LA BIBLIA, ESCUELA DE ORACIÓN

 

A los miles de personas

con quienes he compartido algún rato de oración

a lo largo de mi vida

 

Prólogo

Algunos de los lectores recordarán haber leído el libro de Jacques Loew En la escuela de los grandes orantes. Es sin duda uno de los libros que causó en mí un impacto más fuerte en su momento. Muchas de mis intuiciones en esta obra prolongan el impulso y la inspiración de aquel libro, que me presentó por primera vez a los grandes personajes bíblicos como maestros de oración.

Muchos años, sobre todo durante mi estancia en Murcia, me he dedicado a dar unos seminarios titulados "Escuela de oración". Son seminarios que duran siete semanas con una sesión semanal y coronados por un retiro de fin de semana. En los diez años que pasé en Murcia llegué a organizar estos seminarios en más de cuarenta ocasiones, y pasaron por ellos cerca de 1.500 personas, muchas de ellas comprometidas en distintos movimientos laicales y comunidades de base. Los participantes se comprometían a orar un pequeño espacio de tiempo con una cita especial que se les daba para cada uno de los cincuenta días que duraba el seminario. En la reunión semanal se explicaban los ejercicios de oración y se ponía en común el resultado de la oración diaria. Se iban así creando unos hábitos de oración que para muchas personas han durado después durante años, y todos se alegraban al final de poderse manejar con mucha más soltura por las páginas de la Biblia.

Hace más de tres años me pidieron de la Revista Mensajero si quería contribuir con una sección fija de la revista titulada entonces "Taller de oración". No dudé ni un momento en aceptar la invitación, porque sabía que me obligaba a redactar por escrito muchas intuiciones que revoloteaban por mi cabeza, y que a veces había expuesto de forma fragmentaria en seminarios, retiros y homilías. Quise dar un enfoque bíblico a estos artículos, para poder así ayudar a los lectores a conocer mejor la oración y a manejarse mejor por la Biblia.

Después de de publicar estos artículos mensuales durante más de tres años, me pareció interesante reunirlos todos en un libro, para que los lectores de Mensajero puedan encontrarlos juntos, y para que otras muchas personas que no conocen la revista tengan ahora acceso a ellos.

He completado los capítulos hasta los 52, que es el número de las semanas del año, y por tanto de los domingos del año. El precepto de santificar las fiestas nos invita a dedicar los domingos un tiempo especial a la oración y a la lectura espiritual. Un posible uso de este libro es seguir esta escuela bíblica durante todo el año, dedicando ese espacio de tiempo todos los domingos a la teoría y la práctica de la oración. Se trataría de leer uno de los capítulos, y luego ponerlo en práctica ejercitándose en ese tipo de oración que se ha explicado.

Los 52 capítulos no llevan orden ninguno. He querido intencionalmente mezclar todos los temas, y no exponerlos de una manera sistemática. Se mezclan los capítulos del Antiguo y del Nuevo Testamento, los que se centran en un personaje y los que se centran en un tema. Se combinan los que tratan sobre alabanza o sobre intercesión o sobre ofrecimiento. Para los que prefieran una lectura más sistemática ofrezco al final del libro unos índices temáticos que sirvan para relacionar los temas que tienen aspectos semejantes.

Otros, quizás, preferirán leer el capítulo que se adapte mejor a su situación espiritual del momento. Hay días en lo que nos sale de dentro es cantar un himno de alabanza, o entonar un canto de acción de gracias. Consultando el índice podremos encontrar los diversos capítulos que exponen ese tipo de oración. Habrá también días en que queramos desahogar en la oración nuestro lamento o nuestro grito, o pedir perdón al Señor por algún fallo que hemos cometido y nos ha dejado muy mal sabor de boca. En cada caso el índice nos ayudará a encontrar un capítulo que sintonice con el sentimiento predominante de cada día.