SAN BUENAVENTURA, Obispo y Doctor
1. DOMINICOS 2003
Itinerario hacia la mente de Dios
Hoy hacemos memoria de un célebre personaje, y santo, llamado Buenaventura.
Fue fraile franciscano, vivió en los años 1227-1274. A él se debe parte de la
organización de la Orden Franciscana. Nacido en la Toscana, Italia, dedicó su
juventud al estudio asiduo, y a los 22 años ya se encontraba en el cuadro de
profesores de la universidad de París, coincidiendo en sus afanes y trabajos con
santo Tomás de Aquino.
Su figura intelectual y espiritual movió a los franciscanos a elegirle como
sucesor de san Francisco, y posteriormente fue elevado a Cardenal de la Iglesia.
Su vida y su pensamiento hablan continuamente de lo que amaba: Dios. Sus
discursos, sermones, libros y oraciones son otros tantos pasos que daba
espiritualmente hacia Él. Con razón le declararon doctor de la Iglesia. Su libro
más célebre es el que tituló: Itinerario de la mente hacia Dios. A san
Buenaventura todas las cosas de la naturaleza y del cielo, y todos los signos de
vida sensible y espiritual, le hablaban del Señor y Creador, y lo animaban a
buscarlo con amor.
Recordemos unas palabras que escribió a ciertos discípulos que pasaban por un
momento de crisis, porque no lograban descubrir a Dios:
¡Qué cosa más extraña! ¿No podéis descubrir el principio de todas las cosas? Ese
principio es Dio y se halla muy cerca de vosotros. Su nombre está escritos con
letras de fuego en la bóveda del firmamento, y con letras de oro en el fondo de
vuestras conciencias. Llamadle, escuchadle, vedle...
ORACIÓN
Señor, que nuestros sentidos perciban las huellas del Creador, que nuestro
corazón tenga hambre de bien, de Dios, y que nuestra inteligencia descubra que
esas huellas y el hambre de verdad llaman a Dios, origen, meta y fortaleza de
nuestra existencia. Amén.
2. DOMINICOS 2004
¡Que buen fraile franciscano fue san Buenaventura!
A él debe mucho en su organización la Orden de San Francisco y su familia
religiosa.
Nativo de la Toscana, Italia, vino al mundo en 1218. En su juventud, se dedicó
al estudio asiduo, y muy pronto, a sus 22 años, ya figuraba entre los profesores
que ejercían su profesión en París. En la universidad parisina coincidió con
santo Tomás de Aquino y ambos realizaron varios trabajos juntos, por ejemplo, a
favor de la vida religiosa en la Iglesia. Su fama de sabio y prudente era
grande, tanto que los religiosos lo eligieron como Superior Mayor para que
dirigiera sus pasos, tras san Francisco.
Posteriormente fue nombrado Cardenal de la Iglesia. Su vida y su pensamiento
reflejan lo que él amaba de verdad: vivir en/con Dios. Sus discursos, sermones y
libros son pasos que él daba para acceder a Él con rectitud y santidad. Lo dice
bien su libro Itinerario de la mente hacia Dios.