Brotarán ríos de agua
viva
Lauro MARTÍN Queremos celebrar A partir de la fiesta de Pentecostés, los primeros cristianos se dieron cuenta de que Jesús seguía presente entre ellos, pero de forma nueva. Ahora los guiaba a través de su Espíritu. Y este Espíritu los llevaba a formar una comunidad y continuar en el mundo la labor de salvación que Cristo había iniciado. Había nacido la Iglesia. A nosotros, la salvación alcanzada por Jesús, que hemos celebrado durante siete semanas, nos llega a través de su Espíritu, en la Iglesia. Se trata pues de reconocer ese Espíritu presente y dejarnos trans-formar por Él. Así brotarán en nosotros ríos de agua viva que saciarán nuestra sed de Dios. Cuándo celebrar La liturgia nos propone celebrar la Eucaristía en la Vigilia de Pentecostés. La liturgia de la Palabra recorre la Historia de la Salvación y la constante promesa de enviar el Espíritu a nuestros corazones. Proponemos una forma de celebrar estas lecturas. Puede enmarcarse en la Eucaristía o hacer una celebración independiente. Pentecostés, como ninguna otra fiesta, pide que la unidad de todos sea visible. La celebración Ambientación
Desarrollo
- La alegría, la gracia y la paz de Dios que nos llega a través del Espíritu estén con todos vosotros.
- Dios Padre, que nos has salvado por la muerte y resurrección de tu Hijo, renueva entre nosotros el envío del Espíritu, para que trabajemos con empeño en la construcción del Reino, y de este modo tu amor sea conocido y alabado por todos los pueblos.
(Se hace de forma
escenificada: un narrador, un coro recita los párrafos de los hombres, y
el sacerdote que recita el párrafo de Dios.
(En silencio. Sin explicarlo. Sin prisas. El primero de ellos coloca el vaso en la mesa sobre un trapo, dice con voz fuerte: "odio", y lo rompe con un martillo. A continuación los tres siguientes hacen lo mismo, diciendo, respectivamente: "violencia", "injusticia", "mentira". El último hace un silencio prolongado, y, sin decir nada, rompe también su vaso. Se quedan sentados en el suelo, con la cabeza entre las manos).
(Mientras suena el canto, cinco personas salen a la mesa y anudan los trapos en los que estaban los cristales rotos. Los colocan en torno al recipiente para encender fuego o el cirio. Se quedan mirando a la asamblea).
(La primera de las cinco personas desenrolla un papel, a modo de pregón, dice: "De la profecía de Joel", y recita el primer versículo en voz alta. Cada uno de los siguientes recita un versículo. El último, tras acabar, hace un silencio y dice: "Palabra de Dios". Los cinco se sientan al lado de los cinco anteriores).
(Mientras suena el canto, un miembro de la asamblea enciende fuego en el recipiente, o el cirio pascual. De aquí toma luz para cada una de las diez personas que están sentadas en el suelo. Él mismo se sienta entre ellas).
(Al acabar, el lector se coloca, con su propia luz, entre los once que están en el suelo).
|