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SAN JUAN DE CAPISTRANO, Misionero
1. DOMINICOS 2003
La vida del franciscano italiano, Juan Capistrano, en los siglos XIV-XV (1386-1457) fue un tanto peregrina.
Hijo de caballero y guerrero, invitado a seguir las huellas paternas, y ansioso de glorias mundanas debidas a la espada, sirvió primero en las guerras, luego abandonó las armas para dedicarse a la cultura, y acabó la primera parte de su vida actuando como letrado en política.
A sus 30 años de vida, cuando defendía al rey de Nápoles, sufrió su primera cárcel; pero se las ingenió y se fugó de ella. Perseguido, su libertad fue corta, y retornó a la sombra en situación peor que antes de la fuga.
Entonces, meditando en su soledad carcelaria, es cuando pensó que bien valía la pena emplear la vida en algo mejor que el servicio al mundo y a la política, y tomó la resolución de que, cuando saliera, se incorporaría a la familia franciscana.
Obtenida la libertad, se dispuso a cumplir la promesa; se despidió del mundo, al estilo de Francisco, paseando por las calles de Perugia en sayal de pobreza y en ofrenda de amor y paz, e ingresó en la orden.
Ordenado sacerdote, peregrinó durante 20 años por Bohemia, Silesia y Polonia, llevando la Palabra de Dios a las almas y la sanación a muchos cuerpos. Al final, resultó muy milagrero y muy popular.
ORACIÓN:
Haz, Señor, que en la soledad de nuestra vida reflexionemos, como san Juan de Capistrano; que asentemos nuestra conducta sobre roca sólida; y que la experiencia propia y ajena nos enseñe a renunciar a la actitud de libertinaje, pecado, y a abrazar la ley del amor que hace santos en la cárcel, en el trabajo, en la predicación o en la enfermedad. Amén.
2. DOMINICOS 2004
De su plenitud todos hemos recibido
Presentamos hoy en la liturgia la imagen de un santo que puede hablarnos a todos
los cobardes desde la experiencia de su vida.
Si él fue santo, ¿no podremos serlo nosotros, débiles como él, hasta que la
gracia lo transformó? El personaje es san Juan de Capistrano, misionero popular.
Peregrina fue su vida en los siglos XIV-XV (1386-1457). Era hijo de un noble
caballero y guerrero italiano, pero él cambió el servicio de las armas por el
servicio en cultura y actuó como letrado en política. En su servicio de letrado,
defendió políticamente al rey de Nápoles, y por ello fue castigado con 30 años
de cárcel.
Pero se las ingenió y se fugó de ella. Detenido nuevamente, volvió a la prisión,
y allí sufrió peor trato que anteriormente. Y meditando en su soledad carcelaria
sobre los infortunios de la vida y de la política, se preguntó un día si no
valdría la pena emplearse en algo mejor que la política, y decidió que -cuando
saliera- se incorporaría a la familia franciscana, para realizar otros servicios
de amor y caridad.
Cuando salió de la cárcel, se dispuso a cumplir lo prometido, y, sencillamente,
sin hacer ruido, se despidió del mundo al estilo de Francisco, arrojándolo fuera
de sí, paseándose por las calles de Perugia en sayal de pobreza y en ofrenda de
amor y paz.
Posteriormente, ordenado sacerdote, peregrinó durante 20 años por Bohemia,
Silesia y Polonia, llevando la Palabra de Dios a las almas y la sanación a
muchos cuerpos. Y al cabo de los días su talla espiritual se elevó tanto que
alcanzó muy subido nivel de santidad, aureolado de popularidad y de poderes
milagrosos. Los sacerdotes capellanes castrenses lo tienen por patrono.