Mundo

"Hablando con los mártires que aún estaban en las cárceles, dice Tertuliano: Si reflexionamos que el mundo es una prisión, mejor diremos que vosotros habéis salido de ella, que no que habéis entrado. Con efecto, en el mundo hay tinieblas mucho más densas, que oscurecen los corazones de los hombres; cadenas más pesadas, pues aprisionan las almas, y suciedades más inmundas; estas son las impurezas de los vicios: al fin la prisión del mundo encierra más reos que ninguna otra, pues lo son todos los hombres, y algún día tendrán por Juez no al Procónsul, sino al mismo Dios. (Lib. de los Mártires, c. 2, sent. 9, Tric. T. 1,p. 197.)"

"Las Santas Escrituras en todas partes nos inspiran desprecio del mundo; mas nada nos persuade con más fuerza al desprecio de las riquezas que la consideración de que nuestro Señor Jesucristo no las quiso poseer, y el oírle justificar siempre a los pobres y condenar a los ricos. La paciencia con que el Señor llevó la falta de los bienes de la tierra manifiesta a los cristianos que los deben mirar con disgusto, y no sentir mucho la pérdida de las cosas de este mundo. (Tertuliano, lib. de la Paciencia, c. 7, sent. 10, Tric. T. 1, p. 197.)"

"¿Qué tiene que ver un cristiano con el siglo, si él está muerto al mundo? (S. Efrén., sent. 20, Tric. T. 3, p. 80.)"

"Los mundanos estiman las comodidades de la vida como grandes bienes; los cristianos las deben considerar como perjuicios y males. Porque aquellos que reciben bienes en este mundo, como sucedió al Rico avariento, se verán atormentados en el otro; mas los que aquí han sufrido males como Lázaro, hallarán en el cielo su consuelo y alegría. (S. Ambrosio, de Officiis, c. 19, sent. 119, Tric. T. 4, p. 338.)"

"No podéis agradar al mundo sin desagradar a Jesucristo. Oid lo que dice el Apóstol: Si yo procurara agradar a los hombres, no sería siervo de Jesucristo. Desagrademos, pues, a los mundanos, y gustemos mucho de desagradar a los que no se complacen en el mismo Dios; porque bien veis que en lo que en nosotros les disgusta, no tanto son nuestras obras, cuanto la obra de Jesucristo; y así aborrecen en la conducta de nuestra vida al mismo que desprecian en la suya. (S. Paulino, Ep. 1, ad Sever., sent. 7, Tric. T. 5, p. 330.)"

"¿Para qué nos sirve la gracia del mundo, si ésta es odio de Jesucristo? (S. Paulino, Ep. 6, ad Sever., ent. 10, adic. Tric. T. 5, p. 362.)"

"La vida amiga de este mundo es muerte del alma. (S. Paulino, Ep. 22, ad Amand. 2, sent. 13, adic. Tric. T. 5, p. 362.)"

"Reconozcamos, como dice la Escritura, que vamos caminando entre lazos: no dice junto a los lazos, sino entre lazos. Porque hallamos lazos en las casas, en las mesas, en las concurrencias, y generalmente en todas partes. (S. Juan Crisóst., Homl. 15, sent. 13, Tric. T. 6, p. 302.)"

"El tiempo de la presente vida, tan lleno de males y pecados, es un tiempo de lágrimas y de aflicción. A la verdad, que el que quisiere examinar más particularmente todos sus desórdenes, si esto es posible, no podrán contener el llanto: porque todas las cosas están en este mundo en tanta confusión y desarreglo, que no parece que hay el menor rasgo de virtud. Todo está lleno e inundado de maldad; y lo más despreciable es que no nos mueve a sentimiento la vista de tantos males, ni advertimos a los otros que los eviten. (S. Juan Crisóst., lib. 1, de compun. cordis, sent. 167, Tric. T. 6, p. 332.)"

"La vida presente es muy semejante a una comedia en la que uno hace el papel de Emperador; otro, de General de ejército; otro, de soldado; otro, de Juez; y así de los demás estados; y cuando llega la noche y se acaba la comedia, el que representaba al Emperador ya no es reconocido por Emperador; el que hacía de Juez, ya no es Juez; y el Capitán, ya no es Capitán; lo mismo sucede en el día que dura esta vida, al fin de la cual, cada uno de nosotros será tratado, no según el personaje que representa, sino según las acciones que haya ejecutado. (S. Juan Crisóst., Paran., c. 3, sent. 180, Tric. T. 6, p. 335.)"

"Aquellos a quienes la Escritura llama pesados de corazón y amantes de la mentira dicen: ,Qué mal puede haber en disipar el espíritu y divertirse. ¿Qué tiene de malo la música y los conciertos de instrumentos? ¡Oh extremada locura, oh pensamiento, oh invención diabólica, oh generación mala y adúltera! ¿De este modo pagáis al Señor lo que le debéis? Por todas partes ordena Jesucristo a los cristianos que no se distraigan en coasa vanas, y que no empleen el tiempo en juegos y diversiones; y vosotros decís, ¿qué mal nos puede hacer esto? ¡Ay de aquellos que llaman dulce a los que es amargo, y amargo a lo que es dulce! ¡Ay de aquellos que pretenden que las tinieblas pasen por luz, y la luz por tinieblas! Yo quisiera que estos ignorantes y descarados que hablan así me dijesen: ¿En qué lugar de la Escritura se halla que es permitido al cristiano ocuparse en todas esas diversiones? ¿Qué Evangelios han enseñado Jamás, que puedan vivir los cristianos con tan poca gravedad y modestia? Por otra parte, escritos están en el cielo los pactos y promesas que hicimos en el Bautismo, la renuncia de Satanás y ia alianza con Jesucristo. Algún día se nos harán presente en el juicio todas nuestras obras, palabras y pensamientos, las distracciones y risas disolutas y, en una palabra, todo cuanto no se conforma con la profesión de un cristiano. (S. Juan Crisóst., Serm. de Peccato proph., sent. 248, Tric. T. 6, p. 350.)"

"Cuando las pesadumbres y solicitudes de las cosas del mundo despedazan al alma, destruyen toda su virtud y fortaleza. (S. Juan Crisóst., Homl. 10, in Ep. ad Philip., sent. 354, Tric. T. 6, p. 377.)"

"Todas las cosas arrebatan la velocidad de los momentos que vuelan y pasan, y continuamente corre el rápido torrente de las cosas del mundo. (S. Agustín, Psalm. 38, sent. 46, Tric. T. 7, p. 458.)"

"El mar es la figura de este mundo, que es amargo por la falsedad de sus bienes, agitado por las continuas tempestades, y lleno de hombres que, animados de sus perniciosos deseos, son como otros tantos monstruos que sólo aspiran a devorarse unos a otros. (San Agust., Salm. 64, sent. 101, Tric. T. 7, p. 463.)"

"Por grandes que sean las prosperidades en el mundo, éste engaña a muchos, pero Dios a nadie engaña. (S. Agust., Salm. 74, sent. 118, Tric. T. 7, p. 465.)"

"El que se convierte a Dios no pierde los placeres, sino que los cambia: no porque ya es efectivamente feliz, sino porque su esperanza es tan cierta que la debe preferir a todos los bienes del mundo. (S. Agust., Salm., ibid., sent. 119, Tric. t. 7, p. 465.)"

"Si son tan hermosas las cosas que amáis, ¿qué resplandor de belleza será el de Aquél que las ha hecho como son?... (S. Agust., Salm. 78, sent. 127, Tric. T. 7, p. 466.)"

"El mundo está lleno de amargura y de dolor: Vos, Señor, sois todo mi gozo y mi dulzura. (S. Agustín, Salm. 78, sent. 131, Tric. T. 7, p. 466.)"

"El mandamiento de Dios a Abraham para que saliese de su país, de su familia y de la casa de su padre, significa que debemos salir de nosotros mismos; esto es, de nuestros vicios y de nuestros malos hábitos, para no deleitamos sino en bien obrar con las prácticas de las virtudes. (S. Cesáreo de Arles, Serm. 1, T. 5, sent. 1, Tric. T. 9, p. 44.)"

"Con grande razón dice Job: Esperad todavía un poco, porque como la duración que no tiene términos es inmensa, así también la que se acaba es poquísimo. A la verdad, no debemos tener por bueno lo que continuamente tira a no ser, y en los que los mismos instantes que componen esta duración son continuamente sucesivos para traernos el fin. De suerte, que los mismos instantes que nos hacen gozar no les pierden para que dejemos de gozarle. (S. Greg. el Grande, lib. 7, c. 30, p. 233, sent. 30, Tric. ibid., p. 239.)"

"Vivid en la tierra como vive el Angel en el cielo; alimentad continuamente vuestro espíritu con castos y santos pensamientos; corregid en vosotros las ideas y las aficiones del mundo, si pretendéis no tener parte en la corrupción de sus obras. Purificad enteramente vuestro corazón de los obstáculos de los negocios del siglo, en el que todo es vanidad, para que Jesucristo os corone en lo más alto de los cielos. (S. Anselmo, Exhort. ad contemptum temporalium, sent. 1, Tric. T. 9, p. 338.)"

"La felicidad de este mundo es muy corta: muy poco son todas sus honras. El poder limitado al tiempo es muy frágil y pronto se desvanece. Decidme: ¿En dónde están tantos Reyes? ¿Qué se han hecho tantos Príncipes, Emperadores y soberbios potentados? ¿A dónde se ha perdido la opulencia de tantos ricos? ¿Cómo se han eclipsado tamos grandes Señores, tantos poderosos Asentistas, tantos hombres temidos en su siglo. Todo ha desaparecido como una ligera sombra, y todo se ha disipado como la ilusión de un sueño. Ya no existen; han existido. (S. Anselmo, Exhort. ad contemptum temporalium, sent. 32, Tric. T. 9, p. 347.)"

"Estad muertos al mundo, y el mundo esté muerto para vosotros. Mirad su gloria como si ya os hubiera separado de ella la muerte. No cuidéis de las cosas del siglo más que si estuvieseis en la sepultura. Tomad tan poco interés en las bagatelas que los hombres del siglo miran como un grande negocio, como si ya hubierais dado el paso de la muerte, cuando todas las ocupaciones del mundo se habrán acabado para vosotros. Despreciad mientras os dura la vida, lo que de nada os ha de servir después de la muerte. (S. Anselmo, ibid., sent. 34, Tric. T. 9, p. ibid.)"

"Todas las cosas de este mundo han de tener fin; y su fin no tendrá fin. (S. Bem., Serm. 9, in Cant., sent. 21, Tric. T. 10, p. 323.)"

"Si la piedad es, como dice la Escritura, el culto de Dios, sin duda el que ama más al mundo que a Dios está convencido de idólatra y de impío, porque adora y sirve a la criatura más bien que al Criador. (S. Bem., Ep. 107, Ad Thom. Praep. sent. 21, adic. Tric. T. 10, p. 353.)"