Teología Bíblica:

 

Introducción a la Sagrada Escritura

1.2 La divina inspiración
  y la verdad en la S. Escritura

 

Los libros han sido inspirados por Dios, por medio de algunos hombres con sus características propias, lo han plasmado como herencia para toda la humanidad. La Palabra contenida en la Biblia es verdadera aunque desde el punto de vista del hombre hay muchos errores en ella. Esta inspiración la podemos dividir en los siguientes puntos:

 

1.1 ORIGEN DIVINO.

Para comenzar podríamos preguntarnos ¿qué es lo que piensa el pueblo hebreo en cuanto al origen divino de la Escritura? Para comprender la concepción judía es importante suponer de antemano que el mensaje de Dios, desde sus orígenes, fue dirigido a un pueblo concreto, a Israel, su pueblo predilecto, y saber, además, que Dios manifestó su voluntad a un pueblo que él mismo escogió y que no conocía la escritura, sin embargo desde sus orígenes utilizaron las tradiciones orales para transmitir el mensaje que Dios les iba comunicando.

El primero que conoció la voluntad de Dios fué Abraham, cuando escucho las palabras del Señor: "Deja tu país, a los de tu raza y a la familia de tu padre, y anda a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una nación grande y te bendeciré...". Abraham se encontraba en Ur de los Caldeos donde se practicaba la idolatría, y él mismo, la practicaba ante los dioses, astartes y baales (que son figurillas, ídolos... a los cuales los hombres les rendían culto). Abraham entró en un proceso de conversión, se da cuenta que la verdad no se encuentra en el culto a los baales, él ha encontrado al que es la Verdad, el Hacedor de todas las cosas.

Es lógico pensar, pues, que toda esta experiencia vivida por Abraham, en un principio, fué transmitida de una manera oral. Durante este período no se conoce otra forma para transmitir el mensaje de la Revelación. Posteriormente, en la medida en que el pueblo va madurando, se escoge del mismo pueblo a los ancianos para que sean ellos quien conserven la tradición, es decir, la Revelación de Dios.

Nace aquí otra pregunta: ¿hasta cuándo fué transmitida la Revelación de manera oral? Y junto a esta, emerge otra: ¿Cómo reconoce el pueblo de Israel que eso que le transmiten es palabra divina y no palabra humana?

El pueblo hebreo pone por escrito los primero textos revelados por Dios hacia el siglo XIII, cuando el pueblo vive la Alianza con Dios por medio de Moisés, quien rescata al pueblo de Israel de la opresión egipcia. Quizá utilizaron en un primer momento el "sumerio" para escribir estos primeros textos. En el siglo XIV escriben algunos cánticos en hebreo desde la experiencia por el desierto, poniendo así, la palabra de Dios por escrito. Y hablamos del "Cántico de Miriam" (Ex. 15, 1ss), donde se utiliza un hebreo aún muy primitivo.

Su motivación nace cuando el pueblo comienza a ser pueblo libre, dejando atrás el yugo en el que habían sido mantenidos durantes años en Egipto, y enfrentando ahora la libertad, caminando por el desierto, viviendo una historia nueva.

Esto nos lleva a comprender que las tradiciones se fueron desarrollando, primero de manera oral, y posteriormente, por medio de la escritura, pues es el mismo Dios quien ordena a diversos hombres a escribir sus mandatos y revelaciones para que sirvan de testimonio a las generaciones venideras: Ex. 17, 14 nos dice: "Entonces, Yahvé dijo a Moisés: Escribre todo esto en un libro para que sirva de recuerdo...". De la misma manera en el libro del profeta Isaías encontramos el mandato: "Anda, ahora, y escribe esto en una pizarra o en un libro, para que sea en el futuro, algo que siempre los esté acusando" (30, 8; cfr. Jer.30,2).

La doctrina de la inspiración se refleja a lo largo de todas las tradiciones que se encuentran intercaladas a lo largo de todos los libros del Antiguo Testamento.El Pentateuco está formado por cinco libros: Génesis, Exodo, Levítico, Números y Deuteronomio. En el Gn. se narran los orígenes del universo, de la humanidad, hasta la estancia en Egipto del pueblo escogido; el Ex. narra el nacimiento de Moisés, el caudillo que acompaña al pueblo hebreo en su proceso de liberación de Egipto hasta llegar a la tierra prometida (es el libro de la Alianza); el Lev. nos da las normas religiosas que debe practicar el pueblo y nos ofrece algunos discursos de Moisés; Num. marca el resgistro de las doce tribus de Israel, el número de integrantes de cada una de ellas y el lugar que ocupan en la comunidad; y, por último, el Dt. contiene las principales leyes que regirán al pueblo escogido.

Con estos antecedentes podemos comenzar ya a hablar de la redacción y recopilación de las tradiciones, pues el pueblo de Israel se rigió a través de ellas, poniéndose por escrito en el Reinado de Salomón. Así tenemos el siguiente cuadro que nos resume las tradiciones conservadas en la Sagrada Escritura:

Estas cuatro tradiciones se transmitieron de manera independiente y sus desarrollos serán a su vez reunidas en un solo volumen: el Pentateuco. Este trabajo parece terminado hacia el año 400 y se le atribuye con frecuencia al sacerdote Esdras. Hay además otros escritos con sus propias tradiciones, por ejemplo la tradición cananea, de Moab, egipcia, etc. Aquí ya comenzamos a hablar de escritos tardíos, que fueron escritos en lengua griega, y rechazados más tarde por los tradicionalistas (lo que se ha llamado el "hasidismo") porque era considerada la lengua griega como profana y una herejía si se les llamaba inspirados por Dios, en contraposición de los liberalistas que los tomaron desde un principio como libros inspirados. De esta forma surgen dos canones hebreos:

En el s. VI d.C. se ponen las divisiones de capítulos y versículos. En este contexto la Iglesia Católica acepta los 46 libros que forman el canon del AT aunque los judíos se mantuvieron al margen de los libros de origen helenístico. Flavio Josefo a finales del primer siglo nos dice en su obra "Antigüedades judías" lo siguiente: "Si bien ha pasado ya mucho tiempo nadie se ha atrevido a añadir o quitar...".

Datos que arroja el NT en cuanto al origen divino. Aquí encontramos de manera implícita o explícita que los libros santos tienen un origen divino. Jesús mismo se presenta utilizando los términos usados por los judíos para enunciar la totalidad de los libros el término grafh (escritura). Cuando Jesús afirma algo, para darle valor de autoridad utiliza el término "está escrito". Tomando en cuenta que Jesús no vino a destruir la ley sino a darle plenitud.

Cuando Cristo aparece en nuestra historia él mismo presenta un método de anunciar el Evangelio. Los cuatro evangelistas coinciden en que Jesús tuvó un tiempo breve para el anunció del Evangelio, presentación de su reino.

Para darle autoridad a este anuncio utiliza en repetidas ocasiones: "Esta escrito" y aparece 51 veces en el NT. Por esto, los autores del NT expresan su convicción de que en las palabras de la Escritura el Espíritu Santo hablo a través de seres humanos. Textos que encontramos en el NT son clásicos para enunciar esta idea: II Tim 3,15-16:

La última parte del origen divino de la Sagrada Escritura, algunos testimonios posteriores:

La comunidad madre de Jerusalén esta formada por la comunidad apostólica y la de Antioquía por los diáconos. Este es el problema que nos presenta Lc. en Hechos de los apóstoles. Jerusalén: la doctrina de Jesús da continuidad a lo del AT (ley, carnes contaminadas, circuncisión, baños rituales). Antioquía: aqui se inicia una nueva visión y se dice que el hombre se puede salvar viviendo la doctrina del amor. Esta escuela es fundada fuera de Jerusalén.

El judaísmo fuera de Palestina era más abierto que el de Jerusalén. Esto debido a que tenía más relación con los pueblo helenos, donde existían los temerosos de Dios, por ejemplo, Cornelio. Estos recibían la doctrina judía y una vez que conocían la doctrina eran admitidos a la comunidad después de todos los ritos. Aquí nacen los judíos de sangre (descendencia directa) y los de religión, Cornelio es el ejemplo en los Hechos de los Apóstoles.

Los siete diáconos se cree sean helenistas y a ellos debemos antes que Pablo la evangelización de esta parte. Por esto los primeros años de la Iglesia en Antioquía se van abriendo hasta Italia y la de Jerusalén se va cerrando cada vez más.

A través de los Padres de la Iglesia podemos llegar a la misma conclusión del origen divino de la Biblia. San Jerónimo nos dice: "Dios es el único autor de los libros santos" y Santo Tomás lo reafirma diciendo que "Dios es el autor principal de los libros santos". En la Edad Media circula en el ambiente cristiano la misma afirmación de que "Dios es el autor de la Escritura". Esto se corrobora por medio de algunos documentos eclesiásticos: León XIII en la "Proventissimus Deo" subraya la idea de que Dios es el autor de la Escritura, lo mismo que Benedicto XV en la "Spiritus Paraclitus" y Pío XII en la "Divino aflante". En el Concilio Vaticano II en la Constitución dogmática sobre la Divina Revelación nos dice:

"La revelación que la Sagrada Escritura contiene y ofrece ha sido puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo. La santa madre Iglesia, fiel a la fe de los Apóstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto que escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor, y como tales han sido confiados a la Iglesia"

 

1.2 ORIGEN HUMANO DE LA ESCRITURA.

Si bien, Dios es el Autor de los libros santos, también es cierto que fueron escritos y redactados por manos humanas, quienes hicieron su auténtica aportación. Esta idea ha sido tomada en cuenta de manera particular en los últimos años, a pesar de que en algunas partes de las Escrituras ya podemos notar los esfuerzos que los autores hicieron para que esa Palabra, transmitida por Dios, fuera entendida por sus compañeros.

Según los datos que la misma Biblia nos ofrece, corroboramos que los autores reflejan su propia originalidad, por lo que cada libro debe ser leído desde la historia socio - política del autor humano, es decir, desde su ambiente contemporáneo. En algunos indicios de la Escritura encontramos a los autores trabajando con tesón para la elaboración de sus documentos. De esta manera tomamos en cuentra el libro del Eclesiástico, escrito por Ben Siraq, donde nos dice:

"... mi abuelo Jesús, después de dedicarse con constancia a la lectura de la Ley, de los Profetas y de los otros Libros de nuestros antepasados, en los que adquirió gran competencia, se puso él también algo sobre materias de doctrina y de sabiduría, pues quería que las personas deseosas de instruirse aprovecharan esas enseñanzas para progresar en una vida conforme a la Ley.

Por eso quedan convidados a leerlos con benévola atención y a mostrarse indulgentes en aquellos lugares en que , a pesar de nuestro laborioso esfuerzo de interpretación, parezca que no logramos acertar en algunas expresiones..." .

El II libro de los Macabeos (2, 24-33) nos indica el método que siguieron estos autores: "... nos hemos preocupado por ofrecer algo atractivo a los que deseen leer, facilidad a los que quieran aprenderlo de memoria y provecho a cualquiera que lo lea... Analizar los pormenores, debatir los puntos discutibles, dedicar mucho tiempo a los detalles, corresponde al historiador". En este texto se nos explica que para la redacción de esta obra les ha costado mucho trabajo, muchos sudores, esperando ser fiel en la sucesión de los acontecimientos. San Lucas al redactar su evangelio se refiere al trabajo de investigación y a todas aquellas charlas tenidas con los testigos oculares, queriendo presentar a su amigo Teófilo todo aquellos que sucedió con Jesús:

"Varias personas han tratado de narrar las cosas que pasaron entre nosotros, a partir de los datos que nos entregaron aquellos que vieron y fueron testigos desde el principio y que, luego, se han hecho servidores de la Palabra. Siendo así, también yo he decidido investigar hasta el origen de esta historia, y comprobar para ti, excelente Teófilo, un relato ordenado de todo. Con esto, todas aquellas cosas que te han enseñado cobrarán plena claridad"

Los autores cristianos expresan su convicción de que en la Sagrada Escritura el Espíritu Santo habló a través de unos autores escogidos, como lo refiere San Pablo: "Todos los textos de la Escritura están inspirados por Dios y son útiles para enseñar, para rebatir, para corregir, para guiar en el bien..." (II Tim 3, 16). San Pedro nos lo dice así: "... porque la profecía no procede de una iniciativa humana, sino que los hombres de Dios hablaron movidos por el Espíritu Santo" (II Pe 1,21).

En los primeros siglos del Cristianismo se pensó siempre que los libros que componen el texto bíblico fueron dictados por Dios (Filón de Alejandría sostiene esta idea en sus escritos). Orígenes sostiene que entre la inspiración que Dios da a los autores se mantiene el libre albedrío y la capacidad de captar con mayor claridad la verdad divina, es decir, que Dios se ayuda de los dones para transmitir su mensaje. San Agustín, en sus obras, recuerda en varias ocasiones cómo los evangelistas se sirvieron de sus recuerdos personales para describir en sus escritos los acontecimientos vividos con Cristo. Santo Tomás de Anqioquía pensaba que Dios dictaba de manera directa el texto santo. En la edad media, por las características de este período, se limitaron a hablar del origen divino de las Escrituras. En el siglo XX, a raíz de los descubrimientos del Qum Ram, del análisis de las traducciones y versiones se llegó a la conclusión de que la literatura bíblica tuvo una historia auténticamente humana, sin olvidar el aspecto divino que hemos considerado en el apartado anterior.

La Palabra de Dios tomó carne en la naturaleza humana y se encarna en el lenguaje de los hombres. La inspiración consiste en la influencia sobrenatural por la que Dios hace que los escritores sagrados escriban y los dirige para que formulen correctamente en sus inteligencias todo y sólo lo que El quiere, induciéndoles a escribir fielmente y a expresarse de manera adecuada con infalible verdad.

 

1.3 LA NATURALEZA DE LA INSPIRACIÓN.

Se presentan tres teorías a partir de la reflexión teológica para hablar de la naturaleza de la inspiración:

En nuestros días se tiene ya la certeza de que un gran número de libros bíblicos son el resultado de un largo período de gestación, basados en tradiciones orales y escritas. Podemos decir entonces que los autores son instrumentos de Dios pero con su propio dinamismo y actividad. Este influjo de Dios es, pues, en el entendimiento especulativo y práctico.

Una palabra faltaría para expresar la conciencia del mismo autor. Los autores en el momento en que escriben su obra no tienen conciencia del alcance del mensaje que escriben. Sienten la necesidad de escribir porque su voluntad estaba bajo el influjo de la inspiración. Ellos escriben su propia experiencia donde está de por medio, su imaginación, sus palabras y sus ideas. El efecto de este mensaje va más allá de lo que el autor a querido comunicar.

 

1.4 EL AMBITO DE LA INSPIRACIÓN.

1.4.1 En cuanto a los autores.

Decimos que muchos libros tienen tras de sí una larga historia, es decir, la recopilación de tradiciones orales o escritas. Es importante subrayar que los autores son "la voz o la conciencia de la comunidad" y hablan a nombre de la comunidad. Es aquí donde los autores sagrados tienen su importancia, pues su objetivo es presentar de manera genuina y fiel la voluntad de Dios.

1.4.2 En cuanto al contenido.

La inspiración abarca todos los libros en las Sagradas Escrituras. Este ambiente de la inspiración se extiende al contenido. La inspiración va a todos los libros de la Biblia, como nos lo dice el Concilio de Trento: "A todos los libros sagrados y canónicos, con todas sus partes, son divinamente inspirados". Desde el Genésis hasta el Apocalipsis se extiende la inspiración, es decir, a todo el canon de la Escritura.

1.4.3 En cuanto a las palabras.

Nos preguntamos: ¿la inspiración alcanza también a todas las palabras que fueron escritas? La elección de las palabras y expresiones quedaba a la iniciativa personal del autor ya que una idea podría ser expresada a través de distintas palabras por el autor. La idea es inspirada y las palabras dependen del autor.

Por tanto, la Sagrada Escritura es el encuentro de Dios y el hombre. En este sentido la inspiración se extiende a las ideas, pero también, al contexto global de las palabras que reflejan el ambiente del tiempo y la situación del autor, puesto que poseía la fuerza orientadora de Dios.

1.4.4 En cuanto a las traducciones.

Probablemente bajo Ptolomeo II Filadelfo en Egipto se comenzó a traducir el Pentateuco (hacia el 250 a.C). Poco a poco, y por muy diferentes autores, se fue traduciendo lo demás. Probablemente hacia el 150 a.C. ya estaba concluída la traducción. La razón de la traducción estriba en la necesidad que experimentan los judíos habitantes de Alejandría de poder leer en un idioma inteligible su Ley. La primera traducción de la que tenemos noticia es la de los 70's. No siendo de un mismo autor, y no habiendo unidad en el plan de la traducción, su valor como traducción es desigual. Por ejemplo, en fidelidad el Pentateuco es excelente; en cambio, la versión es defectuosa en Isaías y los profetas menores.

La traducción de los LXX fué una traducción bajó la inspiración del Espíritu Santo, por los judíos helenistas, pues era necesaria una asistencia divina. Es el primer intento de traducción del idioma hebreo a una lengua occidental. Toda la Iglesia desde los primeros siglos aceptó la versión de los LXX como inspirada. En las iglesias orientales se mantiene esta idea hasta nuestros días. Fue la respuesta a la situación concreto en que se escribió. Los rabinos, cuando determinan el canon del AT utilizan también la versión de los LXX para cotejar la versión masorética.

 

1.5 EFECTOS DE LA INSPIRACION Y VERDAD EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS.

1.5.1 Revelación.

La Biblia ha sido producida por inspiración y todo lo contenido en la misma es revelación. Es la manifestación que Dios hace de sí mismo; por otra parte, la Biblia es revelación por lo que se refiere a la mente del autor en su programa de composición, por tanto, todo lo que está contenido en los libros santos ha sido revelado por Dios, por lo que se debe de interpretar esta revelación de manera global.

La palabra revelación se usa refiriéndose a todo el contenido de la Biblia pues todo lo que se encuntra en ella es mensaje de Dios, es revelación divina. Se llama revelación porque proviene de Dios. La revelación es la explicación del misterio de Dios en toda la historia de Israel.

1.5.2 Unidad.

El segundo efecto es la unidad. La Biblia forma una unidad, no es una simple colección de escritos. Tampoco se trata de una epopeya, de una antología, sino que es un todo, es el medio por el cual se ha servido su autor único para revelar una realidad central, es decir, el misterio de Cristo oculto en Dios desde toda la eternidad preparado a lo largo de toda la historia de Israel y concretizado por Dios en la plenitud de los tiempos.

1.5.3 Integridad.

Otra consecuencia o fruto de la inspiración es la integridad. La voluntad de Dios ha sido revelado de acuerdo a su plan de salvación a la cual no le falta ninguna de sus partes o elementos. Mediante cada uno de los libros que han llegado hasta nosotros Dios ha logrado la imagen exacta de sí mismo mediante Cristo, cuyo objetivo era el que trataba de dar a conocer.

1.5.4 Sacramentalidad.

Sabemos que los sacramentos son encuentro de Dios con el hombre mediante Jesús. Los sacramentos que nosotros conocemos ¿qué objeto tienen dentro del plan de salvación? Son instrumentos de santificación y los de iniciación para la salvación. En este sentido, la Escritura es el octavo sacramento, porque en el conocimiento de esta obra nosotros iniciamos el encuentro personal con Dios y así, nos santificamos. Por esto, el libro de la Sagrada Escritura es un sacramento.

1.5.5 Verdad.

Todo lo que contiene este libro santo es verdadero, porque es revelación de Dios, que inspiró en algunos autores para comunicarnos su verdad.

Antes del Concilio VaticanoII se habla de inerrancia y después de él de verdad en la Sagrada Escritura. Esta inerrancia surge a raíz de los exegétas protestantes que veían que en la lectura continuada de las Sagradas Escrituras había ciertas contradicciones en los primeros libros, errores naturales, históricos y de índole moral. La verdad en la Escritura ha de buscarse en el contenido global a la luz de la fe, según la intención de cada uno de los autores y de la manera como quedaron sus escritos sin descuidar que fueron seres humanos los que redactaron estos libros, notando algunas discrepancias que son lógicas por las fuentes, tradiciones y ambientes que a determinado autor le tocó vivir.

 

Actividades para la profundización

1. La conclusión del tema se presenta en la Dei Verbum cap. III, sección 11-12-13. Te pedimos que leas esos números, y hagas una pequeña síntesis del tema, con lo estudiado y aprendido en él, y el contenido que te presenta la Constitución Dogmática.

2. Realiza una pequeña indagación sobre el significado de 2Tim 3,14-17 en lo referente a la inspiración bíblica. No olvides que para entender bien el pequeño texto, debes comenzar la lectura desde 3,1. Elabora una interpretación personal del texto, respondiendo a las siguientes preguntas. cuál es el contexto general, de qué trata; qué se afirma sobre la Escritura. Resume, finalmente, cuál es la importancia de este texto para nuestro conocimiento de la inspiración bíblica.

3. Te sugerimos también leer otros dos textos interesantes: 1Pe 1,10-12 y 2Pe 1,16-21.