entraría en el mundo como una «copia» (si bien sólo una copia
biológica) de otro ser. Siendo ontológicamente único y digno de respeto, la
forma en que un ser humano clonado ha sido traído al mundo marcaría a esa
persona más como una manufactura que como nuestro semejante, un reemplazo más
que un individuo único, un instrumento de la voluntad de cualquier otro más que
algo tiene el fin en sí mismo o en sí misma, un artículo de consumo sustituible
antes que un evento irrepetible en la historia humana. Por esta razón la falta
de respeto hacia la dignidad de la persona humana es inherente a la clonación.
7. Sin embargo, hay quien querría dejar fuera de esta prohibición internacional
propuesta la posibilidad de la «clonación terapéutica», como si se tratara de un
proceso distinto del reproductivo. La verdad es que la clonación reproductiva y
la clonación «terapéutica» o «de investigación» no son dos tipos diferentes de
clonación: implican el mismo proceso técnico de clonación y difieren únicamente
en los objetivos que persiguen. Con la clonación reproductiva se apunta a
implantar el embrión clonado en el útero de una madre subrogada a fin de
«producir» un niño; con la clonación «de investigación» se apunta a utilizar
inmediatamente el embrión clonado, sin permitirle que se desarrolle,
eliminándolo por lo tanto durante el proceso. Se puede incluso afirmar que
cualquier tipo de clonación es «reproductiva» en su primera fase, porque debe
producir, a través del proceso de clonación, un nuevo organismo individual y
autónomo, dotado de una identidad única y específica, antes de intentar
cualquier otra operación con ese embrión.
8. La «clonación terapéutica» no es éticamente neutral. Es más, desde el punto
de vista ético sería incluso peor que la «clonación reproductiva». En la
«clonación reproductiva» al menos se da al nuevo ser humano producido, inocente
respecto a sus propios orígenes, la posibilidad de desarrollarse y nacer. En la
clonación «terapéutica» se usa al nuevo ser humano simplemente como material de
laboratorio. Tal utilización instrumental de un ser humano ofende gravemente la
dignidad humana y toda la humanidad. El término «dignidad», como es empleado en
este documento y en la Carta de las Naciones Unidas, no se refiere a un elemento
de valía fundado en las capacidades del individuo y en el valor que otros puedan
atribuirle –un valor que se podría llamar «dignidad atribuida».
La noción de dignidad atribuida permite juicios jerárquicos, desiguales,
arbitrarios e incluso discriminatorios. La dignidad es utilizada aquí para
significar el valor intrínseco que es común e igualmente compartido por todos
los seres humanos, cualesquiera que sean sus condiciones sociales, intelectuales
o físicas. Es esta dignidad la que nos obliga a todos nosotros a respetar a todo
ser humano, cualquiera que sea su condición, más aún si él o ella tiene
necesidad de protección y cuidado. La dignidad es la base de todos los derechos
humanos. Nos sentimos obligados a respetar los derechos de los otros porque
primero reconocemos su dignidad.
9. La honradez sugiere que si una línea específica de investigación ya ha
demostrado las condiciones de éxito y no plantea cuestiones éticas, ésta debería
seguirse antes de embarcarse en otra que ha mostrado escasas perspectivas de
éxito y suscita preocupaciones éticas. Los recursos en la investigación
biológica son limitados. La «clonación terapéutica» es una teoría no probada que
podría resultar una dramática pérdida de tiempo y dinero. El buen sentido y la
necesidad de una investigación seria y orientada al objetivo, llama a la
comunidad biomédica mundial a destinar los fondos necesarios a la investigación
que utiliza células estaminales «adultas».
10. El mundo no puede emprender dos caminos distintos: el de los que están
dispuestos a sacrificar o comercializar seres humanos en beneficio de unos pocos
privilegiados y el de aquellos que no pueden aceptar este abuso. Por su propio
bien, la humanidad necesita una base –una comprensión común de la humanidad y
una comprensión común de las bases fundamentales de las que dependen todas
nuestras ideas acerca de los derechos humanos. Compete a las Naciones Unidas
llevar a cabo todo esfuerzo necesario en la búsqueda de esta base, para que los
seres humanos sean respetados por lo que son. Llevar adelante el proyecto de una
prohibición internacional y global de la clonación humana forma parte de esta
misión y deber de la ONU.
Desde el Vaticano, 27 de septiembre de 2004
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[12] During the meiotic phase, there is a segregation of alleles with subsequent
random assortment of homologues. This "shuffling" of genes, which is the basis
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There is no such healthy "shuffling" of genes in nuclear transfer cloning.
[13] Healy DL, Weston G, Pera MF, Rombauts L, Trounson AO. Human cloning, 2001.
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ZS04102612