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EVANGELIO
DOMINGO CUARTO DE ADVIENTO 22 de Diciembre de 2002
![]() Dios
es tremendamente libre en la elección de aquellas personas o comunidades
que El destina para ejercer una misión salvadora. Por eso es inútil
pretender vincular esta misión salvadora a privilegios históricos de
ninguna clase. La economía de la salvación no está sujeta a ninguna ley
humana. Jesús,
Mesías y Salvador, nos muestra cada día que para Dios no hay nada
imposible. Aun de la vida más estéril puede sacar frutos maravillosos de
conversión, de renovación y de esperanza. Como
el seno de la Virgen, el seno de la comunidad reunida lo recibe, lo guarda
y lo hace presente en medio de nuestra historia.
Lectura
del santo Evangelio según San Lucas 1,26-38. A
los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José,
de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El
ángel, entrando a su presencia, dijo: —Alégrate,
llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres. Ella
se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo era aquél. El
ángel le dijo: —No
temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu
vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será
grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono
de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su
reino no tendrá fin. Y
María dijo al ángel: —¿Cómo
será eso, pues no conozco varón? El
ángel le contestó: —El
Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí
tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido un
hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios
nada hay imposible. María
contestó: —Aquí
está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra
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COMENTARIO Amigo,
ya hemos llegado al final del Adviento y vamos a celebrar la Navidad. No sé
si de verdad te has preparado para este gran acontecimiento. Pero te
vuelvo a recordar que la Navidad, si no se vive desde el corazón, no es
Navidad. Desde dentro de María nació el Niño. Primero estuvo dentro de
ella, y después lo dio a la luz del mundo. Y todo eso porque supo estar a
disposición de Dios.
Cuando estos días veas el Nacimiento tantas veces, fíjate muy
bien en la cara de satisfacción que tiene María, y en la sonrisa del Niño.
Y también en la santidad de José. Qué bonita estampa para que
aprendamos de una vez que el amor está en el cimiento de todas las cosas
grandes, y que sin amor no hay nada. Procura en esta Navidad hacer el
esfuerzo gozoso de amar mejor a todo el mundo. Entonces podrás decir que
has celebrado de verdad el Nacimiento de Jesús.
Saludos de tu amigo Juan
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