¡No clonéis humanos!

Por Rudolf Jaenish y Ian Wilmut




La técnica en animales presenta demasiados problemas como para aplicarla a humanos


Dos pioneros de la clonación consideran "peligroso e irresponsable" clonar humanos
Rudolf Jaenisch y Ian Wilmut, dos de los pioneros de la clonación animal, se pronuncian en el último número de "Science" contra la clonación humana. Aparte de su rechazo radical a esta práctica, argumentan que la intención de acometerla hecha pública por Zavos y Antoneli -el primero de los cuales comparece hoy ante el Congreso de Estados Unidos- es "peligrosa e irresponsable" al ignorar deliberadamente los muchos problemas que la técnica sufre aún en animales. El texto que sigue es una traducción del artículo íntegro que mañana publicará "Science", que ha levantado el embargo para hacer coincidir la difusión del texto con la sesión que celebra el Congreso estadounidense.



El éxito de la clonación animal hace que algunos piensen que la técnica ha madurado lo suficiente como para aplicarla a la clonación humana. Un especialista en fecundación "in vitro" y un fisiólogo de la reproducción han anunciado hace bien poco su empeño de clonar, de aquí a un año, bebés humanos (1). Hay muchas razones sociales y éticas por las que nunca estaremos a favor de copiar una persona. Sin embargo, nuestra preocupación más inmediata es que tal proyecto ignora los problemas que hemos encontrado en la clonación animal.

En los tres años siguientes a la clonación de la oveja Dolly (2), la clonación se ha realizado también con éxito en el ratón (3), la vaca (4), la cabra (5) y el cerdo (6, 7), lo que ha permitido acumular suficiente experiencia como para darse cuenta de los riesgos. La clonación humana es ineficaz y es probable que lo siga siendo en el futuro. La mayoría de las clonaciones provocan alteraciones del desarrollo que se ponen de manifiesto en la gestación o al nacer. En el mejor de los casos, sólo un pequeño porcentaje de los embriones creados por trasferencia del núcleo llega a nacer y, de éstos, muy pocos superan el periodo perinatal. No hay razón para pensar que los resultados serán distintos en humanos. Los pocos rumiantes que han sobrevivido a la gestación y parecen normales superan en realidad la talla normal, una circunstancia denominada "síndrome de descendencia grande" (8). Mucho más comunes son los defectos de mayor envergadura que se producen durante el desarrollo embrionario. Las disfunciones de la placenta parecen ser la principal causa de muerte durante la gestación. Los clones recién nacidos presentan, con frecuencia, distrés respiratorio y problemas de circulación, a los que se atribuye las numerosas muertes que se producen en el periodo neonatal. Incluso lo supervivientes aparentemente sanos pueden sufrir disfunciones inmunes o malformaciones cerebrales o del riñón, que provocan su muerte más tarde. Así, en el caso de que se acometa la clonación humana, el problema no serán sólo los embriones que mueran, sino los que sobrevivirán para convertirse en niños o adultos anormales.

Las anormalidades que presentan los fetos clonados y los pocos clones que llegan a nacer no son atribuibles al núcleo del donante. La explicación más probable son los fallos en la reprogramación genética. La normalidad del desarrollo depende de una secuencia muy precisa de cambios en la configuración de la cromatina y en el estado de metilación del ADN genético. Estas alteraciones epigenéticas controlan la expresión de los genes en los diversos tejidos. La pregunta crucial en la técnica de la clonación es bien simple: si la configuración de los cambios de la cromatina en el caso de un núcleo donado e inyectado en un ovocito es funcionalmente idéntica a la que resulta de la gametogénesis y la fecundación.

La reprogramación epigenética del genoma normalmente se cumple durante la espermatogénesis y la ovogénesis, procesos que en los humanos requieren muchos meses y años, respectivamente. Durante la clonación nuclear, la reprogramación del núcleo somático donante puede producirse en el espacio de minutos u horas que transcurre entre que se completa la transferencia nuclear y se pone en marcha la división del huevo activado. La mortalidad prenatal de los clones nucleares puede deberse a una inadecuada reprogramación, que produciría una desregulación en la expresión de los genes. Algunos de los clones que sobreviven al periodo neonatal es probable que sufran defectos epigenéticos subyacentes que, sin embargo, no alcanzaron el umbral a partir del cual la viabilidad queda comprometida.

Hasta ahora no se publicado estudio alguno sobre la desregulación genética en animales clonados, pero algunos datos circunstanciales apuntan ya a defectos en la programación de la expresión de los genes (9, 10). La expresión de los genes queda significativamente alterada cuando los embriones de ratón u oveja son cultivados in vitro antes de ser implantados en el útero (11, 12). Esto indica que incluso una alteración mínima del ambiente del embrión puede provocar la desregulación de genes esenciales para el desarrollo. Asimismo, algunas observaciones preliminares indican que la desregulación genética general en el ratón clonado se asocia con la muerte segura al nacer (13).

Tenemos todos los motivos para pensar que los experimentos de clonación humana anunciados por P. Zavos y S. Antinori tendrán la misma y elevada tasa de fracaso que los laboratorios han sufrido en la clonación animal. Zavos intento infundir tranquilidad a la población afirmando: "Podemos clasificar a los embriones. Podemos hacer screening genético. Podemos hacer control de calidad" (1). Parece que prevén usar métodos de diagnóstico prenatal como los que se emplean en la detección de anormalidades cromosómicas y de otra índole genética. Sin embargo, no hay métodos disponibles -ni los habrá hasta donde alcanza nuestra capacidad de discernir el futuro- para revisar el estado epigenético completo del genoma.

La reacción de la opinión pública a los fallos en la clonación humana podrá dañar a la investigación en células troncales embrionarias para la regeneración de órganos y tejidos. Los proyectos actuales tratan de orientar la programación de estas células para que se conviertan en determinados tipos de tejidos que sirvan, por ejemplo, para regenerar células nerviosas o del músculo cardiaco, en beneficio de los enfermos de Parkinson, Alzheimer y enfermedades cardiacas. El beneficio potencial de la clonación celular terapéutica será enorme y no debe ser asociada a los activistas de la clonación humana.

Pensamos que es peligroso e irresponsable intentar clonar humanos cuando aún no se han aclarado los interrogantes científicos de la clonación nuclear. Ya la Comisión Nacional Asesora en Bioética de Estados Unidos (14) alcanzó esta conclusión hace cinco años: "En este momento, el uso de esta técnica para crar un niño sería un experimento prematuro que sometería al feto y al niño a riesgos inaceptables". Todos los datos que han surgidos tras la redacción del informe ético no hacen sino reforzar esa afirmación.

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Rudolf Jaenisch trabaja en el Instituto Whitehead para la Investigación Biomédica y en el Departamento de Biología del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Cambridge, Massachussets, Estados Unidos. Ian Wilmut trabaja en el Instituto Roslin, Midlothian, Reino Unido.

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Notas:

1. A. Stern, "Boston Globe", 27 de enero de 2001, p. A7

2. I. Wilmut et al., "Nature" 385, 810 (1997).

3. T. Wakayama et al., "Nature" 394, 369 (1998).

4. Y. Jato et al., "Science" 282, 2095 (1998).

5. A. Baguisi et et al., "Nature Biotechnology" 17, 456 (1999).

6. I. Polejaeva et al. "Nature0 407, 86 (2000).

8. L. E. Young, K.D. Sinclair, I. Wilmut, "Rev. Reprod." 3, 155 (1998).

9. P. De Sousa et al., "Cloning" 1, 63 (1999).

10. R. Daniels, Y. Hall, A. Trounson, "Biool. Reprod." 63, 1034 (2000).

11. S. khosla et al., "Biol. Reprod." 64, 918 (2001)

12. L. E. Young et al., "Nature Genet." 27, 153 (2001).

13. R. Jaenisch et al., observaciones no publicadas.

14. National Bioethics Advisory Committee, Executive summary, "Cloning Human Beings", (junio 1997).

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