Jesús te llama:
Quiere hablar contigo

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EVANGELIO

 

DOMINGO II DE
NAVIDAD

5 de Enero de 2003

 

 

Jesucristo es la Palabra definitiva de Dios a la humanidad. Y es una Palabra asequible, porque no se ha encerrado en el recinto imperial de una «ciudad prohibida», sino en la tienda de campaña de esta humanidad itinerante y peregrina

 

 

Lectura del santo Evangelio según San Juan 1,1-18.

En el principio ya existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
La Palabra en el principio estaba junto a Dios.

Por medio de la Palabra se hizo todo,
y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.

En la Palabra había vida
y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en la tiniebla,
y la tiniebla no la recibió.

[Surgió un hombre enviado por Dios,
que se llamaba Juan:
éste venía como testigo,
para dar testimonio de la luz,
para que por él todos vinieran a la fe
No era él la luz,
sino testigo de la luz.]

La Palabra era la luz verdadera,
que alumbra a todo hombre.
Al mundo vino y en el mundo estaba;
el mundo se hizo por medio de ella,
y el mundo no la conoció.
Vino a su casa,
y los suyos no la recibieron.

Pero a cuantos la recibieron,
les da poder para ser hijos de Dios,
si creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre,
ni de amor carnal,
ni de amor humano,
sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne,
y acampó entre nosotros,
y hemos contemplado su gloria:
gloria propia del Hijo único del Padre,
lleno de gracia y de verdad.

[Juan da testimonio de él y grita diciendo.
—Este es de quien dije: «El que viene detrás de mi, pasa delante de mí, porque existía antes que yo.»
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia: porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]

 

 

 

 

COMENTARIO

Vino la Palabra echa carne. Vino la Luz a los hombres. Vino Dios que se hace cercano. Pero gran parte de la humanidad de entonces, y la de ahora sigue sin enterarte. Y muchos incluso lo desprecian. Prefieren seguir con hambre, y en la oscuridad. Este es el gran pecado contra el espíritu Santo que cometemos a diario. Cuando apenas ha comenzado el nuevo año, debemos sacar un propósito sincero y urgente: HAY QUE ESTAR ABIERTOS A DIOS. No le podemos cerrar las puertas del alma, ni de nuestro hogar, ni de nuestro ambiente, al que es Dueño y Señor de todo, y del que dependemos para todo. Si el mundo no va mejor no le echemos la culpa a Dios, es sencillamente que no le dejamos entrar para que se arreglen las cosas haciendo lo que El nos dice. Tómatelo en serio. Que este año sea el decisivo para ti, y deja que la Luz de Cristo guíe tu vida por el camino del bien.

                                   Saludos de tu amigo Juan

 

juangainza@hotmail.com)