IDENTIDAD POLISÉMICA

- unos interrogantes teológicos -

 

Diego Irarrázaval

 

 

 

En nuestro escenario teológico ¿cómo son encaradas identidades sólidas y emergentes en el continente y las regiones? Al respecto sería bueno reseñar y evaluar las "corrientes" teológicas. En esta ocasión sólo hago lecturas y aproximaciones a una realidad polisémica.1

Comienzo con unas convicciones.

A) Durante las décadas pasadas, en América Latina hubo mucha producción teológico pero poca debate (más bien circularon estereotipos). Entre las distintas corrientes hubo escasa internación. Así la labor teológica ha devaluado las identidades. B) Por un lado ha disminuido la confrontación entre actitudes tradicionales y líneas renovadoras. Por otro lado resurge el fundamentalismo en la teología. Opino que el denominador común es mediocre, gris. C) Persisten los contrastes entro lo erudita y lo sapiencias. El lenguaje especializado tiende a ser hermético -, está segregado de la comunidad eclesial; mientras que el pueblo de Dios consolida inculturaciones y esperanzas. 2. Entre lo primero y lo segundo hay gran incomunicación. D) Por otra parte, urge el dialogo entre la reflexión creyente, las ciencias humanas, y la sabiduría del pobre. Cuando ellas no se interpelan, se empobrecen. E) La teología es un servicio eclesial hacia la humanidad de hoy (y no una cofradía eclesiocéntrica). Ella atiende las "señales de los tiempos" (como es la temática de la identidad); y ella opta espiritualmente por la calidad de vida.

Ahora bien, me pregunto en qué terreno nos movemos. Algunos dicen: en términos santos el Cono-Sur. Me parece reductora, y cuestionable la "identidad" de Merco-Sur.3 En parte nos ubicamos en la marco región Andina-. Además nos han integrado en un Occidente globalizado con sus exclusiones y sus crisis de sentido. lo me siento en un terreno latinoamericano maltratado, polifacético, con proyectos de vida. También vibro con este espacio chileno mestizo  contradictorio, y con nuevas fuerzas.4

¿Qué somos? Nos envuelven poderes y tendencias autoritarias y miméticas. Como personas y grupos sociales somos heterogéneos y cambiantes. La trayectoria humana es elaborada con muchos retazos heredados y con potencialidades inéditas. Constantemente resignificamos los modos de ser. Por eso hablo de polisemia en nuestras identidades; éstas no son esencias ni son unidimensionales.

Anotaré, en primer lugar, interpelaciones desde nuestros contextos. Luego comentaré varios sentidos a nivelas de identidad, que marcan la labor teológica y que suscitan grandes interrogantes.

1) LECTURA CONTEXTUAL

 

¿Por qué hoy vuelve a preocuparnos la identidad? Ella aparece como problemática (en los discursos sobra lea Modernidad y sobre factores globales). La homogeneización acentúa búsquedas de identidad y de inculturación, con resonancias eclesiales y sociales.5

Nuestra preocupación tiene sus contextos; los abordaré a través de las ciencias humanos de la eclesialidad, y de la teología Hará una lectura contextual, que nos permiten precisar los interrogantes sobre la identidad.

+ Desde las ciencias humanas.

¿Cómo entendemos la identidad en la experiencia cristiana? Solemos acentuar lo cultural; pero ello es inseparable de rasgos sicosociales, biológicos, técnicos, estéticos, etc. Las ciencias modernas explican "identidad" corno relación entre persona y sociedad (que se desarrolla por etapas); como condición pragmática del actor social reconocido por otros/as; como basada en códigos interpretativos y de validación comunicativa; como no-sujeto posmoderno, etc.6 Entonces, el hablar de "identidad" de la persona cristiana, el concepto no equivale a estar inscrito en tal o cual cultura. Se trata de un concepto polisémico, desarrollado por varias disciplinas científicas.

Además, tomamos en cuenta lo global y el cambio de época. Muchos científicos muestran la dialéctica entro cambios en la identidad y los factores globalizadores; sobresalen posturas de construir le identidad individual; son cultivados métodos de auto-estima y auto-ayuda; y es revalorizada la intimidad relacional pactada entre personas.7 Los procesos de identidad son hoy de carácter local/Global; esto conlleva replantear lo subjetivo y las relaciones en redes.

En estos contextos '(dilucidados y debatidos por las ciencias) nos preguntamos por los significados que tiene la "identidad" del ser cristiano. Rápidamente uno dice que la identidad es la de ser fiel a, Cristo; si avanzamos lentamente vemos que esto tiene muchas dimensiones y condicionamientos. Por eso al hablar de lo cristiano no lo haqo de modo auto-centrado, ya que uno es creyente (y hace teología) en medio de factores sico-sociales, económicos, políticos, y en medio de un desconcertante cambio de época.

+ Desde la eclesialidad.

¿Qué contextos eclesiales motivan el reconsiderar la identidad? Lo cultural ha sido tratado por el magisterio contemporáneo (Vaticano II, Evangelii Nuntiandi, Conferencias Episcopales en Puebla y Santo Domingo); pero no se entra a fondo en las identidades. Puebla (n. 412) menciona la identidad latinoamericana y su sustrato católico; y postula que la fe forma parte de su identidad y le da unidad espiritual. al continente. Son opiniones, sin análisis ni discernimiento. Santo Domingo introdujo la temática de la inculturación; pero ésta no ha sido luego trabajada en profundidad.

En nuestra Iglesia Católica hay sectores con claras identidades: movimientos laicos, clero, asociaciones de carácter cultual y espiritual. Ellos desenvuelven su acción, y reflexión; pero se trata de minorías. La mayor parte de personas creyentes no manifiestan identidad y militancia eclesial. Los sectores increyentes e indiferentes tienen mayor visibilidad. A fin de cuentas, la pluralidad identidad católica corresponde a minorías; que aún tienen discursos y pesos socio -culturales como -si fueran mayorías. Esto implica crisis de identidad, tanto en las creencias canso en la eclesialidad.

Por otra parte, existen diversas denominaciones cristianas, y se afianza una gama de opciones religiosas y espirituales de carácter moderno y posmoderno. Aunque las instituciones no lo favorezcan, de hecho crecen vínculos y sensibilidades de carácter ecuménico e interreligioso. Su contraparte son los fundamentalismos. Pero, en la vida ordinaria de la población tiene mayor PESO la tolerancia y convivencia entre mundos diferentes. Así las iglesias son motivadas a dejar atrás sus identidades sectarias.

+ Desde labores teológicas.

El abanico de reflexiones nuestra dos tendencias. La orientación universalista y neo-conservadora tiene el emblema de la identidad católica. Otra gran tendencia es sensible a necesidades de la humanidad, a cuyo servicio esta dedicada la iglesia y la teología.9 Son líneas gruesas con muchos matices, ya que a cada labor teológica le preocupa ser fiel a la revelación divina, y a la vez, encarar preguntas y búsquedas humanas de hoy. En estos trabajos aparecen varias maneras de entender la identidad católica.

También sentimos la tensión entra disciplinas específicas (uno se inscribe en la teología bíblica, o la moral, o la sistemática, o la fundamental), por un lado, y la adhesión a las corrientes teológicas de hoy, por otro lado. Lo primero tiene más sentido dentro del ámbito intelectual. Lo segundo es significativo como opción vital.

En mi caso, durante muchos años he disfrutado la cálida e interpelante asociación de teólogos de la liberación. La asociación es fecunda y estimulante, e implica colaborar en un amplio proyecto de reflexión. Esto cultiva una identidad no de individuo-experto sino de comunidad convocada por el Dios del pobre.

En términos generales, la identidad del teólogo/a esta determinada por la verdad de Dios. Lo problemático es que hoy resurgen actitudes apologéticas, fanáticas, propietarias de la verdad. En este contexto uno se pregunta: ¿es unívoca, o es plural, la adhesión a la verdad?

La cuestión del pluralismo tiene que ver con el fenómeno de muchos caminos hacia Dios, y también con factores socio-culturales. Pero lo más importante es que la labor teológica esta atenta al misterio desbordante de Dios" (Anneliese Meis); en otras palabras, nos preocupa reconocer "la irreductible transcendencia de Dios a las condiciones de finitud del sujeto" (Juan Noemi).10 Noemi retoma una sabia advertencia de Paul Ricoeur.- la violencia en torno a la verdad suele provenir del poder clerical y del poder político. Es lamentable. No ocurre así con la verdad de Dios, con el misterio de Vida. A ella nos aproximamos con palabras plurales y sin adueñarnos de la verdad.

A fin de cuentas hay dos cuestiones articuladas entre sí: ¿qué nos dice Dios con respecto a lo que hoy llamamos identidades? Y, éstas ¿qué dicen de Dios? Son cosas de fondo. Aquí sólo anoto unos elementos.

En el contexto latinoamericano hemos redescubierto como Dios se relaciona con la humanidad pobre. Esto conlleva la actitud (e identidad) de, con el pobre, optar por Dios. Además, en nuestro escenario hay una serie de producciones con identidades teológicas emergentes. Por ejemplo, María Pilar Aquino, Ivone Gabara, Elsa Tamez, Eleazar López, Antonio Aparecido da Silva, hacen teología con sus identidades feministas, indígenas, y afro-americanas. 11 Estas personas y comunidades de fe hablan con y de Dios; y lo hacen desde sus identidades y proyectos de vida.

En esta primera parte ha examinado críticamente la actual preocupación por la identidad, en los contextos humanos y también en el escenario eclesial y teológico. A continuación, en pocas líneas, voy a presentar varias dimensiones de la identidad.

2)    UNAS APROXIMACIONES

Escogo seis dimensiones, que conllevan innovaciones en la labor teológica Son asuntos que durante estos añoos me han calado hasta los huesos (y por eso los he seleccionado).

+ Identidad biológica.

Como seres vivientes minúsculos -¡no dueños del universo!- estamos interconectados con otras entidades de la madre tierra y del fascinante cosmos. Nuestro imaginario es ampliado y encantado gracias a la neurociencia, la ecología, y otras ciencias de la vida. Si además uno se acerca a culturas originarias y camina entre cerros y nubes (como me ocurre en el altiplano andino), va cambiando la sensación y visión del mundo y de las personas. Redescubrimos una identidad relacional, material, y espiritualmente terrenal.

Unos grandes pesos son dados por la biología. No cabe segregar la realidad (el objeto) de su comprensión (por el sujeto). Tomo elementos de Francisco Varela.12 Cada organismo vivo es un proceso de constitución de identidad, de cualidad unitaria, en un campo de interacciones, que es fuente de significados. Así identidad y cognición están entrelazadas.

¿Qué implica esto para la teología? Podríamos concretizar y ahondar las afirmaciones sobre el "Dios de la vida". Es as¡ en la historia de salvación, en la persona terrenal de Jesús, y en todo fenómeno de vida desde la mente hasta los microorganismos.

Esto interesa a Id reflexión de fe atenta a la ecología. ¡No sólo a ella Leonardo Boff ha desbrozado muchos senderos." Anota la mutua transparencia entre Dios y el mundo: "en cede expresión de vida, de inteligencia y de amor, nos descubrimos a vuelta con el Misterio del universo-en-proceso". Es una mirada nueva. Nos habían enceguecidos con el antropocentrismo y su Dios-objeto. Hoy es posible volver a sentir y pensar a Dios en procesos de vida, y sintonizar el grito de la tierra que -como insiste Boff- es indesliqable del grito de los pobres.

+ Identidad genérica

Muchas personas estamos encarando la condición masculina y la femenina. Es posible hacer mejor teología igracias a estas sensibilidades y perspectivas! Además, con vergüenza uno ve que ha pensado y dado testimonio de la obra de Dios poniendo entre paréntesis el ser varón y el ser mujer. Sin estas identidades uno no sólo ha sido inauténtico sino que también ha ocultado aspectos de la Salvación realizada por Dios.

Uno de tantos aportes dados por la acción y visión de género es valorar la diferencia. Como dice Antonieta Potente: "el lenguaje de la diferencia es el lenguaje del Espíritu... somos esta diferencia, los seres humanos, todos los seres de la tierra y del cielo, las plantas, las flores...(y añade Antonieta) es el lenguaje del Espíritu que se mueve... sin límite y sin dejarse atrapar: no sabes de donde viene ni adonde va (Jn 3:8)”. 14 El Espíritu es fuente de relaciones e identidades fecundas; y no permite que atrapemos lo divino. Así logramos conjugar mejor la identidad con la diferencia; las conjugamos mediante la. relacionalidad.

Desde el género (como también desde la espiritualidad, desde e laicado, y desde otros procesos humanos y místicos) sintonizamos más, con la presencia y obra del Espíritu de Dios. Algunos ven lo planteamientos de género como una amenaza a la tradición cristiana. N es así. Más bien abre puertas hacia el Misterio" y contribuye reubicarnos en la pneumatología. Por otro lado, uno va impugnando tanta expresión teológica que desfigura a Dios. Esto ocurre gracias a estudios y prácticas feministas; al trabajo bíblico sobre imágenes y manifestaciones de Dios; y gracias al humilde acercamiento al Misterio de Dios, que reconoce limitaciones en cada lenguaje teológico. A ello se suma la lúcida crítica el marianismo-machismo latinoamericano. No cabe duda que debates y logros con respecto a la identidad de género nos esta ofreciendo nuevas pistas de espiritualidad y de reflexión.

+ Identidad social

La convivencia y diferenciación social configuran varios rasgos de identidad, con sus dinámicas de inclusión y exclusión. En mi situación voy sopesando tanto estereotipo que nos envuelve; dado que vivo en "otros mundos": indígenas en vez de blanco, provincia en vez de capital, pobre en vez de acomodado, país distinto al que uno ha sido criado. La interacción con "otros" puede facilitar la crítica de estereotipos y prejuicios; y también ayuda a sopesar tanta potencialidad y fuerza en la identidad de otros y de uno mismo.   

Por otra parte, la sociedad inculca sus pautas. Por ejemplo, la fascinación ante caudillos populistas y hacia héroes "nacionales" acriticidad hacia parámetros machistas y hacia artistas de moda, etc. Todo esto conlleva tener identidades subordinadas a inauténticas. Por otro lado, la sensibilidad posmoderna refuerza el yo-ismo y juegos de relaciones provisionales.

Estos y otros fenómenos enmarcan identidades sociales polisémicas. Constituyen un desafío para la reflexión de fe. ¿Cómo puede la comprensión del Acontecimiento de Cristo ser comunicado a, y vivido por, modos de ser social llenos de complejidad y de ambivalencias?

A modo de ejemplos consideremos actitudes sico-sociales y sociales. En el ámbito chileno (y latinoamericano) hay altos índices de depresión y una generalizada desconfianza hacia otras personas. 16 En estas condiciones, ¿cómo se desenvuelve la adhesión a Cristo Resucitado; y qué aporta este misterio a una población deprimida y desconfiada? Otro terreno muy complicado es la identidad étnico social; por ejemplo la cuestión del mestizaje. Esto puede verse como sujeto histórico de la síntesis Cultural latinoamericana (Pedro Morandé); como condición repudiada en Chile a la cual cabe reconciliarnos (Sonia Montecinos); como ingenua asimilación de la dominación, aunque también como resistencia (Helio Gallardo). 17 Pues bien, ¿en la iglesia y en tareas teológicas, tomamos en serio o damos la espalda a nuestras desconfianzas y depresiones, a nuestros mestizajes y a posturas racistas,(Cómo ingresan estas realidades en la Cristología que suele tener como sujeto a un "hombre" indefinido y ahistórico?

Me parece que tenemos entre manos cuestiones olvidadas y reprimidas. Los chilenos nos autocalificamos no como frágiles sino como exitosos, no como mestizos sino como super modernos. Al confrontar estas y otras cuestiones de identidad social se despeja el camino del ser creyente. También podemos inculturar las representaciones de Cristo el Salvador.

+ Identidad económica.

No voy a tratar la estratificación material en el mundo de hoy y sus correspondientes formas de personalidad. Si deseo anotar la perversa absolutización del acumular y consumir.18 No quiero ser malentendido. Lo económico es terreno de buitianizdción y espacio de fe; lo problemático es el creciente empobrecimiento e inequidad, la tendencia a divinizar estructuras humanas y un mercado mundial.

Pepi Patrón anota. "en el Perú la exacerbación de un discurso universalizante del individuo y su derecho a comprar y competir no permite hablar de comunidades, de deberes y solidaridades". Bernardo Subercaesaux advierte: "la sociedad chilena actual se caracteriza por ser ante todo una sociedad de mercado... (ella) determina la conducta, las expectativas y preferencias"' de las mayorías. A esto hay que añadir la penetración del Marketing en el escenario religioso, la compra/venta de bienes y servicios religiosos en el mundo moderno. 19

Vale decir, desde el sistema económico hegemónico, y también desde la experiencia religiosa contemporánea, se configura una identidad idolátrica. Esto afecta el cotidiano modo de ser y de creer. A mi entender, éste es la problemática mayor en los procesos de identidad. (Si es así, ¿por qué unos asuntos de moral sexual son tema principal de pronunciamientos eclesiales? y ¿por qué no dedicarse más a desafíos éticos-económicos que tiene la humanidad?).

Por otro lado, sectores populares tienen gran coraje para sobrevivir y tejer vínculos económicos. En culturas tradicionales se venera el medio ambiente; y mucha labor es hecha con reciprocidad. Otra luz de esperanza es la "Red Global de Trueque de Servicios y Saberes" que reivindica la "moneda social que es una forma de transferir poder de producir y consumir, de generar calidad de vida”20

Pueden parecer cosas insignificantes ante estructuras todopoderosas perece que son historias/identidades cotidianas que valen más que sistema dominante

En el dialogo de la teología con estas dimensiones de la entidad, vamos subrayando la ética en la economía, la calidad de vida, y la problemática idolatría. Insisto que en estas cuestiones de moral se verifica la relación con el Dios Vivo, y se impugnan falsos absolutos de hoy que nos deshumanizan.

 + Identidad mediática

Vinculado a lo recién dicho, tenemos los Medios con su mercado de imágenes, su publicidad, sus formas de diversión. Ofrecen líneas; de comunicación, y algo de arte; pero también nos ponen muchas trampas. Según Martin Hupenhayn, la comunicación moderna permite “recrear y pluralizar nuestra identidad" al interactuar con tantas imágenes de los modos de vivir; pero a la vez hay "debilitamiento de las entidades por su exposición al flujo incesante de señales que las cubren, las interpelan y las disuelven". Los expertos nos muestran o los MCS conlleven fantasía, frustración e impotencia, y también contactos interculturales y crecimiento del imaginario y de una entidad pluralista. Hoy tanto la economía como la comunicación configuran nuestros modos de ser. Ello tiene que ser discernido por la acción evangelizadora y por la labor teológica.

La sensibilidad a imaginario de las generaciones jóvenes depende los MCS y le navegación por Internet. A todo esto tiene que dirigirse el anuncio y la enseñanza de la fe. También son hechos que atañen a la reflexión teológica. Nuestra reflexión se basa en la labre. ¿Qué nos dice la Palabra de Dios vis a vis tantas imágenes de hoy? Las lecturas inculturadas de la Palabra suscitan alternativas alas a tanta simplificación y trampa en los MCS.

Además tenemos el campo litúrgico y la creatividad en las celebraciones del pueblo. Allí contemplamos imágenes de la Presencia viva y liberadora. Allí hay imágenes de la Belleza de Dios; que contrastan con la frivolidad y basura en muchos medios de comunicación. A fin de cuentas, a la iglesia y la teología le preocupa e la comunidad humana avance al encuentro con al Misterio, que nos habla a través de imágenes de Vida.

+ Identidad espiritual

Cada uno y todos los significados de “identidad” (biológica, genérica, sexual, social, económica, mediática, generacional, estética, religiosa, etc.) merecen ser tomados en cuente en una labor teológica inculturada. Ésta orienta dichos significados hacia la entidad creyente o espiritual. En efecto, desde la fe se lleva a cabo la reflexión, y ésta favorece el crecimiento en la fe vivida en  eclesial. Esta calidad espiritual no esta suspendida en aire; ella es indesligable de los condicionamientos ya mencionados.

Vale aquí el deslinde de con los espiritualismos de ayer y de hoy, y con muchas corrientes fundamentalistas; estos fenómenos conllevan formas de identidad unidimensional y poseedora de verdades y de  salvaciones. Son actitudes auto-centradas; aunque invoquen y definan a Dios.

Otro deslinde es con esquemas conceptuales, como la disyuntiva empleada por Pedro Morandé-. la identidad a partir de la conlleva que) el triunfo propia y la derrota del enemigo es lo que conducirá finalmente a la identidad", o bien, la identidad como "forma de pertenencia o de participación" que implica valorar "la tradición cultural de un pueblo".22 Me parece que los rasgos de identidad y de diferencia son distintos pero complementarios; y que la correcta relación con otro es condición de posibilidad para la identidad propia.

Ahora bien ¿qué es la identidad creyente? Es la identidad de creatura, dentro de la maravillosa obra de Dios. Es pues terrenal y cósmica para es fundamentalmente la identidad-en-relación-con el Dios personal, que crea y salva. Además es la identidad del pecador, marcado por elementos ya anotados en el terreno social, genérico, mediático, etc. En cuanto pecadores somos gratuitamente salvados por Dios a fin de vivir en plenitud. Esto nos conduce a la identidad de amar, ser responsable en la historia, contemplar imágenes de Dios, y celebrar su Presencia. Otra gran característica de la identidad es su desarrolla en la comunidad eclesial, cuyo modelo es el Misterio del Dios Trino. Además, la identidad tiene un sello escatológico como personas estamos llamados aquí y siempre a gozar la Gloria de Dios.

Concluyo.

Al aproximarnos a los muchos significados que tiene la identidad salen a luz sus rasgos, problemáticas, contradicciones, fuerzas, potencialidades. No hasta abordar filosóficamente la “identidad cultural" (lo que abunda en documentos y reflexiones cristianas desenrarnadas). Es más realista sopesar qué somos y cómo nos desenvolvemos en contextos globalizados, pluriculturales, conflictivos, Para ello hay que tomar en cuenta los significados que las ciencias atribuyen a la identidad; ésta afina la mirada hacia complicadas realidades de hoy.

He, anotado interrogantes y líneas en la labor teológica. Lo que más interesa es la identidad creyente, con sus condicionamientos y sus contenidos. Nuestra labor teológico es hecha en comunidades concretas, en medio de personas y grupos atraídos por factores enajenamos y por afirmaciones de vida. Estos procesos humanos merecen un tratamiento crítico y pluridimensional.

Notas al pie

1.      Ponencia en el Tercer Encuentro de Teólogos del Cono Sur, Santiago de Chile, 5-7 de octubre 2001.

2.      Durante décadas Juan Carlos Scannone ha enfatizado la teología del pueblo (Evangelización, cultura y teología, Buenos Aires: Guadalupe, 1990); otra visión es la del colombiano Fernando Torres y su equipo (Teología a pie, entre sueños y clamores, Bogotá: Dimensión Educativa, 1997). En cuanto a teologías hechas desde identidades y proyectos históricos, ver mi reseña del panorama latinoamericano: “Vertientes teológicas actuales”, en L. C. Susin (org.), O mar se abriu, trinta anos de teología na America Latina, Sao Paulo: SOTER/Loyola, 2000, 97-108.

3.      Me refiero a posturas en eventos teológicos del Merco-Sur: ver reseñas de Sergio Silva, en Teología y Vida, XXXVIII (1997), 150-152, y (1998), 107-109.

4.      Lo cultural ha sido evaluado en Chile más en términos de factores modernos; algunos consideran el mestizaje y las religiosidades. Ver Hernán Godoy, Apuntes sobre la cultura en Chile (Valparaíso: Universitarias, 1982); Pedro Morandé, Cultura y modernización en América Latina (Santiago: UC, 1984); Jorge Gissi, Identidad latinoamericana: psicología y sociedad (Santiago: Andes, 1987): José Joaquín Brunner, Chile: transformaciones culturales y modernidad  (Santiago: Flacso, 1989) y América Latina: cultura y modernidad (Mejico: Grijalbo, 1992): Sonia Montecino, Madres y Huachos, alegorías  del mestizaje chileno (Santiago: Cuarto Propio, 1991); Crsitián Parker, Otra lógica en América Latina, (Santiago: FCE, 1993); Martin Hopenhayn, Ni apocalipticos ni integrados, aventuras de la modernidad en América Latina (Santiago: FCE, 1994); Diego Irarrázabal, Cultura y fe latinoamericanas (Santiago: Rehue, 1994); Jorge Larraín, Modernidad, razón e identidad en América Latina, (Santiago: Andrés Bello, 1996) Ricardo Salas, Lo sagrado y lo humano (Santiago: San Pablo, 1996); Leopoldo Castedo, Fundamentos culturales de la integración latinoamericana (Santiago: Dolmen, 1999).

5.      Ha sido el debate sobre globalización (en el Segundo Encuentro de teólogos del Mercosur) lo que despertó interés en la identidad eclesial y social (Crónica de S. Silva, pgs. 108-109).  Sintonizó con esta manera de hacer teología en torno a procesos humanos.

6.      Ver Pedro Guell,  “Historia cultural del programa de identidad”, Persona y Sociedad (ILADES), X/1 (1996), 25, 27.  Guell subraya las matrices psicoanalíticas, pragmáticas, comunicacionales.

7.      Retomo puntos de Anthony Giddens, Modernity and Self-Identity, California: Stanford Univ. Press, 1991, 32, 74ss, 88ss.

8.          Muchos lamentan, como lo hace Andrés Tornos, que nuestra teología no ha discutido "la identidad latinoamericana”; por otro lado Fernando Castillo advertía que hoy en América Latina ninguna religión puede ser eje articulador de identidad cultural (ver artículos de Tornos "Perspectiva teológica sobre la identidad cultural latinoamericana" y de Castillo "Evangelio, cultura, identidad" en Persona y Sociedad -ya citada- pgs. 111-119, 120-136). En cuanto a la temática en y post Santo Domingo, ver Paulo Suess "A disputa pela inculturacao" en su Evangelizar a partir dos proietos historicos dos outros, Sao Paulo. Paulus, 1995, 213-238.

Se trata de polémicas a nivel local y mundial. Un estilo teológico está inscrito en la “nueva evangelización”. Por ejemplo, en torno al Sínodo de 1985 se ha difundido el proyecto de evangelización con una tajante identidad católica (al respecto: J. B. Libanio, Igreja contemporanea, encontro com a modernidade, Sao Paulo: Loyola, 2000, 158. Otro polo esto volcado a la vida humana. Gustavo Gutiérrez anota que le teología este “al servicio de la vida cristiana”y de la misión de la Iglesia, lo que "supone una inmersión en los grandes deseos y necesidades de los seres humanos, así como el seguimiento atento y crítico de las corrientes intelectuales de una época” ("Una teología de liberación en el contexto del tercer milenio", en VV.AA. El futuro de la reflexión teológica en América Latina, Bogotá: CELAM, 1996, 106); este ensayo también retoma la opción por el pobre como eje teológico.

10.       A. Meiss, "Pluralidad en la teología" (pg. 31) y J. Noemi, A propósito de pluralismo" (pg. 223), en Sociedad Chilena de Teología, Pluralidad en la Teología, Santiago; San Pablo, 1995.

11.       " Veanse sus Identidades como teólogas/os, en J. J. Tamayo Y J. Bosch (eds.) Panorama de la teología latinoamericana, Estella: Verbo Divino, 2001, 95-114, 229-240, 647-660, 317-336, 583-610.

12.              Ver Francisco Varela, El fenómeno de la vida, Santiago: Dolmen 2000, 51ss. Varela y Humberto Maturana son genios mayores en Chile  para todo el mundo científico.

13.              Leonardo Boff, Ecología, Madrid: Trotta, 1996, 194-5.

14.              Antonieta Potente, Un tejido de mil colores, Montevideo: Doble Clic, 2001, 21-22.

15        Recomiendo los ensayos de Norma Fuller, "En torno a la polaridad marianismo-machismo" (pgs. 241-264) y   de    Sonia  Montecino, "Identidades de género en América Latina" (pgs. 265-260) en L.G. Arango y otras, Genero e Identidad, Bogotá- UNIANDES, 1995; y Isaac Caro, "Identidad y género en las culturas latinoamericanas”, en citada obra Persona y Sociedad, 174-161.

16.       "Tomo datos de Kathya Araujo, "El goce de la globalización", en C.I. De Gregori y G. Portocarrero, Cultura y Globalización, Lima: PUC, 1999, 292ss: Catalina Romero, "Viviendo con el enemigo; la confianza en los 'otros en el Perú", Páginas, 168 (2001), 61 (en Chile el 18% y en el Perú el 13.5% dice que se puede confiar en la mayoría de las personas). Los altos índices de depresión y desconfianza también son verificados por estudios de los NN. UU. sobre "Desarrollo Humano" en Chile.

17.       Vease Pedro Morandé, Cultura y modernización…. 53ss y Iglesia y Cultura en América Latina, Lima: VE, 1990; Sonia Montecino, Madres y Huachos…, 152-153; Helio Gallardo, 500 años: Fenomenología del Mestizo, Costa Rica: DEI, 1993, 113ss.

18.              Cito a la filosofía peruana Pepi Patrón, “Mercados abiertos e identidad cultural” (separata, pg. L42) y Bernardo Subercaseaux, “Chile, nuevo escenario cultural”, Mensaje, 497 (2001), 18. Ver también Franz Hinkelammert, Teología del mercado total, La Paz: Hisbol, 1989, 23ss; Nestor García Canclin, Consumidores y ciudadanos, conflictos multiculturales de la globalización, Mexico: Grijalbo, 1995, 79-90, 149-184.

19.              Ver Cristián Parker, Religión y postmodernidad, Lima: Kairos/CEPS, 1997, 71ss; y mis evaluaciones en Audacia Evangelizadora, Cochabamba: Verbo Divino, 2001, 75ss.

20.              Testimonio de Heloisa Primavera, docente en Buenos Aires y líder de esta Red Global, “A desmitificar el dinero”, Forum Solidaridad Perú, 32 (2001), 18-19.

21.              M. Hopenhayn, “La aldea global entre la utopia transcultural y el ratio mercantil”, en De Gregori y Portocarrero, obra citada, 17. Ver Armand Mattelart, La comunicación masiva en el proceso de liberación, Mejico: siglo XXI, Gregorio Irirarte y Marta Orsini, Conciencia crítica y medios de comunicación, Cochabamba, 1997.

22.              Pedro Morandé, “Problemas y perspectivas de la identidad cultural de América Latina”, El Mercurio (Santiago de Chile), 14/10/1990, E8-9. La primera postura seria la de la Ilustración (“diferenciación por oposición”) y la segunda postura correspondería a “la historia de las lenguas, al menos en la etapa de su oralidad”. Son asuntos a debatir.