QUEJAS DEL SEÑOR CRUCIFICADO CONTRA SU PUEBLO.

Viernes Santo 2001

Pueblo mío, gracias por acompañarme en este viernes santo, hoy que estoy solo, abandonado por todos y clavado en la Cruz... Como hoy es feriado y tenés tiempo quisiera charlar un rato contigo.

Dos por tres venís a pedirme cosas, medio como quejándote de mi Padre Dios y de mí. Que Dios esto, que Dios lo otro....

¿Te parece que soy el culpable de tus males?  Clavado en la Cruz contemplo este lindo país y me pregunto...

¿Quien tiene la culpa del desempleo, de las jubilaciones de miseria, de los bajos salarios, de los niños con hambre?

Te confieso que aquí clavado en la Cruz estoy desconcertado... Por favor, respondeme... ¿Que mal te hice? ¿de qué te quejás? ¿qué tenés contra mí?...

CANTO

Perdoname, que hoy soy yo el me quejo... resulta que entre espinas y clavos me cuesta pensar... Y no logro entender.

Me parece haberte escuchado quejas que ahora la iglesia no es como antes, que hay menos gente, que las sectas crecen.....

¿Quién tiene la culpa? ¿Soy yo?

¿No te olvidaste un poco o un mucho de testimoniar tu fe ante tus vecinos, de visitar a los que se alejaron de la comunidad para preguntarles, para conversar, para acercarlos de nuevo a la iglesia?

Pero si estoy equivocado... decime... ¿soy yo el culpable ¿qué te he  hecho? ¿de qué te quejás?  ¿qué tenés contra mí?

CANTO

¿Sabés una cosa ? Me parece que te fuiste haciendo un creyente muy egoísta, muy individualista y te contentaste con un Dios de entrecasa, de zapatillas y batón.

Decime... Si estás triste y amargado, si te alejaste de Dios y de la práctica religiosa ¿la culpa es mía? estoy demasiado cansado en esta Cruz y te quiero demasiado. Decime... ¿de qué te quejás? ¿qué tienes contra mí?.

CANTO

Pero no te entristezcas... que esto no es un velorio.

Estamos en la gran fiesta de todos los tiempos, es la fiesta del amor. Estamos festejando la locura de mi Padre, loco de amor por todos ustedes.

No tienen derecho a estar tristes, a dudar, a desconfiar de ustedes mismos. Alégrense... aprendan a morir por amor. Ustedes, pueblo mío, hermanos, míos, amigos míos.

CANTO

Termino. Estoy crucificado, pero infinitamente libre. Atado... pero con el poder del Espíritu Santo, que hoy he derramado sobre ustedes.

No salgan corriendo ni se escondan de mí. No tengan miedo. Ustedes son mis manos, mis pies, mi boca. Si ustedes faltan ¿quien podrá cantar la alegría de saberse así amados por Dios.

Son pocos... No me dejen sólo. Son maravillosos, tan maravillosos que ahí estoy yo crucificado por ustedes, porque mi padre me entregó a ustedes. No me dejen sólo, pueblo mío, hermanos míos, amigos míos.

CANTO