«Debemos dar valor a las esposas y a las madres, no clericalizarlas»

 

La disponibilidad del Pontífice para profundizar el tema de las diaconisas está en sintonía con todo lo que ha afirmado en muchas ocasiones durante estos tres años sobre el papel de la mujer
ANSA

«Debemos dar valor a las esposas y a las madres, no clericalizarlas»

 

 
 
45
0
13/05/2016
CIUDAD DEL VATICANO
 

 
La disponibilidad para profundizar el tema de las diaconisas que manifestó ayer Papa Francisco durante el diálogo con las religiosas está en sintonía con todo lo que ha afirmado en varias ocasiones durante estos primeros tres años de Pontificado sobre el valor que hay quedar a las mujeres en la Iglesia. No hay que olvidar, en primer lugar, la influencia significativa que ejerció sobre Jorge Mario Bergoglio su abuela Rosa Vasallo, a la que el Papa ha citado en repetidas ocasiones para explicar lo e le enseñó en materia de fe y devoción. «Son las mamás y las abuelas» las que transmiten la fe, repitió Francisco, «una mujer nos ha traído a Jesús.Él quiso tener una madre: también el don de la fe pasa por las mujeres».  
 
Papa Francisco pronunció el mensaje más fuerte sobre el papel de las mujeres en la Iglesia dialogando con los periodistas al volver de Río de Janeiro, en julio de 2013. «Una Iglesia sin las mujeres --dijo en esa ocasión-- es como el colegio apostólico sin María. El papel de la mujer en la Iglesia no es solo la maternidad, sino que es más fuerte: ¡es justamente el ícono de la Virgen el que ayuda a crecer a la Iglesia! Imagínense, la Virgen es más importante que los apóstoles. La Iglesia es femenina: es esposa, es madre. el papel de la mujer en la Iglesia no sólo debe acabar como mamá, como trabajadora... ¡No! ¡Es otra cosa! No se puede concebir una Iglesia sin mujeres, sino con mujeres activas, con su perfil».  
 

«Nosotros —añadió— no hemos hecho todavía una profunda teología de la mujer, en la Iglesia. Solo puede ser monaguillo, leer la lectura, presidir la Cáritas. Pero ¡Hay más!». Claro, el Papa también había insistido en el «no» definitivo pronunciado por Juan Pablo II sobre la posibilidad de las mujeres sacerdote: «Esa puerta está cerrada. Pero lo dije y lo repito. La Virgen, María, era más importante que los apóstoles obispos y que los diáconos sacerdotes. La mujer, en la Iglesia, es más importante que los obispos y que los sacerdotes».

En la exhortación apostólica «Evangelii gaudium», documento programático de su Pontificado, Francisco subrayó: «La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones. Por ejemplo, la especial atención femenina hacia los otros».

«Todavía es necesario —reconoció el Papa— ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Porque ‘el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral’ y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales. Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente».

 
«El Papa es un hombre, tiene necesidad incluso del pensamiento de las mujeres y también el Papa tiene un corazón que puede tener una amistad sana, santa con una mujer, —dijo en febrero durante el vuelo de regreso de México.. Hay santos amigos: Francisco y Clara, Teresa y san Juan de la Cruz. Pero las mujeres todavía no están bien consideradas. No hemos entendido el bien que una mujer puede hacer a la vida del sacerdote y de la Iglesia, en un sentido de consejo, de ayuda, de sana amistad».

Un signo concreto de esta atención fue la decisión, que ya había tomado cuando era cardenal en Buenos Aires, de incluir a las mujeres en el ritual del lavatorio del Jueves Santo y de promulgar un cambio en las normas litúrgicas para permitir que se extienda esta práctica a toda la Iglesia. En julio de 2014, en ocasión de los nombramientos de los nuevos miembros de la Comisión teológica internacional, el número de teólogas aumentó de dos a cinco, en un total de treinta. Señales todavía tímidas pero que pretenden dar más valor al universo femenino.

Nota bene: Francisco, a pesar de insistir repetidamente en la necesidad de que la Iglesia dé más espacio a la mujer, siempre ha evitado presentar este enfoque como una forma de «clericalización». «Las mujeres en la Iglesia deben ser valoradas, no clericalizadas», dijo a la prensa al comentar la cuestión sobre las «mujeres cardenales». Palabras significativas que indican la intención de recorrer una vía que no es la de la superposición con los papeles de los hombres.