UNA ESCAPADITA JUNTOS

Por: Jorge Zuloaga
Fuente: Desarrollo y Formación Familiar

Si a una persona casada le preguntaran quien es el ser humano a quien más afecto le tiene, lo raro sería que no mencionara el nombre de su cónyuge. Es de suponer que a nadie se ama más que a la pareja. Entonces, ¿por qué a veces no se tienen siquiera temas de plática en común?

Una comadre nos comentó que su marido la había invitado a acompañarlo en un viaje a Europa, pero al parecer, la noticia la había aterrorizado.... en lugar de verse entusiasmada, se veía nerviosa, preocupada y tensa.
Pero comadre -le dijimos- lo que nos platica es una excelente noticia, va a hacer un viaje de ensueño y a vivir una experiencia muy interesante. Sin embargo, en vez de verse contenta, hasta parece que está de luto.
-Es que no sé qué voy a hacer -nos respondió ella - porque siempre que he viajado con mi marido, ha sido con otras parejas de amigos y nos la hemos pasado increíble: las señoras nos vamos por nuestro lado y los señores se ponen a platicar y se la pasan de maravilla, pero ahora, ahora vamos a ir solos...
Bueno -le interrumpimos-, el viaje va a ser diferente, pero será muy interesante.
No crean, -nos respondió- voy a andar sola dos semanas con mi marido y no sé de qué vamos a hablar en todo ese tiempo. Si a veces, cuando salimos a cenar los dos solos, nos la pasamos callados, porque se nos acaba la conversación, imagínense qué va a pasar en tanto tiempo, nos vamos a pegar una aburrida de las buenas y vamos a acabar de pleito y hartos el uno del otro.

¿DESCANSAR EL UNO DEL OTRO?

Desafortunadamente la situación de la comadre no es un caso aislado.
Con más frecuencia de lo que podemos imaginar, esa es una escena que se repite: muchas parejas encuentran angustiante el encontrarse a solas, pues no tienen de qué hablar, al parecer, no tienen nada qué compartir ni qué comunicarse.
Estas parejas son de las que en la casa se enfrascan en la lectura del periódico o en la pantalla del televisor.
En las reuniones sociales buscan la compañía de los amigos y tratan de evitar la conversación con el cónyuge, o lo que es peor, cuando se entabla algún tipo de conversación, es para estarse echando indirectas o para hacerse comentarios mordaces.
El argumento que se maneja es que: "quiero descansar y platicar con otra gente pues todo el día estoy con él o con ella".
La verdad es que ese argumento es un simple pretexto, pues si hacemos un análisis del número de palabras que intercambiamos con nuestra pareja, quizá nos lleguemos a sorprender de lo escasas que son.
Y si a esas pocas palabras le restamos las que no están enfocadas a una relación personal sino a manejar los aspectos administrativos del hogar: dinero, hijos, colegio, trabajo..., posiblemente nuestra cuenta quede en cero.
El acelere en el cual vivimos no nos permite darnos cuenta de la forma en que estamos empobreciendo nuestra relación de pareja.
Por todo eso, es importante que busquemos tiempos, lugares y formas de reencontrarnos y dialogar ¡y qué mejor oportunidad para ello que unas vacaciones! que incluyan el separarnos un poco hasta de los hijos.

VACACIONES VISTAS COMO OPORTUNIDAD

Cuando se está de vacaciones se tiene la oportunidad, si así se desea, de estar juntos las 24 horas del día, aunque lo importante no es el tiempo sino la calidad de la relación que se tenga con la pareja.
Esta convivencia puede darse simultáneamente con el cónyuge y con los hijos.
Sin embargo, es muy recomendable que de vez en cuando la pareja trate de tomar vacaciones, saliendo los dos solos, aunque sea un par de días, a fin de dedicarse tiempo el uno al otro.
Si no hay posibilidades económicas, por lo pronto, como para salir de viaje, conviene salir aunque sea a pasear solos, al cine, a cenar, etc.

NO HAY DE QUÉ HABLAR

Aquí precisamente está el dilema y la angustia que estaba viviendo la comadre. "Si estamos solos...... ¿ de qué vamos a hablar?"
Hay muchas cosas de qué hablar, pero a manera de sugerencia, podemos mencionar algunas, que puedan servir de ejemplo:

Hacer una evaluación de nuestra relación como pareja:
Comentar lo que estamos haciendo bien y lo que no estamos haciendo tan bien. No en un plan de reproche o de buscar quién es el culpable, sino con la intención de darnos cuenta de lo bueno, para seguir haciéndolo o mejorándolo y tratando de identificar lo que necesitamos mejorar, para buscar soluciones realistas que sean aceptables para ambos.

Revisar nuestros objetivos y planes.
Definir cuáles son nuestros objetivos, qué es lo que queremos lograr como pareja.
A veces no tenemos objetivos simplemente vamos viendo que avanzamos en la vida sin un sentido claro de dirección.
Si queremos lograr algo, primero tenemos que definir con claridad qué es lo que queremos y luego hacer planes para avanzar en la dirección deseada.


Comentar lo que es importante para cada uno
El matrimonio es un proceso, a través del cual ambos cónyuges vamos evolucionando.
No somos los mismos ahora que cuando nos casamos, hemos cambiado para bien o para mal.
El conocer lo que es importante para nuestra pareja en este momento de nuestra relación, nos dará elementos importantes para conocer la dirección que ha tomado el cambio en cada uno de nosotros y solamente sabiendo en dónde estamos, podremos decidir hacia dónde queremos dirigirnos como pareja.

Identificar qué es lo que nos mantiene unidos
Si hemos avanzado juntos un tramo del camino y seguimos unidos en nuestro andar, se debe a que existen elementos que nos han mantenido juntos.
Es importante que podamos ver con claridad lo que nos une para que conscientemente reforcemos esos puntos de unión y podamos buscar nuevos elementos que nos ayuden a revitalizar nuestro matrimonio.
A veces el hacernos la pregunta ¿qué es lo que te mantiene unida a mí? o ¿qué es lo que me mantiene unido a ti? puede ayudarnos a ver con más claridad si nuestra unión está sólidamente fundamentada o si necesita refuerzos, cuando los elementos que nos unen no tienen suficiente fuerza.

Compartir nuestros sueños e ideales
Nos casamos basados en una situación, en un presente compartido por ambos, pero también nos casamos llenos de ilusiones.
Algunos de nuestros sueños los hemos ido concretando y hemos conseguido que se hagan realidad, otros los hemos abandonado porque han perdido importancia para nosotros.
Sin embargo, es importante que sigamos teniendo nuevas metas, nuevos sueños, nuevas razones por las cuales trabajar juntos, luchar juntos, conseguir juntos...
Ese tipo de motivaciones dan vida y sentido a un matrimonio.

APROVECHAR LA OPORTUNIDAD

Los momentos que como matrimonio se tienen para compartir, dialogar y comunicarse son como la sangre que recorre el cuerpo.
Si la sangre va cargada de oxigeno, alimenta y renuevas todas las células, pero si solamente lleva toxinas, produce un envenenamiento paulatino.
Es importante que los cónyuges se den esos momentos para compartir y dialogar aprovechándolos al máximo.
Y qué mejor oportunidad que "una escapadita juntos", para descansar y revitalizar la unión, viviendo un proceso de verdadero intercambio y comunicación profunda, que les lleve a valorar lo que son como pareja y tomar decisiones conjuntas que ayuden a revitalizar la relación.