01-28_TOMAS_AQUINO

1. CLARETIANOS 2003

Con el paso del tiempo cada vez admiro más a Santo Tomás de Aquino, cuya memoria celebramos hoy. Lo admiro como un hombre con excepcionales capacidades para explicarnos el mundo como un todo, como filósofo, pero lo admiro, sobre todo, por haber transitado sin complejos los puentes entre la razón y la fe. Muchos de los problemas que hoy padecemos al respecto no están causados por haber alcanzado un alto grado de desarrollo sino, más bien, por habernos quedado cortos, por contentarnos con pensamientos débiles, raquíticos, hechos para acompañar nuestros agujeros cotidianos, pero no para fundamentar nuestra más profunda vocación humana. También hoy el Señor nos regala a hombres y mujeres que nos ayudan a vivir de manera integrada nuestra condición humana y nuestra condición creyente, pero tenemos que tomarnos la molestia de escucharlos y de no contentarnos con explicaciones superficiales.


2.

FIESTA DE SANTO TOMAS DE AQUINO

28 de enero de 2001

Santo Tomás, ¿santo y sabio o, sabio y santo?

Doctor Angélico: Que estas líneas nos acerquen un grado más a la Verdad, que tan intensamente buscaste y tan gloriosamente vives.

Acertado anduvo el pintor moderno que, al caricaturizar el siglo XX, lo simbolizó en una cabezota de proporciones enormes y en un corazón del tamaño de una avellana. 

¡Brochazo más exacto del Siglo XX!…Y en efecto qué de cosas no han salido de tal magín!: locomotoras aerodinámicas gigantescas, fábricas de electricidad, veloces aviones, radiodifusión, aviones cohete, televisión, lana de cristal, telescopios potentes como un millón de ojos humanos, Rayos X, radium, transfusión de sangre, Rayos ultravioleta, anestesia por hielo, maravillas de la neurocirugía, Internet, cibernética, ofimática, Rayos láser…Todo eso y mucho más ha concebido esa inteligencia gigantesca. Pero, ¿el corazón?; ¿el sentido moral?- Cero en el cociente: "Parturient montes, nascetur ridiculus mus".

Y, ¡qué consecuencias! Porque el hombre cabal, íntegro y equilibrado ha de crecer en todas direcciones y ha de desarrollar a un mismo ritmo entendimiento y voluntad, cabeza y corazón, es por lo que Alexis Carrel ha apodido decir que la humanidad del siglo XX está coja.

No ha acertado pues el siglo XX a darnos el tipo exacto del hombre íntegro, cabal, perfecto y equilibrado, porque tales notas sólo se hallan en quien logra proporciones exactas entre su intelecto y su corazón.

Y es el caso que el santo enraiza en el hombre y que donde no hay hombre no puede haber santo. Es por lo tanto necesario que estudiemos a Santo Tomás como hombre íntegro y, a través de este prisma, lograremos en ciernes, la síntesis del trabajo. Y por ello, como con una apostilla luminosa, podremos prologar el tema con el clásico aforismo: "Santo Tomás es el más santo de los sabios y el más sabio de los santos".
 

SANTO TOMÁS, SABIO.

Un grupo de estudiantes se acerca a la portería del convento. La campanilla llama al Prior: -¿Fray Jacobo María Luís?

Que suban cuando gusten - ha contestado el Padre.

Celda monacal…Ventana ojival que junta las manos en perfecta actitud orante…Una mesa grande llena de libros…Un gran crucifijo…Libros hay también en el jergón…

Padre, nos parece tan absurdo el misterio de la Santísima Trinidad!!!…Hemos estudiado mucho, discutido más y hemos acordado que, pues no lo entendemos, ese misterio no puede ser real…

El Padre Monsabré les abarca con una mirada franca por la que pasan chispazos de inteligencia. - Yo conozco un fraile - les dice - que contra la Trinidad sabe más que vosotros.

Se admiraan los estudiantes. Y aún se pasman más cuando el Padre empieza a leerles la questión 2ª de la 1ª parte de la Suma de Santo Tomás: "Videtur quod non". - "Videtur quod non". - "Videtur quod non"…

Y en los estudiantes el pasmo crece… Y llega a la cúspide. 

Y sigue el Padre: "Sed contra est…Sed contra est… Sed contra est". Respondeo dicendum…

Y les clavó las banderillas. Y aquel libro asombró a los estudiantes. Y aquél y los otros, han pasmado a los siglos. Porque las Pirámides de Egipto asombran menos.

Por eso, expresando el sentir de la cristiandad, pudo muy bien decir Juan XXII en la cananización del Santo: "Después de los Apóstoles, ningún otro Doctor ha iluminado a la Iglesia con tanta luz". Y San Pío X: "En sus libros aprovecha más el hombre en un solo año que en el estudio de los demás en toda la vida".
 

 

SANTO TOMAS, SANTO

Lector hebdomadario en refectorio es fray Tomás. El prior le manda que corrija una frase que, por otra parte, ha leido correctamente. Fray Tomás la corrige. - Los compañeros se admiran y le recriminan porque no ha hecho prevalecer su criterio sabiendo que estaba en lo cierto. Y responde Tomás: - "No interesaba entonces leer bien, sino obedecer al prior".

Antes le vimos sabio; acabamos de verlo santo.

Veamos ahora cómo se relacionan su santidad y su sabiduría hasta el punto de que este genio prócer seaa sabio por santo y santo por sabio.
 

I.- TOMÁS, SABIO POR SANTO.

Porque la pureza de pensamiento exige la pureza de alma. Porque cuando el hombre se apaga paara la carne se enciende para la idea. Porque - ha dicho Gratry - la mortificación de los sentidos es un prerrequisito par pensar y ella sola puedee conducir a la clarividencia. 

Y, por eso, si el Aquitanense es Doctor por el vuelo soberbio de su alado genio, es Angélico por la impoluta nitidez de su casta carne que, procedente de las riberas del Tirreno, se había revestido de laas alburas del Carmelo y del Hermón. Atleta de la afe, casto, sobrio, pronto al ímpetu, pero lejos de todo exceso, era todo él un aalma, una inteligencia servido por unos órganos, según la clásica definición.

Sabio por santo. - Así pensaba el Aguila y así hablaba el Buey Mudo: - "Te aconsejo - dice en su "Carta a un estudiante", de palpitante actualidad para nosotros, - que seas tardo en el hablar y que, absteniéndote de frecuentar lugares de disipación y en que se habla mucho, conserves la pureza de conciencia. Frecuenta, en cambio, la oración; y, amigo del retiro, podrás llegar al santuario de la sabiduría".

Y así lo cumplíaa el Gigante: Tres años permaneció taciturno y respetuoso en la escuela de Alberto Magno, entre sus condiscípulos religiosos y laicos, franceses, italianos y españoles, alemanes, ingleses y flamencos, hsta el punto de que aquella juventud apasionada, parlera y bulliciosa le motejase como "Buey Mudo". 

¿Por qué estuviste tres años callado en la escuela de Alberto Magno? - le preguntó más tarde un amigo íntimo; y el santo, que rindió siempre tributo a la amistad, contestó a su interlocutor: - Porque aún no había aprendido a hablar en presencia de Alberto.

¡Digna atmósfera su silencio de su alma gigante!

En esta, como en otras ocasiones, Santo Tomás nos descubre que sabía y vivía que los más hermosos cantos de la naturaleza se oyen en el silencio de la anoche: el ruiseñor, el sapo de voz de cristal, el grillo, cantan en la noche. El gallo anuncia el día, pero no lo espera. El silencio del Angélico es el del místico que ve a Dios cerca y que intensamente desea acercárselo más. Por eso sigue en sus consejos a un estudiante: "estima tu celda, si deseas ser introducido en la bodega del vino". Consecuencia de su embriaguez de Bien fue su clarividencia.
 

II.- Y SI FUE SABIO POR SANTO

FUE SANTO POR SABIO.

Porque siendo Vida la Verdad, cuando ésta crece, se intensifica la otra.

Llega a la meta de la santidad quien realaiza al ápice el plan de Dios sobre su vida. Ahora bien, si el intelectual - en frase de Sertillanges - es un consagrado, aaparece claro a la luz de esta verdad, que entonces haará éste carne en su vida el plan de Dios, cuando llene íntegramente su vocación de intelectual.

Santo Tomás pues, siendo sabio y únicamente por serlo - por cuanto en el orden divino todo caso humano y cristiano es un caso incomunicable y único - plasmó el plan de Dios y, por ende, su santidad.

Destinado a ser lumbrera, no quiso ocultar bajo el celemín el resplandor grandioso que la Madre Iglesia esperaba del Sol de Aquino.

Y por ello, porque anduvo su camino - el que la Providencia le señalara, el único bueno para él, pues que para el sabio todos los caminos son malos menos el suyo, - Fray Tomás fulgura en la gloria "perfecte amantium quiaa facie ad faciem contemplantium", en frase de San Agustín, "quasi sicntillae in perpetuas aeternitates".

Es esto lo que él pidió al Crucificado que le hablaba. El hecho místico sucedió así: Una noche entró en éxtasis ante el Crucificado. El Hermano Domingo de Caserta lo vió levantado en alto mientraas oía una voz sobrenatural: "Bene scripsisti de me, Thoma". ¿Qué recompensa quires por tu trabajo?… Y dijo el Santo Doctor: "Ninguna más que Vos, oh Señor".
 

Santo Tomás llegó a la cúspide de la Gran Pirámide donde últimamente, se unen la Verdad y la Vida. Subió por aristas distintas; culminó en vértice común.

Santo Tomás sabio por santo y santo por sabio.

En él- dijo Grabman - es imposible separar el santo del sabio. Porque la Verdad y la Vida, como la Sofía y el Amor eternos, siendo realidades distintas, coinciden. Un punto eterno le da origen. El mismo punto eterno, común y único prende, en su meta infinita, el broche eterno de la unión substancial.

JESÚS MARTÍ BALLESTER
 


3. CLARETIANOS 2004

Pero en este día podemos recordar a un santo en quien fructificó la semilla de la Palabra de manera extraordinaria, al ciento por uno: santo Tomás de Aquino. Este santo dominico nació en el castillo de Roccasecca (Nápoles), de noble familia. Alumno aventajado de san Alberto Magno, se entregó a la búsqueda de la verdad como pocos; llegó a ser consejero de papas y de reyes y fue un escritor prolífero acerca de todo lo humano y lo divino. Nos lo imaginamos “empollón” (“buey mudo”, “Doctor angélico”...). Pero fue una persona encantadora: il buon fra Tommaso , lo llamaban. Fue un santo, que por eso hoy celebramos su fiesta. Es decir, que rindió al máximo, como la simiente caída en tierra buena.

Tomás de Aquino es patrono de los estudiantes. ¿Qué diría hoy a los que se ven en la coyuntura de tener que apretar los codos ante unos exámenes, ante unas duras oposiciones, o a los que se queman la cejas en la investigación? Dinos, buon fra Tommaso , cómo estudiar . Ahí llega el correo con una Carta exhortatoria dirigida a Fray Juan, escrita hace unos cuantos siglos, pero todavía hoy muy valiosa:

” Puesto que me preguntaste, Juan carísimo en Cristo, de qué modo debes aplicarte para adquirir el tesoro de la ciencia, éste es el consejo que te doy:

1º Que por los riachuelos y no de golpe al mar procures introducirte, ya que conviene ir a las cosas difíciles a través de las más fáciles.
2º Por tanto, éste es mi consejo y tu instrucción: sé tardo para hablar e incorpórate tarde a los coloquios.
3º Depura tu conciencia.
4º No abandones el tiempo dedicado a orar.
5º Ama permanecer en tu celda, si quieres ser introducido donde está el vino añejo.
6º Muéstrate amable con todos.
7º No pretendas conocer con todo detalle las acciones de los demás.
8º Con nadie te muestres muy familiar, porque las familiaridades originan desprecios y suministran materia para sustraerse al estudio.
9º En lo que dicen o hacen los mundanos no te impliques de ninguna manera.
10º Apártate del discurso que pretende explicarlo todo.
11º No dejes de imitar los ejemplos de los santos y hombres buenos.
12º Sin importarte a quién oigas, encomienda a la memoria lo que se diga de bueno.
13º Lo que leas y oigas, esfuérzate en entenderlo.
14º Acerca de los asuntos dudosos, cerciórate.
15º Preocúpate de guardar cuanto puedas en el cofre de la mente, como quien ansía llenar un recipiente.
16º No pretendas lo que es más alto que tú.

Siguiendo esas indicaciones, echarás ramas y darás frutos útiles en la viña del Señor Altísimo, mientras vivas. Si sigues estos consejos, podrás alcanzar aquello a lo que aspiras”.

(Fray Tomás de Aquino).
Vuestro hermano en la fe:
José San Román (sanromancmf@claret.org)
 


4.
Toda sabiduría viene del Señor; está con Él eternamente.
El amor de Dios es el que crea e infunde la bondad en las cosas.
Tomás alegró a la Iglesia con sus obras, y su memoria es bendita.
Tomás de Aquino, hijo de los condes de Aquino, Italia, nació en 1225, cuatro años después de la muerte de santo Domingo de Guzmán. En su infancia, comenzó el estudio de las primeras letras y aprendió las primeras oraciones en la abadía benedictina de Montecasino. Llegada la juventud, pasó a la universidad de Nápoles; y allí, en contacto con fray Juan de San Julián, decidió hacerse dominico, a pesar de una terrible oposición familiar.
En 1248 , a sus 24 años, era discípulo predilecto de san Alberto Magno en Colonia, y a los 31 años ya era Maestro en Teología en la Cátedra de París. A partir de esa fecha, colaboró constantemente con la Iglesia en Roma y allí donde el Romano Pontífice o las universidades se lo pedían. Cuanto más avanzaba en edad, más estudiaba y más sabía de filosofía, teología, Sagrada Escritura y ciencias; pero, sobre todo, amaba más, y más cerca de Dios se sentía afectivamente.
Fue tan intenso el ardor de su corazón amante que, al final de sus días, en 1274, todo lo mucho que escribió le parecía paja, y hasta deseba quemarlo, porque lo hablado, escrito o explicado en clase, no tenía comparación con la experiencia mística, con la vivencia de amor que le identificaba con Cristo. ¡Parece un milagro que, sin haber cumplido 50 años, estudiara, meditara y escribiera cuanto escribió! En el cielo de la Iglesia, Tomás es algo así como el “doctor de los doctores”.
 
La luz de la Palabra de Dios
Libro de la Sabiduría 7, 7-10. 15.16:
 “Supliqué y se me concedió la prudencia; invoqué y vino a mí un espíritu de sabiduría. Preferí la sabiduría a los cetros y a los tronos, y en comparación con ella estimé en nada las riquezas.
No la equiparé a la piedra más preciosa, porque todo el oro a su lado es como un poco de arena, y junto a ella la plata vale lo que el barro. La preferí a la salud y a la belleza, y me propuse tenerla por luz, porque su resplandor no tiene ocaso.”
Evangelio según Mateo 5, 13-16:
 “Un día dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán” No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.... Alumbre así vuestra luz a los hombres para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo”.
 
Reflexión para este día
Santo Tomás, amigo de la sabiduría humana y de la Sabiduría divina.
Tomás de Aquino es un ejemplo perfecto de amigo de la sabiduría y amigo de Cristo, libro supremo de la sabiduría y del amor.
Como amigo que era de la sabiduría, todo se lo dedicaba a su amada: noche y día, viajes y fatigas, pobreza y búsqueda de colaboradores, oración y relajación... Y lo hacía con tanta ilusión y celo apostólico que sin eso no sabía vivir. Era un auténtico consagrado.
Los condes de Aquino poco pudieron lograr de él: no quería ni dinero, ni poder, ni gloria, ni títulos, ni abadías. Todo le sobraba, excepto la sabiduría.
Pero su sabiduría revistió siempre, desde la infancia vivida entre rumor de ángeles cantores en el monasterio de Montecasino, un carácter sagrado. La Sabiduría, con mayúscula, era Dios, y toda participación de la sabiduría le hacía ver impregnadas de Dios todas las cosas que tocaba: agua fecundante, cielo estrellado, montañas nevadas, destellos de bondad en las personas, armonía del cuerpo y del cosmos ...
Una de las cosas que no le gustaban nada a Tomás de Aquino eran las “disputas” en la escuelas, plazas, familias, políticas, iglesias. Él era agudísimo de ingenio, pero no disfrutaba imponiéndose a los adversarios. Prefería encontrar en cada uno “algo de la verdad” e invitarle al “diálogo” y al “acuerdo en la verdad”. ¿No era esa la actitud de Jesús?
Dicen que, al final de sus días, todo se convertía para él en una contemplación amorosa que brotaba de la lectura de Cristo libro que le hablaba desde la Cruz o Salvación.
 


5. Tomás, ¡cuánto te debo!
Alguna vez debo decirlo en público: estoy en una deuda inmensa con Tomás de Aquino. Sé que su perspectiva no es la única; sé que la teología "de escuela" tiene sus límites en lo litúrgico, lo simbólico y lo apostólico; sé que hemos de enriquecernos primero y ante todo en las fuentes bíblicas y patrísticas...

Pero también sé... que quizá no hay santo tan sabio ni sabio tan santo, como se ha dicho.

Y sé que el homenaje de una inteligencia, como la de Tomás, que supo humillarse y llorar de alegría asomándose a la sabiduría de Dios es un testimonio que nuestro mundo super-racionalista necesita.

Y sé que cuando conocemos teólogos santos entendemos que la teología no puede ser el fortín de presunciones ni de magisterios contrapuestos al Magisterio. La verdadera teología es siempre lo que hizo Tomás: sacar con pureza y generosidad agua fresca de las fuentes únicas de la salvación.

Nuestras voces y textos alaban a Dios por habernos dado a S. Tomás de Aquino, hoy en el día de su fiesta, 28 de enero.

Fr. Nelson M.