Antropología Teológica I: Creación y Pecado

2. Teología del Pecado

 

1. Teología Bíblica del Pecado.

 

1.1 Revelación del Pecado en el AT.

1.1.1 El estado original.

En el inicio al hombre no le faltaba nada. Estaba en una plenitud de relación con Dios, viviendo en una total libertad[1]. Esta libertad fue gratuita, y nos coloca ante la aceptación del bien o del mal.

Y por esta libertad que Dios ha dado al hombre, Dios mismo no recibió la respuesta que esperaba del hombre, y así lo atestigua toda la Sagrada Escritura. De allí que la gracia y el pecado acompañen la historia de todo hombre.

Al crear Dios al hombre le dió muchos dones: naturales y sobrenaturales. Entre los naturales: la libertad, la razón, la vida, la voluntad. Entre los preternaturales: la inmortalidad, el no dolor, la felicidad, la ciencia infusa. Con esto nos damos cuenta de que el pecado no es propio al hombre, no está dentro de su estado natural. Los dones sobrenaturales: la gracia, las virtudes teologales, la visión beatifica, la llamada a la divinización.

1.1.2 El relato de la caída.

Gen. 2-3. Tiene una fuente yahvista. En este pasaje encontramos una pedagogía divina, y al mismo tiempo, una pedagogía humana. Gen 3 considera ante todo el pecado como una sepación de Dios. Empieza con la pérdida de la confianza en Dios y se pone de manifiesto no sólo como desobediencia, sino también como un intento de alcanzar con las propias fuerzas lo que está reservado a Dios y de hacerse semejante a El. Puede considerarse como un resumen de la visión profética de Israel sobre lo que el pecado produce en todos nosotros.

Desde ese momento de la caída, hasta el momento actual ha mediado el pecado y su realidad negativa. No se ha logrado sanar la herida. Esta realidad negativa no ha sido querida por el Creador. El proyecto original de Dios sobre el hombre no es esto que estamos experimentando, sino el Paraíso (2 Cor. 12,2; Ez. 28,13).

La expulsión del jardín (Gen.3,19) es consecuencia de la muerte y vuelta a la tierra de donde fue tomado.

La vida del hombre y de los demás seres vivientes se concibe ligada al espíritu de Dios. Dios jamás va a dejar a su criatura sola. Al crear al hombre del barro lo pone en el jardín que ha creado especialmente para él. En el jardín no le falta nada. Es una elevación del hombre a un estado superior (Sal. 8) al que no le correspondería por su realidad terrena.

Cercanía y comunión con Dios. En el jardín se destacan dos árboles que son don de Dios: el árbol del conocimiento es objeto de la prohibición divina, pues solo le corresponde a Dios. Esta será la primera obligación: cultivar y guardar el jardín (Gen.2,15), y el primer mandamiento: no comer del árbol prohibido (Gen.2,16). El hombre que vive en libre relación con Dios.

El hombre se destruye cuando no acepta su fragilidad, revelándose en contra de sí mismo y no en contra de Dios. Es la misma autodestrucción.

El paraíso no es una edad de oro (Sab.2,23; Ecles.17,1-14).

El alcance teológico del relato o contenido doctrinal. Dos posibles respuestas:

a. No se trata de una simple parábola de la condición humana, ya que sería un relato de carácter meramente simbólico.

b. Según la tradición se trata de esclarecer la situación humana presente con una reflexión sapiencial sobre el pasado. Por lo tanto, el relato tiene carácter ethiológico.

1.2 Revelación del Pecado en el Nuevo Testamento.

El Nuevo Testamento acepta todo lo del Antiguo Testamente, pero lo interpreta a la luz de Cristo. Juan y Pablo contraponen enfáticamente a Cristo con el que fue origen del pecado, el demonio según Juan, y Adán según Pablo. Las palabras de Pablo insistirán mucho sobre este punto, mientras que Juan no menciona a Adán, como tampoco Pablo menciona el demonio en los textos sobre el pecado original.

1.2.1 Los Sinópticos.

Pecado es contra el ser del tú, porque el hombre es mundo al no estar solo, y es determinado cósicamente así, el hombre vive según la carne y le da sentido a su vida desde sí mismo, no desde Dios.

Cristo logra que el hombre se vuelva a autocomprender como tal, es decir, referido a Dios, por la revelación y en la fe.

En el NT se presenta al hombre situado ante Dios de forma madura, difícil de engañar con voluntad, libertad, reconocido en sí mismo por la fe, también el bien y el mal no pertenece a tener perfecciones o carencias sino en las obediencias o desobediencias a la voluntad de Dios, aquí y ahora, esta decisión se toma desde lo que ya es: pecador. Por esto, no somos totalmente libres al tomar ya decisicones como pecador, así nos encontramos con el futuro que la gracia de nuestro Señor, y aquí es donde se decide nuestra suerte, obedecer o no obedecer, y entonces la libertad es vivir en el futuro, es decir, desde Dios que es la esperanza.

El punto central de los Sinópticos es el anuncio de la Buena Noticia en la persona de Jesucristo, en quien ha llegado la plenitud de los tiempos: kairos, que es el tiempo de salvación donde todos somos redimidos y aquí es donde se nota que todos somos pecadores, en la luz de salvación de Jesucristo. En ellos no hay una reflexión del pecado original, pero si habla sobre la pecaminosidad universal, y el pecado que proviene de dentro del hombre (Mt.7,27; 12,39ss). Reconocen una dimensión social de la malicia humana (Lc.5,8) y la existencia de una solidaridad en el pecado que no solo afecta al que la realiza sino a todos los demás (Mt.23,24; 12,7-12). Pero Jesús pese a esto, viene a redimir a todos los hombres, empezando por su pueblo (Mc.10,1-12; Hech.7,9). La culpa del pecado y del mal no son de Dios así menciona, la unidad perdida que Jesús restaurará (Mt.13,24-30; 3b-43).

1.2.2 En San Juan.

Encontramos una estructura teológica del Pecado y aquí Dios va al encuentro del hombre y esto pone dos posibilidades al hombre, creer o no. La creación es el comienzo, el hombre es un ser creado dependiente de Dios al que Dios busca y se le revela y que el hombre tiene que aprestarse a recibirlo, el hombre busca la luz y en su búsqueda falla y entonces viene la duda sobre esta luz. Al hombre se le presentan las posibilidades de ser auténtico o no y aquí es cuando falla.

Jesús va al encuentro del hombre, quien puede responder desde su fe en una adhesión personal a él.

San Juan comienza con una Teología de la Creación, y es punto de partida. En ella el hombre es considerado como un "ser creado" y si no se considera en cuanto tal fácilmente cae en el pecado (G.S.22). El hombre tiene su origen en Dios y tiene conciencia de ese origen, de ser hijo de Dios, y como hijo de Dios busca la luz y la autenticidad, para alcanzar su existencia verdadera, es decir, existencia en Dios. Su futuro es "vivir desde Dios".

El hombre en esta búsqueda puede "optar", puesto que es maduro y conciente. Y opta ya sea por su autocomprensión verdadera o errónea.

San Juan maneja que el hombre se encuentra entre la luz y las tinieblas, y es allí donde el hombre se desarrolla o no. Luz y Tinieblas son dos posibilidades (Jn.8,12). Sin embargo el hombre generalmente ha tendido hacia las tinieblas, haciendo a un lado la salvación, haciendo a un lado a Cristo.

Jesucristo, Palabra eterna del Padre, se ha hecho carne (Jn.1,14), para manifestar al hombre que está llamado a una realidad más allá de la carne. El hombre es una nueva creación. En este hacerse carne, Dios comunica su salvación, participando al hombre su gracia.

La encarnación de Jesús cuestional el ser creatura del hombre, porque ya no sólo somos criaturas de Dios, sino hijos de Dios, somos "imagen de la Imagen de Dios" (San Ireneo). Pone en cuestión también la seguridad del hombre.

El hombre debe acoger el perdón y ser una nueva creatura, para que se lleve a cabo el verdadero encuentro con Dios.

El pecado es una falta moral para San Juan. Solamente desde la fe se puede sacar una ética del pecado. No hay una ética en el cumplimiento y obediencia de la voluntad de Dios.

Jn 8,34.38-41.44. El demonio introdujo la muerte (Sap 2,24), porque por sus mentiras arrastró al hombre al pecado. Así, según Juan, el pecado es transmitido a los hombres como herencia espiritual y dominio de Satanás.

1.2.3 En San Pablo.

Nos apoyamos en especial en Rom.5,12-21. Este pasaje es el más importante para comprender el pecado original, y gira en torno a un centro cristológico: gracia, salvación, la autocomunicación... Esta salvación solamente se consigue por los méritos de Cristo, por lo cual se requiere de una fe en plena confianza en Jesucristo.

En la justificación y en la gracia hay algo previo para nuestra decisión y a nuestro deber. Nosotros seguimos siendo hombres libres.

La salvación es una realidad utópica: esta dada por Jesucristo, y aún negada por nosotros.

El hombre no por estar justificado está salvado.

Por un hombre ha entrado el pecado en el mundo y por otro, llega la salvación.

En San Pablo se llega a una relación explícita entre nuestro pecado y el pecado de Adán, y como consecuencia de ello llegó la muerte, que no es solamente morir físicamente, sino total separación de Dios.

Adán es una persona individual, pero a la vez primordial, pues por medio de él ha llegado a nosotros consecuencias. De allí que se compare con Jesucristo (v.14).

V.12 nunca menciona cómo ha entrado el pecado en el mundo, pero sí de manera indirecta, más los versículos siguientes lo van a aclarar. Este pecado no es solo un acto pecaminoso, sino que es el pecado personificado. Los efectos del pecado son: la muerte que alcanza a todos los hombres, porque todos pecaron.

1 Cor.15,31: muerte que se extiende desde Adán a los demás.

Esta muerte no solo está en relación con la trasgresión, sino también con la fuerza del pecado, produciendo un desencadenamiento. La muerte reina sobre todos los hombres, porque estos pecan continuamente, siendo así la muerte una manifestación del pecado.

Paralelo de Adán y Jesucristo. Adan es prefigura de Cristo. Es imagen de la Imagen de Dios, es figura del que habría de venir, y es Jesucristo quien vendrá a llevarnos plenamente a Dios, pues donde abundo la muerte sobreabundo la gracia.

La justificación del hombre. La justicia de Dios está a disposición de quien queira recibirla y esto lo sabemos por la fe en Jesús. Aquí no hay ningún automatismo de la salvación, pues se requiere la participación del hombre.

El hombre está inserto en el dinamismo entre la fueza del mal y la gracia.

v.19. Desobediencia de un hombre. Hay un estado objetivo, previo a la decisión de cada uno de nosotros, pero con nuestras actitudes y actos ratificamos esta decisión personal.

Todos serán considerados justos (santos). La intención de Pablo es explicar la salvación realizada por Jesucristo, y más en concreto, ver que la obediencia de uno puede ser fuente de vida para todos.

Si es verdad que venimos a un mundo marcado por el pecado, también es verdad que venimos a un mundo que cuenta con la gracia de Cristo, con la redención de Jesucristo. Y el hombre, ya ha recibido la gracia.

 


[1] La libertad es aquella capacidad de elegir entre el bien y el mal. Es una autodeterminación que se hace esperando lo mejor.