Pido perdón a los que están a mitad de curso, pero acá en España la mayoría está de vacaciones, o terminándolas o a punto de empezarlas, y por eso esta reflexión, pero, para los que están en medio del invierno y quizá (como en algunas partes de Argentina) disfrutando también de algunos días de descanso, tampoco viene mal hacer un balance de mitad de año.

Balance de fin de año


Padre Alfonso Vergara sj.


Al finalizar el año que termina y enfrentar el año nuevo que se nos presenta es muy provechoso hacer un balance de cómo nos ha ido en el año que se fue para encarar mejor el año que viene.

 

Me pongo en la presencia de Dios bajo la mirada de un Padre y de un Amigo que me quiere y me acepta como soy.

Mi Balance se centrará en tres puntos fundamentales.

1° En las cosas y situaciones buenas que he experimentado en el año. Lo que quiero agradecer a Dios este año

En el campo personal:

 

En el campo familiar

 

En el campo laboral y cultural.


2°. Recorro las penas y dolores que más me han afectado este año.

En el plano biológico, psicológico y espiritual: enfermedad, depresiones, faltas personales, etc. No para quedarme instalado en ellas sino para abrirles ante la luz del Señor


3°. Proyecto el año que viene.

¿Qué tendría que hacer para responderle a la voluntad del Señor?

 

Algunas preguntas que me pueden ayudar para perforar las defensas y hacer caer los muros que nos impiden penetrar al corazón y así poder descubrir ¿quién soy yo?

¿Qué hemos vivido este año y en este último tiempo?

¿Qué es lo que más me ha marcado este año que pasó y conmovió?

¿Cuáles han sido las gracias, logros, satisfacciones más relevantes que he experimentado y de las que quiero agradecer a Dios?

¿Cuáles han sido las mayores dificultades, fallas que me han causado penas, resentimiento, arrepentimiento, que me gustaría superar o corregir?

¿Hacia qué nueva etapa me siento promovido?

¿Qué decisiones siento, que he de tomar?

 ¿Siento que soy llevado en la existencia por los acontecimientos y las circunstancias, o soy más bien yo quien da los golpes de timón para conducir mi vida?

¿Cuáles han sido mis metas u objetivos que más me han movido el año que pasó?

¿Qué es lo que me ha dado más preocupación, me ha causado más angustia, miedo, rabia, frustración, depresión, tristeza o confusión?

¿Qué decisiones o situaciones he vivido este año que me han causado más satisfacción, paz y alegría?

¿Cuales son las personas que han estado más presente en el año que se va?

¿A quienes he sentido más alejadas y que en otro tiempo las sentía cerca?

¿Cual ha sido la motivación profunda que ha dado estabilidad y unidad a mi vida, como el principio unificador a todo lo que emprendo?

¿Considero que mi vida se desarrolla en un proceso ascendente en interioridad, equilibrio, valores cristianos, capacidad de relación o lo percibo como un proceso descendente que se deteriora?

¿Se ha ido abriendo el campo de mis intereses culturales, artísticos, sociales y religiosos...me he ido sensibilizando a otros ambientes, y valores o, por el contrario, me he ido estrechando en un mundo cada vez más pequeño?

¿Estoy contento con el trabajo diario como agente de estabilidad, unidad y creatividad o lo soporto como una carga inevitable para seguir sustentando la vida de la familia?

¿Me he sentido desilusionado de algunas personas, del trabajo, de mí mismo, de Dios o me he ido reconociendo y aceptando a mí mismo, los demás, sostenido por la esperanza de hacer florecer todo lo bueno que Dios ha puesto en sus criaturas?

¿Me considero un hombre o mujer de experiencia que ha perdido la esperanza o como un hombreo mujer de esperanza que no termina de madurar ni de aprender de la experiencia, o porque permanece en un estado infantil o adolescente por no llegar a comprometerse nunca en algo profundidad?

¿Siento el corazón más duro, con la costra de defensa de las heridas y golpes recibidos, cerradas las cortinas de mis sentimientos para no exponerme a más dolor, o me he hecho más sensible para escuchar las voces de la naturaleza y llegar al corazón de las personas?

¿Cómo ha estado mi salud en el campo de lo psicológico? ¿Me he sentido estresado, deprimido, angustiado, eufórico, cambiante o equilibrado?

¿Me comunico con las otras personas: los de mi casa, los amigos? ¿Soy capaz de expresar lo que siento en mi intimidad a alguna persona?

¿Cómo está mi relación con los miembros de mi familia: con mi cónyuge, con los hijos, con los padres y hermanos? ¿Guardo cierto resentimiento o distancia con algunos?

¿Me siento con más capacidad de alegría, de amor, de comunicación y comprensión; con más entusiasmo para trabajar por los demás; o me siento más decaído, rutinario, insensible?

¿Me siento más abierto al mundo de los otros, de los que sienten o piensan de modo diferente, en lo social, en lo político y religioso o permanezco cerrado en el mundo estrecho de la “gente como uno”?

¿Me he abierto al mundo de las más pobres o necesitados para compartir con ellos relaciones de amistad y apoyo; con el convencimiento que ellos me ayudarán también a mí, al descubrir que Cristo está presente en ellos?

¿Cómo ha estado mi relación con Dios? ¿Alejado, cercano, indiferente? ¿En qué momentos y con qué actitudes ejercito mi comunicación con Dios? ¿Cómo está mi vida de oración y sacramentos?

¿He intentado abrirme en lo cultural a través de lecturas, cines, obras de teatro, asistencia a cursos, para abrir el campo de mis intereses?

 

Textos para oración

Mateo 5, 1 ss. Bienaventuranzas. ¿Cómo ser feliz?

Juan 12, 23-27 La hora de la definición. “Si el grano de trigo no muere queda sólo…”

Mt. 16, 25-27 ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde como persona? ¿Qué es lo esencial de mi vida?

Ap. 3,14-20. La definición.