Empezó a comienzos del siglo IV y se desarrolló en el período de la paz
religiosa. El área fue usada solamente con finalidad sepulcral y tenía su propia
escalera. Contiene un discreto número de cubículos, entre los cuales uno redondo
con la bóveda en forma de cúpula. Este mausoleo subterráneo acogía a unos
cincuenta difuntos.
Una atención particular merece el arcosolio de la Virgen, de la
primera mitad del IV siglo. En él se conserva la escena de la Epifanía: la
Virgen está sentada en el trono, tiene la cabeza velada y viste una larga
túnica. Sostiene en sus rodillas al Niño Jesús, que lleva una túnica pequeña.
Los Magos, que representan a los primeros paganos que llegaron a la fe, se
apresuran a ofrecer regalos al Niño.