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EVANGELIO
DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA 29 de Diciembre de 2002
![]() Jesús
es la esperanza de Israel, que se ve colmada solemnemente en el episodio
de la presentación en el templo. Simeón lo entiende así y puede morir
satisfecho. Otros lo verán de distinta manera: unos para aceptar la
piedra angular y otros para tropezar en ella.
Lectura
del santo Evangelio según San Lucas 2,2240. Cuando
llegó el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés,
llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor [(de acuerdo con
lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será
consagrado al Señor») y para entregar la oblación (como dice la ley del
Señor: «un par de tórtolas o dos pichones»). Vivía
entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y
piadoso, que aguardaba el Consuelo de Israel; y
el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu
Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor.
Impulsado por el Espíritu Santo, fue al templo. Cuando
entraban con el Niño Jesús sus padres (para cumplir con él lo previsto
por la ley), Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: Ahora,
Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz; porque
mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los
pueblos: luz para alumbrar a las naciones, y gloria de tu pueblo, Israel. José
y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía del
niño. Simeón
los bendijo diciendo a María, su madre: —Mira:
Este está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten, será
como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos
corazones. Y a ti una espada te traspasará el alma. Había
también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una
mujer muy anciana: de jovencita había vivido siete años casada, y
llevaba ochenta y cuatro de viuda; no se apartaba del templo día y noche,
sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento,
daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la
liberación de Israel.] Y
cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron
a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose,
y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
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COMENTARIO Esta fiesta de la Sagrada Familia que hoy celebramos, tiene mucha importancia. María, José y el Niño Jesús constituyeron la primera familia cristiana. De ellos tenemos que aprender a valorar la familia, y a vivir en familia. La familia no es un grupo de personas que viven bajo el mismo techo y ya está. Es un grupo persona que tienen en común muchas cosas: la sangre, el espíritu, el amor, las obligaciones mutuas, las tradiciones, la ayuda, la educación… La familia es la mejor escuela para aprender a ser humanos, ciudadanos y cristianos. Y hoy hay que defender la familia viviendo en familia, y disfrutando de la familia. Si se pierde el ambiente familiar, el mundo se convierte en una masa de gente sin alma, sin principios, sin sentimientos. Por eso yo te animo hoy a que pidas a la Sagrada Familia por tu familia, y que te propongas amar mucho a los tuyos: abuelos, padres, hermanos, parientes… Y a tantos que se relacionan con tu familia. Si eres agradecido con tu familia sabrás en su día formar una familia en donde enseñarás también a vivir la gratitud, y las otras virtudes que nacen del tronco común del amor. Inténtalo.
Saludos de tu amigo Juan
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