Desprecio del mundo
"Debemos creer que este reino es extraño
para nosotros, y sólo son nuestras en él la fe y la religión. (S. Justino,
dial. con Trifón, n. 3, sent. 3, Tric. T. 1, p. 63.)"
"No solamente son los ojos los que viendo todos
los objetos que están fuera, no tienen la facultad de verse a si"
mismos, porque nuestra alma en esto es semejante: pues teniendo bastante luz
para descubrir los defectos de otro, tiene muy poca para conocer los propios
vicios. (S. Basilio, Homl. 9, sent. 1,
Tric. T. 3, p. 190.)"
"Jesucristo dice: Si
alguno viene a mí, debe renunciar a sí mismo: y después añade: y seguirme.
Porque el que no se renuncia a si mismo, ni lleva su cruz, hallara en sí
mismo en el discurso de la vida mil impedimentos que no le dejaran seguir a
Dios. (S. Basilio, Interrog. 239,
sent. 72, Tric. T. 3, p. 203.)"
"Bienaventurado es el
que no mira como propias las cosas de la tierra, ni pone su descanso en el
mundo, como si fuera la verdadera patria; antes bien, llora de ver que esta
estancia le está privando de las cosas mejores, y así sufre la vida como
domicilio de su destierro. (S. Basilio, in Psalm. 14, sent. I, adic. Tric. T. 3,
p. 379.)"
"El que por el
bautismo se crucifica con Cristo se ha despedido de todos los que viven según
el mundo; está elevada su alma a la celes-lial conversación para poder,
confiado en Cristo, decir: Nuestra conversación es en los cielos. (S. Basilio, Homl. 9, sent.
1 1, adic. Tric. T. 3, p. 3S2.)"
"Todo el mundo está
puesto en la malignidad: cualquiera, pues, j que se quiera apartar del mal,
necesariamente ha de separarse del mundo. (S. Gregorio de Misa, Oral. 5, sent.
13,
Tric. T. 4, p. I 15.)" j
"Es preciso que el
que desprecia lo que más resplandece en esta vida y renuncia la gloria del
mundo, se renuncia a sí mismo, y a su propia alma y vida. Pero la negación
de su alma consiste en no seguir su voluntad, sino la de Dios. (S. Greg. de
perfect. Christ.,
sent. 37, Tric. T. 4, p. 120.)"
"¿Quién me dará
alas como a la paloma para volar y descansar? Pues aquí solamente se hallan
redes y lazos, y aunque no siempre se deja el justo prender, no
obstante, se ve muchas veces turbados. (S. Ambrosio, de interpel. David, 1,.b, 2. c. 2, sent.
51, Tric. T. 4 p. 1 323.) "Es preciso renunciar
al mundo; es necesario dar al sueño menos
tiempo
que el que pide la naturaleza; es conveniente interrumpirle con
gemidos y suspiros, y emplear grande parte en oraciones; por último,
necesitamos vivir de tal modo, que estemos muertos para el uso pro-| taño de
la vida, y que, renunciando a nosotros mismos, mudemos enteramente de
conducta. (S. Ambrosio, lib. de poenit., c. 10,
sent. 116, Tric. T. 4, p. 337.)"
"Cada uno de los que viven deben representar la
imagen de la muerte. El que llega a conseguir que mueran para él todos los
deleites del cuerpo, muera también
a los malos deseos, así como le sucedía a San Pablo cuando decía: El mundo
está Crucificado para mí, y yo lo estoy para el mundo. (S. Ambrosio, de bon.
more., c. 3, sent. 14, adic. I Tric. T. 4, p. 397.)"
! "Fortaleza
se llama justamente, cuando cada uno se vence a si mismo, refrena la ira, no
le inclinan ni le ablandan los halagos, no le turban las adversidades no le
ensoberbecen los favores ni se deja llevar de la mudanza de las cosas como a
discreción de vientos diferentes. (S. Ambrosio, c. 36, de Doct.
fid., lib. 33, sent. 44, adic. Tric. T. 4, p. 406.)"
"Seguid desnudos y
desprendidos de todas las cosas a Jesucristo desnudo; esto es cosa difícil,
dura y grande; pero también los premios serán grandes. (S. Jerónimo, Ep. ad Rust.
125, sent. 13, Tric. T. 5, p. 240.)"
"No quieras parecer
con afectación muy devota o muy humilde, para no pretender la gloria en los
mismos medios de huir de ella: porque sucede muchas veces, que aun evitando
tener testigos de nuestra pobreza, de nuestras caritativas acciones o de
nuestros ayunos, tenemos intención de agradar a los hombres en aquello mismo
en que parece que no pretendemos agradarles. Y de este modo vamos corriendo a
las alabanzas fingiendo que procuramos alejarnos de ellas. (S. Jerónimo, ad Eustoch.,
c. 22, sent. 21, Tric. T. 5, p. 242.)"
"El que piensa
continuamente que ha de morir, no tiene repugnancia en despreciar todas las
cosas del mundo. (S.
Jerón., ad Paúl., c. 53, sent. 55, Tric. T. 5, p. 24.)"
"Vemos muchos que se
despojan de sus bienes, y no obstante, no siguen a Jesucristo; porque para
seguirle, es necesario imitarle y seguir sus pisadas. (S. Jerónimo, in c. 19, S.
Math., sent. 100, Tric. T. 5, p. 256.)"
"Delicado eres, hermano, si pretendes alegrarte
aquí con el mundo y reinar después con Cristo. (S. Jerón., Ep. 1, ad
Heliod., sent. I, adic. Tric. T. 5, p. 352.)"
•'Eustoquio y Paulo, a los que llevaban en
silla los esclavos, cuando les parecían pesados los vestidos de seda, y era
incendio el calor del sol: ahora barren el suelo, mondan las legumbres, ponen
la mesa y distribuyen la comida. Muchas con las vírgenes que viven con ellos.
¿Quién duda que las podían encargar estos ministerios? Mas no quieren que
las excedan en el trabajo del cuerpo aquellas a quienes aventajan en la virtud
del espíritu. (S. Jcrón., ad Pamen., c.
26, sent. 4, adic. Tric. T. 5, p. 353.)"
"Dios mío y Rey mío, porque reináis
¿n mi y no reina el pecado: por esto sois mi rey. Vos sois mi Dios, porque no
es mi Dios el vientre: ni el oro es mi Dios. (S. Jerón., in Psalm. 5, sent. 10, adic. Tric. T. 5,
p. 354.)"
."Mayor fortaleza es carecer de las cosas que
nos han quedado, que de las que ya están enagenadas y despreciar lo que
tienes, que no tener que despreciar. (S.
Paulino, Ep. 2, ad Sever., sent. 1, adic. Tric. T. 5, p. 360.)"
"Dejemos nuestras fuerzas para llenarnos de las
divinas. (S. Paulino, Ep. 2, ad Sever.,
sent. 4, adic. Tric. T. 5, p. 361.)"
"Trastornamos todo el orden de las cosas, y
peleamos de dos modos contra el precepto de Jesucristo: no busquéis, dice el
Señor, las cosas presentes y siempre nos ocupamos en buscarlas. Buscad los
bienes del cielo, nos dice, y a esto nunca nos aplicamos. No podemos pensar en
ello, ni aun por una hora, y a proporción de las ansias que manifestamos por
el mundo, es la tibieza que damos a entender por el cielo; pero no se quedará
sin castigo esta indiferencia y esta tibieza por las cosas de Dios. (S. Juan
Crisóst. Homl. 23, sent. 47, Tric. T.
6, p. 309.)"
"Ninguno se conoce mejor que el que
reconoce que es nada. (S. Juan
Crisóst., Homl. 26, c. 8 in Matth., sent. 53, Tric. T. 6, p. 310.)"
"Cuando queremos leer algún libro de piedad, es
preciso desterrar de nuestro corazón todos los cuidados temporales y todos
los pensamientos del mundo, recogiendo nuestro espíritu para que no se
distraiga, y se aplique con más atención a la santa lectura, y para que
gobernados por el Espíritu Santo, entendamos lo que leemos y saquemos mucho
fruto. (S. Juan Crisóstomo, Homl. 35, in Géns., sent. 102,
rric.T.6,p.318.)"
"Los cuidados y pensamientos continuos
de los negocios del mundo, excitan en nuestro espíritu combates y molestas
inquietudes: levantan en él tempestades que agitan sin cesar nuestras almas.
Por lo
cual necesitamos recurrir siempre a Dios,
principalmente por la mañana y por la noche. (S. Juan Crisóst., Homl. 17, ad Hebr., sent. 151, Tric.
T. 6, p. 328.)"
"Nada hay en la naturaleza que no se corrompa
con el reposo. El agua que no corre, se echa presto a perder, el hierro se
consume con el orín, y la tierra, si no se la cultiva, sólo produce malezas.
(S. Juan Crisóstomo, sent. 207, Tric. T. 6, p.
341.)"
"Paraos en una calle o plaza pública y
preguntad a todos los que van y vienen que es lo que van a hacer, y apenas
hallaréis uno solo que haya salido por algún negocio espiritual. (S. Juan Crisóst., Homl. 8, c. 3, sent. 303, Tric. T.
6, p. 364.)"
"Escuchadme los que sólo pensáis en las cosas
de la vida presente: ¿por qué no tenéis algún cuidado de vuestra alma
procurándola alguna lectura que la alimente y la sirva de remedios contra
esos males? ¿De qué libros os podéis servir para esto, sino del Nuevo
Testamento, de los Hechos Apostólicos y de los Santos Evangelios, escuchándolos
como a Maestros que os han de instruir por toda la vida? Si os sucede algún
disgusto o dolor, sacad de aquí el medicamento espiritual y el remedio del
consuelo que necesitáis. Si padecéis alguna pérdida de las personas más
queridas, algún menoscabo o la misma muerte, recurrid al mismo remedio,
tomadle y hacedle que penetre hasta lo profundo del alma. Sabed, que la causa
de todos nuestros males, es la ignorancia de las Escrituras. (S. Juan Crisóst., Homl. 9, ad Clem., sent. 357, Tric.
T. 6, p. 378.)"
"Aprended a no amar para saber amar; apartaos de
las criaturas para convertiros al Criador: vaciad del amor del mundo vuestro
corazón, para llenarlo del amor de Dios. (S. Agustín, in Psalm. 30, sent. 19, Tric. T. 7, p.
456.)"
"Digamos con utilidad mientras nos dura la vida,
todas las cosas pasan: no sea que digamos inútilmente en la muerte, todas las
cosas que han pasado. (S. Agustín,
in Psalm., 32, sent. 29, Tric. T. 7, p.
456.)"
"La presente vida con todo cuanto la acompaña
para nuestro uso, debe ser como una posada para el caminante, y no como casa
del que ha de morar siempre en ella. (S.
Agust., in Psalm. 32, sent. 32, Tric. T. 7, p. 457.)"
"No
seréis perfectos en este mundo hasta que lleguéis a conocer que en él jamás
llegaréis a serlo. (S. Agust., in Psalm. 38,
sent. 48, Tric. T. 7, p.
458.)"
"Todo cuanto tiene fin es muy corto. (S. Agustín,
in Psalm. 60, sent. 91, Tric. T. 7, p. 463.)"
"No tengamos complacencia con la memoria de las
cosas pasadas, ni apego a las presentes, y apliquémonos continuamente a
conseguir las de la otra vida eterna. (S.
Agustín in Psalm. 66, sent. 107, Tric. T. 7, p. 464.)"
"Los que se
despojaren del espíritu propio, se verán revestidos del espíritu de Dios. (S. Agust., in Psalm. 103,
sent. 150, Tric. T. 7, p. 468.)"
"El que busca la
gloria del que le ha enviado es verídico y no se le puede acusar de injusticia.
Porque solamente aquel que busca su gloria, y no la de Dios, es falso e injusto:
es falso y miente, porque con pretexto de observar la ley, no tiene otro fin
sino el de hacer su voluntad: es injusto, porque desprecia la autoridad del
Legislador, y tiene la de preterir sus propios preceptos a los del Señor. (S.
Cirilo de Alejandría, Commcnt. in Joan., c. 45, sen!.
3, Tric.
T. S, p. 97.)"
"Vosotros estáis
muertos, y vuestra vida esta escondida con Jesucristo en Dios; pero cuando
aparezca vuestra vida, entonces apareceréis vosotros con El en su gloria. De lo
que podemos asegurar con la mayor sinceridad, que todos aquellos que por Dios
desprecian los placeres del mundo, están muertos al mundo. (S. Cirilo
Alejandrino, ibid., lih. 5, c. 51, sent.
4, Tric.
T. 8, p. 98.)"
"Dichoso aquel que se
abate, se humilla y se desprecia por Dios; porque el Señor supremo le eleva,
los Angeles le alaban, y en el día del juicio no se verá colocado a la
izquierda. Dichoso el hombre que persevera en la oración, que prolonga sus
ayunos y siente alegría en las vigilias, que resiste al sueño, que dobla las
rodillas para cantar las divinas alabanzas, que hiere su pecho, marchita su
rostro y levanta las manos a Dios, mira muchas veces al cielo y piensa
continuamente en el Señor que está sentado en el trono de su gloria; que
sondea los corazones y penetra hasta lo íntimo del alma: porque éste goza de
los bienes eternos, se hace hijo, hermano, amigo y heredero de Dios. (S. Cirio
Alejand., Orat. de exit. animi, sent. 17, Tric. T. S, p. 102.)"
"El que pretende la
gloria del mundo, teme sus desprecios. El que aspira con ansia a las utilidades
temporales, recela sin duda perderlas; pues es preciso que nos aflija la pérdida
de aquellas cosas, cuya posesión nos da alegría: de este modo, cuanto mayor es
nuestra afición a las cosas terrenas y perecederas, tanto más distantes
estamos de la paz celestial y de la verdadera seguridad. Por el contrario, los
que
ya no desean los bienes temporales, no se engríen
con las prosperidades de la tierra, ni se abaten por sus adversidades; y así
como no hay en este mundo cosa alguna que puedan desear, así nada tienen que
temer: por esto dice la Escritura: Descansaréis y nada os asustará: porque
cuanto el hombre es superior a todos los temores que provienen del mundo, tanto
más libre está de todos sus deseos. (S. Greg. el Grande, lib.
9, c. 21, p.
356, sent. 49, Tric. T. 9, p. 249.)"
"No hay cosa más preciosa que el tiempo: mas ¡ay
de mí! que en el día ninguna se eslima en menos. (S. Bern., Tract. de Cont. mun., n. 53, sent. 2, Tric.
T. 10, p. 322.)"
"Pasan los días de
la salud, y ninguno lo considera; ninguno siente haber perdido unos momentos que
ya no volverán. (S.
Bernardo, ihid., sent. 3, Tric. ibid., ibid.)"
"Nacemos en la tierra
y en ella tenemos el sepulcro, volviendo a la misma de donde nacimos. (S. Bernardo, Serm. S. Mal.,
n. 1, sent. 96, Tric. T. 10, p. 327.)"
"Nada pierde el que
lodo lo dejó por Aquel que es superior a todas las cosas. Bien que más daño
hace el amor a los bienes del mundo, que la posesión. (S. Bernardo, Tract. ad Cler.,
c. 1, sents. 118 y I 19, Tric. T. 10, p. 329.)"
El que se prepara para
dejar todas las cosas, debe tener presente que entre estas se ha de contar a sí
mismo. (S. Bern.,
Tract. ad Cíe., c. I, n. 2. sent. 122. Tric. T. 10, p. 320.)"
"¿Quieres llegar al
bien supremo? Empieza a despreciar el terreno (S. Bern., Tract. de Conl., n.
id., ad Cler., n. 33, sent. 165, Tric. T. 10, p. 332.)"
"Volviendo sobre
vosotros mismos, entrad en vuestro corazón, en el que sin duda está el reino
de Dios, pues su reino está dentro de vosotros. ¿Qué reino es este? La sana y
libre voluntad del hombre cuando de tal modo se conforma con la voluntad de
Dios, que nada quiera, sabiendo que le desagrada, y nada deje de querer,
conociendo que le agrada. Lo primero, pues, buscad el reino de Dios, par que se
libre y sane vuestra voluntad gravemente llena o corrompida con el veneno del
siglo, y se os dará de añadidura lo necesario para el cuerpo. No viváis solícitos
acerca del cuerpo, que es herencia de los gusanos: vivid solícitos acerca del
alma, que está hecha a imagen de Dios, para que vea al descubierto la gloria de
Dios, se reforme por la misma imagen y se transforme de claridad en claridad
como por el espíritu de Dios. (S. Bern., Ep. 385, ad
quosdan noviter conversos, sent. 44, adic. Tric. T. 10, p. 361 y 362.)"
"Los mismos bienes temporales, si no se
pone en ellos el amor, son lícitos, pero ámense o no se amen, no son muy
convenientes, porque muy presto pervienten con cierta dulzura que tienen, el
corazón del que los posee. (S. Bern.,
ibid., sent. 45, adic. Tric. T. 10, p. 362.)"