IV

LA LITURGIA DE LAS HORAS
EN LAS IGLESIAS ORIENTALES
Y DE LA REFORMA


1. El oficio divino en la Iglesia bizantina

Se puede afirmar que el oficio divino de los bizantinos todavía está mucho más caracterizado por su impronta monástica que el occidental; esto se retro-trae a la mayor diferencia entre el clero secular, frecuentemente casado, y los monjes. La liturgia de las horas es, conforme a ello, un asunto de monjes; ellos le han dado a las horas su forma definitiva y han regulado su ejecución, p. ej. mediante el typikón. Era su oficio, que acabó finalmente por desplazar en las catedrales y parroquias a un oficio que, por ser ampliamente cantado, era más bien popular» 192.

Según Simeón de Tesalónica, la liturgia de las horas es sólo una forma mínima para débiles, del ideal propiamente dicho –de la oración perpetua– que le corresponde a todo cristiano 193; por sí misma, la Iglesia ha introducido horas específicas de oración que siguen el modelo veterotestamentario 194, Esto lo trae también al recuerdo la hora canónica de medianoche, pues se corresponde también con el precepto de guardar vigilia, que tiene validez para todos 195. Esta concepción que el monacato tiene de sí mismo al saberse obligado, fundamentándolo teológicamente, al ideal de la oración perpetua, veía a la liturgia

  1. Raes, Streiflichter, 119.

  2. Cfr. Diálogo 297, PG 155, 549 B-C.

  3. Cfr. Resp. ad q 79, PG 155, 937 D.

  4. Cfr. Diálogo 299, PG 155, 549 D - 552 A. Cfr. a este respecto también: H.A.J. Wegman, «Schau, der Bräutigam! Geht aus, ihm zu begegnen!» Die Theologie der Vigil, en M. Klöckener/H. Rennings (Dirs.), Lebendiges Stundengebet, 442-461. Al respecto también Heitz I, 237-241.

de las horas de la comunidad como demasiado débil y le dio una forma complicada, a pesar de que el oficio divino de los monjes se considerara como «concesión» a la debilidad humana.

Schulz define la forma de la liturgia bizantina de las horas como «resulta-do de procesos de intercambio y fusión de muchas capas entre las tradiciones del patriarcado de Constantinopla y Jerusalén así como entre las antiguas celebraciones de las horas del día de la comunidad y el oficio monástico». Según Schulz, en esta simbiosis el monacato ha trasformado ampliándolas las horas canónicas comunitarias de la mañana y la tarde (Orthros y Hesperinós) «con la oración seguida de los salmos y, adicionalmente a éstas y a las tres horas canónicas antiguas de tercia, sexta y nona, crearon por propia necesidad la oración de medianoche (mesonyktikón), la Hora Primera (Próte) y la oración de la última hora de la tarde (apódeipnon) así como las horas intermedias de los typiká» 196. Esta ampliación formal monástica la impulsó durante la iconoclasis sobre todo el monasterio de Estudio en Constantinopla, que, a su vez, observaba el ordo del monasterio de Sabas en Jerusalén. A causa de la complicada estructura del oficio divino bizantino, aquí sólo se van a presentar las horas canónicas matutina y vespertina.

El Hesperinós (Vjetschernaja, Vesper) comienza después de la doxología con el salmo de la creación 103 (104). Entretanto, el sacerdote reza en silencio las «oraciones de las luces», antiguas oraciones de la comunidad. Sigue, como en la celebración eucarística, una ekténeia menor (letanía del kyrie); a continuación, se cantan los salmos. En las iglesias parroquiales se abrevia muy frecuentemente el salterio, de forma que se hace irreconocible, o incluso se omite por completo. La segunda parte de las vísperas contiene todavía elementos del oficio vespertino catedral. Se cantan versículos de los salmos 140 (141), 141 (142), 128 (129) y 116 (117), cuyos últimos ocho hasta diez versículos alternan con estrofas poéticas (Sticherá al «Señor, a ti he clamado» Sal 140, 1). Aquí se celebra también el lucernario (encendiendo todas las luces dentro de la iglesia) y el sacrificio del incienso (en forma de una incensación de la Iglesia, los liturgos y los fieles por el diácono). Sigue el himno vespertino Phos hilarón. A continuación, se canta el responsorio (prokeimenon), mientras que la lectura de la Escritura hoy día sólo tiene lugar durante el período de cuaresma y la víspera de las solemnidades. La parte conclusiva de las vísperas consta esencialmente de oraciones rogativas: «La ekténeia encarecida», la oración vespertina a cargo del lector («Kataxíoson himás – Hónranos, Señor»), la ekteneia rogativa, y la oración de inclinación, lité («procesión de ruego» a la antesala, el nártex, con repetición cuarenta veces del kyrie). Las vísperas concluyen con los apósticha

196. Schulz. Liturgie 48ss.

(versos poéticos sobre versículos escogidos de los salmos), el nunc dimittis, trisagio, padrenuestro, trópon del día y tropárion a María (theotókion)197.

El órthros (Utrenja, laudes) comienza después de la doxología introductoria con la lectura de los seis salmos (Hexapsalmos) 3, 37 (38), 62 (63), 87 (88), 102 (103) y 142 (143). Entretanto, el sacerdote reza en silencio las doce oraciones matutinas. Siguen la ekteneia mayor y de paz, un responsorio («El Señor es Dios y nos ha manifestado su luz», Sal 117, 27a como responsorio a Ios versículos 1, 10, 17 y 22ss.), el troparion del día y el theolotókion. También en el órthros está muy abreviada la oración de los salmos que hoy día se prescribe (tres kathísmata, es decir, subdivisiones del salterio, con ekténeiai menores en medio), o bien se omite completamente. La segunda parte del órthros no tiene ninguna correspondencia en el hesperinós y representa un breve oficio de la anunciación: se cantan los salmos de alabanza 134 (135) y 135 (136) («llamado, según el Sal 135 [136], Polyéleos– misericordia»), mientras se encienden todas las luces, se abren las puertas del iconostasio y se lleva a cabo la incensación. Los domingos, a continuación de la resurrección («Eulogetária de la resurrección») siguen los cánticos de alabanza, en los días festivos, la alabanza al misterio de la fiesta (megalynárion). La resurrección la alaban también los cánticos de las gradas (anabathmoi), originalmente antífonas a los salmos de las gradas 119-132. Al evangelio de la mañana le precede un doble responsorio (un primer prokeímenon, que varía según el tono eclesiástico y un segundo invariable). El mismo evangelio es siempre pascual y se toma de una serie de once perícopas, que tienen como tema la resurrección de Cristo, o, en su caso, las apariciones del resucitado 198. El himno de la resurrección (hemos contemplado la resurrección de Cristo) medita sobre el evangelio oído, mientras el evangeliario se entrega a los fieles para que lo besen. La tercera parte del órthros está caracterizada por los elementos himnográficos y comienza por el Sal 50 (51) y una oración de intercesión («Salva, Señor, a tu pueblo y bendice tu sucesión)». Sigue el «canon», de complicada estructura, «un "ordo" de, normalmente, ocho odas poéticas (consistentes en la oda 1 y 3-9), que originaria-mente se concebían para que siguieran a la ejecución de los cánticos bíblicos como paráfrasis poéticas, mientras que hoy día sólo se ejecutan en su novena oda (con ocasión de los canticos neotestamentarios del Magníficat y el Benedictus) al menos el texto bíblico del Magníficat» 199. El Magníficat, como oda novena, es acompañado de una incensación, a la que le sigue en domingo el

  1. Cfr. Schulz, Liturgie 57-60.

  2. Respecto a las perícopas mismas cfr. Schulz, Liturgie 62, nota 131. Según Schulz, se observa todavía una tradición de Jerusalén que se remonta a Egeria, conforme a la cual el mismo obispo (o, en su caso, el sacerdote) proclama el evangelio, y no el diácono.

  3. Schulz, Liturgie 63ss.

prokeímenon «Santo es el Señor, nuestro Dios» y, en correspondencia con los once evangelios de la resurrección, uno de los once exaposteilária (invocación peticional por el envío de la luz de luz Cristo). Sólo ahora les toca el turno a los salmos de laudes propiamente dichos (148-150), «también en su ejecución predomina hoy día el elemento poético de los sticherá que se entremezclan entre los versículos de los salmos, el penúltimo de los cuales (que se refiere al "gloria al Padre" del salmo 150), en día de domingo, se corresponde de nuevo exactamente con el contenido de evangelio de la resurrección que se ha proclamado» 200. A la Doxología Mayor, que junto a otros elementos textuales contiene también el Gloria in excelsis Deo, le sigue el tropárion de la resurrección (Apolytíkion) y la parte de la oración correspondiente al hesperinós201.

La complejidad de este rito acrecentado ha conllevado que, al menos en la celebración en comunidad, sus elementos se abrevien profundamente. Hay que añadir a lo expuesto que esta diversidad de elementos está contenida en toda una serie de diferentes libros: leitourgikón, para uso del sacerdote; salterio, menológion, libro de los meses en doce volúmenes con los propios de cada día, evangeliario, kanonikón, etc.; «libros de las horas», esto es, horológion y antologías extraídas de estos diferentes libros, surgidas más bien según el modelo del breviario occidental 202. Contrariamente a occidente, donde se daba valor al hecho de que el oficio divino se cumpliera completamente y en correspondencia al día litúrgico, entre los bizantinos algunas partes del oficio pueden abreviarse u omitirse completamente según la tradición local 203.

Una singularidad la constituye la «liturgia de los dones preconsagrados» (liturgia de presantificados), una celebración de las vísperas en las que se reparte la comunión, y en las que aparecen otros elementos de la liturgia eucarística que no pertenecen a la parte de la comunión de la misma. Hoy día, la liturgia de los dones preconsagrados se celebra los miércoles y viernes de cuaresma, los primeros tres días de la semana santa así como en festivos dentro de la cuaresma. Con ello, queda patente el motivo del surgimiento de la liturgia de los dones preconsagrados: cumple la función de posibilitar en los días «alitúrgicos» de la cuaresma la recepción de la comunión 204.

  1. /bid., 64.

  2. Cfr. Schulz, 60-65. Los textos del oficio divino bizantino los ofrece también S. Heitz, Das Gebet der orthodoxen Kirche (Orologion und Oktoich) Colonia 1981; idem: Mysterium der Anbetung 1: Göttliche Liturgie und Stundengebet der Orthodoxen Kirche. Colonia 1986. Los monjes de Chevetogne han realizado la traducción al francés dentro de su colección: La priére des églises de rite byzantin 1: La priére des heures. Chevetogne 1975.

  3. Cfr. M. Kunzler, art. Anthologion: LThK3I, 720 (bibliografía).

  4. Cfr. Raes, Streiflichter 120.

  5. Cfr. K. Onasch, Kunst und Liturgie der Ostkirche in Stichworten, unter Berücksichtigung der Alten Kirche. Viena-Colonia-Graz 1981, art. Liturgie der vorgeweihten Gaben, 252-254 (indicaciones bibliográficas).


2.
El oficio divino en las Iglesias de la Reforma

Lutero sintió la obligación del oficio divino como un «negocio de asnos» que es contrario a la justificación que procede sólo de la fe. Además, «el oficio divino ya se había convertido, en toda su amplitud, tan primordialmente en el servicio divino monástico y sacerdotal, que a Lutero no le podía parecer natural la idea de una amplia aceptación, examen y adaptación al alemán del oficio entero para la comunidad. Pero la critica a las horas canónicas es la misma que se hace al sacerdocio romano y al rango del monje en general: que se "enseñaba mucha ley y obra" y que esta legalidad conduce a la desesperación» 205. Aparte de la conformidad del oficio divino con las Escrituras, fue la doctrina del sacerdocio de todos los bautizados la que impulsó a Lutero a rezar las horas principales de la mañana (maitines) y la tarde (vísperas) con la comunidad —o, al menos, con los alumnos de las escuelas de doctos—; en ambas horas canónicas, ocupa un lugar central la lectura y explicación de la Escritura. Aparte de ello, se recomienda la oración de mediodía y noche, pero son de libre decisión 206. El que, de aquí en adelante, los planes de Lutero se limitaran a ser un programa 207, reside en su exigencia excesiva: se exigen tres sermones en do-mingo; dos, en días laborales: «¿Dónde salvo en las grandes ciudades con varios sacerdotes hubiesen podido ofrecerse esos muchos sermones, aleccionamientos y exhortaciones? dónde se habría de encontrar una comunidad que pueda asimilar tantos sermones a la semana?» También la pedagogización del oficio divino hizo lo suyo: «Con la fuerte acentuación de la idea pedagógica dirigida a un fin, la obligación de la oración se trasforma en una tarea escolar. ¡Estos motivos ajenos repercuten destructivamente sobre la ejecución sin trabas, del oficio!... Sólo muy raramente, se deja vislumbrar todavía el reconocimiento de que los oficios diarios pudiesen tener, más alla de su finalidad pedagógica de aleccionamiento de la juventud escolar y el adoctrinamiento de la comunidad, además un valor por ser una forma religiosa de una comunidad de vida» 208. Partiendo del oficio divino (también llamado «servicio divino secundario» junto al «servicio divino principal», el servicio divino con sermón como sucesor

  1. Goltzen, 188.

  2. Goltzen, 194: «Con este cálculo, Lutero ha tenido la certera visión de aquello que su comunidad, sus sacerdotes y las comunidades cerradas (en aquel tiempo las escuelas de doctos) podían esperar del servicio divino de cada día».

  3. No obstante, Hertzsch menciona también algunas excepciones: en las ciudades hanseáticas del norte de Alemania y en Nuremberg se mantuvo todavía mucho tiempo el esquema de las horas canónicas romanas; en Nuremberg, se celebraron maitines diarios hasta el siglo XVIII, cfr. E. Hertzsch, art. «Stundengebet 1. Liturgisch 3»: RGG3 VI, Tubinga 1962, 435ss.

  4. Goltzen, 196ss.

de la misa parroquial de los domingos) se desarrolló el servicio divino bíblico de la comunidad: «Cuando ya no se entendió la pretensión de Lutero, que en rasgos generales, iba dirigida a la lectura de la biblia y el canto de los salmos (porque la lectura de la Biblia en general se había convertido en privada), pronto se trasformó la forma de este "servicio divino secundario" o como servicio divino menor con sermón, o como servicio divino "litúrgico" con canto, música y casus»209. Así, las pocas «vísperas» y «maitines» en las iglesias parroquiales evangélicas (sobre todo en navidad) apenas tienen algo que ver con las vísperas o las laudes de la liturgia tradicional de las horas, sino que constituyen en el fondo sólo un servicio divino con sermón configurado sobre todo musicalmente.

«En el espacio que dejó libre la decadencia del oficio divino, o que acaso no quedó jamás rellenado correctamente como respuesta a la piedad de la comunidad, penetraron por necesidad otras formas de devoción»: la literatura edificante como cumplimiento de la oración privada del individuo por la mañana y la tarde vino a reemplazar a la oración eclesiástica de las horas del día. Ya el mismo Lutero redactó obras de tales características, como la Eingältige Weise zu beten für einen guten Freund publicada en el año 1535, que se concebía como sustitución del rosario de los laicos así como de las horas canónicas de «frailes y monjes». El pietismo consolidó todavía esa evolución, cuyo estadio final Goltzen ve presente en las Losungen de las hermandades publicadas en forma de libro desde el año 1731: «Para cada día, se escoge por suerte, de un cúmulo de varios miles de sentencias, una sentencia del Antiguo Testamento, y, además, un "texto doctrinal", es decir, una sentencia escogida del Nuevo Testamento, elegida libremente. Además, aparecen dos estrofas de un cántico, en su mayor parte extraídas del libro de canto de la hermandad... La Biblia se degrada hasta convertirse en léxico de citas y libro oracular" 210. Sólo en el siglo XX se intentó enlazar con los esfuerzos reformadores en favor de una liturgia comunitaria de las horas del día, y los estímulos vinieron, sobre todo, de parte de los movimientos de las altas autoridades eclesiásticas, si bien, se enlazó en ex-ceso con las tradiciones católicas 211. Albrecht señala para la estructuración de las horas canónicas (Mette = Laudes, vísperas y completas) de una liturgia evangélica de las horas la siguiente estructura: ingressus (versículos de apertura), o, dado el caso, cántico de la hora canónica; salmo con antífona; lectura, en su caso, con homilía breve; himno (canción); canticum (Benedictus,

  1. L. Fendt, Einführung in die Liturgiewissenschaft. Berlín 1958, 210-212: Das Stundengebet bei Luther, 211.

  2. Goltzen, 214ss.

  3. De este modo, F. Heiler editó un «Evangelisch-katholisches Brevier»; Munich 1932. Sobre otras propuestas de configuración cfr. Fendt 211ss.

Magnificat, Nunc dimittis, que, no obstante, en las vísperas puede alternarse con el Magníficat, si no se celebran las completas); kyrie, padrenuestro, preces, oración en silencio, oración de conclusión, bendición 212.

Para aportar a muchos jóvenes una nueva vía de acceso al oficio divino (en sentido amplio), es de gran importancia la comunidad monástica ecuménica de Taizé213. La regla de Taizé sitúa la triple oración diaria bajo el contenido de la exhortación del Nuevo Testamento a rezar todo el tiempo y no desfallecer en ello (p. ej. Ef 6, 18)214. Sobre la estructura de la oración diaria de la comunidad, que no desliga de la oración personal del monje individual, la regla no dice nada. El fundador y prior de Taizé, Roger Schutz, reconoce personalmente que la oración de la comunidad le parece «a uno un hermoso mosaico; al otro, amorfa e informe». «Lo que para uno sigue careciendo de significación, en el otro encuentra un eco. Uno ama los salmos, los largos períodos de silencio después de las lecturas de las Escrituras o de las letanías»215. Con ello, se han mencionado algunos elementos del oficio divino que, sin embargo, no están recogidos en la estructura del oficio divino tradicional. Muchos de estos elementos llegan a imitarse internacionalmente en las parroquias y los círculos juveniles 216.


3. El oficio divino en la Iglesia anglicana

Con tanto éxito como el Breviarium secundum consuetudinem Romanae curiae pudo llegar a imponerse con ayuda de la orden franciscana, no obstante, «todavía en el siglo XIV no había triunfado en absoluto en toda la línea. Puesto que, allí donde las antiguas catedrales habían preservado la sana conciencia de sí mismas y el antiguo orgullo de estar en posesión de la auténtica tradición romana, las influencias de la nueva curia siguieron siendo ineficaces». Esto tiene validez especialmente para Inglaterra: «Un ejemplo de la mejor tradición es el Ordinale de Exeter, que publicó el obispo Johann Grandisson en el año 1337 para uso de la catedral y la diócesis de Exeter» 217. También Guiver considera seguro que la gran importancia del oficio divino diario de la Iglesia anglicana «en parte se retrotrae al conservadurismo pro-

  1. C. Albrecht, Einführung in die Liturgik. Göttingen 19833, 76ss.

  2. Cfr. M. Entrich, Ein einschneidender Rhythmus — Das Stundengebet en Taizé, en Beten mit der Kirche, 117-120.

  3. Régle de Taizé — Die Regel von Taizé. Gütersloh 19674, 14ss.

  4. Así, Schutz en una cita en la obra de A. Stökl: Taizé. Geschichte und Leben der Brüder von Taizé. Hamburgo 1975, 123.

  5. P. ej. las oraciones y cánticos de la comunidad publicados por la propia editorial de la comunidad «Les Presses de Taizé», y traducidos a muchas lenguas.

  6. J. Pascher, Das Stundengebet der römischen Kirche, Munich 1954, 58ss.

pio del inglés». Este conservadurismo lo hace remontar Guiver a tiempos muy anteriores a la Reforma; la herencia benedictina en la Iglesia de Inglaterra es, hoy como entonces, palpable y «ha ejercido sobre la vida entera de la Iglesia un influencia mayor de lo que, supuestamente, lo ha hecho en cualquier otro país europeo. La tradición propia de la Iglesia anglicana del oficio divino litúrgico diario está profundamente comprometida con esta herencia» 218.

El Book of Common Prayer, publicado por primera vez en el año 1549 y trasmitido casi invariable hasta el presente contiene los dos oficios catedrals tradicionales Mattins (Laudes) y Evensong (cántico vespertino o vísperas). Thomas Cranmer, arzobispo de Canterbury y autor del Book of Common Prayer recibió, entre otras, la influencia del breviario del cardenal Quiñones, «sin embargo, su fuente principal fue el oficio divino romano conforme a la tradición medieval de Sarum (Salisbury), el cual se convirtió a finales de la Edad Media en el libro más usado de la liturgia romana en Gran Bretaña». Guiver presenta el siguiente esquema de la liturgia de las horas de Cranmer, en la manera en que se ha celebrado con pocas variaciones hasta el presente 219:

  1. Guiver, Stundengebet 108.

  2. Cfr. Guiver, 109ss.: cfr: The Book of Comnwn Prayer, Cambridge y otras ciudades 1968, 1-26.

«El salterio se recita mensualmente (según la secuencia numérica); toda

 

El Salterio se recita mensualmente (según la secuencia numérica); toda la Biblia, anualmente. El anthem es un elemento musical que sólo se lleva a cabo en presencia de un coro y puede adoptar todas las formas indicadas». El sacerdote está obligado a cumplir diariamente el oficio divino en la iglesia, de manera que la celebración comunitaria sea en todo tiempo posible. En muchas iglesias la liturgia diaria de las horas se da por supuesto 220. Poca aceptación encuentra en Guiver la liturgia de las horas del Alternative Service Book del año 1980. «Un número sorprendentemente elevado de sacerdotes y parroquias ha renunciado, por este motivo, a la liturgia anglicana de las horas en favor de la romana o de la de Taizé entre otras. Actualmente, se ha abordado el tema, y es de esperar que otras evoluciones tengan lugar en los próximos años» 221

  • Guiver, 111.

  • Guiver, 118ss.

  •  

    BIBLIOGRAFÍA

    H. Goltzen, Der tägliche Gottesdienst. Die Geschichte des Tagzeitengebets, seine Ordnung und seine Erneuerung in der Gegenwart, Leiturgia III, Kassel 1956, 99-294.

    G. Guiver, Das Stundengebet in der Anglikanischen Kirche, en H. Rennings/M. Klöckener (Dirs.), Lebendiges Stundengebet, 108-120.

    R. Raes, Streiflichter auf das Brevier in den orientalischen Kirchen, en J.A. Jung-mann (Dir.), Brevierstudien. Referate aus der Studientagung von Assisi 14.-17 September 1956, Tréveris 1958, 117-126.

    H.J. Schulz, Liturgie, Tagzeiten und Kirchenjahr des byzantinischen Ritus, HOK II, Düsseldorf 1989, 30-100.